Investigación

Rock argentino, un viaje
estético, ético y político

El rock nacional atravesó a varias generaciones y fue clave en la construcción de identidades sociales. A partir de esa premisa, el magíster Claudio Díaz abordó este género popular como práctica social, como campo discursivo, como fenómeno musical y como conjunto de rituales. Los resultados de esa investigación se presentan en el "Libro de viajes y extravíos: un recorrido por el rock argentino (1965-1985)", editado este año. A continuación, el autor describe el proceso y el alcance de ese trabajo, destacando las implicancias estéticas, éticas y políticas del universo rockero.

Es indudable que en las sociedades contemporáneas las culturas juveniles han adquirido una visibilidad que nunca antes habían tenido. Los jóvenes se han convertido en objeto de estudio para diferentes disciplinas científicas, pero también en objeto de políticas para las diferentes instituciones del Estado, en objeto de explotación para las empresas, en enemigos para la policía, y han alimentado además diferentes mitos en el periodismo, el cine y, más en general, en el "sentido común".

Es indudable también que tanto la producción como el consumo de músicas populares, sus universos discursivos particulares y los rituales en los que se expresan, forman parte, y una parte central, de la construcción de las identidades juveniles contemporáneas. Entre estas músicas populares, el rock ha tenido un largo desarrollo en la Argentina. Un desarrollo que ha dado lugar a tradiciones discursivas específicas, con sus disputas estéticas, éticas e incluso políticas, que han formado parte de la vida de varias generaciones. Sin embargo, a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el fenómeno, sólo en los últimos tiempos se han empezado a desarrollar investigaciones rigurosas, desde distintas perspectivas teóricas, que intentan generar un conocimiento más fundado de los diferentes aspectos de la cultura del rock, tal como se ha dado en nuestro país. Mi "Libro de viajes y extravíos" forma parte de ese intento.

Inicié esta investigación a mediados de los `90, cuando me fue otorgada una beca de lo que por entonces era el Conicor, y la concluí como tesis de la maestría en Sociosemiótica del Centro de Estudios Avanzados de nuestra Universidad. Ese proceso está vinculado con el tipo de abordaje, en el que predomina el estudio de un "corpus", que se pone en relación con sus condiciones sociales de producción. Sin embargo, el proceso de trabajo con un objeto tan complejo no fue lineal, sino que me llevó a sucesivos cambios de perspectiva. De ahí que el título del libro hace referencia tanto al objeto de estudio como a la perspectiva de análisis.

En cuanto al objeto, podemos decir que el "viaje" es una de las imágenes paradigmáticas que conforman el universo de sentido del rock. En las canciones el viaje es búsqueda espiritual, experiencia psicodélica o estética, recorrido iniciático. Pero también huida, evasión de una realidad percibida como insoportable, itinerario utópico o movimiento continuo del mero sobreviviente. En cuanto a la perspectiva de análisis, la imagen del viaje permite pensar, también, el proceso de la propia investigación. A lo largo del trabajo tomé muchos caminos que después debí abandonar, otros me llevaron a lugares inesperados, otros se convirtieron en un merodeo alrededor del objeto.

El libro es el resultado de esas búsquedas. A diferencia de lo que suele hacerse al escribir los resultados de una investigación, yo tomé la decisión de no disimular esas perplejidades, esos cambios de enfoque, sino más bien exponerlos. Por eso el texto es un recorrido por el rock argentino, pero también una exposición de los rumbos inciertos de la propia investigación. De allí su mirada plural que permite un acercamiento al rock argentino como práctica social, como campo discursivo atravesado por conflictos estéticos, éticos, ideológicos y políticos, como fenómeno musical anclado en los complejos mecanismos de la cultura de masas o como conjunto de rituales que ponen en escena las especificidades de una cultura.

120 discos y 20 años de rock

A raíz de esos cambios de perspectiva el libro está organizado en torno a tres preguntas distintas que han dado lugar a otras tantas partes. En la primera parte, se presenta lo que he llamado una "cartografía elemental", un conjunto de coordenadas básicas para orientarse en el mundo del rock argentino. Este primer capítulo se organiza alrededor de una pregunta general ¿De qué hablamos cuando hablamos del rock en la Argentina? El abordaje, fundamentalmente sociológico, intenta describir las condiciones de emergencia del fenómeno en la Argentina, y el proceso de constitución del rock como un campo específico en el marco de la cultura de masas.

En la segunda parte, un cambio del tipo de pregunta supone una perspectiva de abordaje diferente. ¿Se puede hablar de un universo de sentido específicamente rockero? A lo largo de los capítulos intento responder a esa pregunta mediante la descripción de un conjunto de tópicos discursivos que han sido recurrentes a lo largo de toda la historia del rock en la Argentina. Esto incluye un acercamiento al rock desde el punto de vista de sus características musicales, y los aportes específicos que hace la música en la construcción de ese universo de sentido. El trabajo de análisis se fue realizando en etapas sucesivas a partir de un corpus de 120 discos, que abarcan un período que va de mediados de los sesenta a mediados de los ochenta. Ese corpus se fue ampliando progresivamente con colecciones de revistas, películas y videos.

En la tercera parte, la pregunta apunta más bien a la puesta en escena de ese universo de sentido en el espacio público. Para ello se presenta un análisis del conjunto de rituales que se articulan en el marco de la cultura rockera, incluyendo los usos y concepciones del cuerpo, principalmente en el marco del recital. Esos rituales, espacios privilegiados de la socialidad rockera, presentan algunos aspectos que pueden pensarse como un cambio en las condiciones de acceso mutuo de los asistentes, puesto que las reglas de contacto no sólo permiten sino que también exigen lo que habitualmente no está permitido (el contacto entre cuerpos, el abrazo entre desconocidos, etcétera).

Pero también se establecen en el recital relaciones ritualizadas con los músicos, que actúan como portavoces, y con los "otros" no rockeros que no asisten al recital. Estas últimas, fundamentalmente con la presencia de la policía, suelen tener las características de una invasión del espacio público muchas veces conflictiva. Pero los recitales también constituyen una suerte de liturgia cuasi-religiosa en la que la comunidad rockera se celebra a sí misma y expresa su "creencia" a través del canto y el baile colectivos.

Una respuesta crítica y cambiante

Es legítimo preguntarse por las razones que me llevaron a emprender una investigación de esta naturaleza. En principio esta investigación nació de un interés personal. El rock marcó fuertemente mi adolescencia y mi juventud, de modo que podría pensarse este libro como una reflexión sobre mi propia experiencia, una especie de ajuste de cuentas con mi adolescencia. Pero también hay un deseo de comprender que se podría considerar de naturaleza política. Para varias generaciones de jóvenes argentinos el rock, con su universo discursivo, fue una manera de elaborar respuestas a condiciones históricas sumamente traumáticas: la crisis de hegemonía de los 60, la dictadura militar, la guerra de Malvinas, el golpe a la legitimidad de la democracia que significaron las leyes de impunidad, la devastación neoliberal de los `90, etcétera.

Y esas respuestas, cambiantes, contradictorias muchas veces, pero siempre atentas y críticas en relación con algunos de los núcleos más densos de las sociedades capitalistas contemporáneas, fueron claves en la construcción de identidades sociales. Identidades que, además, se manifiestan en el espacio público de diversas maneras que van desde el uso de cierta indumentaria hasta los rituales colectivos de los recitales. Es decir que el universo discursivo del rock resulta de interés no sólo por sus características estéticas sino también por las visiones del mundo que allí toman forma, y por las implicancias éticas y políticas que ellas tienen.

Ese mismo tipo de preocupación es el que me ha llevado en los últimos cuatro años a estudiar otro campo de producción, dentro de la música popular, que también ha tenido una importancia crucial en la construcción de identidades, como es el del "folklore", tal como circula en la cultura de masas. Un campo en el que también se han desarrollado respuestas específicas de fuertes implicancias estéticas y políticas, que formaron (y forman aún) parte de las luchas simbólicas, luchas en las cuales se han venido debatiendo y dirimiendo nociones tan complejas y constitutivas como las de "nación", "justicia", "ciudadanía", "arte", "pueblo" e "identidad" en el marco de un proceso social global marcado por la injusticia.

Mgter. Claudio F. Díaz,

Prof. de Sociología del Discurso

FFyH (UNC)

Datos del autor: Claudio F. Díaz nació en Posadas (Misiones) en 1963. Es Licenciado y Profesor en Letras Modernas, egresado de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad nacional de Córdoba. Es Magister en Sociosemiótica por el Centro de Estudios Avanzados de la misma Universidad. Tiene una larga trayectoria como Profesor de Literatura en el nivel medio. En la Universidad se desempeña como docente en la Cátedra de Sociología del Discurso. Es miembro fundador de la Rama Latinoamericana IASPM (International Association for the Study of Popular Music) Ha sido parte del equipo de dirección de la revista TRAMAS para leer la literatura argentina. En la actualidad forma parte del programa de investigación "El discurso como práctica" dirigido por los doctores Danuta T. Mozejko y Ricardo L. Costa y avalado por la Agencia Córdoba Ciencia y la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNC.

Datos del libro: Libro de Viajes y Extravíos: un recorrido por el rock argentino (1965-1985). Narvaja Editor. Unquillo, 2005.