La Secretaría de Extensión de la FFyH, a través del Área de Intervención y Acompañamiento Territorial, participa de diferentes iniciativas orientadas a fortalecer el vínculo de niñxs y adolescentes con la escuela.
Una de ellas es la que se llevó adelante junto con la Red Pueblo Alberdi durante los meses de marzo, abril y mayo de 2021. Allí funciona desde hace años un espacio de apoyo escolar de gestión comunitaria en los centros vecinales de Alberdi y Villa Páez.
Por otra parte, en junio comenzó una intervención en la Escuela José Luis Sersic y el Jardín de Infantes José Malanca de barrio Marqués Anexo, cuyo vínculo con nuestra dependencia se inició a través del Programa Escuela, Familias, Comunidad del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba.
La participación de la Secretaría en esos ámbitos es a través del teatro de títeres de sombra, un dispositivo que habilita procesos expresivos, de simbolización e identificación, fundamentales para que tanto lxs niñxs como lxs adultxs a cargo de su cuidado puedan manifestar cómo lxs atraviesa, en este caso, la pandemia.
La propuesta, a cargo de Carlos Szulkin, resultó en una obra de títeres denominada “Conectando apoyo”. Esta producción recupera la mirada de lxs niñxs en relación a sus barrios, a los lugares que habitan, a la comunidad, a sus instituciones emblemáticas y también refleja cómo conviven con la pandemia causada por el covid 19.
El uso del teatro de títeres, tanto en el taller como en la presentación artística, se plantea, por un lado, como un dispositivo de simbolización crítica que permite construir diferentes preguntas en relación a la crianza de lxs niñxs, la escuela, el ambiente y el mundo del trabajo, entre otros. Por el otro, permite vincular los conocimientos de lxs niñxs con el espacio de apoyo escolar.
Si bien el proceso se vio interrumpido por la suspensión de la presencialidad durante los meses de junio y julio, se prevé que la obra continúe en gira por diferentes escuelas y jardines, principalmente en los barrios Alberdi y Villa Páez.
Conversamos con las referentes de cada uno de estos espacios, quienes nos brindaron sus perspectivas en relación a los procesos de educación de las infancias en estos tiempos complejos y sobre la necesidad imperiosa de no interrumpir el vínculo con los aprendizajes. En este sentido, nos cuentan cuáles han sido sus estrategias para seguir acompañando a lxs niñxs en situación de riesgo pedagógico y social.
Belén Arbelo, es miembrx de la Red Pueblo Alberdi y coordina el espacio de apoyo escolar que funciona en el Centro Vecinal de este barrio. Antes de contarnos sobre la labor específica en educación, la coordinadora hizo hincapié en la importancia del trabajo en red como parte de un proyecto barrial amplio y diverso. En este sentido, explica que lejos de reducirse a ayudar en las tareas de la escuela, su objetivo está ligado a una propuesta de comunidad, de barrio y de vínculo entre vecinxs e instituciones. “No es una acción bondadosa de dos o tres vecinas, sino que pasa por un compromiso social, por una visión de lo que queremos como pueblo y como sociedad. Queremos ser parte de un proyecto educativo distinto siempre en solidaridad con las escuelas de la zona”, afirma.
En este sentido, Arbelo explica que la Red, y específicamente desde el Eje Educación, siempre ha fomentado el trabajo articulado con las escuelas cercanas. Antes de la pandemia se realizaban reuniones plenarias mensuales y en muchas oportunidades se desarrollaron en las instituciones escolares. De este modo -explica la coordinadora- se rompe con la idea de escuela cerrada y se habilitan otro tipo de experiencias. Se trata de una búsqueda recíproca, tanto de los espacios territoriales hacia las escuelas como a la inversa.
- ¿Cómo se vieron afectadas las acciones a partir de la pandemia?
– Veníamos trabajando de forma presencial, y cuando comenzó la pandemia la Red se activó con el nuevo chip de quedarse en casa pero seguir haciendo cosas, porque fue un contexto de mucha necesidad, de mucha incertidumbre y de mucha demanda en todos los niveles.
En el caso específico del apoyo escolar trabajamos a través del whatsapp y pudimos sostenerlo durante todo el 2020 y lo que va de 2021 con muchxs inscriptxs.
A partir de la pandemia, notamos una mayor necesidad por parte de las familias de que alguien externx pueda explicarles y ayudarles con las tareas. Pero esto no tiene que ver con que la escuela esté fracasando ni nada por el estilo. Nuestro análisis es que las crisis sociales y económicas también repercuten en los procesos de aprendizaje de las infancias. Entonces necesitan espacios más personalizados y quizás un tiempo extra. Creemos que nuestro trabajo es un complemento y una colaboración con las escuelas.
Magnetismo barrial
Alberdi siempre fue un barrio muy atractivo para la universidad, por su historia, su conformación social, su arquitectura. En este sentido, la entrevistada nos cuenta cómo perciben tal acercamiento desde la Red Pueblo Alberdi: “La universidad se acerca desde hace muchos años y a nosotrxs como vecinxs y como parte de la organización territorial nos interesa ese encuentro porque lo asumimos como un diálogo de saberes muy valioso. Si bien a veces hay una pared invisible difícil de derribar entre el saber académico y el nuestro, en general hemos tenido muy buenas experiencias. Y ese fue el caso con la Facultad de Filosofía y Humanidades este último tiempo. Ha sido un verdadero diálogo. Es decir que ambas partes estuvimos siempre en el mismo nivel. De ese modo no sólo se produce conocimiento, sino que también se transforma todo. Nuestro planteo como Red es ese. Aunque la universidad llegue aquí por intereses académicos y para investigar algo, lo importante es que eso no pierda de vista que esa investigación tiene que verse plasmada en alguna acción concreta en el territorio. Es decir que la universidad también se involucre en las demandas de nuestro espacio”.
La Secretaría de Extensión de la FFyH tuvo un acercamiento progresivo al espacio de apoyo escolar a través de una intervención en alfabetización que viene desarrollando la Facultad de Lenguas.
“Quiero destacar algo que me gustó muchísimo y es que Carlos, antes de darnos el taller de títeres y de presentar la obra, vino al apoyo escolar varias veces e incluso ayudó a dar clases en varias oportunidades. Hizo una observación previa para pensar la propuesta artística que luego nos ofreció y eso se notó mucho en el resultado que fue hermoso”, dice Belén.
- ¿Cómo creés que impactó la propuesta de títeres en el espacio que coordinás?
– Antes de comenzar la producción con lxs niñxs, Carlos nos propuso un taller de armado de títeres sólo para profes, con la idea de que nosotrxs vivenciemos lo que después iban a experimentar ellxs. Estuvo buenísimo porque al estar sin niñxs nos pusimos a jugar y eso contribuyó mucho a la cohesión del grupo y a que nos conozcamos más. De hecho, a partir de ahí yo noté más compromiso y todo se hizo más cercano y amigable.
- ¿Y para lxs niñxs qué significó?
– Lo que vivimos ahí contribuyó mucho a la expresión. A partir de los talleres de producción de títeres y de guión que les ofreció Carlos, lxs niñxs lograron contar mucho más sus emociones en relación a la pandemia y eso nos permitió conocer más sus realidades. Si bien contaron cosas fuertes en algunas oportunidades, fue hermoso. Lxs niñxs lo vivieron con mucha alegría. Todo se contaba en un tono gracioso. Era como reirnos un ratito del covid.
Fue muy interesante porque en la producción final aparecieron los símbolos más representativos del barrio: La Piojera, la Cervecería, el Club Belgrano. Lxs niñxs se volvieron locos porque en una obra de títeres había lugares y personajes que ellxs conocen un montón. Decían cosas como: “Ay la cervecería, mi abuelo trabajó ahí”. Ese espejo fue mágico.
La experiencia en barrio Marqués Anexo
En el caso de la Escuela José Luis Sersic y del Jardín de Infantes José Malanca de barrio Marqués Anexo, donde sólo pudo realizarse una presentación a principios de junio, se retomarán las funciones de “Conectando apoyo” y se prevé realizar jornadas de seguimiento sobre el proceso que realizan las docentes con sus estudiantes, donde aplican las técnicas adquiridas durante el taller de producción de títeres al que asistieron en la primera etapa. Por otra parte, se está planificando un taller virtual para docentes, coorganizado con el Programa Comunidad, Escuela y Familia.
Finalmente, se están pensando propuestas en conjunto con algunos programas de la Secretaría de Extensión que trabajan con infancias.
Mientras tanto, conversamos con Fabiana Márquez, docente en tareas pasivas del nivel primario, y Gabriela Oliva, directora del Jardín de infantes; quienes relatan que allí también los títeres despertaron la ganas de jugar en un momento de absoluta desesperanza: “La propuesta que trajo Carlos produjo alegría en un momento de bastante angustia. Estábamos desbordadxs de casos, atravesadxs por la enfermedad, la muerte, la cuarentena y todo lo que recibimos lxs docentes diariamente. Fue una posibilidad de reír, una instancia sanadora para este momento que estamos transitando. Para mí fue un aporte de salud, entendiendo a la salud como el bienestar”, comienza Gabriela y -en sintonía con la experiencia de Alberdi- resalta lo importante que fue la instancia de taller con adultxs: “Que lxs adultxs tengamos una posibilidad lúdica no es común y aquí sucedió eso. Si bien en el nivel inicial estamos más en contacto con el juego, esto fue distinto, fue tener tiempo para jugar con unx mismx”.
En la misma línea, Fabiana dice que le resultó muy interesante “la perspectiva con la que se trabajaron los guiones” a través de historias personales que contaron lxs participantes y que luego se vieron reflejadas en la función que compartieron ambos niveles. “Fue muy lindo descubrir y redescubrir la técnica del teatro de sombras que no es tan común. Fue muy interesante porque utilizamos recursos que no teníamos incorporados, como las luces, el papel celofán y el movimiento de los títeres”, recalca la docente.
“Al no estar garantizada la escuela, lxs niñxs en situaciones complejas dejan de ser miradxs”
Más allá de la interrupción del proceso que se retomará apenas estén dadas las condiciones sanitarias, la conversación con las docentes de la Escuela Sersic, del Jardín Malanca y del apoyo escolar de Alberdi, es un testimonio claro del esfuerzo y compromiso enorme por parte de muchxs educadorxs que frente a un escenario tan incierto, complejo y desconocido como es el de pandemia, nunca dejaron de acompañar y sostener a lxs niñxs y a sus familias.
Desde que se encuentra en tareas pasivas, Fabiana lleva una agenda literaria semanal y, a partir de allí una propuesta de alfabetización para el nivel primario. Si bien en la pandemia la recepción no fue la esperada, durante el 2020 envió audios de un cuento por día a lxs estudiantes que no se repitieron nunca y con ellos sus respectivas propuestas de trabajo.
En el caso del Jardín de infantes se realizó un fuerte y sostenido trabajo territorial que -según analiza la directora- este año se vio reflejado en un gran compromiso por parte de las familias para que lxs niñxs no se desvinculen ni de la presencialidad ni de las tareas remotas.
Cuando hablamos de trabajo territorial nos referimos a que durante todo el año 2020, el equipo del Jardín -conformado por docentes, trabajadorxs sociales y pediatras- recorrió diariamente cada uno de los domicilios, no sólo para entregar y recoger materiales, sino también para garantizarles la presencia a niñxs que muchas veces se encuentran en situación de riesgo o con derechos vulnerados: “Al no estar garantizada la escuela, lxs niñxs en situaciones complejas dejan de ser miradxs y fue muy difícil sostener esa mirada a la distancia. Yo pegué mi número de teléfono en la puerta del Jardín, entonces cuando sucedía algo que los pusiera en riesgo lxs vecinxs me avisaban. Por otra parte, tenemos muchas mamás con prisión domiciliaria, entonces no sólo pensábamos en el niñx, sino en qué ofrecerles a esas mamás para que hagan dentro de sus casas y no se vuelvan locas”, explica Gabriela.
Fue así, que junto a una valija con juegos, libros y crayones las docentes armaban las propuestas de actividades de acuerdo a las necesidades de cada una de las ciento cincuenta familias: “Nuestra meta era garantizar el derecho de acceso a la educación, y visitar los hogares también nos permitió dimensionar los espacios. Si bien una imagina algunas condiciones, cuando entrás y ves que realmente no hay una mesa donde trabajar, o hay una silla para cinco personas, es muy difícil la tarea. Entonces pensamos qué proponer para que se pudiera hacer en esos espacios. La premisa fue que sea una propuesta tan inclusiva que nadie quedara afuera. Nos preguntábamos todo el tiempo cómo miraríamos a estxs niñxs a los ojos si no les garantizábamos el acceso”, relata la maestra.
En este sentido, Oliva valora y reflexiona en torno al compromiso de las familias. Según la educadora, si observamos los datos en relación a la educación de los padres y madres con respecto a la escuela media que, según sus palabras “siempre ha sido expulsiva”, muchos de esos papás y mamás no la han concluido y, en consecuencia, “no tienen construido el oficio de estudiante ni el valor a la escuela”. Por eso -dice- es importante transmitirles y hacerles sentir que la educación es valiosa desde el Jardín de infantes: “Esperarles con propuestas pensadas absolutamente para ellxs y con todo el deseo de alojarlxs en el Jardín tiene resultados increíbles. Las maestras tienen una dedicación que es para sacarse el sombrero. Compartimos con la propuesta de la Secretaría de Extensión la idea de construir el vínculo desde otro lugar. No desde el maestrx que reta, que grita, que marca los errores o que se enoja, sino desde el amor y el compromiso”, concluye.
Por Georgina Ricardi
Fotos: Carlos Szulkin