Por las Escuelas
Recuperan
cintas de LW1
con sonidos de otra época
Docentes y alumnos
de la escuela de Archivología de la FFyH trabajan desde agosto de 2004 en la
recuperación de los documentos sonoros de radio Universidad para generar el
primer archivo de audio de Córdoba. El objetivo es trasladarlo al formato
digital y ponerlo al servicio de la comunidad.
El material estaba en una terraza
húmeda y requiere un fino trabajo de limpieza, identificación y registro.
Alumnos
realizando el aspirado y la limpieza de los discos
El profesor de Archivología
Manuel Vázquez decía en sus clases que “los archivos son un recurso y un
patrimonio”. Son un recurso porque “la institución se vale de ese material
para difundirlo”, y son un patrimonio porque el archivo “es el reflejo de la
institución”. Quizás, por eso sea tan importante que la carrera de
Archivología esté trabajando en la recuperación de los registros de audio en
los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba.
La propuesta nació el año
último de la mano del gerente de Radio Universidad, Víctor Wayar, quien convocó
a la escuela de Archivología de la FFyH para que asista a la radio en la
recuperación de documentos sonoros con el objetivo de generar un archivo de
audio.
Desde entonces, la cátedra
de Archivos de Imagen y Sonido, con su titular Marta Rufeil y su jefe de
Trabajos Prácticos Norma San Nicolás, trabaja en el predio de los SRT con
estos documentos. Además, la cátedra de Medios de Reproducción, a través de
su JTP Mercedes Vázquez, colabora en la identificación y características de
los soportes.
El trabajo consiste en la
“recuperación de las cintas sonoras, abiertas y en carretes; casetes de audio
y discos en vinilo, para organizar el material que estaba en desuso por el
desarrollo que ha tenido la radio en este tipo de soportes”, explica Mercedes
Vázquez, quien también colaboró en la recuperación del material fílmico del
Centro de Documentación Audiovisual (CDA) de la FFyH.
“Lo que se pretende por
parte de la radio es que se recupere este tipo de soporte y, en un futuro, se
llegue a digitalizar. No solamente se trata de conservar en su soporte original
las grabaciones, recuperarlas, sino también tenerlas como un archivo al
servicio de la comunidad”, dice Vázquez, pensando en los múltiples usos que
ese material podría tener en manos, por ejemplo, de investigadores o
documentalistas.
Los docentes y alumnos de las
cátedras primero elaboraron plantillas para registrar los diferentes soportes
encontrados y así realizar una descripción pormenorizada de cada uno. Luego
limpiaron de polvo las cintas abiertas y las ataron para un mejor manejo. Según
el informe de Norma San Nicolás, “se limpiaron, describieron y realizaron 660
atados de estas cintas abiertas; se recuperaron 85 discos y se limpiaron otros
352”.
Una vez atados y rotulados
los documentos, “todo se transcribió a un registro donde se asentaron los
datos sobre la cantidad de materiales y la información que cada uno
contiene”, explica Vázquez, y prosigue: “De acuerdo al soporte, cada
material requiere de determinadas características de conservación; en general
demandan de un ambiente frío y seco”.
Sin embargo, el lugar donde
se encontraban los materiales no se distinguía por estas características. Por
el contrario, estaba ubicado “en una terraza, cerca de la radio, de construcción
precaria y sin terminar; con las paredes con signos de humedad y pisos de pórtland”.
A su vez, “la manipulación
de los materiales se debe hacer con guantes de algodón, no se deben tocar las
cintas y hay que limpiarlas con una gamuza o con un cepillitos muy finos. Además,
no deben estar en lugares que tengan magnetismo”, expone Vázquez.
El trabajo global se divide
en tres etapas: la de recuperación y de buena conservación en un espacio; la
de transferencia a otro soporte; y la de utilización. En ese sentido, Vázquez
explica que los archivos “recién se pueden utilizar cuando han sido pasados a
formato digital, ya que entonces pueden ser difundidos y servir como base de
datos para la institución o para investigadores”.
Ahora el trabajo se encuentra
en la fase de registro. En esta primera etapa se identifican y registran los
materiales que hay, sin respetar el orden cronológico. Después, cuando se
transfiera a un archivo en condiciones, será ordenado y separado según el tipo
de soporte. Y recién entonces se identificará el contenido y se trasladará a
otro formato.
“El valor no está en la
cinta, sino en el contenido de esa cinta”, precisa Vázquez, anticipando que
lo más trascendente aún no fue descubierto. Los secretos que esconden esos
documentos, es decir, las voces de los protagonistas de otras épocas y los
sonidos de otros tiempos, todavía esperan ser develados.