Opinión por Lic. Eduardo F. Bajo*
Nuestra América. Reflexiones sobre el camino recorrido
En la actualidad han cobrado importancia cuestiones relativas al proceso emancipatorio de América Latina, el que en pocos años conformará un bicentenario.
La actual presencia de cuestiones propias de nuestra independencia se corresponden con las dificultades en lo económico-social, político-cultural y científico-tecnológico, por las que atraviesan las naciones latinoamericanas que intentan alcanzar un modelo superador de exclusiones para sus pueblos, a las que vienen sometidos históricamente.
Estas graves limitaciones se enmarcan en la existencia de importantes intereses, respaldados por poderosas fuerzas externas e internas, que disponen de instituciones y dispositivos con los que mantienen vigentes y legales los modelos de exclusión, limitando significativamente las posibilidades de conformar y mantener una alternativa sustentable de desenvolvimiento acorde a las necesidades latinoamericanos.
Si bien las realidades actuales difieren de las existentes hace 200 años, no podemos dejar de observar que se asemejan en cuanto a las limitaciones y dificultades en que ambas se ubican. Es como si se hubiera roto con un determinado orden colonial a comienzos del siglo XIX, para quedar nuevamente atrapados en lo que algunos prestigiosos historiadores actuales han denominado como “nuevo orden colonial”.
Y como en aquellos tiempos, en nuestra actualidad y con paso firme hacia el futuro se están planteando alternativas basadas en criterios de reales posibilidades para que las sociedades latinoamericanas puedan transitar un camino acorde a sus necesidades, posibilidades e idiosincrasias. Estos pasos se corresponden a los acuerdos que un conjunto importante de Estados viene estableciendo, en lo que hasta ahora se encuadra con el nombre de MERCOSUR.
No es casual que los actuales participantes del proyecto de integración latinoamericana se correspondan en buena medida a los que fueron los principales protagonistas del proceso de independencia de hace dos siglos.
Debe quedar en claro que no es que la historia se vuela a repetir. Más bien se trata de un proceso histórico inconcluso, en cierta medida trunco, que terminó tomando rumbos inesperados, donde las partes interesadas en la no emancipación recurrieron a medidas de dominación. De las que los latinoamericanos no disponían de experiencia o de fuerzas adecuadas para enfrentarlas y anularlas. A ello se agregó, que sectores internos de nuestras sociedades, minoritarios pero con importantes recursos, anudaron acuerdos negativos para el conjunto de las sociedades latinoamericanas.
Debemos recordar que la acción y el pensamiento relativos a la cuestión nacional y a la unidad latinoamericana nunca desaparecieron. Continuaron durante doscientos años dando diferentes propuestas y llevando a cabo una confrontación, a veces clara y explícita, otras confusas o utópicas, pero siempre estando presentes.
Las condiciones actuales facilitan en alguna medida que los intereses latinoamericanos puedan establecerse en un plan de acción sustentable. Además se expresa básicamente en las limitaciones que el poderío norteamericano presenta en la actualidad en relación a lo que era desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en adelante, que mantenía una posición de potencia hegemónica en lo económico y militar a escala mundial. Es así que, desde hace algunas décadas, esto ha comenzado a deteriorarse lentamente, manifestando Estados Unidos una incapacidad para llevar unilateralmente acciones de intervención directa.
En la actualidad se manifiesta para América latina un horizonte de buenas perspectivas, que no deben ser desaprovechadas, tratando de conformar de manera cada vez más firme, un teatro de operaciones favorable a las necesidades e intereses propios de la región, que tienen que ver con la salud, la alimentación, la educación en todos sus niveles, la estabilidad laboral, la vivienda, la defensa del medio ambiente, la lucha contra el narcotráfico y la drogadicción. Varios gobiernos latinoamericanos han comenzado ya a avanzar con esos objetivos, pero todavía es insuficiente. Esta insuficiencia puede relacionarse con las capacidades limitadas existentes en cada uno de los marcos nacionales, planteando la conveniencia de avanzar hacia una unidad supraestatal. En este tema ya se han dado algunos pasos para su solución, lo cual se puede observar en los acuerdos a los que se arribó en la reunión del MERCOSUR, que tuvo lugar en la ciudad de Córdoba en agosto de 2006.
Hoy, como hace doscientos años, están presentes dos estrategias emancipadoras, que en vez de alternativas deben ser consideradas complementarias. Una, se corresponde al ámbito de cada Estado nacional, que en buena medida es la historia de todas las naciones latinoamericanas hasta prácticamente la actualidad. La otra, plantea que las posibilidades emancipatorias son superiores cuando se realizan en un marco de unidad latinoamericana. La unidad no elimina las especificidades y diferencias nacionales. Al contrario, éstas son respetadas, garantizadas e incluidas como parte necesaria del patrimonio étnico-social y cultural latinoamericano.
En buena medida retomamos posiciones establecidas por los libertadores latinoamericanos, las que hoy en día parecen tener premisas estratégicas de gran vigencia, lo que ha quedado evidenciado en doscientos años de historia, a través de los cuales se han transitado caminos sin salida. En el principio de nuestra historia independiente estaba firme el concepto de Nuestra América, lo que se evidencia en el pensamiento y acción de Viscardo y Miranda, y luego con Bolívar, San Martín, Sucre, O’ Higgins, Artigas, Monteagudo, y Del Valle. A mediados del siglo XIX es retomado por Alberdi, Bilbao y otros, para finalmente ser llevado como bandera por el cubano Martí y el puertorriqueño Hostos. Con el general Sandino y luego Guevara y Castro, Nuestra América se convierte en el principal baluarte contra el intervencionismo norteamericano. Los intentos limitados de conformar un mercado latinoamericano (ALALC, Pacto Andino, ALADI, etc.) desde los años sesenta en adelante no pueden olvidarse, pero, recién entre fines del siglo XX y comienzos del XXI las realidades mundiales y latinoamericanas posibilitan que a través del MERCOSUR, ahora ampliado, en particular con la incorporación de Venezuela, se pueda avanzar hacia una integración más completa.
Consideramos que esta problemática debe alcanzar los mayores niveles de difusión y debate en el seno de nuestra sociedad, para lo cual es fundamental que la Universidad Nacional se proyecte en el medio, pensado canales institucionales para garantizar su concreción.
En tal sentido, y a fin de lograr una más completa explicación histórica, conviene establecer períodos, donde cada uno de ellos contiene una determinada homogeneidad, manifestando una marcada diferencia con “un antes” y “un después”. Consideramos al respecto, que se pueden destacar cuatro grandes temáticas, que son las siguientes:
- Establecimiento del proyecto de Nuestra América. Antecedentes y esfuerzos por la emancipación nacional, la construcción del Estado y la desintegración Latino Americana. El desafío externo mediante la Doctrina Monroe. (c.1790-1860)
- La confrontación por Nuestra América entre la perspectiva latinoamericana y la estadounidense. América Latina se incorpora al comercio exterior mediante economías primario-exportadoras. La acometida imperialista mediante la Unión Panamericana y el Corolario Roosevelt. (c.1860-1930)
- Un retorno a Nuestra América en un contexto de permanentes intervenciones externas. Se prioriza el mercado nacional y el desarrollo industrial y se realiza una sindicalización masiva, con un recurrente intervencionismo militar y de empresas multinacionales. Establecimiento de formas de integración económica: de la ALALC y el Pacto Andino a la ALADI y el MERCOSUR. (c.1930-2003)
- El proyecto de Nuestra América es posible y está en marcha: a los objetivos económicos se suman los sociales, políticos y culturales, en el marco de una firme convicción de defensa de intereses mutuos e integración. Análisis de los casos de Argentina, Brasil, Venezuela y Bolivia en la primera década del siglo XXI.
* Coordinador Académico de la “Cátedra Abierta del Bicentenario de la Nación, 1810-2010”. Profesor Titular de las Cátedras “Historia de América II, 1800-2000” (América Latina) e “Historia de los Estados Unidos de Norteamérica, 1600-2000”. Escuela de Historia – Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba.
Bibliografía utilizada
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# MARTINEZ ESTRADA, Ezequiel: Martí: el héroe y su acción revolucionaria. SIGLO XXI Editores, México 1966.
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