Junio - Julio 2007 | Año 3. Nº 18
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA, Argentina
 


Entrevista a Pino Solanas

“Opté por hacer crónica didáctica, pedagogía cinematográfica”

Pino Solanas visitó Córdoba en el mes de mayo para presentar su última película, “Argentina latente”. Además, dictó una charla para estudiantes de cine en el Pabellón Argentina. Alfilo asistió a la conferencia de prensa en la que el director de “Sur” se refirió a su nuevo film como una forma de “dejar testimonio de la Argentina real”. “Es una película de un optimismo absoluto”, enfatizó y remarcó que está dedicada “a los jóvenes, científicos y trabajadores dispuestos a recuperar el país”.


Pino Solanas: "Busco que mis películas lleguen tanto al corazón como a la cabeza"

Pino Solanas visitó Córdoba en el mes de mayo para presentar su última película, Argentina latente, “un ensayo testimonial sobre las potencialidades con que cuenta el país para enfrentar su reconstrucción” según su propia definición. Si bien la actividad principal en la que participó fue una charla abierta en la Facultad de Matemática Astronomía y Física sobre las potencialidades creativas y científicas de la Argentina, el director de La hora de los hornos también disertó sobre “El documental como arte y comunicación”, en una actividad organizada por la Secretaría de Extensión Universitaria (UNC)  y el Departamento de Cine y Televisión de la FFyH.
Alfilo asistió a la conferencia de prensa que ofreció Solanas en el Cineclub Municipal “Hugo del Carril”, donde se refirió a esta película como una forma de “dejar testimonio de la Argentina real”.Convencido de que “este país es un tesoro” y necesita ser descubierto, el cineasta visita -en clave de “crónica didáctica”- distintos lugares vinculados al desarrollo científico, la industria nacional  y la educación.“Es una película de un optimismo absoluto”, subraya.
El film, dedicado “a los jóvenes, científicos y trabajadores dispuestos a recuperar la Argentina latente”, forma parte de una tetralogía. Después de Memoria del Saqueo (2004) y La Dignidad de los Nadies (2005), Argentina latente antecede a Los hombres que están solos y esperan, una película sobre lo público y lo privado, -actualmente en proceso de edición- que analiza la fracasada privatización del tren y la gestión de los servicios públicos.

- ¿Cómo surge la idea de hacer Argentina latente?
- Esta película nació a través de algunas tristes constataciones, andando por los caminos del país. Cuando empecé a filmar Memoria del saqueo en el 2002, me di cuenta que la ciudadanía, desde el más humilde hasta el intelectual o el profesional, tenía la sensación de que éramos un país pobre y que no nos había quedado nada. En realidad, Argentina es uno de los países más ricos de la tierra. Entonces, la desinformación ha sido funcional al saqueo. Lo otro que me impresionó muchísimo es que nadie tiene idea de las grandes obras del país. Poquísimos saben que la ciudad de Córdoba fue la cuna de la gran industria y la tecnología argentina. Cuna de la industria metalmecánica, cuyo núcleo fue la Fábrica Militar de Aviones. Sin ella, no habría industria automotriz. Este extraordinario país tiene todo este tesoro y es imprescindible que lo descubramos. Sobre todo las jóvenes generaciones, que se van afuera creyendo que acá no se pueden formar. Lo lamentable es que ya se nos fueron 50 mil intelectuales y científicos, que acá nos costó mucho dinero formar y que en el extranjero los recibieron gratis.

- ¿Cuál es la función de esta película en el tiempo que nos toca vivir?
- Yo he optado por hacer crónica didáctica, pedagogía cinematográfica. Ante semejante desinformación, y a esta altura de la vida, lo que más me interesa es dejar un largo testimonio y reflexión sobre la argentina real, porque las generaciones que nos siguen no tienen idea de esto. La película tiene vocación histórica y tiene vocación didáctica, pero al mismo tiempo no me he olvidado de hacer cine porque trato de que como película sea agradable, sea grata, que esté bien hecha, impacte estéticamente al espectador. Es cine de autor, son ensayos cinematográficos. No es solamente un testimonio o una crónica de lo que pasa sino que hay un montaje interno que termina con reflexiones y que va introduciendo en un viaje. Si la ves por segunda o tercera vez le vas a encontrar cosas que no encontraste en la primera.

Las dos películas anteriores fueron declaradas de interés educacional, esto quiere decir que el profesor puede llevarse el curso a ver la película en horario de clase. A Memoria del saqueo más de 40 mil estudiantes secundarios la vieron en proyecciones debate. Cine y educación es la organización que se encarga de organizar proyecciones para el circuito cultural y estudiantil. Finalmente las películas terminan en televisión, como en el canal Encuentro, dirigido por el cineasta Tristán Bauer. Iba a ser un canal de aire pero los grupos mediáticos se opusieron, y quedo como canal de cable.

- ¿Cómo se conjugan los datos de la realidad y las pasiones en este relato cinematográfico?
- Estas películas están hechas para ver en cine, por el predominio de los planos generales, la ecualización del sonido. Todo eso que es lo emocional y hace que la película te inunde y emocione lo brinda la sacralidad de la sala de cine. Cuando hago una película tengo conciencia de que todas las secuencias van a llegar por igual a todas las personas que componen el público. Por supuesto, tratándose de un medio de comunicación de masas intento que el lenguaje sea accesible, sin ser barato o imbécil. Siempre busco que mis películas lleguen tanto al corazón como a la cabeza. Las películas tienen que emocionar. Semejante salvaje realidad, si no hago que la sientas, es porque soy un incapaz.

- ¿Qué es lo que no conocía y fue descubriendo en el rodaje?
- No conocía en detalle la Estación Terrena Córdoba, sabía de la industria aeronáutica  y el “Pulqui” pero no sabía que el primer avión diseñado y construido en Argentina fue hecho en 1930, bajo un régimen tan cipayo. Fui descubriendo la letra chica de todo eso. Tampoco sabía que fue Martínez de Hoz el que terminó con la fabricación del Rastrojero, a pedido de la Ford que no podía meter su pick-up teniendo un Rastrojero que valía la mitad. Lo interesante de hacer este tipo de cine es que uno se enriquece y aprende mucho, pero lo que más me interesa es rescatar la humanidad de esos protagonistas. La verdad de una película de corte testimonial no es solamente la opinión del autor, que se confirma por la verdad de la realidad. A la verdad de la realidad la transmiten los protagonistas.
Yo no sabía que Bernardo Houssay era un patriota. Si bien era un aristócrata conservador de derecha, opositor al gobierno peronista de entonces, fue un patriota porque, a pesar de ganar un premio Nobel y llegar a ese nivel, no aceptó ningún ofrecimiento extranjero de universidades que quisieron llevárselo. Nunca estudió en el exterior porque decía que acá había todas las posibilidades para hacerlo.

- Argentina latente tiene un mensaje más esperanzador que sus películas anteriores ¿Esto se relaciona en algún punto con el actual gobierno de Kirchner?
- Nunca he sido un esperanzado en el gobierno, no milito en ningún partido político. He reconocido siempre los logros, sólo un ciudadano torpe, mezquino y desinformado puede negar los éxitos económicos que ha tenido este gobierno. Pero hay que ser coherente, los recursos naturales son el único capital genuino que tienen los pueblos para autofinanciar su desarrollo, entonces es necesario cambiar de rumbo porque las medidas que se están tomando va en sentido contrario.
En todo el mundo hay protestas en contra de las políticas de globalización salvaje. Estamos viendo los efectos catastróficos del calentamiento de la tierra y de las acciones del país más contaminante del mundo que es Estados Unidos. Evo Morales ha demostrado que se pueden nacionalizar los recursos naturales, dentro de la Constitución, dentro de la democracia, sin ningún caos -como anunciaba el chantaje mediático- y sin que ninguna petrolera se retire del país. En consecuencia, no hay ninguna razón para que lo mismo no se haga en Argentina. Lamentablemente, el gobierno Kirchner continúa con las políticas de entrega en materia energética. Basta de demagogia antiliberal, el modelo económico de Kirchner continúa las esencias del modelo agro-minero-exportador de Menem. Lo cual no quiere decir que no le reconozcamos al gobierno nacional los grandes logros, como colocar al país en el rumbo del Mercosur, junto a Brasil y Venezuela. Eso es estratégico, uno no puede bajarse de ese barco.

- ¿Qué relación establece entre sus películas –concebidas dentro de la categoría de cine político o militante- y el cine que hacen los jóvenes directores en la actualidad?
- No veo todo el cine que se hace en nuestro país. Son casi 60 películas por año. Pero por lo general, en el nuevo cine, las nuevas generaciones no se caracterizan por interpretar con lucidez lo que pasa. Son muchachos que tienen alrededor de 30 años, que nacieron en los ’70 y que cuando tenían 18 años estaban en la llegada de Menem, donde primaba la despolitización, el “no te metas”, la frivolidad. La vedette en las escuelas de cine era Tarantino, el cine norteamericano.
Creo que hay un prejuicio respecto a la interpretación de la realidad. El principal objetivo de los enemigos del pueblo y del país es despolitizar o hacer todo lo posible para que la gente le tenga asco a la política. Pero la política no es el partido político, vos hacés política en tu casa, si no te divorciás a la semana. Consensuás reglas de juego con tu mujer y tus hijos. En el barrio pasa lo mismo, en el club. El que no participa en los asuntos comunes que pague las consecuencias. Si vos no participás en las reuniones de consorcio del edificio donde vivís, no te quejes de la factura que te llega.
Todavía estamos viviendo en una vieja democracia, que es la democracia de la sola representación, la que establece el artículo 23 de la Constitución Nacional: “el pueblo no gobierna ni delibera sino por medio de sus representantes”. Y bajo esta concepción de la democracia liberal se han cometido todos los delitos y atropellos que hemos visto en estos últimos 20 años, hasta el remate del patrimonio público. El país tiene la importante tarea de llevar a cabo una profunda reforma constitucional para que la democracia representativa se conjugue con formas de democracia directa y participativa, donde los ciudadanos o usuarios o consumidores tengan que ver en las decisiones. Hay que democratizar la democracia.

Los medios de comunicación

- Cuando afirma que “la desinformación ha sido funcional al saqueo” ¿piensa en la responsabilidad de la sociedad y también de los medios de comunicación?
- Así como el simple trabajador no tiene la misma responsabilidad que el primer funcionario del país; no es lo mismo votar, que te roben el voto. Lo mismo podría decir del sistema mediático argentino, porque esto no es culpa del pueblo, yo le puedo asegurar que la Argentina de hace 20 o 30 años estaba muchísimo mas informada que la de ahora, a pesar de la enorme multiplicación de canales. Pero son multiplicaciones de la misma oferta, y la censura informativa pasa por lo que se deja afuera, hay todo un mundo que queda afuera del sistema mediático argentino. Las horas pico son ocupadas por degradaciones culturales e imbecilidades atroces. Los dos programas de mayor raiting muestran cómo duermen unos pibes o el baile del caño. No quiero decir que no deben estar, pero eso está ocupando el lugar de celebrar la fiesta. A mi me hubiera gustado que una delegación de 500 o mil argentinos se hubieran trasladado a Australia y se hubiera trasmitido vía satélite la inauguración del reactor de Australia.
Todavía regula la televisión y la radio la ley de la dictadura genocida. Presidente Kirchner, usted que ha luchado tanto contra las leyes del terrorismo de Estado, ¿cómo es posible que no hubiera impulsado la reforma de la ley de radiodifusión de la dictadura, e incluso haya prorrogado por diez años las licencias de los canales actuales?
Si tuviéramos un sistema de comunicaciones que informara sobre la realidad y un sistema de enseñanza que valorara las cosas nuestras, podríamos preguntarnos ¿para qué diablos formamos profesionales, para hacer una fábrica de hamburguesas para exportar o para que sirvan al desarrollo e interés de la nación? El pueblo es el último responsable. Primero están las políticas implementadas en el sistema mediático y la complicidad y asociación entre la clase dirigente y el sistema mediático

Carta a los espectadores

“Nuestra historia se construyó con grandes esfuerzos y osadías, que demostraron que a pesar de los obstáculos y las enormes dificultades, siempre se pudo. Después de Memoria del saqueo y La dignidad de los nadies, era necesario hacer memoria y recordar lo que fuimos capaces de hacer: las grandes obras y realizaciones del país las construyeron ingenieros, técnicos y físicos argentinos. Las empresas del Estado –YPF, Gas del Estado, Hidronor, Ferrocarriles, etc.- se financiaron con el ahorro nacional y crearon una red de miles de empresas subsidiarias que elaboraban tecnología nacional. A fin de los años 40, Argentina era líder del hemisferio sur en industria aeronáutica; fue el octavo país en construir un avión a reacción –el Pulqui I en 1947- y tuvo la más extensa red ferroviaria de América Latina con 37 talleres fábricas donde se construían todo tipo de locomotoras y vagones. En sus astilleros se fabricaron –y se fabrican- barcos de 60 mil toneladas, fragatas misilísticas y las turbinas de Yaciretá; en fisiología se obtuvieron tres premios Nobel y se hicieron grandes aportes en cirugía y biología; en los años setenta hizo funcionar la primera central nuclear del continente y en 1982 logró dominar el ciclo completo de la energía enriqueciendo uranio.
Son las capacidades inventivas de ‘nuestros jóvenes científicos que no le tienen miedo a nada’. Como dicen los físicos del Instituto Balseiro y de INVAP: ‘Se acabó el colonialismo mental, aquí nadie dice que no se puede’. A pesar de las crisis periódicas del país, la falta de recursos y la fuga permanente de cerebros, la ciencia nacional se siguió desarrollando por el compromiso y la creatividad de sus investigadores. Es la épica de 150 años de desarrollo científico y tecnológico que retomó los saberes latentes y pudo profundizarlos. La historia de nuestra industria, ciencia y tecnología nacional es otra de las epopeyas que mostraron que se pudo y se puede”.