Historias y personajes
Algunos de los participantes de la Jornada de 1996 en Cosquín.
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Las Jornadas de Epistemología e Historia de la Ciencia cumplen 20 años

 

Entre el 25 y el 28 de noviembre de 2009, se realizará en la ciudad de La Falda la vigésima edición de esta actividad académica, organizada por el Área Lógico-Epistemológica de la Escuela de Filosofía y el Centro de Investigaciones de la FFyH. El evento, está dedicado a la figura de Gregorio Klimovsky. En esta nota, algunos de sus organizadores cuentan cómo surgieron las Jornadas y su relación con el reconocido epistemólogo.

Un poco de prehistoria

Hacia fines de los 70, un grupo de intelectuales, docentes y estudiantes de la UNC comenzaron a reunirse todas las semanas a estudiar y discutir sobre epistemología, lógica, teoría del conocimiento e historia de la ciencia. Claro que estos encuentros se hacían fuera de la Universidad y la dinámica consistía en que todas las semanas hablaba alguien, que se refería a algún tema, y después los demás lo criticaban y discutian.
“Algunas veces leíamos libros o comentábamos artículos. Otras veces, venía alguna persona formada y nos daba alguna charla, pero siempre exponía alguien. Era un espacio intelectual que no ofrecía la Universidad en ese momento, ya que muchos estaban fuera del circuito”, recuerda Víctor Rodríguez, uno de los organizadores de los encuentros.
Este grupo se juntaba todos los miércoles “no importaba si caía piedra o si era Primero de Mayo”, apunta. "Al comienzo lo hicimos en el departamento de un estudiante de filosofía, Rodolfo Barraco, y luego en lugares alquilados por los miembros del mismo, en los barrios Güemes y Nueva Córdoba. Pasó muchísima gente por ahí”, dice Rodríguez y destaca a algunos que ahora son docentes de la Escuela de Filosofía y que, en ese momento, todavía eran estudiantes.
Uno de ellos era Luis Salvatico, quien rememora aquella época: “La filosofía de la ciencia estaba por fuera de la institución. En este grupo de gente que se juntaba a estudiar estaban José Ahumada, Víctor Rodríguez, Horacio Faas, Luis Urtubey y Hugo Lofranco, entre otros. Después nos incorporamos Marisa Velasco, Pastor Montoya, Diego Vaggione y yo. En ese contexto, debo haber dado un par de charlas. Si bien era una cuestión informal, tenía cierto nivel académico, en el sentido de que la gente estudiaba para ir ahí. Además de gustarle, se lo tomaba en serio”. Rodríguez recuerda también la incorporación de Ricardo Caracciolo, Aarón Saal y Patricia Morey.
“Empecé a participar siendo estudiante en el año 85 – evoca Marisa Velasco- cuando esta Facultad todavía era extremadamente cerrada y la democracia no había llegado del todo a los espacios académicos . Para mí fue una inyección de aire increíble siendo estudiante. Creo que le dedicaba más tiempo a esas reuniones que a mi propia carrera en la Facultad”.
“Era un grupo de amigos que se juntaba y tenía hermosas discusiones intelectuales. Aún las recuerdo con nostalgia, eran bastante fuertes, pero con un respeto extremo”, agrega Velasco.
Estos encuentros duraron hasta entrada la década del 90. “Estoy segura de que en el año 88 nos juntábamos en Nueva Córdoba, en la calle Venezuela. En el 90 todavía continuaban en la calle Obispo Oro, porque recuerdo que iba con moisés en mano, porque ya había nacido mi hijo”, dice.

Institucionalización de la epistemología

Con la apertura democrática, en 1983, algunos de los docentes que participan en “el grupo de los miércoles” se fueron insertando nuevamente en la vida académica de la Universidad y en la Escuela de Filosofía de la FFyH.
En 1986, se cambió el plan de estudios de la carrera de Filosofía y muchas de estas personas contribuyeron en su elaboración. Este plan, que aún está en vigencia, estipulaba la formación de tres áreas de especialización en filosofía: el Área Lógico-Epistemológica, el Área Práctica y el Área Metafísica.
Rodríguez recuerda la reincorporación de Horacio Faas a través de un concurso en la Facultad de Ciencias Económicas, pero con funciones docentes y de investigación en lógica en la Facultad de Filosofía y Humanidades. Por esa época, Víctor Rodríguez también gana una selección de antecedentes para hacerse cargo de “Epistemología de las Ciencias Naturales” y  así se convierte en el primer docente de esa materia. “Yo fui uno de los primeros alumnos en cursarla. A partir de ese momento empezaron a formarse en la Escuela los primeros egresados del Área Lógico-Epistemológica”, indica Salvatico y agrega: “Después de que Víctor gana los concursos, ya no tenía sentido hacer algo paralelo porque se podía hacer dentro de la institución”. Una de las consecuencias de esta incorporación de estos docentes en la Facultad, fue el nacimiento de las Jornadas de Epistemología e Historia de la Ciencia.

Las primeras jornadas

Entre las actividades que realiza el Área Lógico-Epistemológica, la que más trascendencia adquirió es la organización de las Jornadas de Epistemología e Historia de la Ciencia. La vigésima edición de este encuentro se realiza entre el 25 y el 28 de noviembre, nuevamente en La Falda, y convoca a los más importantes docentes e investigadores del ámbito nacional y de varios países vecinos, como Brasil, Chile, Uruguay y Colombia.
En 1990 se realizaron, ya con un marco institucional, las primeras jornadas de Epistemología. “Fue una motivación compartida por un grupo de gente que le interesaba cierta temática y creaba un espacio para poder interactuar. En ese momento, algunos docentes se comprometieron a participar en un encuentro; convocamos a un puñado de estudiantes y se armó un programa de ponencias, con muy bajo perfil”, cuenta Rodríguez, quien se desempeñó como coordinador general del primer evento, según consta en un certificado que se encuentra en los archivos de las Jornadas firmado por la profesora Norma Horenstein, quien también colaboró con la organización de las mismas desde los primeros momentos.
Rodríguez comenta también que “en esa época el clima estaba maduro para la búsqueda de espacios de comunicación dentro de la Facultad. En particular, en el mes de noviembre de 1990, el profesor Alberto Moreno realizaba las Segundas Jornadas sobre Wittgenstein". Moreno también colaboró con las Jornadas de Epistemología que se realizaron los días 7 y 8 de diciembre de 1990. “En la década del 80, después de la apertura democrática, había un clima propicio, muy abierto en todos los frentes. Ese es uno de los elementos que claramente incidió en esto, pero personalmente las pensaría como la continuación de los encuentros de Nueva Córdoba y Güemes. Intentamos crear un espacio de interacción que fuera fructífero para nosotros y para los estudiantes. A esto lo charlamos mucho con Horacio Faas y decidimos contribuir a la generación de estos espacios dentro de la Facultad”, relata Rodríguez.
En ese año, Velasco acababa de recibirse y presentó por primera vez una ponencia en un encuentro académico. “Si bien fue una reunión chica, donde estaban todos los docentes del Área y de otras cercanas, muchos de los recién egresados presentaron trabajos y algunos de nosotros hicimos nuestras primeras armas públicas allí”, dice.
Estas jornadas se hicieron en el Pabellón España y expusieron 25 personas. Sólo había gente de Córdoba, algunos de Río Cuarto, ya que Horacio Faas daba clases allí e invitó a sus alumnos y uno de Buenos Aires. Al año siguiente, ya participaron docentes de Filosofía de la UBA.

El cambio de lugar

Si bien en el arranque las jornadas se desarrollaron en la Facultad, después se trasladaron a otros espacios con mayor capacidad operativa en las sierras de Córdoba. Se hicieron en Ciudad Universitaria durante tres años, pero por la época del año en que se realizaba la actividad, se tornaba difícil conseguir aulas. Como anécdota, el calor insoportable previo a una gran tormenta en la ciudad de Córdoba, contribuyó al cambio de lugar. Así, primero se trasladaron a Cosquín, después a Huerta Grande y finalmente recalaron en La Falda, donde se realizan desde hace más de 10 años, siempre en el mismo lugar.
“Allá uno concentra todo en el hotel, que está a unos dos kilómetros de La Falda, y lo que más aprecia la gente es el tercer tiempo. Este encuentro tiene una riqueza extra que no es solamente escuchar una ponencia, tenés una infraestructura mucho más acogedora”, dice Rodríguez.  “Es interesante porque, como está alejado de la ciudad, la gente queda confinada a ese lugar y no hay fuentes de distracción. Los participantes se sientan en el patio y se ponen a conversar de los temas de filosofía con otra persona que está ahí”, agrega Salvatico.
Por su parte, Velasco aclara: “Lo lindo de hacerlo en un hotel donde la gente se aloja, come y desayuna, es que la interacción humana se da las veinticuatro horas. Son importantes esos vínculos que se dan en el desayuno, en los mates que tomás en el parque, porque eso da un tipo de interacción que es muy distinta al de otros eventos, en el que cada uno va a un hotel y sólo come con los amigos”.

Crecimiento

Lentamente, la reunión fue creciendo. Empezó a llegar gente de Brasil y otros países limítrofes. Y de algunas cuantas ponencias presentadas en las primeras Jornadas, pasaron a las aproximadamente 250 que llegaron para esta vigésima edición. A partir de la quinta jornada se comenzó a publicar un libro con una selección de trabajos, con referato doble e independiente, que ya va por su volumen 15. “Esto hace que los investigadores vean como un lugar interesante venir a las jornadas, porque al año siguiente, si pasa los criterios de selección, tiene su trabajo publicado”, aclara Salvatico.
“A partir de las décimas jornadas, empezó a venir gente de Brasil. Al principio vinieron algunos invitados personales. Hoy tenemos una importante cantidad de colegas y visitantes de Brasil que ya son ‘habitué’ de las Jornadas de Epistemología y valdría la pena destacar la presencia de Anna Carolina Regner y de Roberto de Andrade Martins”, señala.
Cabe destacar que existe una vinculación entre las Jornadas y el nacimiento de la Asociación  de Filosofía e Historia de la Ciencia del Cono Sur (AFIHC), que reúne a investigadores y docentes de epistemología e historia de la ciencia de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y otros países.La actual presidenta de esa asociación, Anna Regner, luego de participar en nuestro evento, invitó a varios colegas argentinos que conoció aquí a participar en un simposio en Brasil, y allí se elaboraron los criterios básicos que le dan el perfil a esta asociación.
Volviendo a las Jornadas, los organizadores también explican que el evento sirve como plataforma de despegue de muchos jóvenes que recién se inician en el tema. “Tratamos de ir sumando a gente nueva, promoviendo e incentivando la participación de otras personas y estudiantes”, manifiesta Salvatico. Rodríguez amplía: “Queremos mantener una jornada de intercambio. Tratamos de que todas las personas expongan en igualdad de condiciones, salvo algún conferencista invitado”.
Con respecto a la profesión de los participantes, Velasco especifica que hay muchas áreas que crecieron notablemente y que no existían hace 20 años. “Ahora uno las ve con una enorme presencia en las jornadas. Un área es filosofía de la física. Hay físicos de Córdoba, Rosario y la UBA que tienen la rutina de asistir a las jornadas. Otras áreas que crecieron mucho en estos años son economía, biología, medicina y los filósofos de la mente. Hay mucha más gente que hace 20 años trabajando en historia de la ciencia con sensibilidad filosófica”.

La vinculación con Gregorio Klimovsky

Gregorio Klimovsky es un referente para nosotros. En nuestro ambiente, Klimovsky ha sido valorado por su capacidad crítica y tenerlo como oyente es una gimnasia especial, sobre todo para los participantes más jóvenes”, decía Víctor Rodríguez en una entrevista realizada por Alfilo en noviembre de 2006.

Gregorio Klimovsky era un asiduo visitante de las Jornadas
Foto: gentileza http://picasaweb.google.com/filociencias

Hoy, Rodríguez recuerda como lo conoció: “Lo conocí en SADAF en la década del 70. Si bien recuerdo alguna conferencia suya en nuestra facultad hace muchos años, algunos de nosotros participamos en actividades que se hicieron en la década del 80 en Buenos Aires, de las que él era el responsable intelectual. Se fue dando una relación que fue creciendo, lo invitamos a nuestras reuniones y empezó a venir más seguido. En estos últimos años decía que era el único evento al que quería asistir”.
Este año, por conmemorarse los 20 años de las jornadas, se decidió hacer el evento en homenaje a su figura “por reconocimiento a su trayectoria y en agradecimiento a su apoyo incondicional a la actividad”. “Nos manifestó un apoyo total a estas iniciativas. Era un lujo tenerlo como participante. Un hombre extraordinariamente crítico, muy lucido, muy buen observador”, señala Rodríguez y agrega: “Hablé con él en febrero para informarle sobre nuestra decisión, y me dijo que iba a hacer todo lo posible para venir. Obviamente no estaba en condiciones de salud para viajar, pero manifestó enfáticamente su interés de participar. Me expresó su profundo agradecimiento porque le habíamos dedicado las Jornadas”. Lamentablemente, el matemático y filósofo falleció el 19 de abril de 2009. “Nos pareció que en esta edición Klimovsky merecía un homenaje y que lo tuviera en vida. La respuesta me pareció muy impresionante: ‘Cuenten conmigo. Si puedo y me deja el médico voy’. No queda ninguna duda de que tenían que ser en homenaje en él. Era una de las personas que más apoyó la realización de las jornadas y era una persona muy especial, con una lucidez y con una disciplina intelectual para este tipo de reuniones”. “Iba antes que empezaran a exponer y se retiraba cuando terminaba la última ponencia. Klimovsky escuchaba y preguntaba en todas, y era muy fuerte en las preguntas. Se sentaba en la primera fila. Uno aprendió muchas cosas al lado de él”, recuerda Velasco, quien fue dirigida por él en su tesis doctoral en la UBA.
Klimovsky era un viejo conocido del grupo que se reunía a discutir sobre epistemología y esto fue sumamente importante para todos y especialmente para los jóvenes. Era el referente argentino en filosofía de la ciencia. Cuando podía, venía a las jornadas. “Él decía que tenía un trabajo estable: ser plenarista de las Jornadas de Epistemología, porque cada vez que vino dio la conferencia inaugural y las últimas veces que ya no pudo venir por problemas de salud, mandó un cassette”, expone Salvatico, como sucedió para la decimoquinta edición. “Me acuerdo que al principio hacíamos sesiones únicas, pero cuando las jornadas fueron creciendo, comenzó a haber dos sesiones simultáneas, entonces Klimovsky se quejó porque sólo podía escuchar la mitad de los trabajos y él quería escucharlos a todos. Cuando se dividió en tres comisiones, se quejó porque sólo iba a poder escuchar un tercio. Esa era la avidez de Klimovsky de querer estar en todas las conversaciones; estar en todo y opinar”, rememora.

El futuro de las Jornadas

“Como en todos los sectores intelectuales, hay que saber adaptarse a los cambios de los tiempos. Hoy existen numerosos eventos organizados en nuestra Facultad y en otras del país. Eso es naturalmente muy saludable y brinda más posibilidades a los jóvenes para encontrar modos de canalizar sus inquietudes y madurar sus investigaciones”, expresa Rodríguez. Las Jornadas siguen gozando de muy buena salud, pero a juzgar por sus organizadores, sería deseable que su continuidad quedara en manos de las nuevas generaciones de graduados, aceptando, como en otros ámbitos de la vida, la evolución de los acontecimientos.

 

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