Por las Escuelas
Archivología: el primer licenciado
de Argentina
Se llama Jorge Miquitiansky, tiene 49 años y se recibió el pasado 29 de julio. Es el primer licenciado en Archivología en todo el país y tiene a su cargo el archivo de una importante empresa de Córdoba. En esta nota cuenta qué significa ser el graduado inaugural de una carrera pionera, como la que se dicta en la Escuela de la FFyH.
Jorge empezó la carrera obligado por razones laborales, y hoy asegura que la disciplina le abrió posibilidades que nunca imaginó.
Jorge Miquitiansky es el primer licenciado en Archivología a nivel nacional, ya que la carrera que se dicta en la Escuela de la FFyH es la única de su tipo en el país. La trascendencia de su título, obtenido el 29 de julio último, radica en que "es el primer licenciado de Argentina y prácticamente de toda América", según confirma la directora de la unidad académica, Marta Rufeil.
El flamante licenciado empezó la carrera en 1996, por sugerencia de una ex compañera de trabajo, Carlota Maldonado, que hoy es la secretaria técnica de la Escuela. "Ella me propuso que hiciera la carrera; primero le dije que ‘no, ni loco’, pero después, por ciertas circunstancias me tocó hacerme cargo del archivo en el banco en que trabajaba y, como me gusta involucrarme de lleno en mi trabajo, decidí hacerle caso", rememora Jorge.
"El hecho de trabajar en un archivo aumentó mi compromiso -explica-. No era posible trabajar en un lugar y no saber de qué se trataba. Así me fui enganchando en el tema, tomando conciencia de la importancia y del amplio campo de tareas, que muchas veces desde afuera no se ve, de que se nutre la profesión".
Jorge tiene 49 años y, si bien comenzó siendo empleado bancario, hoy trabaja en el Archivo de una importante empresa local.
"Fuerza de voluntad"
Nunca antes había estudiado una carrera universitaria y la hizo en los cuatro años correspondientes. Se recibió de Archivero en marzo de 2000 y, cuando se aprobó el reglamento de la flamante licenciatura, empezó a cursar las materias para acceder a ese título.
Sin embargo, trabajar y estudiar a la vez no fue sencillo: "Tenés que quedarte de madrugada estudiando y hay que tener mucha fuerza de voluntad. Hoy tengo 49 años y esto puede ser un aliciente para las nuevas generaciones que todavía tienen muchas posibilidades de hacerlo. Es difícil, es duro y hay momentos en que sentís ganas de abandonar, pero se puede", dice orgulloso.
Frente a aquel esfuerzo, Jorge rescata el placer de sentirse a gusto con sus compañeros y la experiencia positiva de cursar en un ambiente de intercambio enriquecedor. "Lo bueno de nuestra carrera es la amplitud de edades, hay gente muy joven que recién termina la secundaria y también gente mayor. Es lindo porque es un grupo muy heterogéneo y te sentís muy cómodo en el aula".
Por lo vaivenes de la economía y casi de casualidad, Jorge recaló en una destacada empresa cordobesa y hoy cumple el sueño de todo archivero: es el Supervisor Records Management Officer, es decir, el oficial de gestión de toda la documentación que se genera en esa firma, que no es poca. "Estoy a cargo del archivo de la empresa, desde el ordenamiento previo y la recepción de la documentación hasta la planificación de todas las tareas referidas a esos documentos", describe el licenciado.
Los que vienen detrás
La carrera, en ese sentido, le abrió puertas y posibilidades. "Es más útil de lo que mismo imaginaba, ya que el campo es muy amplio. Además, hay materias y cosas que nunca creía que iba a estudiar; sin dudas te nutre de conocimiento", explica Jorge, al tiempo que reivindica la importancia de haber finalizado la licenciatura.
"Es un anhelo que tenía desde que terminé la tecnicatura como Archivero, en el 2000; nunca pensé que podía ser el primero en recibirme, no lo hice con esa idea, simplemente quería terminar la carrera porque era un desafío. Te sentís un bicho raro al principio, pero ahora vienen los demás", augura.
De hecho, actualmente en la Escuela de Archivología hay seis tesis presentadas que esperan su turno y ya se conformó el tribunal para evaluar a un segundo licenciado, que también es varón.
La directora de la carrera dice que "la importancia de la licenciatura es abrir un camino más amplio para el archivero, o sea, dar cuenta de que el archivero tiene que estar en todo el proceso del documento y que para tener buenas políticas archivísticas hace falta un archivero con un título de grado que tome decisiones en cuanto a cómo se hace la conformación del archivo, ya que éste nace como un instrumento de la administración".