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Opinión
La inquietud por conocer el patrimonio
Un equipo del Museo de Antropología, conformado por la arqueóloga Susana Assandri, la arquitecta Isabel Roura Galtes y la historiadora Mariela Zabala, trabaja desde 2003 en diferentes proyectos orientados a involucrar a la sociedad en el conocimiento y cuidado del patrimonio. “Aquello que nos pertenece a todos los ciudadanos como referentes de nuestra memoria colectiva”, afirman. La iniciativa propone implicar a la comunidad en tareas de recuperación, investigación, conservación preventiva y valoración de los bienes patrimoniales a través de estrategias de educación patrimonial.
En estos últimos años el campo de estudio del patrimonio, como ciencia social, construye su objeto a partir de hechos sociales que los ciudadanos señalan como hechos de “pérdida de identidad”, “búsqueda de nuestros orígenes”, “adscripciones étnicas”, entre otros. Estos hechos sociales se transforman en problemas sociales que trascienden el límite de la disciplina específica y demandan la formación de equipos de trabajo interdisciplinarios.
A esto cabe sumar que, en la provincia de Córdoba, también se observa un creciente interés por parte de gobiernos y comunidades locales por el patrimonio cultural, considerado como una alternativa para el desarrollo a través de la reactivación económica que genera el turismo.
Tal vez la tarea más difícil es involucrar a la sociedad en el conocimiento y cuidado de lo que nos pertenece a todos los ciudadanos como referentes de nuestra memoria colectiva. Atendiendo a esta problemática, desde el Museo de Antropología se ha conformado un equipo de trabajo que, desde el año 2003, se plantea la necesidad de implicar a la comunidad en tareas de recuperación, investigación, conservación preventiva y valoración de los bienes patrimoniales a través de estrategias de educación patrimonial. Para cada experiencia en particular este equipo se vincula con otros profesionales del Museo de Antropología y del Área de Tecnología Educativa de la FFyH, que participan en calidad de asesores pedagógicos, colaboradores y especialistas en determinados tópicos.
Democratización de la cultura
El patrimonio ha tenido, y tiene, en las distintas sociedades un papel importante como legitimador de las acciones políticas, culturales y sociales. De ahí que “educar en patrimonio” implica realizar tareas de difusión, diálogo y confrontación ciudadana que permitan a la comunidad asignar valor y significado a sus referentes patrimoniales. Por otro lado, permite descubrir y reconocer los mensajes que transmiten los bienes ya patrimonializados, legitimados o legalizados, en su calidad de símbolos que hacen referencia a determinadas identidades.
Así entendida, la educación patrimonial es un modo de construcción, democratización y extensión de la cultura y la ciencia, tendiente a la inclusión social y cultural. Su objetivo es despertar, no sólo en los especialistas, sino en todos los ciudadanos, la inquietud por conocer el patrimonio, para que cada vez más personas sean capaces de reconocer y defender los bienes y valores con los que se identifican. A partir de este conocimiento y reconocimiento es posible que se involucren en la búsqueda de estrategias de uso sustentable de sus referentes patrimoniales.
Construir conceptos
Educar en patrimonio no es una tarea sencilla, ya que no se trata de transmitir determinados conocimientos sino de “construir” conceptos en cada lugar, de acuerdo con los modos de vida de su comunidad. Esto implica para nuestro equipo de trabajo una necesaria tarea de investigación previa sobre cada región en la que se trabaja, para descubrir sus problemáticas patrimoniales específicas, las cuales demandan aproximaciones singulares. A partir de esta investigación previa se elabora un diagnóstico que permite generar material pedagógico específico para cada jornada y grupo destinatario. Recién entonces es posible realizar encuentros, construir conocimientos, debatir ideas…
En todas las experiencias realizadas -con personas de distintas edades, con diferente grado de formación y con diversas inquietudes-, cuando se proponen vínculos personales con los objetos, surgen memorias e identidades grupalmente compartidas en la comunidad involucrada, a partir de las cuales es posible comenzar a construir los conceptos de patrimonio e identidad.
Contextos presenciales y virtuales
Nuestro trabajo de investigación y educación patrimonial se materializa bajo distintas modalidades. Por un lado, venimos contando cómo se construyen los conocimientos en los encuentros presenciales, donde el denominador común en los participantes es la pertenencia a un lugar determinado, y esto permite construir la idea de patrimonio a partir del trabajo sobre problemáticas concretas. Cada seminario, curso o jornada presencial de educación patrimonial implica una instancia de producción de conocimientos regionalizados, surgidos de la propia comunidad pero enmarcados teóricamente.
En la educación patrimonial que se lleva a cabo dentro del programa de educación a distancia on-line “Educación y museos, patrimonio para todos”, la situación es bien distinta. Internet, como contexto educativo, permite convocar en cada experiencia a grupos destinatarios muy heterogéneos y diversos en cuanto a formación de grado, edades y espacios geográficos desde los que interactúan. Las únicas limitaciones allí se encuentran en el lenguaje, y en el acceso a internet. Por lo tanto, los contenidos con los que educamos en patrimonio en internet varían sustancialmente de aquellos que utilizamos habitualmente en contextos presenciales.
Este cuestionamiento nos llevó a reformular permanentemente nuestras propias concepciones sobre el patrimonio cultural.
Si en los encuentros presenciales se hace hincapié en el territorio, en la memoria compartida, en las identidades múltiples de la localidad o región en la que se trabaja, en los encuentros virtuales se plantean conceptualizaciones en torno a criterios no territoriales, aprovechando las cuestiones "a-temporales" y "a-espaciales" (propias de internet) para favorecer aprendizajes relacionados con las actitudes, los valores y los conceptos. A partir de sólidos planteamientos conceptuales sobre patrimonio, educación patrimonial y contextos educativos, se trabaja con la idea de promover en los alumnos una comprensión de los conceptos abordados vinculándolos con el análisis de su realidad inmediata. Los participantes, al permanecer en su propio entorno profesional y social mientras desarrollan su proceso formativo, deben ser capaces de encontrar precisamente en ese ámbito los objetos de estudio para responder a las consignas que se plantean en las actividades.
Por Susana Assandri (arqueóloga), Isabel Roura Galtes (arquitecta) y Mariela Zabala (historiadora)
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