Con un fuerte pedido de justicia, el 26 de abril se realizó una Jornada de Antropología Vial por la “Tragedia de la Circunvalación”, que el 17 de mayo de 2021 terminó con la vida de Sol Viñolo, Agustín Burgos y dejó herida de gravedad a Fer Guardia. Participaron estudiantes, artistas y familiares de las víctimas. En ese marco, se desarrolló la conferencia de Pablo Wright, antropólogo e investigador del Conicet especializado en Antropología Vial.
La jornada, que recibió aval institucional del Consejo Directivo de la FFyH, tuvo como objetivo promover acciones que colaboren a comprender el problema social que representa la seguridad vial e incentivar el debate público en torno a los roles y responsabilidades del Estado, la Justicia y la sociedad civil.
La actividad se desarrolló con el impulso del movimiento que exige justicia por el hecho que mató a Sol Viñolo (antropóloga), Agustín Burgos (cineasta) y dejó gravemente herida a Fer Guardia, el 17 de mayo de 2021 en la Avenida Circunvalación de la ciudad de Córdoba.
En ese marco, Pablo Wright brindó una conferencia donde compartió algunos análisis desarrollados en su trabajo como antropólogo especializado en antropología vial. En tanto, familiares de las víctimas explicaron diferentes aristas del hecho y detalles sobre el accionar de la justicia en el caso. En ese carácter participaron Natalia Lescano, abogada de la causa “Crimen de circunvalación” y mamá de Sol; Carlos Viñolo, papá de Sol; y Daniel Burgos, hermano de Agustín.
Los aportes de la Antropología Vial
“La Antropología intenta desnaturalizar lo cotidiano y problematizarlo, por eso podemos aportar elementos para esta conversación más grande que tiene que ver con la vida y con la gente querida que se nos ha ido. Nos debemos a la memoria de ellos para mejorar el presente y lo que va a venir”, comenzó Pablo Wright.
El antropólogo dijo que su especialidad analiza la conducta y la cultura vial de una sociedad. “Esas conductas no están aisladas, sino que hay algo que las envuelve. En el caso de Argentina lo que envuelve estas conductas es un Estado deficiente, una relación Ciudadano – Estado donde siempre pensamos que el Estado nos quiere perjudicar, y una transgresión constante de las normas en todos los órdenes de la vida y que se ve en la cuestión vial en las transgresiones cotidianas que hacemos como peatones o conductores”, señaló.
Wright explicó que en la antropología vial, las conductas son analizadas en términos de la historia y la sociedad, en su relación con los regímenes de poder, los aparatos coercitivos del Estado, y la legalidad vigente (que en el caso de Argentina es una legalidad fragmentada donde las provincias pueden no adherir a la norma nacional).
“Entonces, estudiar el tránsito es observarlo. Esto significa observar las maniobras más tipificadas, más estereotipadas, lo que yo llamo las ‘coreografías viales’. Lo interesante es que gente que no se conoce entre sí, hace las mismas coreografías, es algo que es producto de una historia pero que está repartido en términos de ‘técnicas de cuerpo’ de formas parecidas. Y lamentablemente esas formas parecidas son muy transgresoras de las normas viales”, puntualizó Wright.
El antropólogo afirmó que si bien el espacio está reglamentado, el ciudadano no se entera. “Ahí la cuestión educativa del Estado falló, el control falló, la sanción falló. Lo que le pasó a Sol, Agus y Fer fue una falla del sistema social estatal y de la sociedad toda que repite maniobras viales que tienen un potencial de peligro. No digo sólo la maniobra del asesino que mató a nuestros compañeros sino también las pequeñas transgresiones”.
Wright dijo que hay estructuras de honor, de capital, de género que impactan en los modos de conducir y que hay roles viales estereotipados. Puso como ejemplo el modo vial de manejo del varón en Argentina: ir borracho y “al palo”.
El antropólogo explicó que hay que luchar contra la industria alcohólica y la automotriz que presionan para no estigmatizar al auto y para no estigmatizar la bebida.
“Con la voluntad sola no funciona, la lucha tiene que ser algo colectivo que interpele a las autoridades de todos los niveles, del campo vial, de la educación, de la Justicia que tiene que ser pedagógica y no recaudatoria”, puntualizó.
El antropólogo propone usar el término “ciudadanía vial” para interpelar al Estado. “Para eso el problema debe transformarse en un problema público que es lo que están logrando los familiares de las víctimas, juntando gente para que quienes están en posiciones de poder sepan que son empleados nuestros y tienen que hacer cumplir las normas”.
“Esto que está pasando está chocando estructuras, no aceptamos que la realidad sea esto, que siga habiendo siniestros con muertos. Córdoba es una provincia muy importante. Veo que cuando pasa algo en Córdoba es como un eco, tiembla el país. Entonces es importante esta idea de poder hacer algo desde aquí para que también sea tomado a nivel nacional”, concluyó Wright.
La palabra de los familiares
Luego de la conferencia de Wright tomaron la palabra los familiares de las víctimas. Comenzó Daniel Burgos, hermano de Agustín, quien se refirió al hecho de que los crímenes viales no son accidentes de tránsito. “Así como hay especies viales que tienen sus propios códigos como los remiseros, los colectiveros, los taxistas, así también hay una especie que está en crecimiento que son los ‘asesinos viales’, esta especie no tiene códigos, deciden entrar en un derrotero desde que suben a su auto alcoholizados, deciden cruzar semáforos en rojo, pasar autos por banquina, subirse a bicisendas, a veredas, matar seres humanos”, dijo.
Además se preguntó por qué los fiscales y los jueces no condenan estas conductas y contó que junto con docentes y alumnos de las escuelas llegaron a la conclusión que el problema es la conciencia. “El Estado apela a una escasa seguridad vial, que tiene que ver con controles y renovación de carteles en ruta, pero no lleva adelante acciones educativas. Manejar no es una conducta individual sino social”.
“El Poder judicial camufla estos crímenes viales como meros accidentes de tránsito dejando así a los asesinos en libertad y a las víctimas desamparadas. Necesitamos una mutación de la conciencia vial general como reflejo de un cambio cultural general”, explicó Burgos.
En igual sentido se pronunció la madre de Sol, Natalia Lescano, quien es también abogada de la causa. “Esto fue un crimen que se podría haber evitado si hubiera habido algún tipo de control. No decimos que todo sea un crimen, puede haber accidentes porque estamos manejando vehículos, se puede pinchar una goma, se puede cortar un freno. Pero ese no fue el caso”.
La abogada explicó que Sol, Agus y Fer estuvieron dos horas esperando la grúa en la banquina de la circunvalación y la empresa que tiene la concesión nunca vino a asistirlos, como tampoco la policía y que no hubo controles.
“El alcohol al volante es la principal causa de muerte de jóvenes en Argentina y el asesino de los chicos venía tomando alcohol, tenía 9 botellas vacías en el vehículo, venía filmándose y jactándose de la situación. Iba a 140 km por hora, se adelantó por la banquina, los testigos dijeron que temían por su vida, y se encontró con los chicos en la banquina esperando la grúa y efectivamente los mato”, puntualizó.
Lescano dijo que además de todo el sufrimiento, les ha tocado el padecimiento brutal que significa pasar por el proceso penal como víctimas. “Incluso cuando no tenemos pocos recursos porque yo soy abogada y tengo un estudio, porque tenemos un bagaje de bienes culturales adquiridos, de experiencia de militancia, ha sido un experiencia tremenda”.
La abogada explicó que junto a las otras dos familias de las víctimas se constituyeron en querellantes y pusieron peritos de control para garantizar que la prueba que se generará en el expediente fuera real y fidedigna de lo que sucedió.
“Tuvimos que luchar con los recursos que tuvimos, y que otras familias no tienen, para proteger la prueba. Y la prueba fue concluyente, científica y exhaustiva donde quedó claro que el asesino comprendía lo que había hecho y era consciente en ese momento, aunque había consumido muchísimo alcohol y cocaína”, explicó Lescano.
Las familias de las víctimas lucharon para cambiar la carátula de la causa de “homicidio culposo” (que supone una pena de 3 a 6 años de prisión y le da ventajas procesales al imputado), a “doble homicidio doloso y lesiones graves dolosas” (con una pena de 8 a 25 años).
“En Córdoba todos los homicidios viales se catalogan como ‘culposo’, entonces hay que modificar el código de procedimiento penal para introducir la figura de homicidio ‘doloso’. Nosotros vamos a dar esta pelea en el juicio, ya hay antecedentes de esto en el país”, dijo la abogada.
Por último, el papá de Sol, Carlos Viñolo, apuntó que existe hoy una oportunidad histórica: “La oportunidad de meter una cuña en este poder gigantesco, y venimos trabajando con las marchas, con las luchas, con el apoyo de los medios. Necesitamos el 17 de mayo llenar la plaza de la Intendencia y mostrar al poder judicial y al Estado que esto no va más”.
Las familias de las víctimas enfatizaron así el pedido de acompañamiento para la vigilia y la “carpa de la conciencia” que montarán en la Plaza de la Intendencia el 17 de mayo, cuando se cumpla un año del hecho.
Por Eliana Piemonte
Área de Comunicación del Museo de Antropología de la UNC.
Fotografías: Pablo Giordana
Área de Comunicación – FFyH.
Entrevista a Pablo Wright en Canal U
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