Diciembre de 2007 | Año 3. Nº21
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA, Argentina
 


Opinión

Pasantías en debate

En los últimos meses, en la FFyH se generó un conflicto con los pasantes que trabajan en la institución. A continuación se incluyen tres artículos de opinión que abordan, desde distintas posiciones, algunos aspectos de esta situación. Escriben: Alicia Loforte, secretaria de Asuntos Estudiantiles; un grupo de pasantes de la FFyH y Lilia Hernández, no docente del Museo de Antropología.

¿Por qué las pasantías?

El de las pasantías es un lugar complejo. Definida como “extensión orgánica del sistema educativo en ámbito de empresas u organismos públicos o privados…”(Ley 25165) plantea de inicio una doble adscripción: al mundo del trabajo por una parte y al de la formación del estudiante por otra; lo cual genera no pocas dificultades a resolver, entre otras tantas, las que derivan de que las relaciones laborales no revisten las mismas características que las pedagógicas.

Esta complejidad vuelve al espacio muy vulnerable, factible de desvirtuarse fácilmente y, por ello, también muy susceptible a la crítica.

En este marco, entonces, nos parece una buena pregunta ¿por qué sostenerlas?

Quienes estudiamos en una Facultad cerrada, sin intersticios para la integración de los estudiantes a ningún espacio, quizás, tengamos más presente la necesidad de éstos, aún asumiendo sus limitaciones. En general los pasantes encuentran formas de integración y primeras experiencias laborales enriquecedoras tanto en empresas y ong’s como en la misma Universidad, en tanto se piensen estas experiencias no como una simple extensión de la formación académica, sino como una posibilidad para poner en juego algo del conocimiento adquirido en el mundo del trabajo, de hecho a partir de estas experiencias muchos se incorporan a otros espacios diversos después, o quedan como empleados efectivos. Por otra parte, no deberíamos olvidar que en un contexto donde los montos promedio de las becas disponibles para los estudiantes son aproximadamente de 200 pesos mensuales, la asignación estímulo de un pasante también se vuelve una opción (a veces la única disponible) para muchos que necesitan trabajar un tiempo sin perder justamente su condición de estudiantes. Creemos entonces que, en beneficio de nuestros alumnos, bien vale el desafío de seguir revisando y mejorando el sistema.

Alicia Loforte
Secretaria de Asuntos Estudiantiles - FFyH

 

La discusión sobre la mesa

Decidimos escribir en la revista Alfilo para dar cuenta de nuestra experiencia como pasantes de esta Facultad, experiencia que no puede estar desvinculada de los procesos y acontecimientos de los últimos meses, que tienen su origen a fines de 2005.

Para ese entonces mantuvimos varias reuniones con la decana para tratar algunos puntos o aspectos que a nuestro entender debían ser revisados en relación al sistema de pasantías tal como se venía implementando en nuestra Facultad.

El sistema de pasantía surge con el propósito de acercar a los estudiantes universitarios a la práctica profesional, vinculadas a su área de estudio. Surge la pasantía como una posibilidad cierta de que miles de jóvenes universitarios se integren a diversos ámbitos de trabajo donde poder iniciar una promisoria carrera profesional. Pero visto desde un contexto social y económico, el régimen de pasantías aparece durante los años de la flexibilización laboral promovida por Menem en la década del ‘90. Se facilitaba así a numerosas empresas e instituciones de mano de obra calificada a cambio de un “estipendio” mínimo para cubrir gastos de viáticos derivados de la práctica “pre-profesional”

Más cercana a nuestra realidad, en la Facultad de Filosofía y Humanidades, y peor aun en la universidad toda, los pasantes cumplen tareas que deberían estar cubiertas con cargos administrativos en diversas unidades académicas. Llegamos a ser concientes de que prácticamente en todas las unidades académicas de esta facultad, alguna (o varias) actividades están siendo cumplidas por pasantes, y en muchos casos actividades no relacionadas con su formación académica. El problema involucra un posicionamiento político en relación a una gestión del presupuesto, ya que se relaciona con el problema del presupuesto universitario. Y al mismo tiempo una política interna de esta Facultad, que incorporó gran cantidad de pasantes para cubrir áreas que debían estar a cargo de personal administrativo, áreas que se desarrollaron con el crecimiento de la Facultad a partir de los recursos propios que estas nuevas áreas generan.

El problema es que se ha tergiversado el sentido mismo de la pasantía, tal como advierte la nueva ley que espera sanción de los senadores, donde ya un joven pasante no podrá mantenerse en el mismo lugar por mas de un año, obligando a todos los involucrados a que realmente se considere la pasantía como una práctica pre-profesional y no un puesto que exige permanencia en el tiempo y que es cubierto de manera precaria por una pasantía.

¿Qué reclamamos en su momento? Revisión del sistema de pasantías, revisión de la duración de la misma, de la pertinencia de las tareas y responsabilidades, la necesidad de supervisión de las mismas, el reconocimiento de la carrera académica de los pasantes, la actualización del monto de las asignaciones estímulo, y el pago del retroactivo estipulado por decreto a finales del 2006.

¿Qué conseguimos? El pago del retroactivo al mes de diciembre de 2006, tal como lo prevé el decreto 1546/06, y con ello el reconocimiento tácito de que era legítimo nuestro reclamo. También conseguimos la incorporación de estudiantes y pasantes de nuestra Facultad a la comisión creada por resolución decanal que en sus comienzos estuvo conformada sólo por secretarios y tutores institucionales de la gestión, comisión que tiene por objeto, en el marco de nuestro reclamo, revisar el sistema de pasantías actualmente vigente. Conseguimos, como igual de importante, poner en discusión y cuestionar la institucionalización de ciertas prácticas que se han naturalizado en relación al sistema de pasantías, que involucra a toda la comunidad de nuestra Facultad, incluso a toda la comunidad universitaria.

¿Cuál es el balance? El movimiento genera cambios y en esa dirección movilizamos una situación que a nuestro entender necesitaba ser revisada. Esto precisamente es lo que ha generado este espacio de opinión en esta revista y está bueno que se discuta. Las voces que hoy conversan sobre el tema fueron convocadas por dicho movimiento. Y nuestra esperanza es que se puedan discutir y analizar las diversas aristas de este conflicto, que se rescate el sentido fundacional del régimen de pasantías y que se pueda desarrollar qué es lo tergiversado en este sistema.

El resultado más pobre de esto sería que los espacios de pasantías que funcionaban realmente como tales se pierdan y que los pasantes tergiversados sean reemplazados con nuevos pasantes tergiversables. En este sentido, rechazamos el NO reconocimiento de funciones administrativas que son desempeñadas por pasantes y que se consolidan en la práctica como un trabajo y no como “Prácticas Pre- profesionales” como estipula la ley. En consecuencia, sabemos que el NO reconocimiento de estas prácticas, consolida la política de flexibilización laboral emanada de la ley de pasantía de 1995, en el marco de la ley de Educación Superior.

No es nuestro propósito tirar por tierra los aspectos positivos de cumplir una pasantía, pero creemos que es momento de sincerarnos y reconocer que los límites de las pasantías se han vuelto borrosos y poco claros, y no para nuestro beneficio. Hemos logrado, al menos, dejar la discusión sobre la mesa.

Pasantes de la FFyH

 

La crisis del sistema

Me dirijo a los lectores de la revista Alfilo, con el  interés de poder compartir algunos interrogantes que me genera la actual crisis del  sistema de pasantías rentadas de la FFYH de la  UNC, manifestada y explicitada por el reclamo que hicieron los pasantes para el pago de sus asignaciones estímulo con aumento retroactivo desde el mes de diciembre, según lo establecía la resolución a nivel nacional. 

Lo primero: quisiera enmarcarme  en la  Ley  Nº 25.165 del Ministerio de Educación  - 22/10/99, la cual crea el  "Sistema de Pasantías Educativas" determinando en su artículo 2º que "se entenderá como pasantía a la extensión orgánica del sistema educativo en el ámbito de empresas u organismos públicos o privados en los cuales los alumnos realizarán residencia programada u otras formas de prácticas supervisadas relacionadas con su formación y especialización , llevadas a cabo bajo la organización y control  de las unidades educativas que lo integran , y a las que ellos pertenecen, según las características y condiciones que se fijan en convenios bilaterales estipulados en la presente ley".

Asimismo, considero que los artículos 15 y 16 de la normativa de referencia relacionados a la asignación estímulo, carga horaria, descanso, transporte, beneficios y obligaciones son ambiguos, ya que permitieron, a lo largo de estos ocho años,  diferentes interpretaciones  y aplicaciones, cuando no arbitrariedades e irregularidades según la autonomía de las dependencias educativas que las ponían en acto.

Por otro lado, no podemos negar que en ella también se menciona claramente la existencia de tutores institucionales con sus respectivos roles (art. Nº 21)  y académicos (art. Nº 22) que se deben designar en forma personal para cada pasante.

Cabe preguntarse entonces si las autoridades dan a conocer dicha reglamentación al estudiante pasante antes que éste inicie su experiencia de pasantía; o si el estudiante solicita tomar conocimiento de la reglamentación que lo amparará (o no) en su experiencia

Sin vueltas: ¿qué roles cumplen los tutores? ¿Realizan el seguimiento y acompañamiento  de los pasantes a su cargo? 

Sé que en la mayoría de los casos los docentes tutores sólo son consignados como una formalidad administrativa (con el puntaje  correspondiente  a tal función en su curriculum vitae) sin llegar a conocer personalmente a los estudiantes pasantes que tienen a cargo.

 ¿Se hubiera manifestado esta crisis si los tutores hubieran tenido una participación activa  en el marco del cumplimiento de sus responsabilidades?

 ¿Porqué los pasantes  no  reclamaron  el cumplimiento real  de sus roles, constituyéndolos quizá en interlocutores válidos, mediadores en este conflicto? 

Lo segundo: es de constatar que las principales partes involucradas en el conflicto -autoridades de  los diferentes niveles y estudiantes pasantes (dejo de lado los docentes tutores por lo mencionado anteriormente)- resuman, sinteticen el mismo en el reclamo sobre la asignación estímulo. Pareciera que: "Pagado lo reclamado, los problemas están solucionados."

¿Acaso no es esto un autoengaño? ¿Acaso no sabemos que la crisis estaba – desde hace tiempo- instalada en el sistema como tal, desvirtuado,  y que, por lo tanto, merecía otro tratamiento, análisis y solución?

¿Por qué las autoridades no previeron mecanismos para la  resolución de esta crisis?

Lo tercero: es interesante ver cómo este conflicto  hizo visible el profundo deterioro en las relaciones sociales  entre las partes involucradas:

  • Imposibilidad de  diálogo  y escucha. 

  • Posturas inflexibles de ambas partes.

  • Imposibilidad de autocrítica, de reconocimiento de  errores y aciertos.

  • Desconocimiento de obligaciones y derechos por parte de los pasantes.

¿Pueden estas posturas y actitudes cobrar tanta importancia a punto tal que  impidan realizar un análisis más objetivo en búsqueda de soluciones efectivas?

Lo cuarto: muchas veces critiqué (criticamos) como adultos, a las generaciones jóvenes de 20 o 30 años, por su individualismo, conformismo, desmovilización, apatía, indiferencia  a nivel  político (ya que reconozco su activa participación en nuevas manifestaciones socioculturales).

Y ahora, ante una  acción colectiva por parte de estos jóvenes, en defensa de sus derechos, por lo tanto con un claro objetivo político (que busca el bien común del sector al que pertenecen), los adultos involucrados en el conflicto sólo pudimos valorarla como incorrecta, injusta, sintiéndonos además atacados por aquella.  Las maneras y modos pudieron estar erradas, pero...

¿No es otra la actitud y respuesta que deberíamos tener como adultos ante estas  manifestaciones de los jóvenes? ¿Dimensionamos las conclusiones, lecciones que generarán en nuestros jóvenes sus acciones y la respuesta encontrada?

Es importante aclarar que lo anteriormente expuesto es una reflexión, producto de mi desempeño durante varios años en relación con el sistema de pasantías rentadas de la UNC.

En efecto trabajé (como no docente) co-coordinando dicho sistema en la Secretaría de Extensión de la Escuela de Trabajo Social durante el período 2002-2005. Luego, a partir del febrero de 2007 en la actual dependencia en la que me encuentro,  estuve a cargo -junto con la coordinadora del área- del seguimiento de los pasantes a los que hemos tratado de respetar en sus derechos, como también exigir el cumplimiento de sus obligaciones.  

Por lo tanto, la medida de fuerza implementada por los estudiantes  me sorprendió al igual que las respuestas que se van generando desde las autoridades.

Mis interrogantes continúan... 

Creo  que "la verdad  y la justicia"  se construyen en la medida en que  permitimos que nuestra concepción de verdad y de justicia sea puesta en duda  por las concepciones de  verdad y justicia del otro, el diferente, el opuesto, el contrario.

Espero que esta nota no naufrague como una botella arrojada al mar en el océano de la palabra, sino que encuentre un puerto y una respuesta, en lo posible a la altura de los interrogantes que he formulado.

 Lilia Hernández - Museo de Antropología - FFyH