Es una iniciativa conjunta entre la Universidad, Adiuc y el Ministerio de Salud de la Provincia, quién aportará los recursos. A través de centros de llamados que funcionarán en la UNC, el objetivo es trabajar en la prevención del contagio del virus, dándole escala y más eficiencia a la estrategia de rastreo. La idea surgió de un grupo de delegadxs docentes de distintas Facultades, entre ellas la FFyH, e investigadorxs de Conicet que participaron de una experiencia similar en Provincia de Buenos Aires.
“Este proyecto es el resultado de la convergencia de la iniciativa de Sol Minoldo, investigadora de Conicet con experiencia de trabajo en el tema en la Provincia de Buenos Aires, y un grupo de delegadxs docentes de Adiuc, que sentíamos la necesidad de hacer algo ante el agravamiento de la crisis del Covid en Córdoba. Esta suerte de comisión informal del gremio aportó el anclaje territorial en la UNC, el contacto con docentes y las dinámicas propias de cada Facultad para operativizar los contactos y los recursos que Sol tenía en el Ministerio de Salud de Córdoba y los organismos que asistieron en la formación de los rastreadores y los coordinadores del proyecto”, explica Luis García, filósofo de profesión, docente en la Escuela de Letras de la FFyH y miembro del grupo impulsor de Adiuc junto a Malena Moiraghi (delegada de Agronomía), Marcelo Desimone (delegado de Biología), Pablo Facundo García (miembro de la Junta directiva del gremio) y Rodrigo Quiroga (delegado de Ciencias Químicas)
Fue precisamente este último que tenía el contacto de Minoldo, quien venía de participar en los centros de llamado de la Provincia de Buenos Aires. “Ella tenía la voluntad de hacer lo mismo en Córdoba y nos pareció bárbaro porque no habíamos imaginado algo como lo que se terminó logrando”, agrega García. Engranaje clave para la concreción del proyecto, Alfilo entrevistó a Minoldo, que explica de qué se trata el proyecto: “El convenio que se acaba de firmar consiste en una colaboración entre el Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba y la UNC. El objetivo es montar una estrategia de prevención del contagio de Covid19, articulando las tareas del Ministerio (particularmente las de la Secretaría de Prevención) con el aporte de centros de llamados funcionando en la UNC. De este modo, se le daría escala y mayor eficiencia a la estrategia de rastreo de contactos estrechos”.
La investigadora del Conicet precisa que los centros estarán operativos en instalaciones de la Facultad de Ciencias Químicas, de FAMAF, en aulas de Rectorado (Baterías D) y en instalaciones de ADIUC. “El material de prevención, los más de 100 headsets, el financiamiento para la limpieza y gestión de los espacios será aportado por el Ministerio. Además, las llamadas serán realizadas por más de 200 rastreadores que fueron seleccionados en convocatorias para estudiantes por parte de la Facultad de Ciencias Químicas y FAMAF, de la bolsa de pasantes inscriptos en la Facultad de Ciencias Sociales, y de una convocatoria realizada por ADIUC para docentes y egresados con perfil idóneo”.
Organizados en equipos de 15 rastreadores, estarán acompañados por un coordinador seleccionado desde la Coordinación General del programa, integrada por Marcos Oliva, responsable designado por la UNC, y Minoldo, responsable designada por el Ministerio. Rastreadores y coordinadores recibirán una “asignación estímulo”, financiada con fondos del Ministerio de Salud y administrada por la UNC. “Mi participación es como asesora técnica ad honorem, en el marco de una estrategia de vinculación tecnológica de CONICET (que es mi institución de pertenencia). En mi caso, me acompaña también un grupo de colegas que se ofreció a colaborar en el proceso, también de manera voluntaria”, señala Minoldo.
Otra institución participante es la Fundación Huésped, que de manera ad honorem fue la responsable de la capacitación de rastreadores y coordinadores.
- ¿En qué consistirá el trabajo de rastreo?
– El equipo realizará llamados todos los días desde los centros a personas de la Ciudad de Córdoba que dieron positivo al test de COVID19. Notificarles el resultado, darles recomendaciones e indicaciones y cargar su información para que puedan ser acompañados por el área de telemedicina. Además, les vamos a consultar por personas que hayan estado altamente expuestas al contagio (es decir, sus contactos estrechos).
Por otro lado, nos comunicaremos con los contactos estrechos que vayamos registrando, para ponerles al tanto de que han estado expuestos, darles recomendaciones e indicaciones y cargar su información para que puedan ser acompañados por el área de seguimiento de contactos. Si detectamos contactos con síntomas, que tienen alta probabilidad de estar contagiados, vamos a recomendarle los cuidados necesarios para el caso y a consultarles por sus contactos estrechos (con los que también vamos a comunicarnos).
- ¿Cómo actúa hoy la Provincia en relación a los rastreos de contactos estrechos?
-Al comienzo de la pandemia la provincia realizaba fuertes operativos de rastreo cada vez que aparecía un contagio. Con entrevistas al paciente y su entorno, establecía la vía de contagio, aislaba a los contactos estrechos e identificaba otras personas contagiadas con grandes operativos de testeo. Mientras realizaba el trabajo de identificación de las personas infectadas, establecía cordones sanitarios para evitar la diseminación de los brotes. Esta estrategia fue muy efectiva al comienzo de la pandemia, pero se volvió menos adecuada cuando el contagio estaba diseminado en casi toda la ciudad y la transmisión que predominaba era la comunitaria. El problema fue en un comienzo la importación de casos, sobre todo desde Buenos Aires, cuando aquí ya habíamos avanzado en muchas flexibilizaciones. Con la alta movilidad el contagio se esparcía muy rápidamente y llegó un punto en el que resultaba casi imposible establecer el contagio inicial, o acudir a estrategias localizadas, ya que el virus estaba presente en cientos de barrios.
Allí tomó gran importancia el trabajo de investigación telefónica del área de epidemiología. El área contactaba a los nuevos positivos y les hacía una entrevista para identificar a sus contactos estrechos. Luego, se realizaba un acompañamiento de los contactos desde otro sector, priorizando el seguimiento de contactos más vulnerables.
Con una cantidad de contagios creciente se vieron frente a la necesidad de escalar sus capacidades, partiendo de un modelo de trabajo que no fue concebido para ello. Eso, sumado a la necesidad de responder rápidamente a una situación que no nos espera, implicó que se hiciera cada vez más difícil tener una respuesta eficiente.
Cuando las capacidades son insuficientes uno debe priorizar a quién llamar primero, y la prioridad establecida fue sanitaria: es decir, priorizar a pacientes y contactos que formaban parte de la población de riesgo. El problema es que los objetivos sanitarios no necesariamente coinciden con los que aportan a reducir el contagio. La efectividad del rastreo de contactos para contener el contagio se reduce con cada día que se demora la identificación y el contacto con el mismo. Por eso lo importante es llamar a quienes sabemos que se han contagiado hace menos tiempo. No a quienes aún no llamamos ni a quienes tengan mayores riesgos al cursar la enfermedad. Por eso, era necesario repensar la estrategia de modo que fuera posible sostener los objetivos sanitarios, pero añadir capacidad para atender la urgencia en términos epidemiológicos.
Abordaje interdisciplinario de la pandemia
Es en ese contexto que Minoldo estableció sus primeras colaboraciones como asesora del Ministerio de Salud, y en particular en la Secretaría de Prevención. “Con la experiencia de haber participado de un proyecto, con un equipo de trabajo de colegas de Conicet para la provincia de Buenos Aires, les propuse una adecuación para Córdoba (considerando su situación epidemiológica y modalidades de trabajo locales). La propuesta les interesó desde el primer momento y, una vez que estuvo confirmado el deseo de avanzar e invertir los recursos necesarios, se lo propusimos a la UNC”, cuenta la investigadora.
- ¿Los datos que se vayan recabando de los rastreos los manejará la UNC con el Ministerio de Salud de Córdoba?
-Toda la información recabada será manejada exclusivamente por el Ministerio. La iremos registrando en la base de información que utiliza el Ministerio, para lo cual hemos estado trabajando en una articulación de nuestra modalidad de registro con el que utiliza internamente el Ministerio. El sistema con el que vamos a trabajar se lo debemos a un primer empujón de FAMAF, que puso recursos para la primera instancia del desarrollo, pero especialmente al trabajo voluntario e incansable de Miguel Pagano. La información será usada exclusivamente para fines epidemiológicos y sanitarios, y será tratada con el cuidado que corresponde a la información personal y sanitaria.
- Trabajaste en centros de llamados en Provincia de Buenos Aires ¿Cuáles vienen siendo los resultados desde su aplicación en uno de los territorios más complicados?
-Lo que implementamos en el interior de la Provincia aún está arrancando y no tenemos demasiados datos. Ahora, del Conurbano tuvimos una experiencia propia, con un centro abierto en la Facultad de Ciencias exactas de la UBA, que se articula con las tareas de prevención de Vicente López. Si bien el centro tiene casi la cuarta parte de los recursos humanos (relativos a la población) que el que estamos por implementar en Córdoba, hemos visto buenos resultados al comparar cómo evolucionó el contagio en Vicente López, respecto de municipios vecinos que venían con tendencias similares.
- Hay sectores que cuestionan al gobierno nacional por el abordaje de la pandemia desde la mirada o los saberes casi exclusivos de la ciencia médica ¿Qué mirada tienen desde Conicet lxs científicxs sociales sobre esto? Si esto es cierto, ¿cuáles son los aportes que se podrían hacer desde este campo?
-Creo que no es posible sintetizar la mirada de les cientifiques de Conicet, porque seguramente existan una multiplicidad de perspectivas. Pero lo cierto es que dentro de Conicet trabajamos personas con muy plurales formaciones, que podemos realizar diferentes abordajes, así como construir miradas inter y transdisciplinarias. Y creo que quizás esa es una de las claves para poder diseñar respuestas eficientes a la pandemia. Tener miradas que contemplen las múltiples dimensiones del problema. Que puedan preguntarse no sólo lo que sería ideal lograr para diferentes objetivos y necesidades, sino cómo es la forma mas efectiva de lograrlo en una sociedad muy diversa en términos sociales, económicos, culturales y hasta políticos e ideológicos. Que podamos pensar el diseño de procesos teniendo en cuenta múltiples factores. En este caso, por ejemplo, el diseño de la estrategia ha implicado tomar conocimientos de epidemiología, biología, medicina, comunicación, trabajo social, sociología, matemáticas, estadísticas, programación, pedagogía y comunicación. Tenemos que pensar desde cómo articulamos nuestra intervención con el fenómeno del contagio, el testeo y la estrategia sanitaria, hasta cómo logramos que procesos de trabajo efectivos y contactos con la comunidad que contribuyan a que las personas perciban lo que hacemos como una manera de acompañar, y no de imponer. Y creo que del mismo modo que ha sido importante en este caso, es fundamental abordar esas múltiples dimensiones para la estrategia global, y las más puntuales, para enfrentar la pandemia.
Por Camilo Ratti
Fotografía portada: centro de rastreo UNICEN
Fotografía interior: gentileza La tinta