Relación con la comunidad
Implementan un proyecto de
capacitación para Gendarmería Nacional
Desde hace tres meses, la FFyH desarrolla, a través de la Secretaría de Extensión, un programa de formación en ciencias sociales y prácticas de enseñanza en la sede de Jesús María de la Gendarmería Nacional. Son 57 los inscriptos en este proyecto que cuenta con el aval de la Escuela de Ciencias de la Educación. “Es interesante en tanto habla de un espacio nuevo en el campo de la democracia”, sostiene Dardo Alzogaray, coordinador académico de la propuesta.
Alzogaray en la sala de estudios de la Gendarmería.
La iniciativa surgió a partir de una solicitud presentada
por la Gendarmería Nacional a la Facultad de Filosofía y Humanidades
de la UNC para organizar un programa de capacitación sobre prácticas
docentes, orientado al análisis de las problemáticas contemporáneas
desde la perspectiva de las ciencias sociales. “Nos interesó que la Gendarmería
pensara que podía ser la universidad el espacio para avanzar en cuanto
a la formación de sus integrantes”, explica Alzogaray. En este sentido,
el proyecto pone en evidencia la necesidad de “revisar contenidos y procedimientos,
prácticas y discursos”, en virtud de “las transformaciones políticas
ocurridas en el país en las últimas décadas, que han significado
la consolidación paulatina de la democracia”.
Si se considera que las relaciones entre la universidad y las fuerzas armadas
–al menos en el campo de las ciencias sociales y a la luz de la historia reciente-
se caracterizaron por la tensión y el enfrentamiento, la propuesta abre
un nuevo espacio de diálogo. Para Alzogaray, es alentador “que el encuentro
hoy pueda ser en estos términos, donde aparece la posibilidad de la exposición
de las ideas y la reflexión”.
Respaldo académico
Actualmente asisten al programa 57 docentes de la Gendarmería. El grupo
está compuesto por profesores civiles y docentes “instructores” que se
formaron en esta fuerza. Las edades varían desde los 25 hasta los 55
años, aproximadamente, y las clases se dictan en la sede de Jesús
María. La inscripción para integrar el curso fue de carácter
voluntario y se organizó un proceso de selección para conformar
el grupo definitivo que iba a participar de la experiencia.
“Trabajamos con adultos con una experiencia muy rica y con un conocimiento clave
de las problemáticas conflictivas de la actualidad”, dice Alzogaray,
al tiempo que revela que algunos participantes tienen experiencia de viajes
y han participado en misiones internacionales, tanto en catástrofes como
en situaciones de conflicto bélico. Asimismo, el coordinador explica
que los gendarmes tienen una particular percepción de las problemáticas
sociales a partir de la especificidad de sus funciones. “En algunos espacios
de frontera, ellos son la representación de la autoridad federal y pueden
ejercer ciertas tareas de policía”. Del mismo modo, trabajan especialmente
en conflictos vinculados al tráfico de drogas y contrabando.
El respaldo académico y científico de la UNC fue lo que motivó
a este sector a motorizar el proyecto. “Nos parece interesante que piensen que
para la enseñanza de ciertas especialidades de su profesión tengan
que recurrir a la didáctica, la pedagogía, las ciencias de la
educación y las ciencias sociales”, sostiene el coordinador académico.
Del mismo modo, el proyecto indica en la fundamentación que “las actuales
regulaciones normativas prevén articulaciones funcionales y académicas
entre las instituciones nacionales, otorgando un espacio importante a las universidades
que, mediante el diseño de trayectos de educación superior, posibilitan
intercambios de experiencias y saberes con otras instituciones”.
Temas polémicos
El programa está estructurado en cuatro módulos: “sociedad, cultura
y política”, “enseñanza y práctica docente”, “ciudadanía
y teoría política” y “comprensión y producción oral
y escrita”. De acuerdo con los coordinadores, el curso aspira a lograr un análisis
crítico de las problemáticas contemporáneas, en relación
con la conformación de la ciudadanía y los procesos de enseñanza
y aprendizaje. Precisamente, Alzogaray explica que los contenidos de historia
y ciencias sociales se trabajan a partir del desarrollo de un pensamiento crítico
que es “resultado de la polémica de hoy”. “Tratamos de romper ese marco
donde aparece una historia lineal y signada por los modos políticos impuestos.
Intentamos sumar una serie de conceptualizaciones que, si bien sacudieron a
los ‘60 y ‘70, hoy son parte de la reflexión en las ciencias sociales”,
comenta.
De esta manera, el programa incluye algunas temáticas que no están
exentas de generar tensión, como la construcción de la democracia,
la violencia política y la dictadura militar. En este caso, el coordinador
manifiesta que la idea es “ver cómo en la década de los ‘80, al
terminar la dictadura militar, comienza una etapa de construcción de
nuevos procesos y perspectivas en la cual la obsesión por la construcción
de la idea de democracia viene a ser el punto central”.
Para Alzogaray es fundamental que algunas de las partes, que en otros momentos
de la historia nacional tuvieron un alto nivel de conflictividad, puedan sentarse
hoy en una mesa a discutir y polemizar. “Nos interesa como universidad que estos
grupos –que forman parte del Estado- también participen en los temas
de las conversaciones de la construcción de la democracia”, argumenta.
En cuanto al desarrollo de las clases, Alzogaray relata que si bien se evidencian
diferencias conceptuales, “no existe un malestar en el curso”. En relación
al tratamiento de conceptos como “terrorismo de Estado”, el coordinador señala:
“Analizamos la participación de las Fuerzas Armadas, en alianza con otros
grupos dominantes, durante las dictaduras. También planteamos la participación
activa del Ejército en el desarrollo del aparato productivo del país.
Son temas polémicos para retomar la historia y poder hacer una reflexión
fuerte al respecto”.
Semipresencial
La modalidad del curso es semipresencial, por lo que se establecieron diferentes
instancias para acompañar el trabajo de los participantes. Por una parte,
los alumnos asisten a las clases presenciales que están a cargo de los
profesores responsables de los módulos. Cada quince días se desarrollan
estos encuentros que permiten un intercambio directo con los docentes y compartir
un espacio de discusión grupal. Esta actividad se complementa con las
tutorías a distancia a través de la plataforma virtual de la FFyH
(ver recuadro).
“La necesidad de armar un aula virtual surgió porque suponíamos
que muchos de ellos iban a estar en servicio, fuera de la provincia, durante
el tiempo que estuvieran cursando el programa”, explica Joel Armando, coordinadora
pedagógica del proyecto. Como los gendarmes son trasladados regularmente
y asignados a cumplir funciones en distintos puntos del país, la idea
del equipo fue generar alternativas para que los alumnos puedan sostener el
trabajo académico. Un aspecto importante, es que los alumnos tienen garantizado
el acceso a internet, aún en las distintas bases que posee Gendarmería
en los diferentes lugares geográficos del país.
En el aula virtual, los alumnos tienen la posibilidad de participar de los foros
de debate, consultar de manera individual al profesor y también acceder
a materiales de trabajo, que consisten en archivos de lecturas complementarias
y recomendaciones de sitios web que se van actualizando durante el desarrollo
del curso.
“Muchos consultan los materiales y entran a los foros, pero son pocos los que
se animan a participar de las discusiones que se generan. Pero eso es algo muy
común cuando se utiliza este tipo de herramientas”, puntualiza Armando.
En posición de alumnos
Aproximar a los participantes a algunos conceptos centrales de la didáctica
general que les permitan reflexionar sobre las prácticas docentes es
uno de los objetivos clave del curso. En este aspecto, la coordinadora pedagógica
explica que inicialmente pensaban que se iban a conformar dos grupos diferenciados:
los profesores civiles que recibieron formación docente, por un lado,
y los “instructores” de Gendarmería que no tenían esta capacitación
previa. Sin embargo, Armando relata que “la posibilidad de estar todos juntos
discutiendo en un mismo ámbito, en posición de alumnos, dio la
opción para que incluso quienes no tenían formación docente
pudieran reflexionar sobre su experiencia y dar cuenta de las estrategias que
descubren y aplican para enseñar”.
Según la coordinadora, “lo más difícil es abordar cuestiones
que tienen que ver con la autoridad; por ejemplo, cuando se discute sobre la
relación docente-alumno y las situaciones de poder en esa relación”,
explica. En este sentido, advierte que en ciertos casos las “situaciones de
obediencia están muy naturalizadas” y se presentan dificultades para
“problematizar algunos roles en el contexto institucional”.
Para Alzogaray es importante destacar que la Gendarmería solicitó
este espacio, justamente, para poder conocer nuevas formas pedagógicas
y didácticas que les permitan enseñar. “Lo que se está
tratando de ver es cuáles son las formas de enseñanza adecuadas
de las disciplinas y oficios que se requieren para integrar esta fuerza. En
este sentido, es necesario pensar las formas de enseñanza de combate
y las de ciudadanía”, precisa.
Al respecto, la coordinadora pedagógica resalta las potencialidades de
generar un espacio colectivo de participación y discusión: “Algunos
participantes relatan sus propias experiencias como alumnos y, desde ese marco,
comienzan a revisar cómo es actualmente el diálogo que establecen
con sus alumnos, si ofrecen o no la posibilidad de hacer preguntas y evaluar
el aprendizaje”. En este sentido, Armando ratifica que “el relato de pequeñas
anécdotas y la construcción de un espacio para poder discutir
con otros cómo enseñan y cómo aprendieron, sin dudas, abren
nuevas posibilidades”.
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