Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Filosofía y Humanidades
Escuela de Historia

Seminario de Estudios de la Performance


EL “MÉXICO SUENA”

UNA FORMA ALTERNATIVA DE HACER LA PROTESTA Y CONSTRUIR EL CONFLICTO

por María Noel Felices

 

ABSTRACT: La pretensión principal de mi trabajo apunta a describir y analizar una de las formas que tomó la protesta de docentes y alumnos durante el conflicto universitario en la ciudad de Córdoba durante los meses de julio a septiembre del año 2005. El foco de mi atención es el ciclo que se dio en llamar “México Suena”, (México hace alusión al nombre del pabellón perteneciente a la Escuela de Bellas Artes), que constó de una serie de eventos propuestos y organizados por alumnos del Departamento de Música de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. Mi interés tiene que ver con mostrar una modalidad de protesta particular, una manera de protagonizar el conflicto, diferente a las ya conocidas tomas de facultades, marchas públicas, asambleas, entre otras.
Presencié estos eventos para observar y registrar lo que allí acontecía, lo que se decía, de qué modo, cómo se actuaba, las interacciones entre los participantes, en que espacios y en que tiempos. Esta tarea se completa con un trabajo de análisis a partir de la lectura de las propuestas del antropólogo Victor Turner y de Richard Schechner con sus Estudios de la Performance, permitiendo una mirada de estos eventos como performance, puesta en escena, práctica ritual, transformadora y reveladora. Del primero de ellos utilizaré sus categorías construidas en torno a los rituales, haciendo centro en el lugar y significado que para él tienen los símbolos en tanto eventos. Mientras que Schechner nos permite pensar otras prácticas sociales como performances, conductas restauradas, vivas y que también son únicas en relación a quienes interactúan, de que modo lo hacen, donde y cuando.
La tarea es, entonces, presentar la realidad del “México Suena” a partir de estas lecturas. De esta forma rescatar y valorizar una práctica singular, una modalidad de comprender, presentar y mostrarse en el contexto del conflicto universitario.

 

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN. ¿QUÉ ES EL MÉXICO SUENA?

El segundo semestre universitario del año 2005 en la ciudad de Córdoba estuvo marcado por un nuevo inicio de protestas, primero salariales, luego en contra de la Ley de Educación Superior y en defensa de la universidad pública y gratuita. Protestas inmersas en ese contexto mayor de conflicto universitario que estamos pensando en términos de “drama social”. Docentes y alumnos protagonizaron diferentes formas de protestar. Los docentes comenzaron negándose a tomar exámenes, luego haciendo paros. Se encontraron con los alumnos que se hicieron también protagonistas del conflicto en marchas, asambleas, clases públicas, intervenciones artísticas, “tomas” de facultades y festivales musicales.

En el marco de este conflicto, por una propuesta de cátedra del Seminario de estudios de la Performance, que se dictaba durante ese segundo semestre también, se decidió participar en el conflicto construyendo algunos conocimientos acerca de lo que estaba sucediendo desde las lecturas que estaban pensadas para el Seminario . Todos de acuerdo, delimitamos un periodo de tiempo, (julio a septiembre de 2005 por ser el período de mayor algidez en relación a la cantidad de acciones llevadas a cabo), y escogimos diferentes manifestaciones de este conflicto, para construir los objetos de estudio.
Si pensamos en maneras de hacer protesta, de aparecer en el escenario público, las formas enunciadas más arriba están presentes en nuestra imaginación. Formas que se redefinen en contextos determinados, que las personas recordamos, restauramos, reinventamos, ponemos de nuevo en acción. En estas acciones están las personas eligiendo actuar, eligiendo hacerse visibles, presentándose y construyendo la realidad.
El México Suena también fue una de las maneras, una alternativa de hacerse presentes en el conflicto universitario. Los alumnos del Departamento de Música de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, organizaron una serie de eventos relacionados con la música como modalidad alternativa a la toma de la Facultad de Filosofía y Humanidades (de la cuál el Departamento de Música forma parte) que se llevaba a cabo en la Casa Verde, edificio que todas las escuelas de la facultad compartimos .

El México Suena fue un ciclo de charlas y conciertos organizado por estos alumnos, ciclo desarrollado en el pabellón México de la Escuela de Bellas Artes, pabellón que da nombre a esta serie de eventos. Presencié tres de los conciertos que conformaron este ciclo y a partir de mi observación y registro, descubriremos de qué se trató. Estos tres conciertos se diferencian unos de otros en sus formas, en las interacciones, en las acciones de los actores, en los espacios. La lectura de estas diferencias y la búsqueda de aquello que los une, lo haré a partir de las propuestas teóricas del antropólogo Victor Turner y de Richard Schechner con sus Estudios de la Performance. A partir de ellos podremos ver esta protesta alternativa como puesta en escena, como práctica ritual, como performance que revela algo y que transforma a los actores.
Turner permite pensar símbolos que se construyen en la práctica misma, que adquieren su significado mientras van siendo justamente símbolos en un contexto. Mientras que Schechner nos permite pensar otras prácticas sociales diferentes de las pertenecientes al campo teatral, como performances, conductas restauradas, vivas y que también son únicas en relación a quienes interactúan, de que modo lo hacen, dónde y cuándo. Performances en las que puede pensarse la construcción del espacio, los usos del tiempo, las interacciones de los actores, y en las que pueden encontrarse para repensarlas el modelo de reunión de espectadores que se acercan a experimentar una representación que les significará una transformación para luego dispersarse llevando la noticia de la representación presenciada.
Mi propuesta es entonces acercar una forma de hacer la protesta que no es ninguna de las ya conocidas, tiene sus particularidades, importa retomarla, ver que pasó allí, quienes eran, cómo actuaron, dónde y cuándo, para valorizar otra manera de comprender, presentarse y construir el conflicto.

 

 

 

 

 

 

UNA FORMA ALTERNATIVA. ¿CÓMO SONÓ EL MÉXICO?

En las múltiples asambleas que se desarrollaron a lo largo del período del conflicto fueron pensándose y discutiendo las razones del conflicto, se abrían nuevos interrogantes, se proponían formas de abordarlo. Mientras en una de esas asambleas entre estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades se decidía la Toma de la Facultad, eligiendo la Casa Verde para tal fin, algunos alumnos del Departamento de Música de la misma Facultad disentían con esta decisión.
Ante el desacuerdo, en la reunión de la Asamblea de los alumnos de Música, realizada la semana del 22 de agosto, se decide adoptar una forma alternativa a la Toma de la Facultad en la Casa Verde. Esta forma alternativa es el México Suena, del cuál tomaré tres de sus conciertos para deconstruirlos a partir de las lecturas mencionadas en la introducción. Este grupo de estudiantes está decidiendo expresarse por medio de prácticas que tienen que ver con lo que ellos hacen, música. En relación a estos conciertos traté de centrar mi atención en quienes eran los actores, dónde se ubicaba el foco de atención, es decir qué los reunía, cómo se construía el espacio, cuál era el uso del tiempo, de que manera se ubicaba cada actor en el lugar construido, la manera en que se evocaba o no el conflicto universitario que los reunía.

Uno de los alumnos y organizador comentaba informalmente a un grupo (en el cuál me encontraba yo) que se acercó a preguntar de que se trataba: …el México Suena es una alternativa a la toma de la Casa Verde, para poner las energías en algo que además disfrutamos, y no estar toda la noche encerrados y al otro día cansados como pasa con todas las Tomas. De esta forma también damos vida a la Universidad, evitamos estar encerrados, es nuestra forma de estar hacia fuera. En estas palabras que definen la iniciativa encontramos un primer acercamiento a esta idea de propuesta alternativa, se está diferenciando de las “tomas” representadas por pasar la noche, encerrarse, cansarse…lo alternativo está presente en la idea de dar vida a la Universidad, estar hacia fuera, poner energías en otra cosa…en lo que disfrutan haciendo.

El nombre de este ciclo nace del nombre del pabellón al cual asisten los alumnos del Departamento de Música, el Pabellón México. La acción de sonar esta llamándonos la atención acerca de un movimiento, de un estar presentes de una forma particular, de algo que va a ser escuchado. Prestar atención a su nombre nos lleva a pensar los intereses, fines, medios e ideas que transportan los actores. Estos actores son los estudiantes de música y algunos profesores del mismo Departamento eligen protestar desde la música, interpretándola, organizando el espectáculo, invitando a participar. También están quienes se acercan como espectadores, por una parte para ser público de estos músicos y por otra para estar en la “lucha” desde esta alternativa. El interés de esta forma alternativa es presentarse desde prácticas y espacios que pertenecen a la cotidianeidad de asistir a la Escuela de Artes, cuando el ritmo del Departamento de Música es el ordinario, cuando no hay paros, ni marchas, ni se toman las facultades.
El México Suena significó construir un lugar donde representar esta forma alternativa de ser actores y partícipes del drama mayor, del conflicto universitario. Sin embargo si bien mostraba una ruptura que se profundizaba al ser cada vez más quienes entraban al conflicto, intentaba recomponer proponiendo permanecer en las facultades y produciendo, creando música.

Nos ubicamos dentro de la ciudad universitaria, donde acontece el México Suena, más específicamente en el pabellón México y edificios cercanos pertenecientes a la facultad de Filosofía y Humanidades. El 26 de agosto comenzaban las actividades de este ciclo.
El cartel que inauguraba al México Suena y sus actividades estaba pegado sobre una placa verde que identifica al Pabellón México. Ahora el pabellón se identificaba con la acción de este grupo de alumnos, un papel madera escrito con temperas en el que colocaban la agenda de actividades. Cada actividad tenía apuntado el horario y lugar de encuentro. El pabellón además se diferenciaba del resto de los edificios dentro de la ciudad universitaria por las cintas de la intervención artística llevada a cabo por los alumnos del Departamento de Plástica. Una cinta de plástico blanca, con franjas rojas y con la inscripción “frágil” envolvía el exterior del edificio. La misma cinta vendaba además los ojos de la estatua ubicada frente a la puerta de entrada del pabellón. Las paredes exteriores también estaban marcadas por sténcils producidos también con motivo del conflicto, todos ellos ironizando con las siglas de la Ley de Educación Superior que se repudia: LES, (colaLES, pegueLES, etcétera).

Sin embargo, la primera actividad no fue en este pabellón. Fue una audición de Música Contemporánea en piano, se desarrolló el viernes 26 de agosto a las 18:30 horas en el auditórium del Cepia . Esta actividad ya se encontraba planificada con anterioridad al comienzo de los paros docentes, correspondía a una audición final de un seminario de interpretación de Música Contemporánea para piano, organizado por la docente titular y algunos alumnos de la cátedra.
La audición ya estaba programada, sin embargo para poder llevarla a cabo y no ser indiferentes a las circunstancias sociales, se acomodó formalmente dicha audición colocándola dentro de las actividades del ciclo. Es la actividad que da comienzo al ciclo, pudo haber convenido también a los alumnos porque era algo ya organizado y ante la emergencia de actuar en el escenario universitario se apropiaron de ella, (recordemos que días antes se había decidido la toma de la Casa Verde).
Interesa aquí la apropiación de esta acción para darle un nuevo sentido, pero, ¿en que medida el sentido cambió, se mixturaron sentidos?. Fuimos reuniéndonos en un auditorio clásico para actuaciones musicales, con butacas fijas, escenario elevado, el piano de cola esperando por los músicos y en la entrada alguien repartiendo el programa de la audición. La reunión de los espectadores fue individual o por grupos familiares, en el hall de entrada del salón Cepia algunos charlaban antes de ingresar al espectáculo, el inicio de la marcha para entrar al auditorio lo marcó la presencia de la docente en la puerta cuando comenzó a entregar los programas correspondientes.

En el programa del evento se detallaban los autores y obras que serían interpretadas por un lado y los alumnos encargados de interpretarlas por otro. Programa encabezado por los datos de la institución académica y una cita del músico contemporáneo Arnold Schöenberg que decía: “El secreto del sonido debe perseguirse siempre de una manera nueva”. El horario de comienzo dijimos que era las 18:30, y sólo se retrasó unos diez minutos su comienzo, esperando la llegada de los músicos que interpretarían.

La presencia de alumnos, los principales convocados por los otros alumnos que proponían “luchar” de esta manera, fue escasa. Los padres de los músicos fueron los principales espectadores dando muestra de que imperó la finalidad original del evento. El espacio para actuar en pos de la “lucha”, sólo fue construido a partir de las palabras introductorias de la docente, por lo demás, la representación se desarrolló tal cual el programa lo prescribía, anticipando a los espectadores qué iban a escuchar. La docente es quien enmarca el evento dentro del ciclo México Suena y dentro de la “lucha”, la autoridad que se desprende de su rol docente y de su papel de organizadora del concierto, le da la posibilidad de inscribir ese evento dentro del México Suena cuando dice: Dentro del marco del México Suena desarrollaremos la audición final de este seminario...
Si nos preguntamos acerca de la actuación de los músicos, los actores principales, podemos cuestionarnos su relación con lo que acontecía fuera del auditórium y del Cepia. En las acciones de todos los participantes, músicos y espectadores, podemos encontrar la cita permanente de conductas socialmente esperables acordes al espectáculo que estaba desarrollándose. Podemos conjeturar un alejamiento entre la puesta en escena y los procesos que definían el drama o conflicto universitario.

La interacción entre actores y espectadores se realizó entre aquellos ubicados en las primeras filas, padres y hermanos de los intérpretes. Unos momentos después de comenzada la función, ingresaron un grupo de alrededor de cinco alumnos que se ubicaron en la última fila y se sumaron a otro pequeño grupo que ya estábamos sentados. Algunos estuvieron sólo unos minutos escuchando, incluso el alumno de quien tenemos el comentario acerca de la particularidad y definición del México Suena, paso sólo unos minutos por la sala y permaneció hasta que la docente dijo las palabras iniciales. Quizás asegurando la inclusión del concierto en la protesta. Los menos de diez alumnos espectadores, estábamos en las últimas dos filas donde la luz del escenario ya no llegaba, cada uno mantenía su atención en el escenario, el foco de atención, donde la música sonaba. En ningún momento hubo algún intervalo que posibilitara el encuentro entre espectadores y quizás dar lugar a traer la idea del conflicto y la protesta.

Finalizada la audición, la dispersión de los pocos alumnos que quedábamos fue rápida, mientras que aquellos emparentados con los músicos permanecieron en la sala saludándose entre sí y con la docente, felicitándose, tal como imaginamos el debut de cualquier artista que se presenta en un escenario que le otorga cierto reconocimiento. El sentido relacionado con la “lucha” presentado en las palabras de la docente podríamos pensar que no se armonizó con el desarrollo del espectáculo musical.

Las actividades programadas continuaron el lunes 29 y martes 30 en el salón de actos del pabellón México. Esta vez las actividades fueron también avisadas por medio de una hoja pegada junto a la puerta del Pabellón México, que además de contener las actividades, mostraba la consigna que se elegía para el ciclo y una dirección de correo electrónico de la asamblea de estudiantes de música abierta para el que quisiera comunicarse. La consigna escrita era la siguiente: “Por un presupuesto que haga posible la educación pública y gratuita. Por una ley que la garantice”. Era la reafirmación de la adhesión de las actividades del México Suena a la “lucha universitaria”.
Aquí hay otro escenario donde el ciclo se reubica y en cierta forma se redefine. El México Suena comienza a funcionar en “el México”. Como ya mencionamos este edificio se encuentra modificado, lleva “escrituras”. Las cintas de la intervención y los sténcils están mostrando un espacio que se asocia a la “lucha”. Para los estudiantes de música, es también el lugar de lo cotidiano como estudiantes, a donde asisten a clases diariamente.
Como dijimos, el lunes 29 en el Pabellón México se proponía otro evento, pero pasaremos a lo ocurrido el martes 30 de agosto, un segundo concierto en el salón de actos de este pabellón.

Para situarnos, el salón de actos tiene una parte principal ubicada en la planta baja del pabellón y un balcón al cual se accede subiendo al primer piso del edificio. En la planta baja pueden diferenciarse tres zonas, el escenario, sobreelevado unos pocos centímetros, donde se ubica el piano, un pizarrón (allí también se dan clases) y un atril fijo; un espacio donde se ubican las sillas de los espectadores o los alumnos, cuando allí se da clases; y un sector trasero separado por estar sobreelevado también, (pocos centímetros), y por unas barandas, similares a las del balcón, pero ubicadas solo a los costados, ya que el paso al espacio de las sillas es directo.
El martes 30, en este espacio a las 19:00 horas se presentaron dos grupos. Primero un dúo compuesto por un profesor del Departamento y un músico invitado, y luego un trío formado por alumnos de la escuela. Son estudiantes quienes deciden estas actividades, sin embargo los docentes están también actuando y siendo parte de la alternativa. El México Suena, está siendo también el espacio donde se encuentran y se escenifica la convergencia de algunos estudiantes y docentes.

Al ingresar al pabellón, en el hall de entrada encontré en el centro un pupitre encintado con la misma cinta utilizada para la intervención sobre el edificio de la facultad, y del techo pendían unos móviles rectangulares de cartulina indicando la fecha y hora de los eventos del México Suena y de las asambleas de la escuela. Este encuentro comenzó puntualmente. Las sillas del sector del público estaban todas ocupadas, y a medida que fue llegando más gente fuimos sentándonos en el suelo en los espacios vacíos y ocupando el pasillo entre las dos columnas de filas, incluso algunos se quedaron de pie en la parte trasera. El público no era estable, ya que la entrada y salida de gente fue constante. En casi su totalidad éramos estudiantes jóvenes, y la mayoría estudiantes que asistían a la Escuela de Artes.

El dúo que comenzó se ubicó en el escenario con los instrumentos, una guitarra y una flauta traversa, y abrió el encuentro comentando que uno de sus miembros ya había participado de la misma forma en otras luchas similares en la ciudad de Buenos Aires . El dúo interpretó varias obras musicales siguiendo una evolución cronológica y estilística. Entre canciones intercambiaban con el público bromas, que además los aplaudió efusivamente. Luego de su actuación, algunas personas del público dejaron la sala.
A continuación el trío, dos guitarras y una voz interpretaron y cantaron tangos, canciones propias y de autores conocidos. Pero antes de comenzar a cantar recordaron la invitación a seguir participando de las actividades que el México Suena proponía, invitando a otros músicos para que se anotasen y muestren su música en el nuevo espacio abierto.
¿Un nuevo espacio?, esta idea de espacio nuevo que se abre nos hace pensar en el cariz que va adoptando esta performance, a partir de ella se va formalizando un “teatro”, en términos de Schechner, que puede perdurar más allá del momento coyuntural de “lucha universitaria”, y que por tanto será un lugar con otros sentidos, pero que recordarán las acciones que allí se desarrollaron. Los “teatros” son aquellos espacios construidos para el desarrollo de las performances, construido a partir de “escrituras” hechas en él, (escrituras propiamente dichas, palabras, creencias, imágenes, marcas de distinto tipo).

El clima general fue siempre de proximidad con los intérpretes, distendido, el foco de atención seguía siendo el escenario, los espectadores no conservaban formas al sentarse, pero en los momentos en que la música sonaba el respeto acompañado del silencio se mantenían. Mientras el foco seguía centrado en el escenario y lo que allí sucedía, las interacciones eran de ida y vuelta entre músicos y espectadores. Los músicos preguntaban a los espectadores si disfrutaban lo que escuchaban, intercambiaban bromas, comentarios, había risas.
En el segundo evento la formalidad del programa había desaparecido. Este encuentro más informal adquiría la forma de una reunión entre estudiantes y algún docente que se encontraba para mostrar la música que cada uno realizaba. Esta vez la sala llena de estudiantes que iban llegando pero que también se retiraban en cualquier momento. Había sillas, pero había posibilidad de adoptar otra forma, estar de otra manera, una postura más informal, sentados en el piso, parados al fondo, creando otro espacio donde la distancia con el músico se acorta y todos resultan estar casi al mismo nivel y creando la situación, y restaurando la idea de reunión de estudiantes con un fin: la “lucha universitaria”.
Las actividades continuaron el viernes 9 de septiembre una vez interrumpidos los paros y tomas de facultades. Se expusieron folletos en los transparentes de todos los edificios de la Facultad de Filosofía y Humanidades invitando a participar del México Suena en el pabellón con música de todos los estilos.....para seguir luchando. Nuevamente la palabra escrita, recordando el sentido de la propuesta. Había invitaciones en la Casa Verde, el Pabellón España, el Pabellón Francia anexo, el Pabellón Francia .

A pesar de ocurrir en el mismo pabellón y en el mismo salón de actos, encontramos diferencias en la construcción de este espacio. El cártel que identificaba el pabellón con el México Suena aún permanecía el viernes 9 de septiembre, pero ya la semana siguiente no estaría. Ese viernes el horario del evento era a las 18:30 otra vez, pero su comienzo fue alrededor de las 19:00. En el hall central del pabellón ya no se exhibía más el pupitre encintado, sino un buffet (café, torta…). Esta vez el escenario del salón estaba preparado de diferente manera, carteles pintados a mano colgando del atril y a los costados del escenario anunciaban que ese lugar era el México Suena.
El inicio se retrasó esperando encontrar algún alumno que quisiera tocar, un espacio del evento quedaba vacío. Antes de que comenzara el espectáculo, en la puerta de entrada estaba un estudiante con la lista para el que deseara anotarse y participar en el siguiente México Suena programado para el viernes siguiente.

Un alumno, comenzó comentando acerca del …nuevo espacio que se abre para que los alumnos podamos mostrar lo que hacemos, incluso podemos invitar a los compañeros de plástica para que acá hagan sus muestras. El que quiera tocar se anota en una lista... . Además hizo una explicación de cuál sería la dinámica del evento: afuera hemos puesto un buffet, así es que haremos unos intervalos para que ustedes puedan salir y comprar!!! (ríe) y no se pierdan lo que pasa acá en el escenario... . El foco de atención se mantiene en el escenario.
No se hizo ninguna mención acerca de cuál era el estado del conflicto y la “lucha universitaria”. En un clima totalmente distendido unos alumnos comenzaron a tocar luego de las palabras del estudiante que introdujo el evento.

Eran todos alumnos los que tocarían, las sillas de la sala estaban llenas, y el balcón del primer piso también, pero otra vez la entrada y salida de gente era permanente sobre todo de aquellos que estaban parados detrás de las sillas, y que no eran del Departamento de Música.
El tercer encuentro por sus características, por la forma en que distribuyó el tiempo dentro del mismo espectáculo, por la construcción del espacio, permite pensar en el rescate y uso de acciones y formas que son propias de espectáculos musicales en teatros (en sentido estricto) creados para tal fin: la silla envuelta en cintas que nos recibía en el segundo encuentro ya no estaba, por el contrario al entrar teníamos en frente un buffet construido por los estudiantes, seguramente pensado, construyendo un “teatro” distinto. En estos eventos, no sólo la sala que se convierte en auditórium es el espacio construido, sino que se ha de tener en cuenta también estos lugares por los que se llega al salón que llevan determinadas “escrituras”.
El comienzo del espectáculo se demoró tratando de encontrar quienes interpretarían, en esto se volvía al modelo de encuentro entre alumnos, sin embargo cuando los intérpretes estuvieron dispuestos, la presencia del presentador al frente, dando pautas de cómo comportarse de acuerdo a la dinámica del encuentro recuerda el espectáculo formal. En sus dichos mencionaba un espacio de intervalo: …para consumir. Este momento también es el momento para reafirmar la reunión de espectadores, recordemos que en la sala todos estamos ubicados centrándonos en lo que en el escenario acontece.

Pero en este tercer encuentro quiero hacer hincapié en el camino que está transitando el México suena hacia una formalización como la que encontramos en el primer concierto de música contemporánea. Sin embargo elementos del segundo evento permanecen y la “lucha” sigue siendo el fin primero de esta reunión. Hay una forma de “hacer la protesta” que se inscribe en estos estudiantes, y que a pesar de haber concluido los paros los incita a seguir manteniendo ese espacio nuevo.
Quiero retomar algunos puntos de unión entre estas tres experiencias distintas. En los tres encuentros vemos que el conflicto siempre se evocó desde las palabras, la palabra dicha por quienes tomaban el micrófono y concentraban la autoridad, o la palabra escrita de los afiches que invitaban a participar del México Suena.
El México Suena se abrió como “performance” donde algunos estudiantes creyeron encontrar el lugar para entrar en escena, pero con otro lenguaje, la música, tanto para los músicos como para quienes entraban y escuchaban.
En las tres representaciones el escenario en altura construía específicamente un espacio particular dentro de la sala total donde se ubicaron también los espectadores. Este lugar es el teatro primordial para la performance y el que permitía clara e intencionadamente la separación con el público. Sin embargo a diferencia de lo que ocurrió en el primer encuentro, en los siguientes esta distancia no implicaría un alejamiento acerca de lo que en el escenario ocurría. El hecho de “hacer música”, ese evento, ese símbolo, puede pensarse así, aglutinaba e igualaba a espectadores y músicos al vincularlos al drama mayor que estaba sucediendo afuera de estos auditorios. Digo afuera porque creo que en los tres encuentros se marca un dentro y un fuera. En las palabras de los organizadores era un estar adentro pero saliendo hacia fuera, haciendo sonar al Pabellón, y por él, quizás, a la Universidad. Quizás que el México “suene” era parte de una resistencia a esas propuestas de “lucha” que implican acciones distintas de lo que la universidad realiza cotidianamente.

Respecto al uso del tiempo, podemos pensar que dentro del período específico que marcaba el estado del conflicto en sí mismo, las actividades se desarrollaron todas durante días de semana, en fechas y horarios en que comúnmente encontraríamos a los alumnos ingresando o saliendo de sus clases. El paro determinaba que las clases no se dictaran, pero el pabellón México no se vaciaba, se ocupaba con un tipo de puesta en escena: El México Suena.
Pienso que “hacer música” es el símbolo primordial, pensemos en lo que ese símbolo hace, y lo que con él se hace, por quienes y para quienes. Este símbolo es el foco de la interacción, aglutina, permite a los músicos, los actores centrales, estar presentes, a los espectadores participar de y en algo más amplio, el conflicto. Propuesto por los estudiantes de música, fue ampliándose el “para quiénes”, primero la información se reducía al mismo Pabellón México, más tarde los afiches llegaban a los otros edificios que conforman la Facultad de Filosofía y Humanidades.
La invitación estaba hecha para concurrir y participar de una de las modalidades que la “lucha” adoptaba. Podemos pensar en las performances como esas conductas que se restauran, aquí se estaba usando, mostrando la expresión musical para representar, para mostrar y mostrarse como agentes activos en el conflicto universitario. Pensando en ese “mostrarse”, podemos mencionar que la exteriorización, por ejemplo a partir de una preparación del cuerpo con vestimentas especiales, maquillajes o de otro tipo, o elegir espacios que permiten mayor masividad, visibilidad y publicidad como las calles céntricas no están presentes. La elección del salón de actos del Pabellón México , nos habla de un interés puesto en querer mostrarse principalmente entre los mismos estudiantes de la Escuela y la Facultad, entre quienes son compañeros, tiene que ver con seguir en movimiento, seguir produciendo.

 

 

 

 

 

 

 

CONSIDERACIONES FINALES: ¿PORQUÉ EL MÉXICO SUENA?

La música, hacerla sonar, hacer que el pabellón suene, la construcción y presentación de estos símbolos tiene que ver con el interés, la idea, la valoración de los actores por hacerse presentes, actuar, mostrar y mostrarse, desdeñando la alternativa de la toma. Tiene que ver con construir desde el espacio universitario, como ámbito de estudio y de producción, lugares desde donde participar del “drama” (recordemos que estamos pensando el conflicto universitario en términos de drama social). Esta creencia subyace en cada actor en estas performances, desde aquel que participa directamente dentro del escenario hasta quienes participan acudiendo a los eventos, como espectadores, pero que están dentro de la performance también.
Sin embargo, al mirar las formas de estas tres presentaciones podemos creer que la idea de impactar dejando marcas o haciéndose visibles en lugares públicos, que pertenecen a las demás performances, disminuye. Pero pensando en que los símbolos están en los sujetos mismos, mostrarse, sonar, es otra manera válida de construir, pensar y actuar el conflicto.
En el imaginario aparecen por su fuerza los paros, las marchas, las asambleas, clases públicas, las intervenciones, los esténciles. El México Suena y lo que en los auditorios acontece pareciera significar sólo para quienes están presentes en ese momento y en ese lugar.
Desde otro lugar, incluso podríamos pensarlo como una propuesta que permite disminuir la tensión que el conflicto en sí conlleva, tendría que ver con despertar otra reacción en los participantes, sensaciones distintas. Pero no puede desdeñarse su capacidad de transformar, se inscribieron y reinscribieron conductas y se crearon símbolos.
Creí importante tomar partes de los tres encuentros, en realidad las considero tres formas que fue adquiriendo la “performance” que eligieron estos estudiantes, la acomodaron, la utilizaron y experimentaron en ella.

 

 

BIBLIOGRAFÍA MENCIONADA


SCHECHNER, Richard. Performance: teoría y prácticas culturales, Cap. 1, 3 y 4. Libros del Rojas/UBA, Buenos Aires, 2000.
TURNER, Victor. La selva de los símbolos. Aspectos del ritual ndembu, Siglo XIX Editores

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Cátedra de Historia de la Cultura General de la Escuela de Historia de la facultad de filosofía y Humanidades de Córdoba.

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Estaba pensado una primera aproximación a las propuestas teóricas de Victor Turner, Richard Schechner y Judit Butler. Los dos primeros son los autores que me permiten operar sobre mi objeto, el “México Suena”.

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Utilizo la primera persona del plural, incluyéndome, porque en este momento soy alumna de la Escuela de Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades

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Dentro del marco del conflicto universitario, los alumnos adoptaron diferentes formas de marcar la profundización de la ruptura, la toma de facultades fue una de las medidas llevadas a cabo por ellos, significaba una apropiación del espacio y conversión de éste en otro lugar para actuar desde allí.

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Lucha o lucha universitaria, lo uso porque de esta forma también se hablaba acerca del conflicto. Luchar está en el sentido general de estar activos en el conflicto, de hacer presentes las reivindicaciones que se defienden. Propongo ver las formas de protesta dentro de la idea de la “lucha universitaria” de ese momento particular.

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Edificio nuevo ubicado dentro de la ciudad universitaria .Cuenta con un salón para muestras plásticas, una sala de teatro, un auditórium, la biblioteca de la Escuela de Artes.

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Se programaba una charla brindada por un Profesor del Departamento, con el título “Mis experiencias con bandas sinfónicas”. Hubo protestas protagonizadas por bandas sinfónicas, que permitirían plantear posibles continuidades con esta modalidad adoptada por estos estudiantes de música. Esto también permitiría pensar en términos de performance como conducta restaurada, que cita, utiliza otra conducta.

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Otra vez encontramos la idea de continuidad con esta forma de protesta desde otros ámbitos.

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Estos edificios corresponden a las diferentes escuelas que conforman la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, excepto la Casa Verde que es común a todas las escuelas. Todos ellos están ubicados dentro de la ciudad universitaria

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El auditorio del CEPIA no puede considerarse una elección de lugar, la elección del espacio estaba elegido con otro sentido, hay una acomodación de todo el evento.

 

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