Los estudiantes recomiendan

 

 

Alfilo y la Secretaría de Asuntos Estudiantiles presentan esta sección en la que los alumnos de la facultad pueden recomendar muestras, sitios, proyecciones de películas, presentaciones de libros, conciertos, videos, publicaciones, experiencias y todas aquellas actividades, vinculadas con el arte y la cultura, que quieran promover y difundir.

Los alumnos interesados en participar de este espacio pueden contactarse con la subsecretaria de Asuntos Estudiantiles en la oficina ubicada en la planta baja del Pabellón Residencial o por mail a saefilo@ffyh.unc.edu.ar

 

Exprimila
La naranja mecánica, de Anthony Burgess

Parece mentira que un texto escrito en 1962 (pleno auge de la guerra fría, la Revolución cubana y la beatlemanía) guarde tanta vigencia con el presente. La violencia que el autor le imprimió a las páginas de, a esta altura, semejante clásico, trascienden el papel para colocarse dentro de las filas de la realidad. El mismo Burgess había sido víctima cercana de una vejación que lo marcaría de por vida: para exorcizar sus demonios, escribiría su obra maestra.

La naranja mecánica narra la historia en primera persona de Alex, adolescente ubicado en un futuro próximo, inclinado hacia la destrucción tanto como hacia la belleza (es admirador de Beethoven y la música clásica). Junto a un grupo de amigos, se dedican a drogarse y cometer violaciones, robos y golpizas sobre los indefensos habitantes de una ciudad, que en todo caso y en la actualidad, podría ser cualquier ciudad del mundo. Después de un asesinato, Alex es apresado y enviado a una cárcel atroz, donde se topa con individuos de la peor calaña. Luego de un tiempo es seleccionado como conejillo de indias para un experimento: el tratamiento Ludovico. Dicho tratamiento, en una alucinante metáfora del poder que ejerce el Estado sobre los cuerpos y mentes de los sujetos, probará que la violencia puede extirparse del cerebro humano a través de la exposición a imágenes de extrema crueldad . Ya “reformado”, Alex saldrá al mundo real, donde las cosas no saldrán como él esperaba: la sociedad, otrora víctima de sus abusos, caerá sobre el protagonista con toda la fuerza de una masa. Este vuelco está narrado con tanta maestría por parte de Burguess, que el antiguo joven revulsivo llegará a inspirarnos lástima.

El autor se encargó de crear un argot derivado del idioma ruso, que es el que utilizan los adolescentes para comunicarse entre sí, cuidando que el paso del tiempo no dejara a su obra anclada en el pasado. Además, por medio de este invento, Burguess amortiguó la violencia de las escenas, algunas de las cuales trabajadas de ese modo, hasta resultan patéticamente graciosas.

La novela consta de tres partes, cada una dividida en siete capítulos. En la edición de Minotauro del año 2006, el autor comenta que en Estados Unidos, al momento de publicarse el libro por primera vez, el editor mandó a quitar el capítulo veintiuno, aquel en que Alex evoluciona hasta convertirse mentalmente en un burgués que añora una familia e hijos. Justamente esta versión es la que guió a Kubrick en su realización, por lo que en el film no hay señales de la evolución del personaje, sino del periplo que va desde su adolescencia abusiva hasta su reinserción en la sociedad.

El título de la obra alude, según el propio autor, a una expresión acuñada por los londinenses. Se dice que alguien es “más raro que una naranja mecánica”, cuando la persona en cuestión roza el paroxismo de lo extraño. Sin embargo hay una pista más certera para comprender el porqué del título en el capítulo dos de la primera parte, capítulo en que Alex y sus drugos (amigos) asaltan a una pareja en su propio hogar. El dueño de casa es escritor y está redactando un libro que lleva el nombre de “La naranja mecánica”. Alex se anima a leer un párrafo y encontramos una revelación maravillosa: “... para oponerme al intento de imponerle (al hombre) leyes y condiciones sólo apropiadas para una creación mecánica, levanto la acerada pluma ...”.

Eloísa Guerra
Estudiante de Letras Modernas
FFyH - UNC