Institucionales

Alumnos voluntarios realizarán
actividades educativas en la cárcel

 

A partir de marzo del próximo año, el Programa Universidad en la Cárcel (PUC) de la Facultad de Filosofía y Humanidades pondrá en marcha el proyecto “Prácticas educativas y oportunidades de aprendizaje en contextos de reclusión”. La propuesta fue seleccionada por el Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación de la Nación y se desarrollará en el Penal de barrio San Martín de la ciudad de Córdoba. Involucra a 19 alumnos -siete de ellos están presos- y prevé más de 12 mil pesos para la compra de equipamiento y materiales.

 

Imágen de la muestra "Copias Espurias", realizada por alumnos del Taller de práctica y pensamiento artístico del PUC.

El ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, fue el encargado de anunciar en el mes de septiembre la adjudicación de fondos para el financiamiento de proyectos del Programa de Voluntariado Universitario. La propuesta presentada por un grupo de docentes y estudiantes del PUC de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC) resultó seleccionada y se convirtió así en uno de los 428 proyectos -pertenecientes a universidades nacionales- que se ejecutarán en distintos puntos del país durante 2007.

Doce alumnos externos y siete internos, acompañados por un equipo interdisciplinario de docentes, serán los encargados de llevar adelante este programa dirigido a estudiantes presos de nivel universitario, medio y primario que están alojados en el establecimiento penitenciario de barrio San Martín. En este marco se prevé la realización de actividades con la modalidad de talleres y seminarios para que los diferentes grupos puedan abordar problemáticas educativas y producir conocimientos al respecto. Además, se elaborará una publicación con la sistematización de las experiencias llevadas a cabo a lo largo del proyecto, a fin de que se constituyan en herramientas para futuras experiencias en estos contextos.

Las actividades previstas incluyen la puesta en marcha de un taller interdisciplinario sobre producción de conocimiento en educación superior, que está dirigido a los alumnos universitarios alojados en el penal. Este espacio propone abordar temáticas afines a las distintas áreas de conocimiento involucradas en las carreras universitarias que cursan los internos. Además, se desarrollará un taller destinado a alumnos de nivel medio que aspiren a cursar estudios superiores; un taller de promoción a la lectura dirigido a alumnos de nivel primario y un taller de producción artístico cultural. Asimismo, se abrirá un espacio de participación para la creación de un catálogo de recursos de información en la biblioteca del penal, con el objetivo de automatizarla e incorporarla a la red de bibliotecas de la UNC.

Los equipos de alumnos y docentes ya comenzaron con su tarea. “Estamos trabajando en la conformación de los equipos, la elaboración del encuadre de intervención, la discusión del marco teórico; todo lo que hará posible comenzar con los talleres programados en San Martín para el inicio de 2007”, indica Patricia Mercado, coordinadora del PUC. Además, los voluntarios externos están realizando encuentros con los alumnos presos para coordinar las actividades previstas.

Antecedentes y convocatoria
La convocatoria lanzada por la cartera educativa nacional estaba dirigida a facultades, cátedras y alumnos interesados en desarrollar experiencias de trabajo voluntario que promuevan la vinculación con la comunidad, a través de propuestas orientadas a mejorar la calidad de vida de la población. “Presentarnos a la convocatoria resultó de una serie de instancias previas que venían aconteciendo en el Programa. No fue casual, ni ingenuo, ni desprovisto de un posicionamiento frente al concepto de voluntariado”, comenta la coordinadora del PUC. Durante 2005, precisamente, comenzaron a surgir en la cárcel algunas actividades que desbordaron los límites de lo estrictamente académico y se centraron en otros aspectos de la vida universitaria. Esto ocurrió, por ejemplo, cuando un grupo de estudiantes de la Facultad concurrió al Penal de San Martín para debatir algunos aspectos de la Ley de Educación Superior. “Ese mismo grupo de alumnos, junto con los internos, constituye hoy el equipo de voluntariado”, explica Mercado. Asimismo, la Escuela de Bibliotecología y el PUC organizaron una jornada en el penal sobre "Bibliotecas y tecnología de la información en unidades penitenciarias" con un invitado del Ministerio de Justicia de la Nación. Actualmente, es parte del proyecto la inclusión de la biblioteca de la cárcel en la nómina de bibliotecas universitarias. “Podemos hablar de espacios construidos por los estudiantes y los docentes; de cuestiones propias de los campos de conocimiento de las carreras del PUC y de otras interdisciplinarias; de seguir trabajando sobre la identidad de los universitarios pero al mismo tiempo de intervenir junto a la población no universitaria que habita mayoritariamente la cárcel; todo esto contribuyó con la elaboración de una producción colectiva entre docentes y alumnos -internos y externos- en un marco que hacía propicia la presentación ante el Ministerio de Educación”, expresó.

Un concepto en discusión
La presentación del proyecto implicó una intensa discusión por parte del equipo acerca de la figura y el rol del “voluntario”. La Ley 25.855 define al voluntario como aquella persona que desarrolla, por su libre determinación, de un modo gratuito, altruista y solidario tareas de interés general en organizaciones públicas o privadas, sin recibir por ello remuneración, salario, ni contraprestación económica alguna. “Hay una discusión sobre hasta dónde eso no se confunde con trabajo no remunerado y hasta dónde el Estado está intentando cubrir por medios no legítimos cuestiones que debieran atenderse de otro modo. Entre los alumnos y docentes hay discusión sobre el tema y en el mismo equipo hay disenso. Si aceptamos formar parte es porque consideramos que en nuestro caso eran más los beneficios que las desventajas”, puntualiza Alicia Loforte, secretaria de Asuntos Estudiantiles de la FFyH y miembro del proyecto.

Por su parte, Patricia Mercado explica que cuando apareció la convocatoria, las discusiones dentro del equipo giraron en torno a algunos interrogantes: “¿Desde qué lugar nos paramos para inscribirnos en un voluntariado? ¿Acordamos con los conceptos que establecen las bases?”. Estas preguntas marcaron un posicionamiento distinto sobre la concepción tradicional de las prácticas voluntarias . De este modo, para romper con la lógica de un conjunto de “agentes activos” que influyen sobre un sector que “recepta pasivamente”, se decidió que el grupo de estudiantes participantes se conformara tanto con voluntarios internos como externos. “Podemos considerar como positivo que el proyecto involucra de la misma manera a estudiantes universitarios presos y estudiantes externos, ya que justamente la intención es considerarlos a todos como el grupo de voluntarios”, señala la coordinadora.

Aspectos positivos
De acuerdo con las definiciones de los integrantes del PUC, este proyecto resume una serie de aspectos positivos y alentadores para la experiencia que vienen desarrollando en las cárceles de Córdoba. “Los beneficios tienen que ver con la posibilidad de generar intervenciones desde una institución de educación superior, como es la Universidad, en relación a problemáticas y espacios que aunque no son visibles no dejan de ser acuciantes, como es la cárcel, particularmente atravesada por la degradación, el riesgo y la exclusión de los sujetos que la habitan”, expresa Mercado.

Asimismo, otra de las ventajas es que las actividades planificadas intentan dar respuesta al trabajo interdisciplinario, propio de la Facultad, donde el arte, la filosofía, las letras, la bibliotecología y la educación conviven en múltiples instancias. “Podemos destacar la apuesta a una producción colectiva que intenta reunir las expectativas de los docentes y estudiantes de las diferentes escuelas que participan en el proyecto”, dice la coordinadora.

Alicia Loforte también comenta que la propuesta resolverá algunas cuestiones de orden práctico que son necesarias para el funcionamiento y crecimiento de las actividades en la cárcel. “El PUC es un programa que se está sosteniendo con el trabajo de mucha gente y con pocos recursos”, explica y continúa: “Si bien el proyecto no otorga recursos para salarios, nos permite comprar materiales y equipamiento para los alumnos presos y pagar viáticos a los voluntarios”. Concretamente, el proyecto recibirá más de 12 mil pesos que serán destinados a la compra de computadoras, materiales didácticos y de difusión, publicaciones, apuntes, fotocopias y gastos de transporte.

La experiencia de los voluntarios

Francisco Abril se desempeña como pasante en el PUC. Además es ayudante alumno en el proyecto de investigación “Significaciones atribuidas a la educación por los alumnos privados de libertad en el marco del PUC”, dirigido por Alicia Acín, y es voluntario en este proyecto.

- ¿Por qué decidiste participar en el PUC?
- En primer lugar, porque es un programa que busca materializar el compromiso que la facultad y la universidad toda debieran tener en relación al derecho de todos los individuos a la educación pública y gratuita. En segundo lugar, porque el trabajo que se realiza desde el PUC no debe comprenderse como un trabajo caritativo, sino como una obligación que la facultad tiene (y que la universidad toda debiera tener) como entidad pública. En tercer lugar, porque el trabajo que se realiza desde el PUC busca propiciar un espacio democrático de acercamiento al conocimiento y de discusión dentro de una institución que se caracteriza por todo lo contrario: jerarquía férrea, exhortación a la obediencia acrítica, etc. En este sentido, pone en evidencia -al menos en alguna medida- la contradicción que supone la existencia de una institución total dentro de una sociedad que se pretende democrática. Por último, porque el PUC se caracteriza por mantener una distancia respecto a la lógica que rige al interior de la cárcel (esto se relaciona con el punto anterior y adquiere su cabal sentido en dicha remisión).

- ¿Cómo es el trabajo en la cárcel?
- El PUC está inmerso en un campo de tensiones, por llamarlo de alguna manera. Existe, por un lado, el afán de algunos presos por mejorar sus propias condiciones de vida en la cárcel. Por otro, la voluntad del Servicio Penitenciario por mantener un estatus quo al interior de la cárcel. Voluntad que viene acompañada de su necesidad de tener absoluto control sobre todo lo que ocurre al interior del establecimiento.
El trabajo en este espacio es, por supuesto, bastante difícil. Supone, en principio, no perder de vista el propósito del PUC y su compromiso respecto a lo educativo. Supone, a su vez, un esfuerzo por mantener distancia tanto de la lógica penitenciaria como de algunas reivindicaciones propias de los presos. Sobre todo, de aquellas que no atañen a su condición de estudiantes universitarios privados de la libertad.

-¿Cuál es tu opinión sobre la figura del "voluntario"?
- El término voluntariado, a mi modo de ver, es muy problemático y cuestionable. Mi opinión se basa, fundamentalmente, en dos razones. La primera de ellas es que propicia cierta confusión con actividades de índole caritativa-solidaria. (Piénsese en lo que se realiza desde ámbitos religiosos o de beneficencia en donde lo que se pretende, básicamente, es reemplazar aquellas responsabilidades que corresponden al Estado.) Considero que el proyecto que se presentó desde el PUC, si bien corre el riesgo de inscribirse entre esas actividades, tiene algunos puntos notables de diferencia. Al menos uno de ellos es que el proyecto sirve de refuerzo al trabajo que se viene realizando desde el PUC. Trabajo, este último, que se hace eco del compromiso que tiene la Facultad en relación a la educación pública y gratuita.
La segunda razón está íntimamente vinculada con la primera y remite a cierta idea de un agente activo (voluntario) que interviene sobre un sector que recepta pasivamente lo que se le ofrece. En este punto el proyecto marca una diferencia importante: algunos de los estudiantes que participan como “voluntarios” están actualmente privados de libertad. Esto, en alguna medida, rompe con la distinción incita en la idea recién mencionada.

- ¿Cuáles son tus expectativas en relación con este proyecto?
- En principio, que las actividades a realizar no se circunscriban a la mera transmisión de conocimiento o información técnica sobre alguna cuestión (aún cuando es destacable su importancia y utilidad.) Por otra parte, que propicie un espacio democrático de discusión y de participación en un ámbito, como el carcelario, cuyos rasgos distintivos son la verticalidad, el control, la exigencia de obediencia ciega, entre otros. Por último, que el proyecto promueva la adquisición de una mirada critica no sólo sobre la cárcel, sino también sobre diversos aspectos de la realidad social en la que aquella se inscribe (inequidad, por nombrar al menos uno de esos aspectos.)


María Eugenia Peirone es estudiante de Ciencias de la Educación y también participa en el proyecto de voluntariado en la cárcel.

- ¿Cómo te sumaste a participar en las actividades del PUC?

- Mi participación en el PUC se da a partir de mi interés por intervenir en espacios educativos no formales para aprender sobre cómo opera allí la lógica del conocimiento. Son experiencias educativas que es necesario que sean ocupadas por los estudiantes además de los docentes, ya que los destinatarios del PUC son estudiantes, compañeros que estudian nuestras mismas carreras. Como estudiante, valoro muchísimo tener la posibilidad de estudiar una carrera de grado y pienso que es necesario legitimar el lema “educación para todos” no sólo de palabras, sino por medio de la acción.

- ¿Qué actividades desarrollás?
- Como ayudante alumna mis funciones son la mediación entre la demanda de los estudiantes alumnos del PUC y los profesores, esto tiene que ver con la recopilación de la bibliografía que requieren durante el cursado de las materias, garantizar que los apuntes sean distribuidos en los tiempos correspondientes, canalizar los pedidos de tutorías que los compañeros necesitan de los profesores (donde se trabaja y desarrolla el programa de estudios de la materia), y acompañar aquellas actividades educativas que requieran de mi participación. Con esto último me refiero a que mi función no pasa por ser la mera mediadora que se ocupa de ciertos trámites. Además de esto, que es necesario para garantizar el estudio de los chicos, intento participar de manera más activa involucrándome en la dinámica institucional para viabilizar las demandas de mejora de las condiciones en la que realizan sus estudios.

En relación al voluntariado, mis funciones son participar junto a docentes y compañeros “de afuera y de adentro” en la implementación de propuestas de diversos talleres que fueron pensados, elaborados por un equipo de docentes y alumnos voluntarios de la FFyH. Como el proyecto del voluntariado se implementará en el año 2007, en estos momentos estamos en la elaboración de propuestas y programas de los talleres, bibliografía, debate y definiciones sobre lo que implicará nuestro ingreso al programa.

- ¿Cómo es el trabajo con los presos?
- El “ser preso” es una condición de vida del sujeto pedagógico con el que trabajamos. No me ocupa, en mi quehacer y función como ayudante alumna, cuál es su condición judicial. Al momento de trabajar juntos lo hacemos en relación al espacio académico, donde los que nos une es la producción de conocimientos, algo que todos los que hacemos el PUC cuidamos y preservamos. Obviamente que son contextos particulares donde la lógica del conocimiento está atravesada por factores distintos a los que atraviesan la Universidad en la que estamos. Factores que los condicionan como estudiantes y los posiciona como alumnos presos. Sin embargo, nuestro eje no deja de ser el conocimiento, las ganas de estudiar, garantizar el derecho de educación, y particularmente el encuentro con mis compañeros con quienes podemos construir desde el conocimiento. Como dicen los mismos estudiantes internos, se busca no practicar una especie de “zoologismo” y caer en la mirada de lo exótico y seductor de la práctica educativa (en relación a lo nuevo, lo diferente, lo oculto socialmente) sino volver a legitimar espacios de estudio en contextos que se intentan borrar políticamente para embrutecernos como sociedad.