Sin Fronteras

 

Notas musicales desde México

Gonzalo Bustos, alumno de quinto año de la carrera de Música, se encuentra desde agosto del año pasado en la Universidad de Colima, en México, participando de un programa de intercambio. Unos días antes de regresar a la Argentina, dialogó con Alfilo sobre su estadía en el país azteca y señaló que todos los alumnos deberían vivir una experiencia similar porque “todas las expectativas se multiplican”.


Gonzalo Bustos (derecha) junto a Anatoly Zatin (centro) y Eleazar Cortéz (izquierda), compositor mexicano.

 

La música corre por las venas de este joven de 22 años, oriundo de la ciudad de Córdoba, que a los cinco años comenzó a tocar el piano junto a su abuela y creció rodeado de una familia con vocación musical. Su abuelo era bandoneonísta y tenía una orquesta típica de tango y su madre toca el piano, al igual que un tío que es director de la banda de jazz “Swing 69”.

Desde 2003, y hasta antes de su partida, Gonzalo se desempeñó como subdirector del coro de la Facultad. Interesado por realizar estudios musicales en otro país, recurrió a la subsecretaría de Relaciones Internacionales de la Facultad, donde se enteró del programa "Jóvenes de Intercambio México - Argentina" (JIMA) y se presentó a la convocatoria. Este programa surge de la firma de un acuerdo específico de cooperación para el intercambio de estudiantes entre las universidades argentinas miembros del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), del que la UNC forma parte, y las universidades mexicanas miembros de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior de México (ANUIES). Alrededor de 50 aspirantes argentinos se presentaron para cubrir las cuatro vacantes disponibles en distintas universidades de México. Además de Gonzalo, obtuvo la beca una alumna de medicina, que fue a la Universidad de Tamaulipas; otra de Arquitectura, que recaló en la Universidad de Puebla, y una estudiante de Psicología que también se encuentra en la Universidad de Colima.

 

Apuntes mexicanos

La Universidad de Colima es “muy moderna y práctica, con una infraestructura de equipos, talleres, espacios de cómputos y demás cosas que es impresionante”, dice asombrado Gonzalo y además destaca la parquización de la casa de estudios, las instalaciones deportivas y el estadio de fútbol, considerado entre los más grandes del país.

También indica que “hay muchos extranjeros, tanto profesores como alumnos; especialmente en la carrera de música,  donde hay una ‘colonia’ de profesores y alumnos rusos”. En este sentido, Gonzalo contó que estudió con Anatoly Zatin, un reconocido pianista, compositor y director de orquesta de origen ucraniano que desde hace más de 15 años se instaló en México: “Realmente es como estudiar en San Petersburgo, ya que la mayoría de los profesores son rusos y  dictaban anteriormente sus clases en el conservatorio de San Petesburgo”.

En Colima Gonzalo está cursando cuatro materias: Composición, Orquestación, Dirección Orquestal y Contrapunto; las tres primeras dictadas por Zatin, y la última por una profesora cubana.

El alumno de Música reconoce que en esta experiencia “no hay desperdicio alguno, ni en lo académico ni en el intercambio con otras culturas”. Además de compartir la mayor parte de su tiempo con mexicanos, el joven convivió con estudiantes de otras partes del mundo como Nueva Zelanda, Canadá, España, Cuba y Estados Unidos.

En el plano académico, tuvo oportunidades inmejorables para perfeccionarse, como ocurrió durante la semana que se trasladó a la localidad de Guanajuato para presenciar el Festival Internacional del Cervantino y asistir a numerosos conciertos y ensayos. Allí, también participó de un ciclo de música contemporánea con ensambles y solistas de todo el mundo, entre ellos el octeto de cellos iberoamericano, el flautista Robert Dick y algunas orquestas sinfónicas, como las de España, Varsovia y Québec. Gonzalo señala, con entusiasmo, la inmensa riqueza de estos eventos y, además, relata: “Tuve la oportunidad de dialogar con reconocidos directores y compositores de México, mostrarles mis composiciones y acordar envíos de material”.

Asimismo, durante noviembre de 2005, Gonzalo obtuvo una invitación del Conservatorio Nacional de Música para realizar un curso de dirección de banda sinfónica a cargo del maestro Héctor Quintanar, un personaje con una trayectoria relevante en la historia musical de México. Para realizar dicha actividad contó con el apoyo de la Universidad de Colima, que le facilitó la asistencia y el viaje a la capital mexicana, donde fue seleccionado para dirigir por unos días la banda sinfónica del conservatorio nacional. Por otro lado, también realizó una audición para el coro de la Universidad y desde entonces forma parte de ese grupo.

 

“No todo es música”

Dejando lo académico de lado, Gonzalo apunta que “no todo ha sido música”, ya que durante su estadía en México pudo recorrer gran parte del país. Conoció diferentes ciudades como Guadalajara, San Luis de Potosí, DF, Guanajuato, algunas playas -como las de Quintana Roo- y “pueblitos perdidos”, las pirámides de Teotihuacan, Puebla, Oaxaca y las ruinas de Monte Alban, Chiapas, Palenque, Yucatán, Uxmal y Tulum. “De esto no puedo decir nada, los lugares hablan por sí solos, su historia, su gente, los dialectos, la naturaleza, todo es realmente increíble”, comenta deslumbrado.

Si bien dice que es difícil “encontrarse solo al principio y tener que construir un entorno nuevo, con nuevos desafíos”, advierte que “todos deberían hacerlo” porque “todas las expectativas, por más grandes que sean se multiplican”.

Gonzalo también reconoce el esfuerzo que hizo la Facultad: “Me ayudaron con el seguro médico, el pasaje aéreo y unos gastos que tuve en migración” y asegura que cuando vuelva va a devolver esta actitud: “La verdad es que estoy muy ansioso de llegar a Córdoba, a la Facultad, de compartir la experiencia, y de motivar a toda mi comunidad a participar en estos viajes, ya que las satisfacciones y los aprendizajes son inconmensurables”.