“Trabajamos la noción de cuerpo-territorio como un eje en la lucha”

Ludmila Games Llorens y Luisina Aimar, geógrafas e integrantes del proyecto de extensión Mapeando Cuerpos y Territorios del Equipo de Feminismo del Movimiento Campesino de Córdoba, destacan la elaboración colectiva de la cartilla “Metodologías para la Construcción de un Feminismo Campesino y Popular”, una herramienta para abordar las violencias de género en contextos rurales, producida por el Equipo de Género del Movimiento Campesino de Córdoba y editada con el apoyo del Programa de Derechos Humanos y el Área de Publicaciones de la FFyH.

“Las mujeres y disidencias del Movimiento Campesino de Córdoba venimos trabajando desde hace tiempo para poder tener una vida digna en el campo, con igualdad, con tierra, trabajo y justicia para todes. Dialogando con otros feminismos, con organizaciones de la CLOC – Vía Campesina, en el campo y en el pueblo, nos dimos cuenta que nuestra lucha también es contra el patriarcado. Porque no alcanza con que las mujeres participemos, porque hay muchas violencias y maltrato (…), entendimos que el patriarcado nos atraviesa, que el capitalismo necesita el patriarcado y la opresión de las mujeres para funcionar, y sentimos que el feminismo nos hace ver la necesidad de transformar la forma de vincularnos y cuestionar cómo se distribuye el poder. Los mandatos otorgados, las lógicas de dominación”.

La frase, poderosa, revulsiva, desafiante, abre la primera página de la cartilla “Metodologías para la Construcción de un Feminismo Campesino y Popular”, producida durante 2019 en el marco del proyecto de Extensión Mapeando Cuerpos y Territorios del Equipo de Feminismo del Movimiento Campesino de Córdoba, y elaborada colectivamente y de manera participativa por el Equipo de Género del Movimiento Campesino de Córdoba, con el apoyo del Programa de Derechos Humanos y el Área de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.

Para conocer el proceso de trabajo y los objetivos del mismo, dialogamos con Luisina Aimar y Ludmila Games Llorens, géografas que obtuvieron una Beca de la Secretaría de Extensión de la FFyH para llevar adelante la coordinación de la cartilla.

  •  ¿Por qué una cartilla sobre Feminismo Popular Campesino? ¿Cuál es el objetivo de este material?

Luisina Aimar: Estas cartillas forman parte de uno de los dos objetivos que tiene el Proyecto Mapeando Cuerpos y Territorios del Equipo de Feminismo del MCC (que hicimos en 2019) para implementar una dinámica de talleres inspirada en un equipo de feministas del Ecuador, que plantean estrategias para conectar con saberes que vienen más de los sentires. De esa experiencia surge esta cartilla sobre metodologías para construir un feminismo campesino y popular. La necesidad surge del Equipo de Feminismo de tener un abordaje propio en torno a las problemáticas de género en los contextos rurales, y la necesidad de sistematizar las estrategias que la organización despliega en los distintos territorios. Las cartillas buscan dinamizar estrategias ante las distintas situaciones de violencia que viven las mujeres o cuerpos feminizados en los contextos rurales. Violencias que dan cuenta de procesos históricos (que son específicos a cada territorio)  de racialización y segregación socioeconómica que luego habilitan la reproducción de estructuras sociales desiguales, tanto simbólicas como materiales. La propuesta es generar colectivamente una guía metodológica que responda a la necesidad de contar con recursos propios que sean sensibles a sus contextos particulares, que sirvan tanto al equipo feminista como a lxs promotorxs formades de las escuelas populares de género, contribuyendo, en palabras de una de las integrantes de la central de la organización, “a la promoción de espacios que acojan lo que el sistema patriarcal capitalista anula”. Para ellas estos espacios contienen, abrazan.

Ludmila Games Llorens: Desde 2015 y 2016, el Movimiento Campesino empieza a tener un trabajo más específico, direccionado a problematizar las relaciones desiguales de género en los territorios campesinos, y surge las escuelas populares de género, los encuentros de mujeres, y comienza la formación de mujeres y disidencias como promotoras socio-comunitarias de genero para abordar las violencias de género en los territorios. Con ello emerge esta necesidad de profundizar los debates de manera estructural y de posiciones, la noción de cuerpo-territorio como un eje en la lucha. Esto ya venía surgiendo en el Movimiento y es donde sentimos que pudimos aportar a pensar como geógrafas al cuerpo como el primer territorio, y también cómo la violencia actúa en las distintas escalas y multiescalarmente.

En este sentido, pensamos que la metodología y el taller de cuerpo como territorio ayudó y ayuda a pensar estas discusiones  y debates en la construcción de un feminismo campesino y popular, que trabaja para ¿transformar? (buscaría otro término) estas violencias y estructuras patriarcales.

La cartilla reúne dinámicas de presentaciones de grupos y especifidades para abordar cuestiones particulares, lo que sucede cuando se empieza el camino para poder separarse y romper esas dinámicas de violencia en parejas, pensar las tareas desiguales de cuidado y de producción, cómo identificamos las propias fortalezas. Diversidad de propuestas para abordar las condiciones propias de los territorios campesinas desde la mirada del Área feminista. Por eso decimos que el trabajo se guió por criterios de autonomía y autodeterminación del propio equipo feminista que se fue construyendo. Cuando armamos el proyecto de extensión vimos que era imprescindible participar de los encuentros y reunir metodología a lo largo del año 2019. Cuando se puso en práctica el proyecto, nos fuimos acomodando a las dinámicas de las organizaciones, a los tiempos de la organizaciones, nos dimos que incluimos dinámicas y metodología que habían sido desarrolladas años anteriores para tener una mirada mas integral y abordajes de las distintas centrales que el Movimiento desarrolla en sus siete centrales (algunas en construcción) donde hay aproximadamente 400 familias campesinas en cada una y una gran diversidad en las comunidades que conforman el MCC.

  • ¿Desde qué lugar participó la FFyH?

LGLl: En esta cartilla, primero aportando a la impresión de la misma, a través del Área de Publicaciones a cargo de Candelaria de Olmos. También en la elaboración de otras dos cartillas del Movimiento Campesino de Córdoba, una sobra Partidos Políticos y otra sobre Memoria, que están próximas a imprimirse y que contribuirán al trabajo en territorio.

Pero también ha venido aportando y participando de diversas formas con relación al MCC y al Área Feminista del mismo. Participó becando este proyecto de extensión, que en cierta forma es la continuación de otro proyecto de Extensión que se realizó el año anterior (2018) que se tituló “Taller retratando géneros”, que hicimos con Catalina Figueroa, que tuvo características similares, con la realización de distintos productos audiovisuales que ayudan a visibilizar las Escuelas Populares de Género y todas las actividades del Área Feminista. Pero no se queda ahí.

LA: La FFyH también participó de la primera actividad que hicimos en 2019, cuando organizó junto a la Facultad de Ciencias Sociales y el Movimiento Campesino de Córdoba la entrega del Premio José María Aricó a Ramona Bustamante por su compromiso social y político, que se llevó a cabo el 17 de abril en el pabellón Venezuela, en el marco del día internacional de la lucha campesina. Una jornada hermosa. Fue un homenaje a Ramona y a todas las mujeres campesinas, porque ese día se realizó el Primer Encuentro Provincial de Mujeres Campesinas, que aportó no solo en cuestiones materiales, sino de reconocimiento a las comunidades campesinas, para sus luchas, y sobre todo a las mujeres y los procesos de construcción que se vienen dando.

LGLl: También es importante señalar que actualmente hay un nuevo proyecto de Extensión de la FFyH que se aboca a trabajar con el MCC, dirigido por Cesar Marchesino y codirigido por María Carolina Llorens. En ese equipo participamos otrxs géografxs y psicólogxs, egreadxs de la Facultad de Artes también, cuyo objetivo es el desafío de las escuelas campesinas en pandemia.

  • ¿Cómo ha sido la participación de las mujeres dentro del Movimiento Campesino en la construcción de esta cartilla?

LA: El objetivo de la cartilla fue elaborarla de manera colectiva y lo hemos logrado, de distintas formas. Por un lado, participaron la creación de la cartilla las integrantes del equipo de genero que son talleristas y las encargadas de ir desarrollando las distintas escuelas de género, en primera instancia son quienes nos invitan a nosotras a participar las escuelas y nos comparten todo, sus materiales, sus registros previos, y nos acompañaron,  revisaban lo que íbamos escribiendo en la cartilla y dando el visto bueno si se quiere antes de publicarse. La participación ha sido clave, recuperamos no sólo las metodologías que se llevaron en ese año, sino recuperó en las de años anteriores, que nos compartieron para adaptarla a las cartillas, la cartilla es algo bien práctica y sencilla para implementar.

LGLl: Sumo a la participación de las talleristas, sino de aquellas mujeres y personas del colectivo lgtbi+, que participaron de las distintas instancias y encuentros d mujeres y géneros, nos abrieron sus experiencias y la cartilla refleja esas reflexiones, fotos, cuidamos mucho el lugar del acercamiento con las mujeres del MCC, también queremos nombrar a Carlos Julio, que hizo las hermosas ilustraciones que acompaña la cartilla.

  • La cartilla desarrolla talleres y estrategias para abordar diferentes problemáticas o necesidades de las mujeres campesinas, ¿Cuáles aparecen como las más urgentes o prioritarias?

LGLl: Abordar de manera integral la violencia y las desigualdades de género. Difícil pensar una mas urgente o prioritaria que otra, porque de lo principal se desprenden muchas, que pueden ser más subjetivas, además del contexto y las condiciones. No sé si hay una mas que otra, sí el encuentro, la posibilidad de poder acuerparnos, generar espacios que acojan, esa es la prioridad. Dentro de esta puede haber muchas pequeñas prioridades y urgencias que vayan acompañando.

LA: En relación a esto del encuentro, fue ahí, en esos encuentro es donde se fueron desarrollando y se seguirán dando las discusiones y los debates en torno a las violencias y desigualdades que se viven en el campo, y en la medida que estos espacios sigan siendo posibles, será posible también la profundización de lo que sucede en esos territorios y cómo las mujeres y las disidencias viven o atraviesan dichas problemáticas, que van cambiando, fluye mucho las edades, las trayectorias de vida, hay ejes que se entretejen, que están interconectados según los territorios y los cuerpos.

LGLl: La cartilla es una herramienta para aportar dinámicas que nos ayuden a pensar y transformar estas relaciones desiguales y formas de opresión.

  • ¿Cuál o cuáles de las propuestas representaron un mayor desafío para lxs organizadorxs?

LA: Como estudiantes, universitarias, extensionistas y citadinas, esto nos llevó a algunos disparadores. Y uno de ellos tiene que ver con el posicionamiento, darse cuenta que es necesario revisar siempre algunas prácticas. Nuestras formas de acercarnos y vincularnos con la organización. Mas allá de los objetivos concretos de nuestro proyecto, esto se extiende al vínculo humano que nos encontramos con el territorio. Pusimos mucho cuidado en evitar algunas violencias que en nombre de la universidad o de la extensión universitaria a veces se practican por las relaciones de poder. Que es toda una manera de entender la extensión.

LGLl: Hicimos un seminario para pensar como revertir algunas prácticas que son extractivistas, colonialistas, que están permeadas por las relaciones de poder y eso estuvo muy presente a la hora de cuidar e ir revirtiendo esto, con el objetivo de generar un proceso dialógico, el diálogo de saberes, que implicó un gran aprendizaje para nosotras. Un objetivo extensionista es que queríamos aprender del Movimiento, que tiene mucho para aportar a la universidad, al desarrollo académico y creemos que fue profundamente así. La elasticidad con respecto a los objetivos tuvo que ver con lo que iba surgiendo en los territorios sin imponer nada y siendo conscientes de ese cuidado.

  • ¿Cómo ha sido la respuesta de los varones ante el avance y visibilización de las mujeres dentro del movimiento? ¿Cómo reaccionan frente a este tipo de actividades y materiales que se construyen desde el feminismo campesino?

LGLl: Primero nos gustaría decir que no ha sido un objetivo de nuestro proyecto atender al impacto sobre las masculinidades en los procesos de las organizaciones, siempre trabajamos con las mujeres y disidencias del área de feminismo y quienes participaron en las áreas de género y escuelas populares. No nos sentimos capaces de hacer una valoración, pero somos conscientes que ha generado tensiones dentro de la organización, también no podemos pensar a los varones como un grupo homogéneo, ha habido una diversidad de respuestas.

LA: Pensaba en la edad de los varones que integran el MCC, hay otros varones militantes de muchos años, son trayectorias de muchos años e influencias distintas. En el sentido que podemos reconocer que hubo impacto, sabemos que durante este año los varones se han empezado a juntar y darse espacio de discusiones solamente de varones donde han empezado a hacerse algunas preguntas, no solo en relación al movimiento feminista en general, sino a los procesos de organización de sus compañeras incluso, comenzando a producir sus propios materiales de trabajo, sus propias cartillas, que de alguna manera lo podemos leer como que es un acompañamiento, de reaccionar si se quiere a estas actividades y los materiales que el equipo de género viene llevando a cabo.

Por Camilo Ratti
Fotografías: gentileza Ludmila Games Llorens y Luisina Aimar