La propaladora

El Programa de Promoción a la Lectura y la Escritura de la FFyH cumplió 10 años. Esta reconocida actividad de extensión, que empezó de manera presencial y luego se convirtió a distancia, capacitó a personas de casi todo el país, Colombia, Chile y Uruguay. Galería de imágenes y Video.

Entre todos los carteles de Casa Verde aparecieron varias hojas A4 escritas en computadora: “Sólo cuando la ronda fue pura literatura, los invitados a la fiesta pudieron entrar”. Así que las personas que iban llegando se agrupaban frente al aula donde iba a ser el acto por los 10 años del Programa de Promoción a la Lectura y la Escritura de la FFyH, pero no podían entrar.

De pronto, uno de los miembros del Propale se subió a una tarima y empezó a leer una poesía. Terminó y siguió otro, después otra y otro y otra. En un momento hasta la vicedecana estaba narrando un cuento.

Se hizo una ronda y todos empezaron a leer los libros de cuentos y poesías de Gustavo Roldán, Laura Devetach y otros autores que tenían en sus manos. Cuando los relatos se superpusieron, recién en ese momento los invitados pudieron entrar.

A la ronda. Antes de entrar al acto hubo lecturas para todos.

El aula estaba adornada con globos, guirnaldas y hasta un cartel de feliz cumpleaños. En las paredes estaban los afiches de los micorrelatos que enviaron algunos de los participantes del Programa. Para dar la bienvenida, Suny Gómez, la coordinadora del Proyecto desde su inicio, leyó el cuento “La flor más grande del mundo”, de José Saramago: “Las historias para niños deben escribirse con palabras muy sencillas, porque los niños, al ser pequeños, saben pocas palabras y no las quieren muy complicadas. Me gustaría saber escribir esas historias, pero nunca he sido capaz de aprender, y eso me da mucha pena. Porque, además de saber elegir las palabras, es necesario tener habilidad para contar de una manera muy clara y muy explicada, y una paciencia muy grande. A mí me falta por lo menos la paciencia, por lo que pido perdón”.

“Eso tan lindo que hacés con los libros”

El Propale tiene su origen en un plan de formación que llevaba el mismo nombre que el Programa hoy. Lo estaban preparando Suny Gómez, Beatriz Bixio y Gladis Gatti en noviembre de 2002. Se trataba de una serie de cursos breves y presenciales que se dictarían en la Biblioteca Córdoba, como una actividad de extensión de la Escuela de Letras. “Sin embargo, un año y medio antes de eso, en el marco del cambio del plan de estudios de la carrera de Letras, se había pensado en incorporar ‘eso tan lindo que hacés, que vas con los libros’, en referencia a mi trabajo en CEDILIJ en el perfil del graduado”, cuenta Suny.

Esta idea contaba con el apoyo de dos asesores externos a la reforma del plan: Gustavo Bombini, un referente de la promoción de la lectura y profesor en la Universidad de la Plata y Luis Remedi. “Bombini, siendo muy conocedor del mètier del animador a la lectura, puso una sonrisa hermosa y dijo que era un ejercicio profesional que requería conocimientos y formación específicos. Remedi dijo que en México es una profesión muy difundida en los planes de promoción de la lectura”, recuerda la coordinadora. “Pero tuve la mala idea -era una JTP entonces- de decir que estaba muy bonito lo que decían pero que había que hacerse cargo porque con el plan que veníamos diseñando no se estaba pensando en esta formación”.

El equipo del Propale a pleno.

Las autoridades asintieron y tomaron nota de ese tema. “Este acontecimiento es considerado como ‘fundacional’ en la creación del Programa, aunque sólo fueron unos minutos de conversación y de poner un renglón más en las incumbencias de un graduado en Letras en la pizarra del Aula Verdugo”.

Al año siguiente, se comenzó a trabajar en una tecnicatura que no pudo implementarse y se propuso armar el curso de extensión presencial. Al tiempo, empezó a escribir gente que no podía asistir los días sábados o vivía en otras provincias. Entonces se analizó la posibilidad de dictarlo a distancia a través de la recién creada Área de Tecnología Educativa. De este modo, en febrero de 2004 se inauguró el primer curso a distancia a través de la plataforma moodle.

Club de amigos

Desde sus inicios, el Programa empezó a trabajar en algunas actividades conjuntamente con el Centro de Difusión e Investigación de la Literatura Infantil y Juvenil (CEDILIJ), que ya lleva 30 años de trabajo en este terreno. “El CEDILIJ fue semillero de varios de nosotros en diferentes épocas y ahora, tiempo después, desde el Propale se incorpora gente ya capacitada a trabajar allí”, relata Suny. “Es una relación de diálogo constante porque, si bien compartimos el terreno de trabajo, institucionalmente tenemos una ubicación diferente en lo que nos cabe como programa extensionista. En ese sentido, hemos compartido actividades, personas, afectos y sobre todo libros”, dice.

Para esta ocasión, se preparó una vitrina temática en la Biblioteca de la FFyH con toda la obra de María Teresa Andruetto.

El CEDILIJ tiene un centro de documentación muy importante y trabaja junto al Propale en relación al Fondo Malicha (las vitrinas temáticas preparadas en la Biblioteca de la FFyH sobre María Teresa Andruetto y Gustavo Roldan fueron dotadas de esos materiales) y prestan muchos de sus libros para las actividades de animación a la lectura. “En ese camino de instituciones amigas, vamos resolviendo una conversación que no cesa, con sus problemas y con un trabajo colaborativo que pocos programas extensionistas tienen, asumiendo riesgos y dificultades por las diferencias enormes que hay entre una instancia académica universitaria y una ONG”, señala la coordinadora del Propale.

En el marco de los festejos por los 10 años del Programa, se entregó el premio universitario de cultura a la escritora María Teresa Andruetto que, recientemente obtuvo el premio Andersen, considerado como el Nobel de la literatura infantil. Ella participó desde el comienzo en todas las propuestas y estuvo en la comisión académica del Propale asesorando y visitando los encuentros presenciales del Plan a Distancia. “Es parte del Programa, la sentimos como una integrante más, junto a otras personas del campo de la Literatura Infanto Juvenil y la lectura que forman el ‘club de amigos’ a quienes consultarles y escuchar”, dice Suny.

Por otro lado, en noviembre de 2008, entre el Cedilij y el Propale solicitaron a la Universidad Nacional de Córdoba el otorgamiento del Doctorado Honoris Causa a Laura Devetach, otra persona miembro del “club de amigos”. “Cuando me enteré del nombre, hace años, me dio un tincazo en el corazón porque me recordó a la PROPALADORA de mi pueblo. Transmitían publicidad y música muy linda, del Litoral, todos los días desde las 18 horas. Y sí, el PROPALE tiene que propalar. A los chicos nos marcaba un tiempo desde que empezaba a transmitir, hasta que terminaba ¿Qué solía hacer yo en esos tiempos? Ir a casa de mis amigas a prestar y recibir libros prestados. Era una hermosa costumbre.  Mi mamá decía: «volvés cuando corte la propaladora». Luego, fui una de las primeras propaladoras del Propale, un día de lluvia con ese olor que sólo Córdoba húmeda tiene: Eucaliptus, tierra, los ramitos de cedrón de Susana Allori”, escribió Devetach en su micorrelato.

Video presentado en el acto por los 10 años del Propale


Un balance positivo

Por Suny Gómez

En estos momentos, el balance es más que positivo. ¡No imaginábamos que estaríamos festejando nuestros diez años! En ese sentido, puedo señalar tres aspectos importantes:

Primero, que el Plan a Distancia nos dio la oportunidad de capacitar -y llegar- a gente de casi todo el país (hasta Tierra del Fuego) y en Colombia, Chile y Uruguay. Eso es invalorable porque implica tender redes, crear oportunidades y sobre todo, marcar una tendencia de trabajo colectivo que se transfiere a otros órdenes y a otros aspectos de la profesión del animador a la lectura y talleristas, narradores orales, bibliotecarios, docentes. A la vez, nos permitió aprender de una diversidad muy grande de visiones, que se proyectan a todo lo que hacemos en el Programa.

En segundo lugar, rescato el trabajo con la Facultad, de los estudiantes de Letras especialmente y la posibilidad de crear un espacio institucional que abre sus puertas del box pequeñito y que nos habilitó a trabajar con mucha felicidad en vínculo con la Biblioteca Central a través del Fondo Malicha. La mayoría de los integrantes del programa son estudiantes y graduados, lo cual dice mucho de la necesidad de mirar más allá de las fronteras de la Universidad y tender un puente o trazar un caminito a un intercambio de conocimientos riguroso pero distinto.

Y finalmente, en lo específico de la disciplina, el Propale ha debido transitar mucho, estudiar mucho más y realizar cambios en modalidades de construir conocimientos, de dialogar con otras instituciones, sufriendo un poco porque es complejo hacer comprender la relación entre un conocimiento académico que se vuelca sobre un hacer extra-académico, en las comunidades, en los barrios y pueblos, en las escuelas a donde vamos a intervenir. Nos reconocen en el país por un estilo de trabajo característico y nos preguntan mucho por ese diálogo que para nosotros es fundamental entre formas de conocer que se compaginan de manera fructífera. El eje del Propale se centra en crear conocimientos a partir del aprendizaje extensionista, más allá de que cada integrante lleva recorridos personales muy diversos entre sí y profesiones cercanas que dan un marco interdisciplinar sin el cual poco podríamos hacer.

La situación de la lectura y la escritura como derechos ciudadanos ha cambiado mucho en el país en estos diez años, habiendo aún problemas serios de acceso al libro, de oportunidades de leer por placer y por compartir espacios sociales de sentido con las comunidades. Cada año reconocemos o nos señalan estas dificultades, obviadas quizás por las tecnologías de las redes sociales y el celular -que no existían cuando comenzamos- el acceso a internet plantean nuevos desafíos para la literatura pero también para la libre elección del acto de leer y de escribir como prácticas sociales, compartidas que, no podemos negarlo, contribuyen al ejercicio de sí mismo/a, a la individualidad. Leer y escribir son actos libertarios por excelencia, que en el Propale sostenemos con paciencia porque los cambios tecnológicos son oportunidades nuevas que en nada menoscaban al libro de calidad e interesante.

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