Relación con la comunidad

La niñez entre la escuela y el hospital

¿Qué ocurre con el proceso de escolarización de los niños cuando son hospitalizados durante un período prolongado de tiempo? Esta es una de las inquietudes que  motorizó la realización de un proyecto de extensión sobre las escuelas hospitalarias. Silvia Ávila y Laura Romera, autoras de la propuesta, sostienen que es necesario instalar la temática en la sociedad. En dos hospitales cordobeses ya se están llevando a cabo experiencias educativas.

Desde 1998 rige en la provincia de Córdoba la ley que promueve la creación de escuelas en los hospitales públicos de niños para garantizar el derecho a la educación de los menores que deben afrontar interrupciones en la escolarización a causa de internaciones o enfermedades que les exigen una presencia continua en las instituciones de salud.

Es poco conocido que en la actualidad funcionan en la capital cordobesa dos escuelas hospitalarias con diferentes particularidades. Por un lado, el Hospital Municipal Infantil  posee desde hace siete años un servicio educativo con la modalidad de aula hospitalaria, como extensión de la escuela “Pedro Carande Carro”. En tanto que el nuevo Hospital de Niños de la Santísima Trinidad, de jurisdicción provincial, inauguró en 2002 una escuela hospitalaria denominada “Atrapasueños”. Asimismo, durante la década del ’60 funcionó en este nosocomio la escuela “Dr. José Ortiz y Herrera” y luego fue cerrada durante el gobierno de Onganía.

Estos datos fueron el puntapié inicial para que la psicóloga y docente Laura Romera se pusiera a trabajar el año pasado en un proyecto de extensión referido a las escuelas hospitalarias. La propuesta tuvo como marco un proyecto de investigación que, desde hace un tiempo, viene desarrollando Silvia Ávila y su equipo en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

“Este proyecto nació con la idea de generar algunos conocimientos específicos sobre el contexto hospitalario local, las condiciones institucionales, las demandas educativas y sociales para pensar escuelas hospitalarias adaptadas o que respondieran a necesidades concretas”, explica la magíster Ávila, directora del proyecto. 

En el país

Para poder conocer otras experiencias, el equipo de trabajo relevó la existencia de escuelas hospitalarias en diferentes puntos del país. Así, se comprobó que Formosa, Resistencia, Rosario, Entre Ríos, Concepción del Uruguay, La Plata, Mendoza, Comodoro Rivadavia, Salta, Jujuy, Catamarca y San Miguel de Tucumán son algunas de las ciudades del interior que ofrecen un espacio escolar en los hospitales infantiles.

En el relevamiento también se advirtió que en las instituciones existen diferentes modalidades educativas: escuelas dentro del hospital, otras que tienen su sede fuera del nosocomio, aulas hospitalarias y, en algunos casos simplemente se incorporan docentes que pertenecen al sistema educativo para que presten servicio en el hospital.

Sin embargo, el equipo de investigación constató que la principal experiencia que se registra a nivel nacional es la que lleva adelante la Fundación del Hospital de Pediatría “Juan P. Garrahan” en Buenos Aires. “Es un referente en cuanto a estrategias y desarrollo de la pedagogía hospitalaria”, señala Romera. Además, esta institución tiene un programa de capacitación a distancia denominado “Abordaje pedagógico del niño hospitalizado”. 

Un proyecto a futuro

“Las escuelas hospitalarias constituyen una alternativa de salud frente a la enfermedad”, afirman las integrantes de este novedoso proyecto. Según Laura Romera, esta es una de las ideas fundamentales que sustenta el trabajo, precisamente, porque un contexto educativo “permite potenciar los aspectos sanos del niño enfermo”. En este sentido, las investigadoras afirman: “La presencia de la escuela trabaja reintroduciendo al niño en una cotidianeidad interrumpida y recuperando los procesos en marcha durante la infancia, a fin de promover la elaboración situacional y la continuidad de los aprendizajes”.

Por otra parte, Romera indica que la educación aparece frecuentemente ligada a “cierta idea de proyecto, de futuro”. Esta situación cobra otras dimensiones si se considera que muchos de los niños que reciben atención educativa son pacientes oncológicos. “Ellos padecen internaciones muy largas, que se intercalan con otras cortas y recurrentes. El quiebre que se produce en su escolarización es muy fuerte. Entonces, pensar en proyectos educativos es ligarlos al futuro”, puntualiza la psicóloga.

Las investigadoras sostienen, además, que durante los procesos de internación “el sujeto es objetivado”. Es decir que “el cuerpo se vuelve objeto del tratamiento, la observación y la intervención de otros”, resalta Ávila y añade que esta situación se complejiza aún más si se considera que la vida cotidiana del niño es interrumpida y sometida a la rutina de un hospital. En este sentido, Romera plantea la necesidad de restituirle al paciente su condición de sujeto: “Volver a ser alumno, en cierto modo, le devuelve su identidad de niño”.

Causas de internación

Conocer los motivos de internación de los menores en edad escolar fue otro de los aspectos centrales de este proyecto de extensión ya que, de acuerdo con las investigadoras, “estas situaciones condicionan fuertemente las necesidades educativas”.

A partir de un análisis exhaustivo de las historias clínicas del Hospital Municipal Infantil, Romera y Ávila determinaron que entre las principales causas de internación “temporaria” se encuentran en mayor grado las patologías estacionales -como la neumonía-, los accidentes de tránsito y las quemaduras. “Este tipo de hospitalización implica una interrupción significativa en la escolaridad, pero una vez que el niño se recupera, puede reinsertarse en la escuela y retomar la vida que llevaba antes de la hospitalización”, explican.

Otra de las categorías establecidas representa a las patologías que “anudan la vida del niño a la institución hospitalaria” y es el caso de las enfermedades que se destacan por la extensión o recurrencia con que el niño debe estar en el nosocomio. La enfermedad celíaca, la fibrosis quística y la diabetes constituyen ejemplos significativos de esta categoría . “Se trata de enfermedades crónicas que condicionan o, según el caso, ponen en riesgo la escolaridad”, agrega Romera.

Además, el estudio realizado revela que existe una serie de enfermedades por las que los niños son internados que surgen como “complicaciones de enfermedades simples agravadas por las condiciones de vida”. Entre estas causas aparece la celulitis, varicela,  ostomastoiditis –que es una complicación de la otitis-, y también algunas enfermedades infecciosas que requieren períodos cortos de internación pero están condicionadas por los cuidados que deben prodigarse en el hogar del menor.

Estrategias educativas

El trabajo de campo realizado en el marco de este proyecto ofrece un detalle preciso de las particularidades que adquiere la tarea educativa dentro de un contexto hospitalario. “La escuela hospitalaria no consiste en insertar una institución escolar con todas sus característica adentro de un hospital, sino que implica generar modalidades institucionales y estrategias pedagógicas que den respuesta a la escolarización en el marco de los procesos que generan la internación”, propone Ávila.

De este modo, las autoras afirman que para poder intervenir educativamente dentro de un hospital es necesario poner en marcha estrategias pedagógicas específicas que contemplen el funcionamiento institucional y la inclusión de otros actores. “Resulta clave que el espacio educativo trabaje en forma articulada con el equipo de salud”, expresa Romera y, en este sentido, sostiene que “debe considerarse a la escuela como parte de la atención al niño hospitalizado, junto con los médicos, el servicio social y el área de cuidados paliativos”.

Trabajar sobre el padecimiento que está sufriendo el niño internado es otra de las acciones importantes a desarrollar desde un ámbito escolar. “La escuela no puede funcionar de manera aislada o negando la enfermedad. Hay autores que, incluso, señalan que mientras más elementos tenga el niño sobre lo que le está pasando a su cuerpo más posibilidades tendrá de elaborar sus temores y ansiedades”, comenta la psicóloga.

Un ejemplo interesante que relatan las investigadoras es el taller de “prequirúrgicos” del Hospital Garrahan: “Es una propuesta para los niños que van a ser intervenidos quirúrgicamente, que consiste en la implementación de juegos con materiales que suministra el hospital, como jeringas, y un libro que se ha realizado desde la escuela con el fin de elaborar la angustia y ansiedad que provoca al niño la situación”.