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Entrevista a Deolidia Martínez
“Debemos revalorizar la educación pública, desde la universidad hasta el jardín de infantes”
La especialista en salud y trabajo docente de la Confederación de los trabajadores de la educación (CTERA), estuvo en la FFyH invitada por la carrera de posgrado en Pedagogía de la Formación. En esta ocasión, conversó con Alfilo sobre las condiciones de los maestros en todo el país, especialmente en Neuquén, donde fue asesinado el docente Carlos Fuentealba. También habló de la realidad de la escuela pública y el salario docente.
Deolidia Martínez: "El Estado impuso, desde su origen, un carácter misional al trabajo docente"
“La muerte de un docente es siempre muy sentida, no era un dirigente o una persona muy señalada, era un docente muy querido en su escuela y reconocido por sus compañeros, por eso, desde CTERA repudiamos la agresión de la policía, la represión tan brutal y el modo en que trataron de levantar el corte de ruta”, señala Deolidia Martínez con respecto a la última víctima que se cobró la represión policial en Argentina.
Martínez es psicopegagoga y psicóloga social. Además, en 1987 obtuvo el título de psicóloga del Trabajo en el Instituto de Medicina del Trabajo del Ministerio de Salud Pública de Cuba. También es directora del área “Salud en la Escuela” del Instituto de Investigaciones Pedagógicas “Marina Vilte” de la CTERA desde 1992. Asimismo, durante 2005 y 2006, fue coordinadora general del Programa Nacional de seguridad y riesgos en la escuela, realizado en convenio entre CTERA y la Superintendencia de Riesgos de Trabajo de la Nación.
Entre sus publicaciones más conocidas se encuentran El riesgo de enseñar, de 1993, editado en México y Argentina, y Salud y trabajo docente. Tramas del malestar en la escuela, publicado en 1997.
-Usted tiene un libro que se llama El riesgo de enseñar, ¿alguna vez pensó que el riesgo estaría en una manifestación?
- Si claro, y en Neuquén el riesgo de enseñar está relacionado con dos muertes, la de Carlos Fuentealba, que muere en una manifestación por la policía, y la de una maestra, Silvia Rossetti que muere en un accidente de trabajo en una escuela. No hay tantas muertes por accidentes de trabajo dentro de la docencia, pero los casos que hay son bastante emblemáticos porque son muertes en circunstancias que podrían haber sido evitadas, si se cumplieran las normativas de seguridad y de riesgo de trabajo.
- ¿Cómo está la situación en Neuquén hoy?
- En Neuquén, después de la muerte de Carlos Fuentealba, los docentes quedaron muy mal, están tristes y con temor porque pueden tener una represión igual, ya que el gobierno no ha cambiado. Nuestras provincias tienen largas tradiciones autoritarias, muy rígidas y violentas. Y, un sindicato docente - que está tomando un protagonismo mucho mayor del que tenía años atrás- alerta un poco más a los gobiernos, porque les cae mal una huelga docente, ya que tienen que enfrentar a los padres en las demandas y también, a veces, a otros docentes que no hacen huelga. En el caso de Neuquén, hay una polarización muy grande entre docentes que están con el gobierno provincial y los otros que están en contra. Eso trajo un enfrentamiento que se endureció después de la muerte de Fuentealba y además porque hay mucha impunidad de los grupos que pertenecen al gobierno, que son grupos de choque, violentos que se meten en las escuelas y obligan a trabajar o sacan los carteles que recuerdan al compañero. Los psicólogos hacemos lo que podemos, pero la gente está bastante mal.
- Y en otras partes del país, ¿cómo es la situación del trabajo de los docentes?
- En estos últimos años, se dan muchos problemas de sufrimiento psíquico, hay una gran cantidad de docentes que lo padecen. El otro problema es el subregistro de los accidentes de trabajo. Hay muchos accidentes de trabajo en las escuelas…
- ¿Más de lo que uno cree?
- Más de lo que se conoce, porque los docentes no lo denuncian como accidente de trabajo. Lo que en otros sectores laborales se denuncia inmediatamente cuando hay alguna caída, torcedura o lastimadura en un lugar de trabajo, en este caso, el docente no hace la denuncia porque le trae muchos conflictos, tiene que hacer una gestión, un trámite, no sabe cuál es la ART que le corresponde. Siempre nos encontramos con eso, hemos tratado que esa información se difunda bien, pero el docente se lo olvida rápidamente.
Los causantes de los sufrimientos psíquicos son los modos autoritarios en que se gobierna la educación, la situación de desconocimiento de deberes y derechos, el estado de los edificios escolares. Este tema es muy serio, los edificios escolares están llenos de riesgos y peligros.
La cuestión salarial
Martínez también reconoce que la mayoría de los docentes está despolitizada y que, si bien la década del 90 tuvo mucho que ver con esto, muchos maestros “tienen resistencia a afiliarse a un sindicato o a tener relación con las centrales sindicales”. En este sentido, dice que sólo son pequeños grupos los que se acercan a CTERA. “Una gran cantidad de docentes no se identifica con el conjunto de los trabajadores, ni siquiera con los del servicio público, como los de administración y salud. Las enfermeras y las maestras tienen mucho en común, pero nunca salieron juntas a ninguna manifestación. El Estado ha impuesto, desde su origen, un carácter misional al trabajo docente. Desde Sarmiento y las misioneras que trajo para formar las tres primeras escuelas normales del país. Ese origen no fue en balde, sentó una piedra fundamental”, señala.
Con respecto al salario de los docentes, dice que lo que ganan sólo les alcanza para “poder sobrevivir” y que no tiene ninguna relación con la tarea desarrollada. “No es un salario que tenga que ver con la realización del trabajo, está relacionado con el costo de vida; en cambio, el obrero industrial sabe que el salario varía de acuerdo al trabajo que tenga”, puntualiza.
- ¿Actualmente, cómo se regula el salario de los docentes en Argentina?
- Sigue regulándose por el costo de vida. Además, está vinculado con la situación de cada provincia, todos los docentes ganan distinto. Por el momento el costo de vida es lo que nos persigue y no es igual en todo el país. Estamos muy lejos todavía de poder discutir salarios por tipo de trabajo o por complejidad de trabajo. Por ejemplo, si vos trabajás con 20 alumnos es distinto a trabajar con 50, pero eso no tiene nada que ver con el salario, nadie te paga más por eso. Tampoco se está luchando por eso porque se trata de que no haya 50 alumnos por aula. En otro trabajo eso es un plus, tiene que ver con una carga extra. Hay una cantidad de situaciones anómalas que no han sido consideradas.
- ¿Cuáles son las propuestas de CTERA para transformar la educación?
- No hay una sola propuesta. Hay una propuesta para modificar la formación docente. Los docentes, cuando salen de los institutos de formación no tienen mucha idea de lo que es el trabajo real que tienen que realizar en una escuela. Todas las normativas y prescripciones están muy lejos de la realidad con la que después se encuentran. Además, hay que modificar una serie de normativas y regulaciones que están hechas para perjudicar al docente, no para beneficiarlo. Los sindicatos, tratamos de avanzar sobre esos temas.
- ¿Cómo se tratan estas cuestiones en los sindicatos?
- Esto se trata en cada provincia, porque cada una tiene regulaciones y prescripciones propias, y hay muy poco a nivel nacional, entonces CTERA tiene muy poco que hacer, porque dialoga con un Ministerio de Educación que dice “yo no soy la patronal, las patronales son cada una de las provincias”. Entonces tenés que trabajar en cada una de las provincias para ver qué pasa.
- Pero siempre parece que llega al público sólo el reclamo de la recomposición salarial
- Sí, porque aparece como lo más inmediato, lo que está directamente vinculado con la subsistencia material de los trabajadores. Pero en el caso de estas últimas huelgas hubo otros temas de fondo, como las licencias y el estado de los edificios. Ese tipo de demandas también está en el reclamo de los docentes.
Un proyecto pedagógico nacional
Uno de los grandes temas que se discuten en el seno de la CTERA es cómo debe ser una nueva formación docente, y por eso hablan de un “proyecto pedagógico nacional”.
“Lo pedagógico nacional todavía no tiene una entidad nueva muy reconocible, lo que más se ha trabajado son los contenidos curriculares, que han pasado de provincia a provincia y tienen reglamentaciones o disposiciones provinciales que ponen muchos obstáculos para modificar algún plan de estudio”, dice Martínez.
Luego agrega que los aspectos del contenido curricular que se deben fortalecer están relacionados con “la organización escolar y con la organización del trabajo”. Por otro lado, también se habla de reinstalar el protagonismo de la escuela pública como referencia central de la educación.
- ¿Cómo se lleva a cabo esta tarea?
- Lo que sucede es que la escuela pública, como todo lo público, ha quedado descalificado desde las políticas de los 90. Lo privado aparece como lo mejor, en la salud, la educación y en todos los servicios. Lo público o estatal se ha descalificado totalmente. El Estado es corrupto, ineficiente, y en esa gran bolsa ha caído también la escuela pública. Los padres cambian a sus hijos a escuelas privadas, no sólo por las huelgas, sino también porque lo público se volvió un lugar peligroso. Los edificios no se arreglan a tiempo y los chicos no deberían trabajar en una escuela que está en obras, pero lo hacen, y eso no pasa en la educación privada, pero sí en la pública. Entonces, debemos volver a cuidar y tener un mayor prestigio de lo público. Hay que revalorarizar la educación pública desde la universidad hasta el jardín de infantes.
- En relación con la carrera de Pedagogía de la formación ¿Cómo se evalúa este tipo de experiencias de formación de formadores que se desarrolla desde la universidad pública?
- Es sumamente útil, porque tenemos que ver en qué lugar y cómo se forman los docentes. Estas experiencias, en la formación de los docentes, son muy importantes porque a veces llegan a la escuela idealizándola totalmente y en otros casos considerándola como un lugar donde “todo es viejo”, “caduco”, que “no sirve” y “los chicos son cada vez más violentos”; es decir, con una cantidad de pre-conceptos que, en algunos casos, son ciertos, pero sin reconocer que no todo eso es la escuela.
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