Relación con la comunidad

La Gran Catalogata: una página abierta que busca nuevos lectores

La Escuela de Bibliotecología realiza una nueva campaña de recolección y procesamiento de material bibliográfico para donarlo a un hogar de día, un centro comunitario y la penitenciaría de San Martín. El objetivo de la iniciativa, que va por su cuarta edición, es crear bibliotecas en lugares donde no existen.




Docentes y alumnos de Bibliotecología recibiendo libros en el Cabildo Histórico

Nacida en 2001 como forma de protesta ante el recorte del presupuesto universitario, la Gran Catalogata de la Escuela de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Humanidades ya se ha convertido en un hito en materia de recopilación de documentos bibliográficos y en una experiencia de enseñanza-aprendizaje basada en la convicción de que es necesario promover la lectura, en especial en aquellos sectores que no tienen acceso a ella. De hecho, cada año esta iniciativa reúne una mayor cantidad de libros y de esa forma logra proveer de material a distintas instituciones o sectores de la sociedad.

La Gran Catalogata consiste en recibir donaciones de libros, revistas o cualquier otro material bibliográfico, procedente de cualquier mano generosa, y luego someter esos textos al proceso de catalogación, que es realizado por alumnos de la carrera como parte de su formación académica.

La campaña que hoy está en marcha se lanzó el 13 de setiembre último, en virtud de la conmemoración del Día del Bibliotecario. Desde entonces, cualquier persona que quiera donar sus libros puede hacerlo en cualquiera de las bibliotecas de la UNC o en la propia Escuela de Bibliotecología. Allí serán recibidos y luego procesados por los alumnos de la carrera para su posterior donación. También son bienvenidos otros materiales como folletos, revistas o CDs.

Este año los libros se destinarán al hogar de día La Casa de Don Gaspar, ubicado en el barrio General Bustos, a la biblioteca del salón parroquial de barrio Mosconi y a la penitenciaría de barrio San Martín, ya que tres detenidos en ese establecimiento cursan la carrera de Bibliotecología y trabajarán en la tarea de armado de la nueva biblioteca. En ese lugar, la tarea cuenta con el asesoramiento y el apoyo de los miembros del Programa Universitario en la Cárcel (PUC), que dictan carreras en el servicio penitenciario de la provincia.

En sus dos primeros años, el material de la Gran Catalogata fue entregado a bibliotecas en formación en distintos barrios de la ciudad, mientras que en la tercera edición se catalogaron libros para la reconstrucción de las bibliotecas de Santa Fe. En este caso, llegaron a reunirse 1600 ejemplares, que ya están listos para ser transportados a esa provincia.

La Gran Catalogata es una iniciativa del área de Procesos Técnicos, a cargo de la licenciada Silvia Mateo (actual directora de la Escuela), y en ella participan los alumnos de segundo y tercer año de la Escuela de Bibliotecología. Como práctica de extensión, procura hacer llegar a los sectores no universitarios el saber acumulado o elaborado en el seno de la Universidad.

Como proceso participativo, es un conjunto de acciones destinadas a la comunidad y que permite nutrir de contenido los planes de estudio y los programas de investigación, generando una real inserción de la Universidad en la sociedad a través de una mutua transferencia de teoría y práctica.

"Este proyecto de carácter extensionista se desarrolla a pulmón, puesto que no tiene presupuesto de ninguna índole -explica Mateo-. Sólo los alumnos de tercer año realizan la tarea en clase, pero los de primero y segundo, junto a los docentes involucrados lo hacen fuera del horario de clases, por lo que se trata de una actividad totalmente voluntaria".

Aún así, desde el comienzo de la Catalogata se han formado siete nuevas bibliotecas, ya que el objetivo de la iniciativa no es aumentar el caudal bibliográfico en las ya existentes sino crear nuevas en lugares donde no había.

“Otro desafío importante de la Catalogata es lograr que se sumen los egresados y que éstos se integren a la tarea que realizan los alumnos, ya que en este proyecto todas las manos son necesarias y bienvenidas”, explica Mateo, convocando a los bibliotecólogos para se integren al enorme desafío de crear una nueva biblioteca allí donde los libros brillan por su ausencia.