Sin Fronteras
Estudiantes
de intercambio, protagonistas
de un desafío
Tres alumnas de la
FFyH estudian hoy en Brasil y un estudiante volvió de
Estados Unidos hace un mes. A su vez, un alumno viaja a México el próximo
cuatrimestre. Todos participan de programas de intercambio y aseguran que se
trata de una experiencia “maravillosa”. Hacen comparaciones, se adaptan al ritmo de nuevas ciudades, cambian su dieta y reivindican la posibilidad de hacer nuevos amigos.
Matías
Parmigiani, estudiante de Filosofía, en el Capitolio de Austin
(Texas)
Si
estudiar abre la mente y viajar fortalece el corazón, la combinación de ambas
cosas puede resultar una experiencia enriquecedora e inolvidable. Y ese parece
ser el caso de los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
UNC que actualmente participan de programas de intercambio con casas de estudios
de otras partes del mundo.
Por estos días, las alumnas
que participan de esa experiencia son María Julia Oliva Cuneo, de la Escuela de
Artes (departamento Plástica), y Ana Guadalupe Montenegro, de Ciencias de la
Educación, que se encuentran en la Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG)
de Brasil. Rocío Arrieta, también de Ciencias de la Educación, concurre a la
Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS) en la ciudad de Porto Alegre
del mismo país.
Las tres
viajaron en el marco del Programa Escala, en el que participan las universidades de Argentina, Brasil,
Uruguay y Paraguay que integran el Grupo Montevideo (AUGM). El programa prevé
que los estudiantes de grado puedan cursar un semestre en otra universidad
participante y obtener el reconocimiento de tales materias en su universidad de
origen. Además, brinda beca para alojamiento, manutención y ayuda para el
pasaje. Las tres fueron seleccionadas
entre noviembre y diciembre de 2004 y se fueron en marzo de este año.
Tras aprobar un proceso de
selección, que sortearon gracias a sus respectivos méritos académicos, ellas
se mudaron de país, se instalaron en una nueva universidad, se acomodaron a un
nuevo ritmo de estudio y, sobre todo, se adaptaron a nuevos hábitos y
costumbres.
A su vez, Matías Parmigiani,
de Filosofía, estuvo en la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos), y
Gonzalo Bustos, también de Artes (departamento Música), estará en pocos días
en la Universidad de Colima, en México. El alumno de quinto año ganó una beca
del programa Jóvenes de Intercambio México Argentina y terminará su
licenciatura en el Instituto Universitario de Bellas Artes de aquel país.
María Julia Oliva Cuneo y
Guadalupe Montenegro se encuentran en la Universidad de Minas Gerais. Entre un
parcial y otro, ambas le contaron a alfilo su experiencia en esa
Universidad, haciendo hincapié en las diferencias “de distinto tipo” que
existen entre la UNC y la UFMG. “Esta (UFMG) es una universidad muy nueva (si
se la compara con la UNC, que tiene casi cuatro siglos) ya que fue creada en el
año 1927 imitando el modelo norteamericano de educación superior, con un
sistema de créditos y con mayor preocupación en la investigación y en la
postitulación que en la formación de grado”.
Sin embargo, lo que más
destacan es que esa casa de estudios “tiene un grave problema en el
ingreso”. En el año 2005 la UFMG ofreció 4.674 lugares a 73.730 aspirantes a
ingresar en los 48 cursos de graduación. “Las posibilidades de ingreso están
claramente determinadas por nivel económico - social, que posibilita el acceso
a los cursos privados de preparación para el examen vestibular”, cuentan las
alumnas.
“El gobierno de la UFMG
también es colegiado, pero la participación estudiantil en relación a la
docente es menor que en la UNC (un estudiante cada cinco profesores). Hay, también,
órganos de representación estudiantil como nuestros Centros de Estudiantes,
pero pese a ello la relación de los alumnos con la universidad es más
‘clientelar’ y acrítica, lo que es llamativo en un momento en se está
trabajando aquí una reforma universitaria”, indican María Julia y Guadalupe.
En cuanto a la vida social,
dicen que está bastante restringida al ámbito de la Moradía (la residencia
universitaria donde viven todos los intercambistas), que está ubicada lejos del
centro de Belo Horizonte que, a su vez, al ser una ciudad con tres millones de
habitantes también es insegura y obliga a “extremar las precauciones”.
Sin embargo, los días en la
Moradía tiene su encanto. “La necesidad de contención de todos los que
estamos lejos de casa generó reuniones permanentes y relaciones humanas
profundas; lo que creemos que finalmente marcó el saldo más positivo de esta
experiencia. Más allá del enriquecimiento académico y la apertura a nuevas
perspectivas en cada una de nuestras disciplinas, el enriquecimiento personal
que significó conocer gente de muchos países, entre los que hay brasileros,
ingleses, portugueses, alemanes y africanos, fue lo más importante”,
coinciden María Julia y Guadalupe.
Desde Porto Alegre, Rocío
Arrieta también señala las diferencias entre la Universidad de Rio Grande do
Sul y la Universidad Nacional de Córdoba. “Me parece importante destacar la
restricción que existe para entrar a la universidad. En Brasil se debe rendir
un examen de ingreso, llamado de vestibular, para ingresar a cualquier carrera.
Es un filtro muy grande, especialmente para quienes fueron a una secundaria pública
y no se prepararon en ningún instituto privado”, señala Rocío, en
coincidencia con sus colegas de Mina Gerais. “Aquí el colador está en el
comienzo, aunque después no hay tanta deserción como en la Argentina”,
agrega.
También encuentra
“bastantes diferencias” en cuanto a la carrera de Ciencias de la Educación.
Dice que “el plan de estudios es bien diferente ya que en la UFRGS hay
materias más didácticas y también psicología”. Otra diferencia es que allá
no es necesario hacer la práctica pedagógica del Mope para ser profesor ni
tampoco una tesis para finalizar la licenciatura, que apenas dura cuatro años.
Dice que la Facultad de
Educación donde ella cursa sus materias está bien equipada, con una sala de
informática para uso de todos los alumnos y salas de investigación donde que
cada profesor trabaja con sus grupos. “Creo que la UFRGS está mejor equipada
que la UNC, que cuenta con más recursos a nivel material. Sin embargo, no veo
eso a nivel de la enseñanza, ya que en la UNC hay mayor exigencia que aquí”,
asegura en su correo electrónico.
La vida cotidiana, según
cuenta Rocío, también es muy distinta. Ella vive en la Casa de Estudiantes
Universitarios, junto con chicos de todo el país y otros intercambistas.
“Estoy en un cuarto preparado especialmente para la gente de intercambio, que
comparto con tres chicas argentinas, y en el otro cuarto vive un chino”,
explica, antes de enumerar esos pequeños detalles que también le cambiaron la
vida.
“Me tuve que acostumbrar a
comer todos los días en el Restaurante Universitario; ahí desayunamos,
almorzamos y cenamos de lunes a viernes. El desayuno es de 7 a 8, el almuerzo de
11 a 13:15 y la cena, que es lo que más me costó acostumbrarme, de 17 a 19:15.
La comida es muy rica, sólo que cambié mi dieta porque estoy comiendo arroz y
feijao todos los días, ya que aquí lo usan para acompañar las comidas como
nosotros usamos el pan”.
“Porto Alegre me parece bastante más cara que Córdoba”,
y aunque ambas tienen la misma cantidad de habitantes, aquella es más
peligrosa, “especialmente para las mujeres y sobre todo si son extranjeras;
aunque a nosotras nunca nos ha pasado nada”, aclara. Y luego explica: “Después
de las 19:30 no es aconsejable salir sola a la calle y hay que tener mucho
cuidado por dónde caminar”.
El problema del transporte no
es solamente cordobés. Rocío dice que en Porto Alegre “el transporte también
es muy caro; los taxis cuestan una locura y un pasaje en colectivo urbano sale
1,75 reales, aunque son más confortables que los nuestros y tienen mayor
frecuencia”.
Claro que en el intercambio
no todo es estudio. Por eso Rocío lamenta que “las entradas a los boliches
son bastante caras (valen de 15 reales para arriba)” y cuenta que ellas (las
argentinas) van a unos que están cerca de la residencia universitaria, que
cuestan unos 5 reales. “Están en un barrio que se llama Ciudade Baixa, que es
una especie de Nueva Córdoba. Tanto las fiestas como los boliches empiezan
temprano, cerca de las 23, y a las cinco de la mañana ya está todo
terminando”.
Pese a los cambios de hábitos,
ella asegura que estudiar en otro país “es una experiencia maravillosa en la
que se aprenden muchísimas cosas, no solo a nivel académico sino también
humano, ya que uno comparte con gente que no conoce y se relaciona con miles de
personas todo el tiempo”.
Como síntesis de su
experiencia, Rocío deja una recomendación: “A cualquiera que esté en duda
respecto de hacer un intercambio, le aconsejaría que deje de dudarlo y se anime
nomás!”
Recién llegado de la
Universidad de Texas en Austin, Matías Parmigiani fue el primer alumno en
viajar a Estados Unidos en el marco del Programa en Lengua Española y Cultura
Hispanoamericana que existe desde el año último entre esa Universidad y las
Facultades de Filosofía y Lenguas de la UNC.
El convenio destinado a
promover la formación de estudiantes en el extranjero prevé que los
estudiantes de Texas vengan durante junio, julio y agosto a realizar cursos de
lengua española y de cultura latinoamericana y argentina y, a su vez, con el
dinero recaudado a partir de lo que ellos invierten aquí -calculado en unos
6000 dólares- se apoya la generación de becas para los estudiantes de grado de
la FFyH y de Lenguas.
El beneficiario obtiene una
beca completa en la Universidad de Texas, consistente en el cursado de cuatro
materias de su especialidad en el período de un semestre. Para postularse, es
necesario tener aprobado, al menos, el 70 por ciento de las materias que
integran la carrera, demostrar un conocimiento fluido del inglés y elevar un
proyecto donde figuren las materias que el estudiante esté interesado en
cursar, como así también una fundamentación de la relación que guardan esas
materias con el trabajo de investigación que el alumno esté realizando en Córdoba.
“Un informe reciente
publicado por una encuestadora ubicó a la Universidad de Austin entre las 20
mejores del mundo. Es una institución pública, lo que implica que su
presupuesto está regulado por el Estado de Texas, pero los estudiantes deben
costearse los estudios, pagando la matrícula y los aranceles de las materias en
las que se inscriben”, cuenta Matías, pese a que él por ser alumno de
intercambio estaba exento de estas obligaciones.
“La Universidad le ofrece
al estudiante una gama de instalaciones y actividades gratuitas de lo más
variada: desde gimnasios imponentes e instalaciones deportivas de todo tipo
hasta obras teatrales, musicales y conferencias. Hasta el servicio de transporte
es gratuito para el estudiante”, recuerda, todavía sorprendido.
La Universidad de Texas es la
mejor de Estados Unidos en áreas como economía, ingeniería y ciencias
aplicadas. Y el departamento de Filosofía en el que cursó Matías fue
catalogado por el Gourmet Guide to Graduate Study in Philosophy como muy bueno y
excelente en áreas como “filosofía de la mente” y “filosofía analítica”.
Sin embargo, dice que el
nivel académico que pudo comprobar allí “es muy similar al que uno puede
apreciar aquí, tanto en profesores como en alumnos”. Y agrega:
“Personalmente creo que los profesores de nuestra Facultad no tienen nada que
envidiarles a los de Texas aunque, por supuesto, las trayectorias formativas son
muy distintas”.
“En la Universidad de Texas
todo es asombroso. Hay bibliotecas inmensas y en la Undergraduate Library hay
una videoteca muy completa. Quien renta allí gratuitamente una película cuenta
además con la posibilidad de verla en salas privadas con televisor y dvd
reservadas para los estudiantes. Las salas de computación albergan cientos de
computadoras conectadas las 24 horas a Internet y para acceder a ellas uno solo
debe introducir una clave que recibe al inicio del año lectivo”, cuenta
maravillado cuando se le pregunta acerca de las prestaciones de la Universidad.
Como todo tiene su
contrapeso, Matías señala que “Texas es uno de los estados más
conservadores de Estados Unidos”, y menciona, como ejemplo, que los centros
nocturnos de diversión cierran a las 2 de la madrugada, y que la entrada a
estos lugares y la venta de alcohol está prohibida para menores de 21 años.
Austin “es una típica
ciudad norteamericana”, en el sentido de que “no hay un centro o un lugar
donde la gente se dirige a hacer sus compras y se palpa el movimiento de la
ciudad; en la zona de los grandes edificios solo hay edificios con oficinas
comerciales o de gobierno”.
Por ser la capital del
Estado, Austin es también la ciudad que concentra la mayor parte de los
mendigos, que se dirigen allí porque la ayuda asistencial se recibe en forma más
rápida y directa. “De todos modos, la ciudad es muy segura. Los estudiantes
dejan sus bicicletas atadas en la calle, las chicas salen libremente de noche y
nunca he escuchado a nadie quejarse de haber sido asaltado o algo por el
estilo”, relata el estudiante.
A la hora de hacer el
balance, dice que a nivel académico la experiencia fue positiva por varias
razones: “Primero, porque tuve la fortuna de asistir a las clases de dos
excelentes profesores como son Jonathan Dancy y Michael Tye; segundo, porque
pude recolectar todo el material que me faltaba para completar mi tesis de
licenciatura; y tercero, por la sencilla razón de que pude comprobar cómo se
desarrolla la vida universitaria en una de las mejores universidades del
mundo”.
Y finaliza: “El estilo de
vida de los estudiantes es muy diferente al de los de acá. En Texas es común
vivir en grandes residencias estudiantiles que albergan entre 100 y 200
personas. Eso permite conocer a mucha gente, sembrar muchas amistades e
intercambiar culturas. Porque en las clases es muy difícil hacer amistades; los
estudiantes son sumamente competitivos y hay poco lugar para el compañerismo.
Suena el timbre y todos se dispersan en cuestión de segundos”.
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Los que tengan interés en
seguir los pasos de los alumnos intercambistas podrán participar de una charla
informativa destinada a alumnos que organizará la secretaría de Relaciones
Internacionales en septiembre próximo. El objetivo es brindar asesoramiento a
los estudiantes acerca de cómo recoger información sobre oportunidades de
estudio en el exterior y, también, acerca de cómo postularse para una beca o
gestionar un subsidio. La fecha y el lugar serán difundidos días antes del
evento.
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