Sin Fronteras 

Cine: un semillero de película

En el XX Festival de Cine de Mar del Plata, que se realizó en marzo último, hubo 12 cortos realizados en las cátedras del departamento de Cine de la Escuela de Artes de la FFyH. Y varios de ellos, ficciones y documentales, fueron distinguidos por el jurado. En verdad, la cosecha de premios se viene gestando desde hace tiempo, pese a las enormes dificultades que implica filmar. Los jóvenes cineastas celebran el reconocimiento y reivindican las herramientas que les brinda la Universidad.



Los cortos realizados por alumnos de Cine reciben premios en el país y en el exterior.

Los alumnos de Cine de la FFyH llevaron su propia mirada, singular y prolífica, a la vigésima edición del Festival de Cine de Mar del Plata, que se realizó en marzo último. De los 103 cortos de todo el país que se exhibieron en la sección “La mirada interior”, 13 fueron realizados en esta provincia y, precisamente, 12 fueron trabajos hechos en las cátedras de Cine de la Escuela de Artes. El restante perteneció a un egresado que actualmente es docente en la Universidad de Villa Maria (Roberto Caturegli).

En realidad, la presencia de jóvenes cineastas cordobeses no es nueva. Dos años atrás, cuando en el Festival se creó la sección “La mirada interior” -que constituye un espacio para mostrar las producciones que se realizan en distintos lugares de la Argentina-, se presentó “La ciudad de los hombres lactantes”, realizado en el cuarto año de la carrera de Cine, y ganó el premio por mejor ficción. Entre otras categorías, el jurado también elige al mejor documental y otorga menciones a cortometrajes destacados.

A su vez, el año último, los autores de “La ciudad... “ fueron los encargados de abrir la sección con el corto “Eclipse” que, si bien allí no ganó, obtuvo reconocimientos en un festival realizado en Alemania (ver “La presencia cordobesa en festivales”). Esos dos cortometrajes cordobeses, entonces, abrieron las puertas a los que se presentaron este año, con muy buenos resultados.

Los 13 presentes

Los trabajos presentados en esta edición fueron: “Mateo”, de Martín Fox Douglas; “Las Evas del bien”, de María Florencia Ruiz y Jesús Vizoso; “Los niños del terremoto”, de Sofía Kenny; “Mañanas de sol”, de Luciano Giletta; “Amanita Muscaria”, de Juan Manuel Barberis; “El sereno”, de Pascui Rivas; “Restituyéndonos”, de María José Arana, Noelia Nicolato y Romina Olaviaga; “Bicicletas”, de Lucas Damino y Sebastián Menegaz; “Guaschos”, de Marcos Pereira; “Rastros”, de Mauro Rivas; “Casa cortada”, de Juan Maristany; “Se vende”, de Patricia Molina, y “Piedra sobre piedra”, de Roberto Caturegli.

Varios de los premios que se entregaron en esta sección fueron para cordobeses, como el premio a la mejor ficción, que se lo llevó “Mañanas de sol”, de Luciano Giletta. Además, hubo menciones especiales para el documental “Los niños del terremoto”, de Sofia Kenny (encargado por el gobierno de San Juan, pero realizado como pre-tesis); la ficción “Bicicletas”, de Sebastián Menegaz y Lucas Damino; y otra mención para Alcider Carlevaris por sus actuaciones en “Bicicletas” y “El Sereno”.

Superando obstáculos

“Es algo gratificante; el hecho de estar acá ya es importante”, decía desde la ciudad balnearia Pamela Abdalá, asistente de Arte de “El Sereno”, en una comunicación telefónica con alfilo. El director de “Rastros”, Mauro Rivas, también remarcó la trascendencia de este evento: “Es importante participar ya que es el único festival de Clase A que hay en Latinoamérica y es genial saber que cientos de personas pueden ver tu trabajo”.

Sin duda, todos estaban orgullosos de estar compitiendo en Mar del Plata y lo demostraron sin titubeos. Sin embargo, no todas son alegrías. La circunstancia más ardua que tienen que sortear los realizadores es conseguir la financiación para hacer el corto y, en ese sentido, todos los cineastas consultados coincidieron en señalar la cantidad de obstáculos a los que deben enfrentarse cada vez que deciden ponerse la cámara al hombro.

El director de “El sereno”, Pascui Rivas, fue contundente: “Disponer de dinero te permite tomar una serie de decisiones profesionales que muchas veces son imposibles de conseguir por canje, por súplica, o como sea”. Según dicen sus colegas, “lo más difícil de lograr es lo que no se nota” ya que el rodaje suele durar pocas semanas, mientras que la posproducción suele demandar varios meses.

Sebastián Menegaz y Lucas Damino, los creadores de “Bicicletas”, también tuvieron que sortear dificultades. El costo del cortometraje fue 3500 pesos y, según dijeron, la Agencia Córdoba Cultura solo les dio 250 hace unos meses. Así, tuvieron que recurrir a una solución poco ortodoxa: resulta que a Sebastián le robaron su auto y, entonces, decidieron usar el dinero que le pagó el seguro para hacer el corto.

Del aula a la pantallaCon todas las limitaciones presupuestarias de la Universidad pública, el paso por la Escuela de Artes parece dar sus frutos (ver "en Córdoba se hace cine"). El director Pascui Rivas (“El sereno”) dijo que se trata de “un agente de reclutamiento de personalidades que, combinadas, pueden traer buenos resultados”. Por su parte, Pamela Abdalá indicó que “el aprendizaje es bastante amplio” y que los graduados se encuentran “capacitados para realizar todas las áreas que demanda la producción de un film”.

Sebastián Menegaz, en tanto, opinó que “se aprenden muchas cosas, pero también hay muchas otras que se podrían mejorar”.“Las evidentes carencias que existen en la Universidad nacional son justamente las que nos han impulsado a salir a la calle y conocer el terreno. Afortunadamente, todos nuestros trabajos han recibido reconocimiento y creo que la escuela tiene injerencia en este hecho”, señaló Pascui. 


“En Córdoba se hace cine”

El director de la Escuela de Artes, Arturo Borio, estuvo en Mar del Plata acompañando a sus alumnos y también como jurado de la Federación de Escuelas de Imagen y Sonido de Ibero América (Feisal), que entregó el premio a la mejor obra latinoamericana.

Con evidente orgullo, contó que la presencia de 13 trabajos realizados en el departamento de Cine es “demostrativo del interés por competir”, ya que este año se presentaron obras realizadas desde segundo año en adelante.

También resaltó que el jurado de la sección “La mirada interior” da los premios y menciones sólo si “la calidad de los trabajos lo justifica”, y por esto “la impresión es que en Córdoba se hace cine”.

Los premios, según su experiencia, se entregaron a los cortos que abordaron las temáticas de una original, con un tratamiento distinto de los personajes y las situaciones. “Los productos de Córdoba muestran que hay un tratamiento cinematográfico que tiene mayor consistencia”, explicó el director.

Para Borio “es satisfactorio ver premios” porque demuestran un crecimiento y un trabajo muy destacado de las cátedras y de los alumnos en particular. También reconoció que la situación más ardua para los realizadores es la recolección de fondos para solventar lo gastos de la filmación porque “no hay un hábito por parte de las empresas para entregar subsidios”. Sin embargo, destacó que “el trabajo de autogestión (de los alumnos es muy importante para aprender a valerse por sí mismos”.

Además, indicó que la experiencia es muy importante para los jóvenes cineastas ya que en los festivales se conjugan arte y mercado. “Hay un reconocimiento a la creación pero también un mercado para insertar su producción”, señaló el profesor.


Presencia en el mundo

La cosecha de premios de los cortos cordobeses se viene gestando desde hace tiempo. Además de los sucesivos logros en el Festival de Mar del Plata, cabe señalar que “Eclipse”, por ejemplo, ganó premios como la Mejor Producción en el Festival de Cine y Video Independiente de Villa Gesell y obtuvo la Medalla de Plata en el Festival UNICA de Alemania durante el año pasado.

Por otro lado, los realizadores de ese mismo corto, Martín Subirá y Lautaro Santos, ganaron un concurso para participar del Primer Festival de Cortos Argentinos en Berlín (ArgenKino).

A su vez, el cortometraje “El médico rural” (2000) obtuvo la Mención Especial a la Integridad de la obra y la Mención Especial a la Fotografía en el Festival de Cine de Girona (España), más el primer premio en la categoría Ficción del Festival Itinerante Sueños Cortos de Buenos Aires.

Otro corto que trajo importantes premios y distinciones de festivales del país y el exterior fue “La ciudad de los hombres lactantes” (2001) que, como ya se dijo, ganó el premio al Mejor Cortometraje en el Festival de Cine de Mar del Plata realizado en 2003 y luego fue seleccionado para participar en el Festival de Cannes 2004.

Además, otro cineasta surgido de la Escuela de Artes, Pablo González, viajó a Berlín invitado por los organizadores del festival que se realiza en esa ciudad para participar del “Talent Campus” de la próxima edición.