Sin Fronteras

 

Premian a estudiantes de cine en Brasil

 

Tres cortometrajes realizados por alumnos del Departamento de Cine y Tv de la UNC fueron premiados en el Festival Audiovisual del Mercosur que se desarrolló en Florianópolis, Brasil, del 2 al 9 de junio. “Emiterio”, de Diego Seppi y José Tabarelli, “Hilo de marionetas” de Lucas Schiaroli y “Ana”, de Gabriela Trettel, fueron los trabajos distinguidos en la octava edición de esta muestra.

 


Afiche de "Ana", "Emiterio", e "Hilos de Marionetas".

 

Trece cortos cordobeses se presentaron en el Festival Audiovisual del Mercosur, entre ellos, los galardonados “Emiterio”, “Hilo de Marionetas” y “Ana”, que obtuvieron reconocimientos como mejor documental, animación y video, respectivamente.
“Emiterio” es el trabajo final de la licenciatura en Cine y Tv de Diego Seppi y José Tabarelli y fue declarado de interés cultural por la provincia de Salta. El documental, de 30 minutos, fue filmado en la comunidad de San Isidro, a ocho kilómetros de Iruya, en la provincia salteña y retrata el encuentro de los jóvenes cineastas con Emiterio Gutiérrez, un tejedor y coplero de la pequeña comunidad.
Seppi y Tabarelli señalan que esta distinción “es un reconocimiento que incentiva, y ver que en Córdoba se produce material audiovisual que gana premios es muy bueno”.
El corto, además, fue seleccionado para concursar en el cuarto Encuentro hispanoamericano de video documental independiente: “Contra el silencio todas las Voces”, de México, en el mes de marzo, y en abril se presentó en los festivales internacionales de Cine Pobre de Gibara, en Cuba, y en el de los Pueblos Indígenas, de México.
En diálogo con Alfilo sus realizadores reconocieron que cuando comenzaron con el trabajo no imaginaban que “el tema iba a causar tanto interés”. “Desde el primer momento pensamos que la película era un buen vehículo para reflejar el encuentro que tuvimos con Emiterio, ya que los espectadores se pueden encontrar con una persona que pertenece a una cultura diferente, a una Argentina que muchas veces no vemos o ignoramos. Si eso dispara cuestiones de identidad latinoamericana o de reivindicación aborigen, bienvenido sea”, dicen.
Emiterio es uno de los 300 habitantes de San Isidro, un pequeño poblado de tejedores al que sólo se llega a lomo de mula. Si bien Seppi y Tabarelli no sabían cómo se iba a desarrollar la trama del documental, cuentan que cuando conocieron a Emiterio decidieron que el personaje central iba a ser él: “Encontramos a una persona muy sensible y expresiva y, por su personalidad, las características que cumple en la comunidad y la muy buena relación que tuvo con nosotros, nos pareció interesante que fuera el protagonista”.
Los jóvenes cineastas viajaron siete veces al poblado, donde permanecían entre diez y quince días y, posteriormente, volvían a Córdoba a producir el siguiente viaje. Este proceso les demandó un año de grabación. La película cuenta con una banda sonora compuesta por coplas cantadas por los pobladores de San Isidro e invita a descubrir, a través de las imágenes, la belleza de la Cordillera Oriental.
Por otra parte Seppi y Tabarelli, quienes obtuvieron una beca de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Facultad para llevar a cabo su proyecto, sostienen que el apoyo que recibieron desde el Departamento de Cine fue fundamental. “La formación universitaria es irremplazable. Es un motor impresionante de la producción audiovisual de Córdoba”, indican.
Finalmente, los jóvenes señalan: “Tratamos de mostrar y difundir nuestro trabajo en festivales. También estamos proyectándolo en escuelas, cineclubes y centros culturales”. En julio, el documental participará en el Festival Oberá en Cortos que cuenta con el auspicio de la Secretaría de Extensión de la FFyH.

El deseo y los medios
Lucas Schiaroli es el director de “Hilo de marionetas”, el corto que obtuvo el premio a la mejor animación en Brasil. “Fue muy valioso haber podido ir al festival, ya que nos permitió hacer relaciones y contactos con personas muy interesantes”, manifiesta. Asimismo, el joven remarca la importancia de generar una red de difusión latinoamericana que les permita a los realizadores “conocer estas necesarias miradas particulares y, a la vez, semejantes”.
La película fue pensada originalmente para participar en el concurso George Méliès -donde quedó preseleccionada- y plantea una crítica a la manipulación del deseo a través de los medios de comunicación y la publicidad. Para Schiaroli, “Hilo de marionetas” refleja “la triste necesidad de querer ser un modelo impuesto y despersonalizado”, a partir de tres personajes que atraviesan situaciones paralelas en las que son influenciados por los medios.
El equipo eligió la técnica de “figura recortada” para poder llevar a cabo la idea. “Trabajamos primero haciendo los dibujos, cada parte de los personajes y los escenarios por separado; luego los scaneamos y en un programa de computación unimos todo y les dimos movimiento”, explica.
Actualmente, Schiaroli está trabajando en la realización de su tesis de licenciatura. “A través de la historia de mi abuelo, lo que intento es encontrarme. Esta película es una excusa para hacer una crítica, personal y social al olvido”, anticipa.

Una pequeña historia
El argumento de “Ana” gira en torno a una adolescente de 12 años, el día que le llega su primera menstruación. Según el relato de la directora, Gabriela Trettel, “en un verano diferente a todos, la niña descubre lo que le pasa y le cuenta a su madre lo sucedido; los problemas de comunicación salen a la luz y Ana no encuentra la contención que necesita”. La idea de trabajar esta temática surgió de la propia realizadora. “Me interesaba contar algo pequeño pero muy importante y del que tuviera conocimiento, hablar de algo propio, con lo que me sintiera identificada”, indica.
La película plantea una nueva forma de narrar, que pone el acento –más que en la propia historia- en la búsqueda de climas para que el espectador se identifique con la protagonista. “Es un retrato de la vida cotidiana, no pasan grandes cosas en la pantalla, aunque sí suceden en el subtexto”, agrega.
El corto, de 23 minutos de duración, fue financiado completamente por el equipo realizador. “Lo logramos gracias a un intenso trabajo de producción que devino en la colaboración desinteresada de mucha gente (que hace cine y que no) que nos ayudó con diferentes cosas, desde la ropa para los actores hasta el traslado del catering a la locación”, resalta Trettel.
Ante las dificultades que existen para conseguir apoyo económico para filmar, tanto el equipo técnico como artístico participó voluntariamente del proyecto. “Quisiera algún día contar con los medios necesarios para filmar y no tener que pedirle a los profesionales que trabajen gratuitamente”, dice.
“Ana” fue reconocido como mejor video en el Festival del Mercosur. “Estamos muy contentos con el premio, eso habla de que logramos un buen producto, y no hay nada mas satisfactorio que ver los frutos de tanto trabajo y tiempo invertido”, concluye la joven.