Universidad
Nacional de Córdoba
Facultad de Filosofía y Humanidades
Escuela de Historia
MIRANDO EL CONFLICTO DESDE LAS CLASES UNIVERSITARIAS
por María Majtey
“Las performances marcan identidades, tuercen y rehacen el tiempo,adornan y remodelan el cuerpo, cuentan historias, permiten que la gente juegue con conductas repetidas, que se entrene y ensaye, presente y represente(…)“
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INTRODUCCIÓN
Este escrito corresponde al trabajo final del Seminario de Investigaciones
de Performances dictado en el segundo cuatrimestre de 2005 por la Cátedra
de Historia de la Cultura de la Escuela de Historia de la Facultad de Filosofía
y Humanidades de la UNC.
Su realización está estrechamente vinculada al conflicto universitario,
ya que el profesor del seminario nos propuso que éste sea nuestro objeto
de estudio: la protesta universitaria y sus puestas en escenas: observar las
distintas formas en que ésta se muestra mediante marchas, clases públicas,
paros, movilizaciones, actos, festivales, circulación de información
bajo distintos formatos, etc.; si bien estas formas de protestas se relacionan
entre sí, guardan cierta independencia.
Cuando tuve que elegir el objeto para mi trabajo, me sentí atraída
por las clases. En el marco de la protesta, las clases que sirven a los fines
de la misma son nombradas como “clases públicas”. Este
tipo de clase se utiliza, generalmente en este contexto para manifestarse,
para poner en evidencia y para mostrar que existe conflicto. Pero, ¿acaso
no son públicas todas las clases de la Universidad Nacional?
A partir de lo enunciado considero necesario pensar sobre esta forma de nombrar,
esta manera de llamar, porque puede advertirse que en ésta, se oculta
una manera de percibir las clases universitarias.
Durante el conflicto las clases son interrumpidas: algunos profesores se adhieren
a esta medida de fuerza y otros no. En el dictado o no de éstas se
puede observar la adhesión con la medida de fuerza y también
el apoyo, la confianza y el consenso con lo decidido por el gremio.
Mi propósito, entonces, es observar, describir y analizar de manera
comparativa dos clases para poder pensar acerca del significado de la publicidad
de las mismas. Para lograr un estudio comparativo trabajaré con dos
registros de clases que se desarrollaron a fines de agosto y principios de
septiembre de 2005. En estos meses, las manifestaciones continuaban en plena
ebullición. Si bien la recomposición salarial se asomaba como
un indicio de una reparación/restauración, aún en el
ambiente se percibía el interés –por algunos miembros
de la comunidad universitaria- de continuar la lucha.
Una de las primeras ideas con respecto a la presencia y la distinción
de tipos de clases puede ser que si bien en la Universidad todas las clases
son públicas, es decir que en éstas pueden participar todos,
la costumbre hace que participen sólo los alumnos que deben cursarlas
y que son miembros de esa entidad (escuela, facultad).
Teniendo
en cuenta lo propuesto anteriormente, voy a entender por clase ordinaria,
a aquéllas a las que asisten sólo quienes deben cursar la materia,
miembros de la comunidad universitaria. Con clases públicas haré
referencia a las que aparecen casi siempre, ¿sino siempre? en los ciclos
de protesta. Éstas se realizan en otras condiciones: generalmente son
dictadas en espacios abiertos, son publicitadas, programadas y están
dirigidas a “todos” . Otra de sus particularidades
es que el eje no es estrictamente lo curricular; si bien se pueden establecer
ciertas relaciones y hacer algunas referencias, su contenido es más
flexible y mucho más accesible: están organizadas para que pueda
asistir y comprender otro tipo de público, ya que no están circunscritas
a lo meramente científico/académico.
Me concentraré en dos clases: una ordinaria, dictada por un docente
titular de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad
Nacional de Córdoba, y la otra, pública de la Facultad de Ciencias
Exactas, también de la Universidad Nacional del Córdoba.
DESCRIBIENDO Y ANALIZANDO EN SIMULTÁNEO
Trabajar con las clases observadas implica un recorte, una explicitación
del lugar desde el cual realizar el análisis. Para comenzar, voy a considerar
lo propuesto por Schenner en su libro Hacia una poética de la Performance
ya que plantea algunas ideas que considero interesantes para pensar las performances.
El autor sostiene que éstas tienen ritmos familiares:
1) reunión
2) representación de una o varias acciones
3) dispersión
El modelo que propone es específicamente teatral. En la representación
están contenidas la ruptura, la crisis, la acción correctiva y
la reintegración. (SCHECHNER Richard: pág 87)
Para organizar el trabajo en primer lugar identificaré y caracterizaré
los distintos momentos de las performances comparando la clase ordinaria y la
clase pública. Y en segundo lugar intentaré describir y comparar
cómo en cada una de las clases se preparan los espacios; se desarrollan
las interacciones entre los distintos actores involucrados y, por último
observaré e identificaré la existencia y el empleo de símbolos.
En las clases que observé, aparecen los momentos que el autor propone.
En primer lugar encuentro la reunión. Este momento aparece tanto en una
clase como en la otra, claro que con algunas diferencias.
En la clase ordinaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades, la reunión
de los actores de dicho acontecimiento sigue los pasos esperados: la llegada
de los alumnos
y del profesor, y el encuentro de éstos en el lugar pre-fijado: el aula.
En la clase pública de la Facultad de Ciencias Exactas, el momento de la reunión tuvo otras características: el encuentro de los distintos actores fue más lento y menos estructurado, la llegada de sus participantes fue más flexible en relación con el tiempo. A medida que éstos llegaban se iban incorporando sobre todo a la preparación del espacio. La construcción de éste fue, durante la clase pública una parte importantísima de la misma ya que los participantes al hacerlo mostraban el conflicto.
Por
otro lado, en esta clase el movimiento de sus participantes fue continua: es
decir; el flujo y la ida y vuelta de los distintos protagonistas marcó
distintos momentos de la reunión. Sin embargo, al comenzar la clase,
la concentración fue más explícita, si bien el movimiento
se mantuvo.
En las dos clases la reunión fue el punto de partida, fue el inicio:
el encuentro de los actores en un tiempo y en un espacio. La construcción
de éste fue muy diferente en cada una de las performances. Podría
afirmar que en la clase ordinaria no se modificó el modo de construcción
del escenario convencional y típico de las clases universitarias.
Cuando el docente y los alumnos llegaron a la clase, éste ya estaba montado.
En cuanto al escenario de la clase de biología era absolutamente extraño,
y anticonvencional al modelo establecido. Como adelanté más arriba,
el tiempo que se destinó para construirlo, para armarlo, y para montarlo
fue importante y visual.
La clase ordinaria tuvo lugar en un aula de un Pabellón de la Ciudad
Universitaria. Su característica principal fue que conservó la
estructura de organización espacial propia de las clases en la Universidad.
El aula delimitaba al espacio. Dentro de ella había un gran número
de bancos verdes (sillas que tenían su mesita incorporada). La disposición
de éstos marcaba una distancia y una diferenciación respecto de
los alumnos con el docente. Éste último utilizaba un escritorio
que poseía dimensiones mayores que las mesitas utilizadas por los estudiantes.
También tenía una silla que no estaba unida al escritorio.
La circulación dentro del espacio fue escasa y sólo se limitó
a la del profesor: en un momento de la clase se movió por el espacio,
ubicándose en un banco propio de los alumnos, sin embargo, ésta
no implicó una gran transformación: el profesor se sentó
al costado, en un lugar primerísimo que estada un poco separado desde
el cual podía observar y contener toda la clase.
La preparación del espacio para la clase pública de la Facultad
de Ciencias Exactas en cambio fue más visible. Considero que ésta
puede ser pensada como parte de las acciones realizadas por los actores, ya
que en ese momento se realizó una puesta que muestra, que dice, que habla
por sí algo diferente, que de alguna manera, rompe con el modelo y con
la norma acerca de cómo debe ser. No era necesario que la gente se quede
en la clase debido a que con el sólo hecho de pasar por el lugar, las
personas podrían percibir la anormalidad o la rareza que supone y crea
la protesta (en la que se crea).
En la clase pública los estudiantes prepararon el espacio, lo delimitaron,
lo montaron. Y para realizar esa delimitación espacial utilizaron elementos
propios de sus actividades: por ejemplo sacaron afuera pizarrones y bancos.
Como narré más arriba, éstos fueron los objetos utilizados
para demarcar y marcar el espacio destinado a la clase. Pero al mismo tiempo,
estos objetos decían, hablaban: no sólo era “extraño”
ver estos elementos de estudio (pizarrones y mesitas con asiento incorporado)
afuera de los espacios habituales (aulas) sino que éstos estaban cubiertos
(los pizarrones) con trabajos realizados por miembros de esa facultad: en ellos
era posible ver lo que se hace, sirve para mostrar al resto (a aquellos que
no forman parte de ese grupo) lo que es producido.
Al mismo tiempo, en ese espacio el desorden estaba más a las vistas.
Los elementos que ocupan ese espacio delimitándolo no encontraban perfectamente
ordenados. Era un espacio móvil que iba variando con la llegada de las
personas que se integraban y lo modificaban: era un espacio visual y explícitamente
dinámico.
Antes de continuar con el análisis, quisiera rescatar otro dato: la Facultad
de Ciencias Exactas se encontraba adornada. Sus paredes, como describí
más arriba, estaban llenas de carteles que denunciaban, que pedían
y que declaraban ideas con relación a la importancia de la educación.
Sobre esto volveré cuando identifique los símbolos.
Otro elemento importante de este espacio fue la música. Los tambores
que acompañaban y sostenían la presencia del cartel: “Un
bocinazo por la educación” poblaban el espacio de percusión,
de sonido de apoyo, de bocinazos que involucraban a los conductores de los vehículos
en la protesta. Todos estos elementos y todos estos actores fueron
puestos en el espacio modificándolo y formando parte de él.
En cuanto al segundo momento propuesto por el autor, el de la representación
de una o varias acciones, éste también se diferencia en las dos
clases. Una vez producido el encuentro en el espacio y en el tiempo de los actores,
se pone en marcha un juego que los involucra en una serie de acciones que representan
y muestran.
Para descubrirlas considero necesario prestar atención a las interacciones.
En la clase ordinaria, la distancia entre el docente y los estudiantes estaba
claramente marcada. Esto lo podemos ver en relación con la ocupación
del espacio: mientras que los alumnos estaban ubicados todos juntos de un mismo
lado, el docente se encontraba frente a ellos.
También podemos observarlo teniendo en cuenta el uso de la palabra. El
profesor era quien la tenía la mayor parte de la clase, quien hacía
la mayor cantidad de preguntas, y quien determinaba el comienzo y el fin de
la misma (claro que para esto necesitó cierta colaboración por
parte de los estudiantes).
Si bien podría sostener que el poder circuló dentro del aula,
y que éste no fue poseído por un actor en particular, las interacciones
muestran la distancia entre los distintos actores.
En cuanto a las interacciones de la clase pública, éstas fueron
más distendidas. En ella, pude observar más flujo y más
flexibilidad entre los distintos actores. Esto no quiere decir que no existieran
roles ni tareas específicas, pero a pesar de su existencia las acciones
parecían ser más compartidas: los tambores eran tocados por hombres,
la mayor parte de las mujeres eran las encargadas de colocar los
carteles y de terminar de pegar los afiches.
La palabra era poseída (la mayor parte del tiempo) por docentes. Cuando
comenzó la clase gran parte de ella estuvo a cargo de éstos, sin
embargo, observé mayor participación de los estudiantes: no sólo
con relación a las preguntas que realizaron sino que también,
en algunos momentos, ocupaban el rol de dirección de la misma para presentar
a algún profesor (por ejemplo, cuando el profesor de Derecho explicó
las implicancias de la LES y por qué era anticonstitucional); y cuando
pidió disculpas por la ausencia de sus compañeros.
La fluidez también se puso en evidencia en la ocupación y en el
movimiento de ese espacio: durante la clase, las posiciones no fueron fijas:
los estudiantes y el otro público se movía, se paraba, se desplazaba,
se iba del espacio. Muchos estaban sentados en el cordón de la calle.
El mate circulaba, también botellitas de agua.
Es interesante observar la cuestión de los tiempos: mientras que la clase
ordinaria se desarrolló en el lapso de las horas previstas, la clase
pública comenzó una hora y media después de lo propuesto.
Además las interrupciones fueron constantes, por ejemplo cuando se rompió
el micrófono, por el sonido de los bocinazos; incluso, en la última
parte, en la clase intervino un actor fugaz: un conductor discutió con
el profesor de Filosofía de la Ciencia ya que no estaba de acuerdo con
la medida (calzada cortada que dificultaba el tránsito).
Tanto la clase ordinaria y la clase pública fueron montadas, sin embargo,
éstas tenían diferentes objetivos. La primera, era una clase ordinaria
que se desarrolló siguiendo los patrones esperados de las clases universitarias
tanto en relación con el espacio como así también respecto
al contenido, a los tiempos y a las interacciones. La segunda en cambio, tenía
un propósito totalmente distinto: salir de lo esperado, romper con la
rutina y con la naturaleza de las clases ordinarias, mostrar el conflicto, sacarlo
y ponerlo en el aula al aire libre.
Siguiendo lo planteado por Schenner, el último momento de las performances
es el de la dispersión. Éste se caracteriza por marcar el fin
de las acciones y de las interacciones entre los actores y, de alguna manera
supone alejarse del espacio creado y vaciarlo.
En la clase ordinaria, la dispersión de los actores tuvo distintos ritmos,
algunos alumnos, una vez que el profesor marcó el fin de la clase, se
retiraron del aula en forma ordenada, mientras que otros se quedaron charlando.
Otro elemento para rescatar son los símbolos y sus significantes. Éstos
están presentes a lo largo de toda la clase, sin embargo, considero que
es interesante pensar en cómo éstos continúan actuando
una vez que ésta termina.
El símbolo que observé en forma predominante en las clases ordinaria
y pública fue la LES: la LES como símbolo dominante. Sin embargo
éste fue mucho más explícito en la clase pública:
“El
edificio por fuera estaba todo adornado por carteles: en la parte del frente
o sea rodeando la puerta de entrada de la facultad estaban dispuestos tres
carteles que decían o representaban distintas cosas pero las tres
con el mismo sentido. El primero de ellos era un cartel que decía: “La educación que queremos nos hace más libre”, el segundo era un dibujo: un mapa de Argentina que “representaba” un rostro humano con la parte superior exprimida ” y el tercer cartel decía: “La educación que tenemos nos condena a que nos dominen”. Seguían este orden de derecha a izquierda, es decir el dibujo estaba en el medio. |
En la clase ordinaria en cambio, la aparición de ésta fue más
implícita. Sin embargo estaba claro que la protesta, si bien había
surgido en un primer momento por la recomposición salarial, se debía
a la LES. De hecho, el profesor, al comienzo de la clase dijo: “Yo
personalmente pienso que después de los anuncios de hoy, creo que se
va a destrabar por lo menos el conflicto salarial, se va a volver a la normalidad.”
En la clase pública, todos hablaban de la LES, todos se apropiaron de
este concepto. En realidad la apropiación y el uso de esta palabra fue
resignificado por los distintos actores. Judih Butler en el texto “Cuerpos
que importan” plantea la dificultad que existe con relación a la
apropiación de las palabras: pensar cómo éstas pueden ser
significadas y resignificadas de distintas maneras y utilizadas al mismo tiempo
de forma diferente por distintos actores.
Teniendo en cuenta este planteo considero que es fundamental estar alerta a
los usos que se dan, esto es: cómo una misma palabra puede ser utilizada
como bandera por distintos actores que responden a intereses muchas veces opuestos.
Al mismo tiempo, pienso que para que estas banderas sean realmente “simbólicas”
e inclusivas deben contar con cierta capacidad de ser entendidas de diversos
sentidos.
Otro de los símbolos que encontré es la resignificación
de la educación, de la educación pública y gratuita. Entender
la educación como posibilidad, como alternativa y como herramienta que
se debe defender para evitar que nos expriman (como la imagen del país
exprimido en la clase pública).
La educación pública y gratuita se opone a la LES, se enfrenta,
se resiste. Estos dos polos que están en tensión, se diferencian
y al hacerlo marcan y dan identidades y grupos; al mismo tiempo, se definen
(por oposición) sirviéndose el uno del otro.
La LES aparece como producto de la implementación de la política
neoliberal, la educación pública como una conquista, y al mismo
tiempo como un refugio al que hay que defender y al que no debemos abandonar.
CONCLUSIONES
La protesta que fue teóricamente solucionada el año pasado ya
empezó a re-citarse en el nuevo año lectivo: la solución
(recomposición salarial a medias) sólo permitió que la
reintegración de los actores fuera fugaz. Los paros ya son planificados
como medida de fuerza, las clases nuevamente interrumpidas, y hay conflictos
entre los distintos actores de la comunidad universitaria que tienen intereses
particulares (como grupo).
En las clases observé el poder transformativo de las performances. Sobre
todo, en la clase pública: en ésta se cuestiona la norma, se trata
de poner a la vista los problemas, las dificultades, las falencias. Se muestra
el conflicto, se lo hace público, se lo naturaliza. Decir, mostrar, denunciar,
sacar, poner al alcance de todos, publicar el conflicto y al hacerlo, producirlo.
Considero que en la performance hay una identificación, una comunión,
la invención de un “nosotros”, que defiende a la educación
pública y que repudia a la LES con carteles, con volantes..., que se
fortalece con cada “bocinazo por la educación”, que mueve
y que moviliza, que invita: “qué importancia tiene la educación...
marchemos juntos”, que propone, que hace mea-culpa respecto a la articulación
universidad-sociedad... pero qué pasa con esa identidad, con esa comunidad
que se crea cuando se produce la “recomposición salarial”,
la acción correctiva. ¿Qué pasa con las reivindicaciones?
¿Qué cambia en relación a la LES? ¿Acaso “destrabar
el conflicto” implica la acción correctiva para luego conseguir
la restauración?
Las clases son una puesta que muestra. Como una cita que expresa algo que ya
fue dicho y que se pone en marcha para volver a decir-lo, para volver a contar-lo,
claro que con algunas variaciones y matices. El trabajo con éstas me
permitió observar y analizar de qué manera se producen, o mejor,
se reproducen formas y diferencias. Reproducción o recitación
de acuerdo a intereses, a objetivos, a momentos específicos.
Con respecto a la pregunta inicial sobre el significado de lo público;
pienso que el hecho de denominar solamente “clases públicas”
a las que se desarrollan en el marco del conflicto se relaciona directamente
con el rol, la inclusividad, y lo que significa y representa actualmente la
Universidad. A pesar de que teóricamente la Universidad es para todos,
no todos tienen acceso a ella. La relación entre la Universidad y la
sociedad ha sido redefinido, y evidentemente ha cambiado. Sería necesario
pensar sobre el significado y las consecuencias de ese cambio.
En la clase pública esto se hace evidente:
“Cuando
el profesor estaba hablando un conductor le dijo algo que no pude escuchar.
El profesor le agradeció (irónicamente) por su solidaridad,
y le dijo: ojalá que nunca tengas que cortar sólo un carril
para que te aumenten el sueldo. Retomó su idea, dijo que en realidad el no-apoyo se debía a la ignorancia, hizo una mea culpa por la poco articulación de la universidad-sociedad.” |
En este escrito, muchas cuestiones quedaron abiertas, sin embargo considero
que es importante detenernos en éstas, ponerlas en juego para complejizar
las cosas un poquito más: quizá para pensar a dónde estamos
parados... ¿la norma es cuestionada? ¿por quiénes? y ¿para
qué?
BIBLIOGRAFÍA
* BUTLER Judith, Cuerpos que importan
* SCHENNER, Richard, Hacia una poética de la Performance
* Tomas de Notas del Seminario Investigaciones de Performances dictado en el
segundo cuatrimestre de 2005 por la Cátedra de Historia de la Cultura
de la Escuela de Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de
la UNC realizadas por María Majtey.
Otros materiales.
* Descripciones densas de Clase Ordinaria de la Facultad de Filosofía
y Humanidades de la UNC y de Clase Pública de la Facultad de Ciencias
Exactas de las UNC.
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Abiertas para “todos” ya que son para público en general. Éstas no son ni están limitadas para los alumnos de esa materia, de esa escuela, de esa facultad. Sin embargo, la mayoría del público sigue siendo universitario (es difícil encontrar personas que no pertenezcan o hayan pertenecido a esa comunidad.)
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Para designar al profesor que he observado utilizaré la letra R para preservar su identidad. Para nombrar a otro docente que también participa utilizaré la letra L.
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Registro realizado por María Majtey de clase ordinaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
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Facultad de Ciencias Exactas: Sobre la calle Vélez Sarsfield. ..../ .....Registro realizado por María Majtey de clase pública de la Facultad Ciencias Exactas de la UNC.
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Convencional, entendiéndolo como lo esperado, lo establecido: lo que es construido para conservar.
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Visual: ya que la construcción que se hizo fue puesta a la vista y se realizó de forma explicita. La gente que pasaba por ahí podía observar que algo extraño a la rutina estaba pasando.
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Me resultó muy interesante que esta clase pública al ser en una calle del centro supuso una participación mayor de actores sociales ajenos a la comunidad universitaria. Sería interesante ver cómo se desarrollan las clases públicas en la Ciudad Universitaria ¿el acceso es el mismo? ¿a quiénes involucra? ¿quiénes se enteran y cómo participan?
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Sería interesante pensar si en este contexto trataría de una división del trabajo teniendo en cuenta el sexo.
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Para mayor información ver: registro de clase pública de Ciencias Exactas realizado por María Majtey.
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Parecía como si la parte superior del mapa fuera la cabeza y como si a ésta la estuvieran exprimiendo.
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Registro elaborado por María Majtey de Clase Ordinaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
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