Opinión

La universidad como generadora de espacios de construcción social: la experiencia del Aula Abierta de Montaña en un ordenamiento territorial participativo

 

Desde fines de 2005, el Aula Abierta de Montaña (UNC), convocada por el grupo EsCalera (unión transitoria de organizaciones sociales y vecinos de La Calera), viene trabajando en la elaboración de estrategias de participación comunitaria para la reglamentación de la reserva natural “Bamba” y el “Parque Nacional de la Memoria”. Recordemos que en el área funcionó el centro clandestino de detención La Perla y que dentro del Campo Militar se encuentran las hipótesis de enterramiento de casos de desapariciones entre 1976 y 1982. Lo que nació siendo la ilusión de sumar voces para el acuerdo de cómo usar, cuidar y proyectar en un suelo que es agua, que es paisaje y que es identidad, se convirtió hoy en la esperanza de un “parque nacional” al cuidado de la memoria de nuestra historia, para la construcción de quiénes queremos ser.

Universidad y sociedad: un lazo irrenunciable
Uno de los valores que centrales que impulsaron los reformistas del 18, y que significó una forma de concebir la educación universitaria, fue la de rescatar el lugar de la misma en la sociedad. Frente a una concepción de la universidad como claustro académico, como reservorio de saberes estáticos, escindidos de la sociedad y con escasa o nula influencia en el desarrollo de la misma, los reformistas lucharon, entre otras cosas, por una universidad conciente de su lugar intrínseco en la sociedad, comprometida con la misma,  generadora de sujetos participativos, involucrados crítica y activamente en la construcción de su propia realidad. Pensaron, de este modo, a la universidad como espacio creador de herramientas de discusión, generadora de conocimientos en pos de dichos objetivos, en interacción continua con la sociedad que la alberga. En este contexto, y a la luz de esta esperanza, surge el rol extensionista de la universidad. Término quizás engañoso en tanto parecería, en primera instancia, provocar la imagen de que la universidad debe generar estrategias para llegar a relacionarse con la sociedad, para extenderse hacia ella. Entender la extensión universitaria es un ejercicio que se nos impone constantemente, y que nos demanda la revisión permanente de las prácticas que la constituyen, con el objetivo de ser capaces de reivindicar algunas de ellas, mejorar otras, y crecer hacia una mayor cultura participativa en y desde la universidad. La mirada que nos devuelve este tipo de consideraciones, no es sólo acerca de cómo y por qué hacer extensión, sino a la inversa: esta nos enfrenta a tomar una actitud acerca de cómo pensar la interrelación universidad y sociedad.

La experiencia del Aula Abierta de Montaña de la UNC
En este marco general acerca de cómo entender el lugar de la universidad en la sociedad, se sitúa el trabajo que el Aula Abierta de Montaña (AAdeM) viene realizando desde hace una década, en la construcción de herramientas para la interacción comunitaria, a través de la generación y acompañamiento de prácticas participativas, fundamentalmente vinculadas con la educación en el acceso y uso sustentable de los recursos naturales y del conocimiento y difusión del patrimonio cultural.
La apuesta es la de buscar modos de crear herramientas para la educación en la participación, tomando la palabra, la discusión crítica, la posibilidad de articular posiciones y lugares frente a problemas y hechos comunes, como medio de construcción de espacios colectivos de interacción. 
La escuela es aquí el lugar privilegiado desde el cual se accede a la comunidad y al cual deben volver los logros alcanzados, en tanto es ésta generadora de cambios permanentes y sólidos. Desde allí se crean los lazos con los actores sociales claves que permiten los primeros acercamientos al modo de ser propio del lugar, sus riquezas y sus conflictos. La escuela no es nunca dejada de lado en el modo de trabajo que se plantea desde el AAdeM aún cuando, dependiendo del proyecto que se esté llevando a cabo, se trabaje de modo estrecho con diferentes organismos sociales de la comunidad, en tanto es primordial para el desarrollo constante de los procesos de participación social que estos estén impulsados desde el crecimiento en el fortalecimiento de los lazos sociales, en la construcción colectiva de la identidad local, y en la toma de decisión conjunta en lo que respecta al crecimiento y cuidado de los intereses conjuntos.

Ordenamiento territorial participativo de la reserva natural “Bamba” y el “Parque Nacional de la Memoria”
Desde fines de 2005, el AAdeM, convocada por el grupo EsCalera (unión transitoria de organizaciones sociales y vecinos de La Calera), viene trabajando como equipo técnico encargado de elaborar estrategias de participación comunitaria desde las cuales surja la reglamentación de la reserva hídrica y recreativa Bamba, apostando a que el ordenamiento territorial debe ser un proceso educativo, que contemple las necesidades y expectativas de la comunidad, las múltiples características y complejidades naturales, sociales y culturales del ambiente a ordenar.
El modo en que se ha planteado dicha tarea ha sido impulsando espacios de discusión tendientes a articular necesidades e intereses, mediar conflictos y generar propuestas inclusivas para un desarrollo armónico la materialización de una reglamentación para el acceso y uso de los recursos naturales, el ordenamiento territorial participativo está orientado a definir colectivamente las necesidades de la región, las demandas e intereses de crecimiento local.
Por otro lado, se viene trabajando fuertemente en la socialización de la información, dado que una situación frecuente a la hora de abordar los problemas de una localidad determinada es la falta de información que los pobladores tienen al respecto, y que genera una “lejanía” con las necesidades del lugar. Un paso necesario para lograr la inclusión en la toma de decisiones colectivas es, por lo tanto, la de generar el acercamiento con la realidad de la comunidad, realidad atravesada por diferentes miradas acerca de problemas y hechos compartidos. Desde la presencia en medios gráficos de la zona, radios locales, radios abiertas y convocatorias abiertas a espacios de discusión. El AAdeM ha apostado en este proceso a la circulación de la información como fuente de movilización y apropiación de la problemática.
Aquí, el rol de las organizaciones locales es central, con quienes se ha venido trabajando conjuntamente, siendo EsCalera el organismo desde el cual se nuclean los intereses en torno a la consolidación de la reserva. Las mismas aportan sus perspectivas, la trayectoria de su labora previa y la cercanía con los recursos propios de la comunidad. Con las mismas se planean estrategias conjuntas y articulaciones de proyectos, compartiendo espacios y experiencias con un mismo objetivo general: reforzar los lazos necesarios para la fortaleza de la comunidad a la hora de tener voz propia en decisiones que afectan a su propia identidad y su futuro. 
La labor educativa tendiente a crear instrumentos para la construcción colectiva de espacios generadores de cambio que operen aquí en pos de la conservación de un espacio natural y cultural; y por ser una problemática inserta en condiciones mundiales que constriñen a un cambio de actitud sustancial en lo que respecta al acceso equitativo y responsable de los recursos naturales como bienes de todos, el problema toma dimensiones que exceden lo regional. Es esta una problemática que nos sitúa de lleno en el terreno de una discusión de carácter político, entendiendo a éste como el conjunto de prácticas generadas para la regulación de las acciones sobre la base del consenso, de la igualdad y de la inclusión. En definitiva un paso a la tan mentada autonomía de los pueblos.
Es por esto que el AAdeM ha llevado adelante, por otro lado, gestiones en diferentes ámbitos, municipales, provincial y nacional -principalmente ante la Administración de Parques Nacionales (APN) y el Ministerio de Defensa (MDN)-. Gestiones que se llevaron a cabo poniendo en evidencia las múltiples circunstancias y antecedentes a considerar en torno a dicha problemática. Apelando a lo previsto por el artículo 3º del convenio firmado en abril de 2007 entre el Ministerio de Defensa de la Nación (MDN) y la Dirección de Parques Nacionales (APN) sobre Espacios Naturales de Interés para la Conservación o (ENIC), se constituyó la COMISIÓN TÉCNICA REGIONAL (CTR) conformada por diferentes representantes de la UNC, APN, Ejército Argentino, UCC, UTR, EPEC, INTA, organizaciones no gubernamentales y legisladores provinciales, con el propósito de gestionar y asegurar el uso sustentable a perpetuidad del predio conocido como “Campo Militar” o “Campo del IIIº Cuerpo de Ejército”.
La comisión elaboró una declaración pública donde fundamenta la creación de un área natural y cultural protegida en el “Campo Militar”, solicitando la incorporación del área como Espacio Nacional de Interés para la Conservación de la Biodiversidad (ENIC) y bajo la Ley de Parques Nacionales, con el nombre genérico de “Parque Nacional de la Memoria”. Recordemos que en el área funcionó el centro clandestino de detención La Perla, en actual gestión de la Comisión Provincial de la Memoria, y que dentro del “Campo Militar” se encuentran las hipótesis de enterramiento de casos de desapariciones entre 1976 y 1982. Éste, entre otros motivos, le imprime al área un valor “único” y con un “alto costo” para la memoria de los cordobeses. (ver www.escalera.org.ar)
La actitud desde la cual el AAdeM emprendió este recorrido, acorde al convencimiento de que la intervención de la universidad en la comunidad no puede ser vista como un proceso externo y objetivante, fue la de generar formas de interacción con lugares estratégicos de la comunidad de La Calera, tendientes a la comunicación, el diálogo y el trabajo para la identidad comunitaria, concientes de que los procesos participativos requieren de una instancia educativa y que apuntan fuertemente a la construcción de una identidad comunitaria conjunta, proceso necesario para involucrarse activamente en la toma de decisiones. Y lo que nació siendo la ilusión de sumar voces para el acuerdo de cómo usar, cuidar y proyectar en un suelo que es agua, que es paisaje y que es identidad, se convirtió hoy en la esperanza de un “parque nacional” al cuidado de la memoria de nuestra historia, para la construcción de quienes queremos ser.

Magdalena Arnao*
Lic. en Filosofía y doctoranda en Filosofía, FFyH, UNC

Juan Manuel Espicogna*
Estudiante de la Lic. en Geografía, FFyH, UNC

*Miembros del equipo de comunicación del Aula Abierta de Montaña (UNC)

Más información:
http://www.unc.edu.ar/institucional/periodicohoylauniversidad/2008/numero-39/hoylauniversidad39pdf

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