A 55 años de las revueltas que cambiaron el proceso político argentino, el cineasta cordobés Adrián Jaime presenta “¡Quémenlos!”, película que traza el derrotero de la resistencia civil a la dictadura de Onganía en la ciudad de Córdoba. El filme del egresado de la Escuela de Cine y Tv cuando esa institución integraba la FFyH, es la continuidad de otros trabajos sobre los archivos fílmicos previos al Golpe de Estado de 1976.
“La orden de quemar libros sólo fue un preanuncio del porvenir que tendrían miles de hombres y mujeres que resistían a la dictadura imperante en Argentina. El film documental ¡QUEMENLOS! traza el derrotero de la resistencia civil a la dictadura del Gral. Onganía en la ciudad de Córdoba, cuna de la industria automotriz argentina y de la Reforma Universitaria”, dice el texto que presenta la última película de Adrián Jaime, realizador egresado de la Escuela de Cine y Tv en la década del 90 que dirigió otros trabajos sobre la época: “TOSCO, grito de piedra”, “Los Perros”, “Victoria”, “Tosco” y “La Misión Argentina”.
Como parte de su presentación en Córdoba (se exhibirá el 29 y 31 de mayo en el Espacio INCAA CINE ARTE CORDOBA y en La Piojera el 30 de este mes), Jaime conversó con Alfilo sobre su última producción:
- ¿De qué se trata el documental Quémenlos?, ¿qué materiales utilizaste?
– ¡QUEMENLOS! tiene su origen en la continuidad de mis labores sobre los archivos fílmicos que son previos al Golpe de Estado de 1976. Más precisamente son imágenes registradas en el gobierno dictatorial de la “Revolución Argentina” encabezado por el Gral. Juan Carlos Onganía. Hice varios trabajos cinematográficos sobre esa época en que obreros y estudiantes pujaban por sostener los espacios democráticos, conservar derechos civiles y laborales y aumentaban sus niveles de organización política, llegando incluso a lograr espacios de representación política en gobiernos provinciales y municipales. Esa participación de los trabajadores en el proyecto de país y su producción nacional en todas las áreas es determinante para que la dictadura del 76 -y quienes manejaban sus hilos desde el poder real-, intentaran acallar el movimiento popular que venía acrecentándose desde varias generaciones atrás.
A medida que fui haciendo los filmes documentales supe el riesgo en que se encuentran los archivos fílmicos históricos. Están desprotegidos, descuidados, librados a la buena de Dios… sin políticas públicas que los preserven. No sólo las imágenes visuales, sino las sonoras (que están más descuidadas todavía).
- ¿Cómo fue su realización?
– En ¡QUEMENLOS! intenté aplicar IA (Inteligencia Artificial) para dejar en calidad óptima el material audiovisual, pero el presupuesto no alcanzó para realizarlo de ese modo y la debacle política del país terminó por sumergir la idea y la producción del film para otra oportunidad que pueda volver sobre el material. Siempre lo hice así, no será la primera vez que deba volver a empujar el barco en la playa (cuando suba un poco la marea). “Lo importante es conservar y fortalecer el espíritu de lucha, que por encima de todas las dificultades, nos hará triunfar en el futuro”, al decir del gringo Agustín Tosco. Asimismo, el film se desplegó y abrió una etapa histórica valiosísima para que pueda apreciarse en salas, escuelas, universidades, por TV y que el público la disfrute. Sobre todo en Córdoba, ya que la ciudad y su gente son los protagonistas de este film en donde hasta las fachadas hablan, el parque automotor y las vestimentas de la época nos remontan a un lugar y un tiempo que ya no existe en la misma dimensión, pero a la vez están presentes en toda la duración de cada toma, del sonido y de la música realizada. Es un film placentero para descubrir la Córdoba que éramos hace ya más de 55 años.
Actualmente, el film tiene recreado todo el audio de las tomas mudas. Conservamos y utilizamos muchísimos archivos de imagen, casi todo lo existente. Con ello dimos un paso adelante muy valioso para conservar el material para que además se pueda percibir lo ocurrido durante las jornadas heroicas que generó el pueblo de Córdoba, derrocando por primera vez en la historia del mundo a una dictadura militar asesina. No es el “mayo francés”, es mucho más lo que nuestras generaciones precedentes hicieron. No había militares revolucionarios en el gobierno militar, como en la Francia de las revueltas estudiantiles y obreras, aquí eran lisa y llanamente una parte de la casta de asesinos pero en la cima del poder político. Poco antes estos militares bombardearon la Plaza de Mayo, fusilaban en basurales, exiliaban al presidente, implantaban el Estado de Sitio. Contra eso y mucho más salieron a luchar los jóvenes obreros y estudiantes cordobeses.
- La película propone “un derrotero de la resistencia civil contra la dictadura”, ¿el Cordobazo es el final de una etapa histórica, el comienzo de otra, o ambas cosas?
– Creo que el Cordobazo es la continuidad de una lucha emprendida por el retorno de Perón al poder político y con ello el regreso e implementación de las políticas del Estado de bienestar que eran y son en beneficio de la clase obrera y los sectores populares. Eso expresa Elpidio Torres. Pero Atilio López le agrega un componente valiosísimo: sin la participación de los trabajadores en la acción directa, la orientación política y la gestación de los acuerdos organizativos, todo intento quedaría siempre rengo. No hay revolución social sin la conducción de los trabajadores organizados. Tosco aportó una gran claridad sobre cual era el camino a tomar por las organizaciones populares: la unidad. Ese movimiento obrero de entonces acumulaba experiencias desde los anarquistas y los levantamientos indigenistas, también supo aprender de los virtuosos lazos de unidad con los revolucionarios “reformistas” de la Universidad Nacional de Córdoba. Grandes luchas se llevaron adelante con los comunistas libertarios de entonces y los radicales… hasta que el peronismo asomó como la mejor opción para acumular fuerzas dentro del campo popular. En la década del 60 aún estaban al alcance de todos los vestigios políticos organizativos y estaban latentes en la Córdoba de entonces. En ese sentido es una continuidad de luchas, solo basta revolver en los pasquines, diarios y volantes sectoriales de la época para comprender que la voluntad transformadora no nacía de un “repollo cubano” ni de Los Beatles.
Pero también el Cordobazo marca la apertura de una etapa nueva que sobrevendrá cargada de ideales revolucionarios, tal como en el mundo ocurría. Etapa que impactó de lleno en las definiciones de las organizaciones populares surgidas como reacción a las dictaduras más violentas y sangrientas que tomaron posteriormente el poder en Argentina.
- Estamos conmemorando 55 años del Cordobazo, ¿Qué queda hoy –si es que algo queda- de esa Córdoba combativa, revolucionaria, industrial “Faro de la revolución”?
– Queda todo lo conseguido tras la lucha social emprendida. Por citar: los convenios colectivos vigentes (en su gran mayoría); el triunfo popular por sobre la elite criminal y angurrienta que gobierna el país; la certeza que es con personas de coraje que se hacen las grandes empresas (frase sanmartiniana que se hizo carne en la época); que las dictaduras son efímeras y duran solo mientras el pueblo encuentra la forma de derrotarlas. Al igual que cualquier revolución exige un tremendo esfuerzo individual y colectivo. Muchas batallas se pierden en el derrotero de las luchas populares. Muchas vidas. Nada de ello quedará en el olvido mientras los pueblos sigan buscando resolver sus necesidades insatisfechas, sus derechos y se organice para ello. Esto último es lo que más cuesta ya que la lucha no es solo contra los monopolios sino además contra los temores de la propia conciencia que nos habita impidiéndonos (muchas veces) hallar las soluciones que se precisan en cada circunstancia y lugar, y de esa forma transformar una realidad plagada de crudísimas injusticias como las que aún hoy se viven en Argentina.
- Aunque los contextos políticos y culturales son distintos, ¿cuál te parece el aporte del cine, el arte, a la hora de inspirar nuevas luchas? Te lo pregunto en función de un gobierno nacional que está arrasando la cultura argentina.
– El cine es un espejo en el cual mirar una parte de nuestra historia. Seguramente sacaremos valiosas enseñanzas para nuestro presente y se sumarán aportes con los espectadores que asistan a ver los filmes (ya sea en su casa o en las salas). Lo importante es que el cine (argentino, por sobre todo) nos permita reflexionar, y eso tarde o temprano ha de traducirse en acciones. A eso le tienen pánico desde los gobiernos mojigatos como los actuales: le temen al poder de las imágenes de nuestras luchas populares, de nuestros dirigentes históricos, de las generaciones antecesoras, ya que en nuestras propias imágenes que nos habitan está el germen secreto al que nadie puede acallar ni eliminar por más represión que se aplique.
Por Camilo Ratti