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al Pie
El autor en la presentación del
libro en el CePIA.
Implacable-impecable. Marcas de la contemporaneidad en el arte es el título
del libro que presentó Gabriel Gutnisky, el jueves 8 de junio en el auditorio
del pabellón Cepia. En la presentación, a sala llena, el docente
de la Escuela de Artes estuvo acompañado por Patricia Ávila, Carina
Cagnolo y Sofía García Vieyra, quienes brindaron algunas apreciaciones
sobre la obra.
Como bien señala la introducción del texto publicado por Editorial
Brujas, esta iniciativa constituye un importante esfuerzo de registro y reflexión
sobre el campo artístico cordobés contemporáneo: “integra
aspectos políticos, socioculturales y estéticos, estableciendo
una conexión entre las coordenadas del contexto local y las de la sociedad
global. Una verdadera genealogía de la Modernidad/Pos desde la periferia”.
El autor convoca, en su análisis crítico, a visitar las obras
de artistas como Oscar Meyer, José Malanca, Lino E. Spilimbergo, Antonio
Seguí, Carlos Alonso, Eduardo Moisset de Espanés, Roque Fraticelli,
Carlos Crespo, Roger Mantegani, Sofía García Vieyra, Grupos Costuras
Urbanas y Urbomaquia, Lucas Di Pascuale, entre otros. “Me parecía que
le debía a Córdoba algún tipo de reflexión crítica
del arte, especialmente cuando tenemos tantos artistas y tan poca memoria”,
manifestó Gutnisky.
Además, agradeció la presencia en el auditorio del arquitecto
Eduardo Moisset de Espanés. “Con él me formé en investigación,
aprendí a analizar las obras, y pude conocer la Escuela de Artes. Gran
parte de lo que hice con el arte fue a partir del estímulo y el cobijo
que este maestro me dio”, expresó con emoción.
Una recuperación de la crítica
A su turno, Patricia Ávila –con quien Gutnisky comparte la cátedra
de Práctica Experimental- se refirió a la estructura del libro
y ofreció algunas claves para su lectura. “Tiene dos partes: la primera,
señala algunos aspectos a través de los cuales se puede construir
una contemporaneidad en Córdoba. La segunda parte es el presente e implica
poder hablar de lo contemporáneo y de lo que nos está ocurriendo”,
indicó.
Implacable-impecable… es para Ávila un libro “con múltiples dimensiones”
y está armado a la manera de un itinerario que invita a recorrer diferentes
tópicos. Cómo se construyó el modelo de la modernidad en
Córdoba, la incidencia de las instituciones de formación, los
cordobeses en el exterior, los años noventa, la frontera entre el arte
y la realidad, y las nuevas prácticas y tipos de relación con
el arte, son algunos de ellos.
Asimismo, la docente destacó la inclusión, en un apéndice,
de los artículos escritos por Gutnisky en el diario La Voz del Interior
a lo largo de una década (1991-2001). “Estas crónicas permiten
hacer un rastreo de cómo se fueron engarzando los movimientos en el campo
de la plástica”, sintetizó.
Por su parte, Carina Cagnolo valoró la importancia del libro, en tanto
constituye “una recuperación de las cosas importantes que pasaron en
el campo de las artes visuales en la ciudad”. En este sentido, la artista explicó:
“Esta obra refunda y a la vez proyecta el espacio de la crítica desde
la posición más responsable, que es la de una práctica
escritural que devela y conforma una arquitectura de relaciones de intereses,
de producción simbólica y que pone en juego lo que está
pasando en un determinado contexto entre los artistas, gestores, docentes y
los diferentes espacios culturales del ámbito público e independiente”.
Según Cagnolo, una de las virtudes de Gutnisky es que a través
de la crítica no interpreta o describe las obras, sino que “descubre
conceptos que las trascienden”. De igual modo, la artista define al libro como
“un texto crítico del presente, que se sirve de la historia para volver
a debatir algunos conceptos”.
El artista
etcétera
Tal como apuntó Cagnolo durante la conferencia, el recorrido de Gutnisky
con el arte lo incluye acabadamente en el concepto de “artista etcétera”,
el cual refiere a aquellas personalidades que pueden desempeñarse con
solvencia en diferentes espacios de la práctica artística: tanto
como pintores, curadores, docentes, gestores, críticos o escritores.
Gutnisky nació en Córdoba en 1953 e inició su carrera como
artista plástico en 1969 de la mano de Rosalía Sonería
y Norberto Cresta. Su incursión en la pintura geométrica lo llevó
a vincularse con Eduardo Moisset de Espanés, junto a quien ingresó
a la Escuela de Artes de la UNC. Años más tarde fue elegido director
de esta institución durante cinco períodos consecutivos (1994-2004).
Trabajó como crítico especializado en el diario La Voz del Interior
y es miembro de la Asociación Nacional e Internacional de Críticos
de Arte. Actualmente es investigador de la UNC y ejerce la docencia en las cátedras
de Introducción a la Plástica Experimental y Lenguaje Plástico
Geométrico I.
“Pablo Jaurena, estudiante del último año de la carrera de Música, ganó un concurso para tocar el bandoneón en la Orquesta Escuela de Tango de la ciudad de Buenos Aires. El joven es el primer cordobés que participa en este programa de formación musical que dirige el maestro Emilio Balcarce, uno de los más grandes autores y arregladores de la historia de la música ciudadana.
Pablo Jaurena tiene 25 años y toca el
bandoneón desde hace cuatro. Estudió con Rodolfo Mederos y ahora
lo está haciendo con Julio Pane, reconocido bandoneonísta de orquestas
de tango porteñas como la de la ciudad de Buenos Aires y la de Astor
Piazolla.
Pablo reconoce que “no escuchaba tango cuando era chico”, y cuenta que empezó
a interesarse por el bandoneón después de entrar a la Facultad,
cuando descubrió “algunas riquezas musicales que se le habían
pasado por alto” de la música porteña. “La figura del bandoneón
me impresionó y me compré uno”, recuerda.
Lo que comenzó como un capricho se convirtió en un sueño
para el joven oriundo de Río Tercero, cuando se enteró, a través
de Internet, de la convocatoria para formar parte de la Orquesta Escuela de
Tango. Sin dudarlo, mandó la solicitud de inscripción y unas semanas
después viajó a Buenos Aires para la audición.
La selección se realiza bajo un exigente esquema que comprende la ejecución
de una pieza a elección con la que el aspirante demuestra sus habilidades
técnicas e interpretativas. Para esta etapa, Pablo eligió “Guitarra,
guitarra mía”, de Carlos Gardel, con arreglo de Leopoldo Federico para
solo de bandoneón. La siguiente era una obra impuesta, en este caso “La
bordona” (de Balcarce) para contrabajo, piano, bandoneón y violín.
Por último, se exige la lectura de una partitura a primera vista. Además
del nivel técnico, se evalúan las expectativas, el interés
y la disponibilidad para el trabajo en la orquesta.
Pablo superó estas instancias y actualmente viaja todas las semanas a
Buenos Aires para poder tomar clases y formar parte de este programa.
El maestro
La Orquesta Escuela de Tango de la ciudad de Buenos Aires fue creada en el año
2000 con el objetivo de formar a jóvenes en la práctica instrumental
que intenta recuperar la experiencia de las orquestas típicas de los
años dorados del tango.
De esta manera, durante dos años los estudiantes pueden formarse e interiorizarse
en los estilos orquestales más importantes de la historia del tango,
como los que inspiraron Troilo, Pugliese, Salgán, Piazzolla, Di Sarli,
Federico, D´Arienzo, Fresedo, Gobbi, De Caro, entre otros. Cada estilo
es abordado a partir de los arreglos originales de las orquestas y está
acompañado del análisis de grabaciones y biografías.
Durante el primer año se estudian los estilos orquestales más
significativos de las décadas del ‘40 y ‘50, trabajando bajo la dirección
del maestro Emilio Balcarce sobre los arreglos originales de las grandes orquestas
de la época. Pablo cuenta que el primer mes estudió a Di Sarli
y en estos momentos está trabajando sobre la obra de Pugliese. Mientras
que en el segundo año directores invitados conducen la orquesta en diferentes
actuaciones, una vez por mes.
Para Pablo, estar cerca del maestro Balcarce es una importante motivación.
“Tengo fotos de la orquesta de Pugliese donde está Balcarce. Tenerlo
al frente es muy emocionante”, señala. Y no es para menos, Balcarce tiene
88 años y está considerado como uno de los más grandes
autores y arregladores de la historia del tango. El autor de “La bordona” integró
la orquesta de Pugliese durante más 20 años y fue arreglador de
las agrupaciones de Aníbal Troilo y Alfredo Gobbi.
“Entré a la carrera sin saber casi nada de música”, dice Pablo
al tiempo que reconoce la formación que recibió en la universidad:
“Esta carrera me dio todo y soy un eterno agradecido. La formación es
muy amplia porque conocés gente que no pasó por instituciones
como esta y que tienen baches, entonces uno valora lo que sabe”.
El
mundo como máquina de experiencias
En
el tercer día de las Jornadas de Filosofía Teórica, que
se realizaron en la FFyH entre el 31 de mayo y el 2 de junio, se presentó
El abandono del mundo, un libro de Samuel Cabanchik recientemente publicado
por la editorial Grama. La actividad se desarrolló en el auditorio del
Cepia con la presencia del autor, acompañado por la directora de la colección,
Glenda Satne, y el filósofo Diego Tatián de la UNC.
Tal como sugiere Edgardo Castro en el prólogo, este texto ofrece, “a
partir de la idea de mundo”, una suerte de diagnóstico “del desarrollo
de la filosofía contemporánea”. Satne, durante su intervención,
sostuvo que el libro también “remite insistentemente a nuestra experiencia”.
En este sentido, destacó el modo coloquial que asume el autor y que,
además de un desarrollo original, propone una escritura en la que están
presentes “dichos, lugares comunes, ejemplos y refranes de nuestra propia cultura”.
Para la directora de la colección Argumentos, la obra de Cabanchik puede
dividirse en dos secciones: “La primera consiste en una evaluación de
la situación actual, una situación dominada por lo que el autor
llama ‘el abandono del mundo’; la segunda, promediando el libro, comienza a
hilvanar los caminos del retorno del mundo”. Según Satne, en esta etapa
final, el texto habla de un “humanismo posible, que tiene el sentido de devolvernos
la posibilidad de reflexionar sobre los fines”.
La comunidad
A su turno, Diego Tatián confesó que algo que le intrigó
profundamente del libro fue el título. Precisamente, a partir de ese
enunciado –el abandono del mundo- se preguntó: “¿Quién
abandona el mundo, por qué lo abandona o es el mundo el que abandona
a alguien?”.
Para el profesor de la FFyH, una de las virtudes del autor es que “se vale,
con notable libertad, de aportes filosóficos muy disímiles sobre
el uso de la tecnología, la filosofía del lenguaje, la filosofía
política o la misma literatura. Como si todo esto no fuera más
que un cajón de sastre que guarda de manera más o menos anárquica
todo lo necesario para pensar”. En este aspecto, el libro puede ser leído
también como una conversación en la que intervienen Wittgestein,
Sartre, Freud, Husserl, Donald Winnicott, Roberto Espósito, Borges, Rancière
y Gilbert Simondon, entre otros.
La desaparición de la idea de revolución es para Tatián
“un punto de partida” en el escrito de Cabanchik. “El estado del mundo, en estos
momentos posrevolucionarios, es designado aquí con la palabra ‘abandono’.
O, de otra manera, el mundo sólo es economía e imagen”, expresó.
En este contexto, Cabanchik propone una metáfora que tanto el filósofo
cordobés como Satne destacaron en sus exposiciones: “la máquina
de experiencias”. El mundo como producción de experiencias despojadas
de todo relato y, al mismo tiempo, como un orden dominado por los imperativos
del mercado y el espectáculo, son las referencias con las que aludieron
a esta figura potente que aparece en el libro.
“Samuel Cabanchik sostiene que el abandono del mundo es un efecto inmediato
de la obturación de la política. Y su retorno presupone, por consiguiente,
una recuperación de la política como poder instituyente”, dijo
Tatián para celebrar el concepto de “comunidad” acuñado por su
par de la UBA. Concretamente, el autor sostiene que el sentido primario y fundamental
de la idea de “comunidad infinita” es el que constituye el vínculo entre
los semejantes.“Hay comunidad infinita cuando entre dos semejantes ninguno es
para el otro, otro del otro”, dice Cabanchik.
A tientas, un sentido
Tatián destacó que el libro aporta al ejercicio de pensar y se
sustrae a una amenaza que acecha a la filosofía argentina: “La burocratización
del pensamiento”. De este modo, para el profesor , “El abandono del mundo” desafía
a los obstáculos más eficaces de la época: “la mercantilización
de las ideas, el disciplinamiento y la clausura del pensamiento bajo la forma
productivista que el capital le tiene asignado”.
Cabanchik, por su parte, señaló que la escritura en forma de ensayo
implica asumir riesgos diferentes a los que exige la elaboración de un
texto para una ponencia o un paper científico. “Está la intención
de abrirse a una dimensión más despojada, donde hay menos seguridad
en cuanto al saber desde el cual se escribe”, precisó. “El ensayo –sostiene
el autor- pone a circular la palabra de otro modo. Uno va más allá
de lo que sabe, escribe desde donde no sabe, a tientas, buscando o adivinando
un sentido”.
De acuerdo con Tatián, este ensayo, aún en los pasajes que arriesga
la combinación de elementos extraños entre sí, “sigue una
composición estricta y va creando un magma de ideas y argumentos que
hacen cada vez más aguda la conversación”.
“El abandono del mundo es una metáfora, y todo el libro es el despliegue
de la semántica inscripta en esa frase”, sentenció Cabanchik minutos
antes de terminar la conferencia. Así es que el texto se construyó
a partir de una intuición, una idea, que el autor tuvo hace más
de diez años.“Está escrito sin melancolía y es, más
bien, una apuesta para reinventar”, concluyó.
El autor Nació en 1958. Doctor en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Conicet. Profesor de Filosofía Contemporánea, Filosofía del Lenguaje y Fundamentos de Filosofía en universidades nacionales. Escribió, entre otros libros: El revés de la Filosofía (Biblos, 1993); Introducciones a la filosofía (Gedisa, 2000) y es compilador de El giro pragmático en la filosofía (Gedisa, 2003), además de autor de numerosos artículos en revistas nacionales e internacionales. |
Reducen el valor de la entrada
en los Hoyts para alumnos de cine
A partir del 1 de julio, los alumnos de Cine y Tv de la UNC podrán ingresar
a las funciones de las salas Hoyts del Nuevo Centro Shopping abonando el 50
por ciento del valor de la entrada. La iniciativa surgió a partir de
la firma de un convenio entre el Departamento de Cine y Tv de la Escuela de
Artes y el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), a través
de la Agencia Córdoba Cultura. El complejo Hoyts y el INCAA ya tienen
un acuerdo que funciona en universidades públicas y privadas de Buenos
Aires, y es la primera vez que se implementa en Córdoba.
De este modo, de lunes a viernes, sin restricción de horarios, los alumnos
matriculados en esa carrera podrán acceder a una entrada de tres pesos,
exhibiendo previamente una credencial. Los estudiantes que aún no hayan
obtenido este carnet, deberán retirarlo en la oficina ubicada en el primer
piso del Pabellón México.
Por otro lado, las autoridades universitarias informaron que el Festival ANIMA
que organiza el Centro Experimental de Animación del Departamento de
Cine y TV de esta Facultad recibió el respaldo del INCAA para sus próximas
ediciones. Este encuentro se realiza en forma bianual con la participación
de especialistas de distintos lugares del país y el mundo y desde ahora
el Instituto Nacional de Cine lo reconoce oficialmente.
Horacio Faas, Víctor Rodríguez y Luis Urtubey, docentes e investigadores de la FFyH, fueron distinguidos por la Fundación Konex entre las cien figuras de la última década en las humanidades argentinas. En septiembre recibirán el diploma al mérito que obtuvieron en el área de lógica y filosofía de la ciencia. Además, son candidatos al Konex de Platino 2006.
Los premios Konex se otorgan anualmente, en ciclos de diez años, a las personalidades más destacadas en distintas disciplinas: deportes, espectáculos, artes visuales, ciencia y tecnología, letras, música popular, humanidades, comunicación-periodismo, instituciones-comunidad-empresa y música clásica. El jurado, integrado por veinte especialistas, este año eligió a Horacio Faas, Víctor Rodríguez y Luis Urtubey, como figuras sobresalientes de las humanidades, en la categoría de lógica y filosofía de la ciencia. En otras áreas, recibieron igual reconocimiento: Noé Jitrik, Eliseo Verón, Silvia Bleichmar, Elizabeth Jelin, Carlos Altamirano, Juan Carlos Portantiero, entre otros. El Konex de Honor, fue para Manuel Sadosky, en tanto que el de Platino resultará de los cien elegidos con diplomas al mérito.
Horacio Faas es doctor en Filosofía y ex decano de esta unidad académica, además de haber dirigido el Centro de Investigaciones de la Facultad (Ciffyh). Actualmente se desempeña como titular de Lógica I y Filosofía de la matemática en la Escuela de Filosofía y también dicta clases y dirige investigaciones en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC.
Víctor Rodríguez, por su parte, es docente de esta casa en Epistemología de las ciencias naturales y en Filosofía e Historia de las ciencias. También es el representante para América Latina en la Asociación Internacional de Epistemología y Filosofía de la Ciencia.
Luis Urtubey está a cargo de las cátedras de Lógica II y III y es director de proyectos de investigación asentados en el Ciffyh. Al igual que sus pares, es miembro de asociaciones internacionales y comités académicos de eventos y publicaciones científicas.