Opinión

Ciudad de las Artes... ¿sólo edificios?

A propósito de la inauguración de la promocionada Ciudad de las Artes, construida por el gobierno provincial en el predio del ex Batallón de Comunicaciones, la jefa del departamento de Plástica de la Escuela de Artes de la FFyH, Sandra Mutal, aportó las siguientes reflexiones:

hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé”… o no sé qué golpes son los más fuertes… o si duelen o no los golpes... o si la vida se hace fuerte para soportar los golpes... en fin.

1- Tengo el recuerdo de haber vivido, también durante un gobierno democrático y con utilización de fondos públicos, la inauguración de otro centro, el de Arte Contemporáneo Chateau Carreras, por aquel entonces tan prometedor como la actual Ciudad de las Artes (CDA). Vino un mismo hombre, un mismo artista, Antonio Seguí, quien recientemente manifestó a un matutino local: “Estoy al margen de las corrientes, de las vanguardias”; y agrego yo: pero no de los gobiernos. Aquel Centro nunca contó con suficiente presupuesto, ni con el personal necesario para generar el espacio por todos imaginados. Lo fue destruyendo el tiempo y la desidia de nuestros funcionarios.

2- Desde hace varios años las escuelas de arte de la provincia vienen reclamando mayor presupuesto. Hubo pedidos recientes y urgentes para que no las cierren. ¿Cómo es posible que, de repente, esos mismos funcionarios crean en el arte e inviertan casi cuarenta millones de pesos en ese espacio al que nunca  prestaron atención? ¿De qué hablamos cuando inauguramos edificios bellos? Creo que sólo de eso: inaugurar edificios bellos.

3- La Escuela de Artes de la FFyH hizo pública una nota de opinión sobre el recorte en la carga horaria para las materias de enseñanza artística  que efectuó el gobierno provincial. Pensemos por un instante que las escuelas de artes ubicadas en el nuevo predio, con mayor espacio físico, atraerán seguramente a más jóvenes, que verán en ellas un futuro. Es el mismo gobierno quien limita esas posibilidades al sancionar decretos que dejarán sin trabajo a gran parte de la población docente; es más, hoy ya hay colegios que no tienen docentes de enseñanza artística.

4- Emplazado en una prestigiosa loma de un tradicional barrio céntrico de nuestra ciudad tenemos un museo, “el Caraffa”, cuya dirección, nombrada por el actual gobierno, no da cuenta de la presencia de artistas locales contemporáneos en su programación. Con el agregado de que no dispone de grandes recursos para sus actividades. Es muy difícil que un artista de Córdoba realice hoy una exposición, y estoy hablando de la falta de apoyo a la producción del arte local desde un lugar, quizás el más importante en la provincia, para el arte contemporáneo. ¿Adónde expondrán nuestros jóvenes artistas egresados de los nuevos y bellos edificios?

5- Me asombra, es decir, arrojan sombra sobre mí, los medios de comunicación, con su escasa puesta en crisis de estos mega-show-espectáculos, que pasan a engrosar las filas de nuestros tan manoseados sueños de grandeza argentinos.

6- Qué lástima que no pudimos escuchar en la inauguración el himno nacional cantado por alguien de nuestra provincia; pienso, qué sé yo, a lo mejor Jairo, alguna de las mujeres del grupo De Boca en Boca... De todos modos, gracias a Patricia Sosa, lo mismo.

7- Me quedé (y no sola) esperando que llegue la tarjeta de invitación que nunca llegó. La Escuela de Artes de la UNC nunca recibió invitación para estar presente en el lanzamiento de la Ciudad de las Artes.

Me seguiré preguntando:

¿Cuál es el rol del Estado en la Cultura?

¿Cabe pensar que esta ‘falta de seriedad del Estado' es en sí misma una política? 

Esto no pretende ser más que una reflexión sobre algunos episodios de nuestra historia reciente. Para que pensemos juntos sobre la verdad y sobre la mentira. Sobre lo que se dice y lo que se hace.

Bien sabemos que el arte merece éste y muchos espacios como éste.

Pero también merecemos un gobierno que nos proponga realmente ejecutar proyectos serios, a largo plazo, de largo alcance, que estimulen, apoyen y generen políticas culturales que permitan a los que estamos, a los que vienen y a los que vendrán, desarrollar su producción en un marco de resguardo y protección.

Merecemos un gobierno que sostenga, continúe y mejore lo que ya tiene, y no que comience siempre de nuevo.

“Lo que sabemos o lo que creemos afecta el modo en que vemos las cosas”. (Berger, John, Modos de Ver, ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1975)

Lic. Sandra Mutal

Jefa Departamento de Plástica

Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC 


Garantías en peligro

El 18 de abril último, días antes de que la Legislatura provincial aprobara la ley de Seguridad Pública que impulsó el poder Ejecutivo, el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades aprobó la siguiente declaración, por unanimidad:

Ante el inminente tratamiento del proyecto de ley de Seguridad Pública para la provincia de Córdoba, impulsado por el poder Ejecutivo, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC manifiesta su preocupación por el contenido de dicho proyecto.

Esta misma preocupación fue hecha pública con sobrados argumentos por organismos de derechos humanos, organizaciones no gubernamentales y otras instituciones de la sociedad civil que han rechazado el proyecto de ley en cuestión, que recorta las garantías jurídicas y civiles de los sectores más vulnerables de la ciudadanía, a la vez que amplía las atribuciones de la policía y demás integrantes del llamado "Sistema Provincial de Seguridad Pública" para investigar, recopilar y administrar información confidencial de las personas, inspeccionar "con finalidad preventiva" vehículos, domicilios particulares, casas de hospedaje, movimientos de pasajeros, organizar registros de vecindad, entre otros.

Al mismo tiempo, permite a las fuerzas de seguridad intervenir incluso ante conductas que no constituyen delito, y promueve una peligrosa  avanzada antigarantista. La Facultad, que en otra oportunidad se pronunció en contra de las tratativas del gobierno provincial y el Manhattan Institute, considera que este proyecto de ley constituye un evidente retroceso del Estado de Derecho porque podría vulnerar principios jurídicos fundamentales establecidos por las Naciones Unidas y reconocidos en la Constitución nacional.