Sin Fronteras

De acá a la China

A los 66 años, y con la presentación de su tesis sobre la Revolución Cultural China, Carlos Copertari se graduó de licenciado en Historia en la Universidad Nacional de Córdoba. Su pasión por los estudios sobre Asia lo impulsó, tras varios años de exilio en México, a viajar a Beijing en 1983 para colaborar como revisor de estilo en una editorial especializada en publicaciones en lenguas extranjeras. Alfilo rescata a continuación algunos momentos de su inquietante historia de vida y su particular visión sobre el mundo oriental.


Copertari junto a la Muralla China.

Carlos Copertari comenzó en 1966 la carrera de Historia en la Universidad Nacional de La Plata para intentar otorgarle un sentido académico a su entusiasmo por lo que había pasado en el mundo con la Revolución Cultural China. “Los tumultuosos acontecimientos juveniles de 1966 en ese país aparecían como algo importante y alternativo políticamente, y posteriormente influenciaron a los jóvenes del Cordobazo, al movimiento estudiantil francés, al mexicano y también al estadounidense y a otras movilizaciones en el resto del mundo”, comenta el flamante licenciado.
En 1970 se acercó a Córdoba y un año más tarde decidió emigrar hacia Santiago de Chile. Allí comenzó a trabajar como corrector de estilo y prologuista en las editoriales “Quimantú” y “Cuatro Vientos” hasta que se produjo la caída del gobierno de Salvador Allende en 1973, circunstancia en que decide regresar a Córdoba.
Poco después pudo inscribirse en la Escuela de Historia de la UNC y retomar sus estudios universitarios, en los tiempos libres que le dejaba su empleo en una fábrica en Malagueño. Sin embargo, la situación de Carlos iba a empeorar con el ritmo vertiginoso de los cambios políticos en la Argentina. En 1979, en pleno proceso militar, fue detenido y trasladado a la jefatura de la policía provincial ubicada en ese entonces en el Cabildo. “Allí llegué a las 19, y una hora después fui tirado en el piso de atrás de un coche Falcon, donde esposado y con la cabeza cubierta fui llevado a una dependencia del Departamento de Inteligencia Policial (D2) en las calles Caseros y Moreno”.
Pasaron dos días y, de manera impensada, logró fugarse de ese centro de detención para después huir del país junto a su esposa y su pequeño hijo. Luego de esta odisea, y con la angustia de quien debe abandonar repentinamente su tierra para comenzar de nuevo, arribó finalmente a México.

Estudios sobre China
Una vez radicado en el Distrito Federal, Copertari se integró al equipo de Siglo XXI Editores, relacionándose también con el Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, una institución pionera en América latina en el desarrollo de las investigaciones sobre la problemática oriental. Allí obtuvo una beca de estudio y colaboró como revisor de estilo en su departamento de publicaciones durante varios años.
En 1983, su viejo anhelo de conocer China se pudo concretar. Fue contratado para trabajar como corrector de estilo en Ediciones en Lenguas Extranjeras, un centro especializado en Beijing que publica libros en distintos idiomas.
“Es un pueblo austero, modesto y tremendamente digno. A pesar de lo que se pudiera creer, los chinos también son muy alegres”, recuerda el historiador. En cuanto a las condiciones de vida, la mayoría de la población tenía el acceso garantizado a la educación, la salud y el trabajo, además de recibir provisiones mensuales de arroz, harina y otros productos para consumo personal. “El Estado tenía un interesante sistema para saber cuánto se consumía de estos artículos en cada lugar. A los trabajadores junto con su sueldo se les daba una serie de estampillas de diferente color que ellos debían entregar cada vez que realizaban sus compras. Después, las etiquetas eran remitidas a la oficina estatal correspondiente que se encargaba de analizar las cantidades y variaciones que se habían producido en el consumo. De esta manera se podían hacer las previsiones necesarias para los períodos siguientes”, comenta.
Durante seis meses, Carlos pudo conocer el modo de vida de un país que, a su criterio, funciona gracias a “un amplio aparato burocrático sumamente intrincado pero eficiente que permite, en la actualidad, conducir una escala humana de más de mil trescientos cincuenta millones de habitantes”. Sin embargo, la situación de los expertos y técnicos extranjeros presentaba otras características en relación con la de los empleados chinos. “Éramos tratados con mucha consideración y transportados con diligencia siempre que lo deseáramos con un intérprete personal que allanaba cualquier inconveniente. Yo comía en el Hotel de la Amistad una muy buena comida china ‘occidentalizada’ junto a mis compañero extranjeros -alemanes, irakíes, italianos, españoles, norteamericanos, uruguayos- pero el personal de nacionalidad china de la editorial si bien tenía garantizado su almuerzo tradicional, a nuestro criterio era de marcada austeridad”, indica.
A pesar de ello, la China que vio Copertari es desconocida en la actualidad: “Hablamos de un país que hoy tiene un nivel general de consumo creciente, amplio acceso a aparatos de electrónica y electrodomésticos y en el que se está tratando continuamente de menguar el déficit habitacional”.

El gigante asiático

A su regreso, Copertari se instaló en Argentina y, posteriormente, volvió a viajar al país azteca, donde continuó colaborando con la institución El Colegio de México. De este modo, realizó un importante trabajo de investigación que fue incluido en la obra “Historia documental de China”, del escritor inglés Paul Clifford. También escribió textos sobre diversas temáticas vinculadas a la región, tales como el proceso de industrialización de China, la tenencia de la tierra antes de la República Popular, los integrantes de la aristocracia en el Estado dinástico chino, el bloque regional Asean y la economía colonial de la India, entre otros.
En 2004 decidió continuar con su interrumpida carrera de grado en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y con el asesoramiento del profesor titular de la cátedra de Historia Contemporánea de Asia y África, Jaime Silbert, terminó a fines de 2005 de escribir su tesis titulada “Revolución Cultural, enfrentamientos interburocráticos y movilizaciones populares: una historia de la lucha de clases en China (1966-1973)”.
Desde una perspectiva crítica, Carlos analizó el creciente desarrollo burocrático del gigante asiático: “Mi interés es incidir en el análisis de la manipulación que se pudo haber hecho de la juventud china, de acuerdo a las necesidades de un sector del Partido Comunista liderado por Mao Tsedong, en el inocultable enfrentamiento entre los sectores de ese partido que se sucediera en la década de los años 60´ en adelante. Por lo tanto, intenta ser un enfoque crítico de determinados procesos en ese país y se propone dejar en claro la posición de fortalecimiento institucional del Ejército chino en ese período: un aparato de gran prestigio histórico estructurado a partir de la moderna historia del país, y por supuesto con un grado de ordenamiento social y de represión notables”.
Como síntesis, Copertari sostiene en su trabajo que el Partido Comunista posiblemente haya sido funcional al desarrollo capitalista a gran escala, “porque contiene estructuralmente y en forma muy disciplinada a amplias masas proletarias y campesinas que se ven impedidas de hacer cualquier movimiento independiente por sus reivindicaciones, lo que ha asegurado junto con la recepción de grandes inversiones económicas de capital nacional y extranjero un extrordinario desarrollo productivo”.
Recientemente, y ante la renovada presencia de la temática china en la agenda política nacional -tras la visita del presidente chino Hu Jintao a nuestro país- Carlos Copertari fue invitado a dictar una conferencia en la sede de la Subsecretaría de Gestión Pública, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación. En esa oportunidad, disertó sobre “De Deng Xiaoping a Hu Jintao, la República Popular China entre 1976 y 2004. Una reflexión en perspectiva histórica” (ver http://www.sgp.gov.ar/sitio/documentos/docs/copertari.pdf).
En relación a esta convocatoria, el licenciado sostiene: “Hace 25 años que China tiene un superávit notable, un PBI que crece a un ritmo de más del 9 % anual y las proyecciones indican que a de continuar así por muchos años más. En consecuencia, es interesante ver en qué medida Argentina, como integrante del bloque Mercosur, puede integrarse productiva e infraestructuralmente con ese país en proyectos de interés común”.
Mientras tanto, Copertari –que actualmente se desempeña como adscripto a la cátedra de Historia Contemporánea de Asia y África en la UNC y al programa de Estudios Contemporáneos Coreanos y del NE Asiático, además de ser docente de nivel medio en una escuela del barrio San Vicente- espera pacientemente una nueva oportunidad para volver a caminar por las calles de Beijing.