Como parte de su propuesta académica y política que se consolida año tras año, la FFyH fue incorporando actividades que lxs ingresantes reciben en su primera experiencia universitaria. En formato virtual al igual que en 2021 por la pandemia, uno de los paneles de este 2022 propuso abordar los derechos humanos en clave intercultural, desde una mirada crítica y transformadora a través de las intervenciones de César Marchesino, Victoria Chabrando, Lucas Crisafulli y Marta Philp, con la coordinación de Carolina Ricci.
Cuando en el país se abría una nueva etapa histórica con la reactivación de los juicios contra los responsables del Terrorismo de Estado que el menemismo había querido sepultar, la Facultad de Filosofía y Humanidades iniciaba un camino institucional que hoy es un sello de identidad y posicionamiento político: los paneles de Derechos Humanos para lxs ingresantes de las ocho carreras que se dictan en esta unidad académica, organizados por el Programa Ciclos de Nivelación y la Secretaría Académica.
Si bien aquellos primeros paneles estuvieron atravesados fundamentalmente por las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que sacudían la impunidad consagrada con las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y los indultos a los genocidas, el concepto y la mirada sobre los derechos humanos se fue ampliando y diversificando al ritmo del avance y visibilización de sujetxs, colectivos, organizaciones y comunidades que fueron planteando nuevas agendas temáticas: universidad y cárcel, medio ambiente, pueblos originarios, feminismo y derechos de las mujeres, diversidad sexual, seguridad democrática, entre otros.
Con modalidad virtual al igual que en 2021 por la pandemia, una de las propuestas de este año llevaba un título que invitaba al debate, con intervenciones que resultaron novedosas y desafiantes: “¿De qué hablamos cuando hablamos de DDHH?”, coordinado por Carolina Ricci e integrado por César Marchesino, docente y flamante Secretario de Extensión de la FFyH, Victoria Chabrando, integrante del Consejo Asesor del Programa de DDHH de la Facultad, Lucas Crisafulli, docente de la Facultad de Derecho e investigador de la FFyH, y Marta Philp, historiadora, docente e investigadora de esta Facultad.
Por otro lado, también se llevó a cabo el Panel: “Desafíos de estudiar en la universidad hoy”, con Vanesa López, Marina Yazyi y Diego Letzen, con la coordinación de Julieta Almada. Esta actividad, que se enmarca en el Módulo de Vida Universitaria del Curso de Nivelación, se propuso reflexionar en torno al derecho a la Educación Superior en el contexto actual y vincularlo con el derecho al conocimiento, a los vínculos entre universidad y sociedad y las propias políticas educativas.
“Los paneles son un espacio formativo que se organizan todos los años para todos los cursos de nivelación de las ocho carreras que se dictan en la Facultad, con temáticas relevantes que son abordadas con profesorxs de la casa e invitados desde 2003”, destacó Ricci. “Este año, el objetivo era presentar distintas aristas del concepto de DDHH y reflexionar sobre el vínculo entre los derechos y las juventudes. Los derechos humanos como derechos inherentes a la ciudadanía universitaria, pero poniendo en tensión lo que traemos y creemos que son los derechos humanos”, completó la coordinadora, que fue habilitando las intervenciones de lxs panelistas.
El primero fue Marchesino, doctor en Filosofía, docente de la FFyH y la Facultad de Artes e investigador en el IDACOR en temáticas de interculturalidad y multiculturalismo: “Los paneles son una tradición de los cursos de nivelación, y esta es la segunda vez que son virtuales, antes de la pandemia se hacían simultáneamente con personalidades de la cultura, la academia, el arte y el activismo de derechos humanos de Córdoba. Siempre fueron una oportunidad para escuchar distintas perspectivas sobre los derechos humanos, y lo virtual es un modo de sostener el trabajo continuo que hace la Facultad de Filosofía y Humanidades en la defensa, la investigación y la ampliación de derechos”.
El flamante secretario de Extensión, coordinador saliente del Programa de Derechos Humanos, explicó que la creación de ese programa en el 2012 fue el resultado “de toda esta trayectoria de trabajo en Filo, porque los derechos humanos atraviesan los campos de la docencia, la extensión y la investigación. El objetivo es integrar y conectar de manera conjunta los tres ejes de la actividad universitaria”.
Este recorrido institucional fue incorporando nuevos debates y miradas sobre los derechos humanos, que no se agotan en las políticas de Memoria, Verdad y Justicia sobre lo ocurrido en la última dictadura. “Nuestra perspectiva es mucho más amplia, a pesar de participar de esas políticas, de los juicios y de un trabajo con los Espacios de Memoria. Pero la concepción de derechos humanos es abarcativa y va más allá de esto. Tiene que ver con las organizaciones campesinas, de diversidad sexual, el Programa Universitario en la Cárcel (PUC), con el Programa de Género y Diversidades, con temáticas medioambientales y con el trabajo de organizaciones y activistas sociales que buscan ampliar”, destacó Marchesino.
Sobre este punto, remarcó que “pensamos los derechos humanos no como un canon, sino como una construcción no ajena a conflictos, a disputas, a diálogos con actores, movimientos sociales, es decir, una construcción colectiva donde distintxs sujetxs participen en esa agenda de derechos. Eso también está atravesado por las actividades de la universidad, ustedes se están convirtiendo en ciudadanes universitarios y van a estar insertos en la discusión de sus derechos. Para ver la complejidad de una discusión que no es abstracta, que tiene consecuencias políticas, sociales a partir del posicionamiento que asumimos como sujetxs universitarixs, porque los derechos son conflicto”.
Diálogo de saberes
Chabrando, integrante del Comité Asesor del Programa de DDHH conformado por docentes, nodocentes, estudiantes y egresadxs, tomó la palabra para decir que lo que se busca es “conectar lo que se aborda en las cátedras con las inquietudes del presente. El Programa retoma ese espíritu y lo hacemos cuerpo. Pensamos el pasado en vínculo con el presente. Ahora, no hay derechos humanos sin una sociedad democrática, con una seguridad democrática, con memoria y justicia, en un hábitat saludable, con trabajos dignos”.
En esta interrelación con la realidad, mencionó que uno de los temas del Programa para este año es el derecho a la salubridad por lo de la pandemia. “Poner en agenda temas que nos afectan cotidianamente, relacionando lo que se discute en las aulas con lo que vivimos lxs ciudadanxs. Hacer realidad este es el diálogo de saberes, que es lo más difícil, reflexionar críticamente sobre distintos temas, y garantizar el nexo con organizaciones e instituciones”.
Mirar críticamente los DDHH
Lucas Crisafulli es docente en la Facultad de Derecho de la UNC, pero ha participado de espacios de investigación en la FFyH, como ex Coordinador del Núcleo de Estudios e Intervención en Seguridad Democrática. Antes de entrar en la temática que lo convocaba, lo primero que quiso fue “saludar a Graciela Biber, quien nos convocó a los paneles hace muchos años, y destacar que la Facultad de Filo siempre trabaja con las organizaciones para aportar en el diseño e implementación de las políticas públicas, el Código de Faltas fue un ejemplo, esta Facu trabajó muchísimo para sancionar otro Código de Convivencia Urbana”.
Desde una mirada no complaciente, Crisafulli arrancó con el cuchillo afilado: “Vengo a plantear los derechos humanos desde una mirada crítica, es el desafío de las humanidades ¿Por qué? Porque los derechos humanos no necesariamente se plasman en prácticas liberadoras, no lo fue cuando el ex presidente George Bush invadió Irak en nombre de los derechos humanos, y porque aún hoy se sostiene el bloqueo económico a Cuba con el mismo pretexto. Los tratados internacionales son un norte hacia donde caminar, un deber ser al que debemos empujar ese ser. Pero las violaciones a los derechos humanos en América Latina están claras, no hace falta ser tan finos. Hay que hacer los derechos humanos, no solo pensarlos. Los derechos son siempre ‘con’ otros, los privilegios son ‘a pesar de otros’ o ‘contra otros”.
Enfático, sostuvo que “no se puede ser neutral sobre las violaciones a los derechos humanos, porque la neutralidad está siempre del lado del opresor. Acá no se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo, como sostenía Marx. Hay que tomar partido sobre lo que es justo”. Además, planteó un abordaje contextualizado de los derechos: “La realidad es distinta según el territorio. Las luchas sociales son las que hacen brotar derechos, así ha sido en América Latina. Por eso digo que el derecho a la protesta es el derecho madre, sin ese los otros derechos se verían debilitados. Históricamente en las luchas, algunas terriblemente violentas y sanguíneas, hemos conquistado derechos.”
La idea de deconstrucción, “que se la debemos al feminismo, más allá de Derrida”, es otro eje propuesto en su alocución: “No es la destrucción de Heidegger, sino más bien desarmar un dispositivo de poder para saber cómo funciona. El feminismo apunta al patriarcado y el machismo como ese sistema de opresión. Hay que desarmar los esquemas de poder”.
Por último, Crisafulli advirtió que “las violaciones a los derechos humanos se producen siempre de manera coetánea con un discurso que construye al otro como una persona menos humana, incluso como no humano. El discurso hegemónico construye un enemigo público, las mujeres pobres en la inquisición, los indios en la conquista del desierto, los judíos en el nazismo, los subversivos en la última dictadura. Es una luz que nos debería llamar la atención cuando se habla de enemigos, porque esa es la semilla del horror, el huevo de la serpiente. Es el horror y no la belleza lo que marca la experiencia contemporánea de los derechos humanos, por eso la herramienta fundamental que tenemos a mano para pensar y hacer derechos humanos es la memoria”.
Derecho a la memoria y la historia
“No estamos compartiendo acá qué son los derechos humanos, sino los invitamos a que sean protagonistas en este camino que están empezando”, lanzó, desafiante, Marta Philp, historiadora, que se animó a preguntarse: “¿Qué es la historia? ¿Cómo se vincula al concepto de memoria? Empecemos por lo primero, la historia es lo que hace referencia a los hechos y procesos donde cada uno de nosotros somos protagonistas, y la memoria el recuerdo del pasado desde el presente. Pareciera que si se vincula la historia con la memoria no es objetiva, pero es algo que debemos revisar quienes hacemos historia, porque siempre lo hacemos desde un determinado lugar social, desde un espacio”.
A través de una mirada despojada de tecnicismos y jerarquías intelectuales, Philp sostuvo: “Lxs historiadorxs escribimos historia de manera profesional, pero ayudamos a construir determinadas memorias. ¿Quién creó que San Martín es el padre de la patria, o el 25 de mayo o el 9 de julio, que son hechos fundacionales de nuestra patria ¿Cómo se construyó el país blanco, que convocaba a inmigrantes europeos después del exterminio indígena? Ahí aparecen las figuras de Alberdi, Sarmiento, o Mitre, que construyó una historia oficial que todos hemos heredado y de la cual hemos participado en nuestras escuelas, que excluye a las otras historias”.
Interpelando a lxs ingresantes, preguntó: “Qué van a hacer ustedes que vienen a la universidad? Van a repetir lo que ya está escrito o van a escribir su propia historia, ese es el desafío, con las herramientas que van a recibir acá. Todas las carreras están involucradas en la historia y la memoria. Cada carrera aporta la suya. Esas lecturas sobre el pasado lo hacemos desde el presente”
Después planteó un tercer concepto, la identidad, “que se vincula con esto de hacer derechos humanos”. Para hacerlo carne, Philp convocó a un paseo imaginario por la ciudad de Córdoba, “una ciudad que se pobló de estatuas de Juan Bautista Bustos. ¿Y por qué? es una operación de memoria para diferenciar a Córdoba del resto de las provincias y disputar con la nación. Bustos es presentado como el primer gobernador constitucional, que valoraba la democracia, que funda escuelas, pero si vamos a los documentos resulta que fue gobernador por la fuerza militar, no por democrático, entonces hacemos un aporte desde la historia. Pero el gobierno de Córdoba construye un personaje para diferenciarse de la historia nacional, y es importante porque Córdoba le está disputando el modelo de país, el “cordobesismo”, pero ese modelo no está sólo en el presente. Les cuento esto para estar atentos, porque hay hechos no contados, en la UNC también, y ustedes como ingresantes tienen que conocer ese escenario, para convertirse en ciudadanxs universitarixs deben apropiarse de este espacio y participar en esta construcción de conocimiento desde las distintas carreras. Eso es ejercer el derecho a la historia y la memoria. La invitación es que ustedes cuestionen y que produzcan esas ideas nuevas”.
Los DDHH en clave intercultural
Culminadas las exposiciones, Ricci buscó indagar en las nuevas miradas que están surgiendo para conceptualizar los derechos humanos. Y el responsable de exponer fue Marchesino, que estudia e investiga esas nuevas líneas de pensamiento y prácticas sociales. “Hay una agenda de derechos humanos en clave intercultural, que implica abrir a las discusiones y al diálogo las distintas perspectivas u ontologías en la cual aquellxs que son consideradxs sujetxs de derechos, no son, o que en el modo convencional, colonial, occidental, se entienden como sujetxs plausibles de reclamar derechos, entonces hay autores que plantean que los derechos humanos necesitan ser descolonizados, que urge revisar las bases ontológicas, epistemológicas sobre las que se han elaborado lo que entendemos como derechos humanos”.
En este marco, surge la pregunta: ¿Quiénes son esxs sujetxs de derechos?, “Vemos que son muy restringidos, y la idea no es tirar todo por la borda, sino dialogar las distintas perspectivas, porque hay un presupuesto de que en ese diálogo podríamos ir avanzando hacia una ampliación en materia de derechos. No plantearlos como un antagonismo de concepciones, sino asumir el desafío del diálogo, que no quiere decir que vaya a ser fácil, pero se ha ido avanzando en algunos lugares. Por ejemplo, en Ecuador o Nueva Zelanda, los ríos, las montañas, la naturaleza, son plausibles de derechos, una mirada distinta de la occidental que tenemos”.
Sin embargo, Marchesino aclaró: “Esto no es relativismo, donde todo vale lo mismo, sino poner de manifiesto los conflictos y cómo esos conflictos se tramitan”.
Por Camilo Ratti