Historias y personajes

La casa de los espíritus

Por su estructura y su historia, el pabellón Residencial de la FFyH es uno de los más imponentes de la Ciudad Universitaria. Ya su origen tiene una marca singular: fue construido para el descanso de Juan Domingo Perón. Hoy, desde la cima de una loma domina el panorama y, según dicen, en su interior hay “fantasmas” que provocan extraños sucesos.




El Residencial, con su estilo afrancesado, guarda historias de fenómenos “sobrenaturales”.

Por lo general aparecen fuera de los horarios habituales de trabajo, cuando muy pocos pueden apreciar su presencia. Sin embargo, las anécdotas de hechos “sobrenaturales” que les sucedieron a los trabajadores del pabellón Residencial se cuentan por decenas. Como la que le ocurrió a un antiguo empleado que aún hoy transita los pasillos de la Facultad, en enero de 2000 a las dos de la tarde: una caja llena de apuntes se corrió cerca de un metro por el piso de parquet.

También, cuenta el mismo no docente, una vez se sintió olor a comida que venía desde la cocina, ubicada en el primer piso del edificio. Varios empleados subieron a ver de qué se trataba, pero no había nadie cocinando.

Otro trabajador del Residencial, que también pidió reserva de su identidad, cuenta que una noche, hace ocho o nueve años, mientras hacía guardia escuchó el ruido de una máquina de escribir. Dice que llamó al casero y juntos fueron a ver de qué se trataba. En el edificio no había nadie. Algunos aseguran que durante la construcción del edificio hubo tres muertos y eso explicaría la presencia de “ánimas” o “espíritus” rondando el lugar.

¿Realidad, fantasía o sugestión? Lo cierto es que la mayoría de los no docentes que trabajan en el Residencial dice que no se quedarían una noche solos aquí. “He visto cosas que salen de lo habitual”, señala uno de los empleados que, además, asegura que siempre siente que está con alguien. “Algo me parece que hay”, repite el mismo no docente, que lleva tres décadas trabajando en la Facultad.

Otra anécdota que circula dentro del edificio dice que un empleado que se encontraba realizando tareas de mantenimiento en el segundo piso escuchó el ruido de pasos de alguien que se acercaba. Preguntó varias veces quién andaba por ahí, pero luego confirmó que estaba solo en el pabellón.

Los usos anteriores

¿De dónde provienen estas historias, que además parecen multiplicarse con el correr de los años? Nadie lo sabe. Pero tal vez la misma historia y la arquitectura de este portentoso edificio alimentan la aparición y la credibilidad de estos testimonios.

El distinguido edificio de estilo neoclásico está construido sobre una loma muy alta y desde allí domina el panorama de toda la Ciudad Universitaria. Se ubica en los predios en que funcionaba la Ex Escuela de Agricultura, creada por el ministerio de Agricultura de la Nación el 24 de octubre de 1899. Las primeras clases se dictaron el 18 de noviembre de 1902 y continuaron hasta junio de 1949, cuando aquella fue trasladada a Bell Ville.

Algunas de las construcciones de la vieja escuela, realizadas a principios de siglo, aún se mantienen en pie. También, sobre estos mismos terrenos funcionó durante largos años el polígono de Tiro Federal.[1]

A comienzos de 1949 el gobierno provincial donó a la Fundación “Eva Perón” las dos terceras partes del terreno, que se destinaron a la construcción de edificios para alojamiento, comedores y diversiones de los estudiantes universitarios.[2]

“El plan general de la Ciudad Universitaria comprendía la construcción de una serie de pabellones, que se sumaban a los viejos edificios de la antigua Escuela de Agricultura que fueron reparados. Se los denominó con el nombre de países como España, México, Francia, Perú y Presidencial. Todos estos se concretaron, quedando por proyectarse, pero ya con sitio predeterminado, los pabellones de Italia, Alemania, Holanda, Escandinavia, Estados Unidos, Brasil e Inglaterra”. [3]

Finalmente, el 28 de septiembre de 1957 el gobierno nacional le entregó definitivamente los terrenos y los edificios ya levantados a la Universidad Nacional de Córdoba.

Destino presidencial

La construcción del Residencial se realizó durante la primera presidencia del general Juan Domingo Perón y estaba previsto que ésta fuera su morada cuando realizara visitas a Córdoba.

Aunque no hay certeza alguna de que el ex Presidente lo haya utilizado alguna vez -algunas versiones señalan que Perón sí estuvo, pero nadie lo confirma en forma definitiva- dos datos respaldan el destino de grandeza que desde sus orígenes tuvo el pabellón: por un lado, la denominación de “Presidencial”, tal como la utiliza el arquitecto e historiador Carlos Page en su investigación sobre el surgimiento de la Ciudad Universitaria; y por otro, las iniciales “J.P.” grabadas en los picaportes plateados de los ventanales del Residencial. Esas letras que todavía hoy pueden verse en las aberturas del primer piso del edificio remiten al nombre de Juan Perón y además están enmarcadas en un escudo similar al del Partido Justicialista.

Una característica particular de este pabellón es que, a diferencia de los otros construidos en la misma época, la mayoría de las paredes son dobles. Hay un espacio de entre 80 y 90 centímetros entre un muro y otro, que recorre todo el establecimiento, y que se utilizaba como sistema de calefacción. El aire que circulaba por allí iba desde el segundo piso hasta el sótano, donde se encontraba la caldera, y allí se transformaba en aire caliente. Sin embargo, ese sistema fue deshabilitado en la década del ’70, cuando se quiso reemplazar la vieja estructura por una nueva de aire acondicionado.

Por lo tanto, “hay recovecos por todos lados, para que se escondan los espíritus”, comenta el mismo no docente, refiriéndose al sistema en desuso. Al parecer, en el sobrio edificio de estilo afrancesado y tejas azules hay espacio suficiente para albergar tantos fantasmas o leyendas de fantasmas como la historia resista guardar. Esas leyendas, igual que los picaportes plateados, también forman parte del patrimonio del Residencial.

 



[1] Bischoff, Efraín. “Historia de los barrios de Córdoba, sus leyendas, instituciones y gentes”. B editores. Córdoba. 1986.

[2] Coria Ruderman, Adela. “Tejer un destino. Sujetos, Institución y Procesos Político-Académicos en el caso de la Institucionalización de la Pedagogía en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 1955-1966”. Tesis doctoral en Ciencias con Especialidad en Investigaciones Educativas. Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Diciembre de 2000.  

[3] Page, Carlos. “Cómo nació la Ciudad Universitaria”, en La Voz del Interior, Suplemento Temas. Córdoba. 14 de abril de 1996.