Así se tituló la conferencia del sociólogo francés François Dubet, coorganizada por la Secretaría Académica de la FFyH, el Centro de Estudios Avanzados de la UNC y la Alianza Francesa. Bajo la moderación de Silvia Ávila, la actividad se desarrolló el 4 de noviembre, ante un público atento que colmó la capacidad del Auditorio de FaMAF de la UNC.
Durante su visita a la Universidad Nacional Córdoba, François Dubet desarrolló un profundo análisis sobre los procesos sociales vinculados a la desigualdad en diferentes contextos políticos y sociales. Específicamente, el sociólogo francés propuso abordar y comprender, una pregunta filosófica: “¿Por qué los países del norte (Estados Unidos, y en especial los países de Europa) eligen, dentro de sus democracias, las políticas que generan mayor desigualdad?”.
Al respecto planteó que la problemática de la desigualdad en las sociedades actuales es un proceso que no sólo está vinculado al capitalismo internacional, sino en el que también intervienen estrategias de diferentes sectores sociales que contribuyen a producirla. En este sentido, citó los procesos de segregación urbana en relación a los espacios físicos donde se viven situaciones diferentes, relacionadas a los distintos sectores vinculados por el factor de clase, contribuyendo de este modo a la constitución de guetos de pobreza.
En esta línea, describió el papel fundamental que juegan los sistemas educativos y las estrategias que despliegan para contribuir a los procesos de desigualdad, a pesar de que muchos países han realizado inversiones públicas de envergadura en educación para reducir la desigualdad educativa. Pese a ello, las diferencias que se reducen son las de acceso a la escuela pero la igualdad de resultados no se logra.
En este punto, Dubet hizo referencia a la “igualdad meritocrática de oportunidades” como el modelo que predomina en la organización de los sistemas educativos. Un modelo donde, dijo, se atribuye la responsabilidad del fracaso escolar a los individuos en singular, desconociendo las propias estrategias que despliega el sistema educativo para producir la desigualdad educativa.
El “deseo de igualdad social supone mecanismos de solidaridad” explicó. Es decir, “para querer la igualdad de los otros no tenemos que pensar que son iguales, sino similares y que tenemos algo en común”. Son las instituciones, entre ellas la escuela, quienes crean el sentido de “lo común” y así producen una subjetividad común. En este punto, explicó que para que el deseo de igualdad sea un deseo colectivo deben trazarse grandes desafíos, como por ejemplo:
- La reconstrucción de los sistemas políticos democráticos.
- La creación de un contrato social que haga visible los mecanismos de transferencia, por ejemplo que los estudiantes universitarios de universidades públicas sepan cuanto le cuesta a la sociedad financiar sus estudios y entiendan que todos los individuos pagan para que ellos puedan estudiar.
- La capacidad de expresar aquello que tenemos en común y ése es un rol que le compete a la escuela.
En este análisis, Dubet expresó que deberíamos preguntarnos: “¿Qué hacemos con los derrotados del sistema educativo?” En este marco, hizo referencia al rol social de la escuela en la tarea de hacer que todos los alumnos aprendan saberes fundamentales y además en la responsabilidad de desarrollar una educación de estilo democrático, lo que supone la formación en prácticas democráticas vinculadas con la capacidad de aprender a argumentar, a respetar opiniones diferentes, a tomar decisiones de forma conjunta.
Hacia el final de su conferencia, anticipó la presentación del libro que acaba de publicarse denominado “¿Por qué preferimos la desigualdad ”, de Siglo XXI editores. Además, respondió con generosidad cada una de las inquietudes que surgieron del público presente. Muchas de ellas, vinculadas al momento político y social que vive la Argentina.
En este sentido François Dubet marcó como positivos los avances en materia de inclusión social que vienen desarrollando Argentina, junto a muchos de los países de América Latina. Asimismo, explicó que no es raro ni excepcional que en momentos donde las democracias logran mejores niveles de desarrollo y estabilidad económica, tiendan a cobrar mayor fuerza expresiones políticas que propongan la aplicación de medidas tendientes a generar mayores niveles de injusticia y desigualdad social.
Por Lic. Vanesa López
Subsecretaria Académica de la FFyH (UNC).
Fotografías: Irina Morán.
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