María Cristina Valdez es una de las primeras doctoras en Antropología mapuce de nuestro país y se recibió en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Su tesis aborda las migraciones de las mujeres mapuce en la provincia de Neuquén y el modo en que juega el fortalecimiento de la identidad étnica y de género en estos desplazamientos. También analiza el rol de esas mujeres en las ceremonias.
El 7 de mayo en el Pabellón Residencial, María Cristina Valdez defendió su tesis doctoral en Ciencias Antropológicas, titulada “Purrunkeando en Waj Mapu: movilidades, afectos y territorios’. Trayectorias y adscripciones identitarias de mujeres Mapuce migrantes: desafíos actuales del movimiento Mapuce Neuquino”, dirigida por la Dra. Verónica Trpin. El jurado, integrado por Mariana Gómez, Walter Delrio y Carolina Álvarez Ávila, destacó la originalidad de la temática, el trabajo de campo realizado, así como el esfuerzo de la doctoranda para concretar su investigación y concluir esta etapa. En ese sentido, también remarcó que se trata de un gran aporte para la antropología como para el campo político indígena.
El objetivo de esta tesis fue conocer los procesos de movilidad de las mujeres mapuce de la provincia de Neuquén y el modo en que juega el fortalecimiento de la identidad étnica y de género en estos desplazamientos. Entre los resultados, Cristina subraya la relevancia que las mujeres mapuce adjudican a la noción de territorio (Waj Mapu), lo que se corresponde con la continua realización de ceremonias en el marco de las movilidades y de las luchas territoriales.
Con respecto al título de la tesis, “Purunkeando por Waj Mapu”, Cristina explica que “supone concebir la posibilidad de movernos en los territorios ancestrales más allá de las restricciones estatales e institucionales” y profundiza sobre cómo su identidad y recorrido se vincularon a sus preguntas.
“El interés por la cuestión abordada en esta tesis surgió a partir de la incomodidad con ciertas prácticas en el proceso de fortalecimiento de mi propia identidad. Un proceso que se inició cuando salí del nivel medio y fue necesario migrar a la ciudad para acceder a la universidad. Esta migración fue obligatoria, en la medida en que no existía oferta educativa de nivel superior en el pueblo en el que nací y me crié hasta los 17 años. Fue en la universidad, en el año 2001, y en las relaciones que fui construyendo en ese contexto desde la pertenencia como estudiante universitaria, donde me sentí interpelada fuertemente acerca de mi identidad étnica”, escribe Cristina en su trabajo.
Ella obtuvo una formación de grado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue y es especialista en Educación Intercultural Bilingüe, de la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia. Además, posee una Especialización en Estudios de las mujeres y de género. Desempeña actividades de docencia, investigación y extensión en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue.
También es integrante del Centro de Educación Popular e Interculturalidad (CEPINT), con especialidad de trabajo en investigación en los temas de interculturalidad y educación, educación autónoma, Mapuce Kimvn (conocimiento mapuce), género y mapeo cultural participativo.
En el marco de la organización indígena y su pertenencia a la comunidad Mapuce Puel Pvjv, se desempeña como kimeltucefe (educadora), participando en diversas instancias de producción, circulación y transmisión del Mapuce Kimvn (conocimiento mapuce).
En 2019, Cristina accedió a una beca de doctorado de CONICET para realizar el Doctorado en Antropología en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. “La dificultad que existía para hacer una carrera de posgrado era que tenía que irme de Neuquén, que es donde estoy viviendo. Me interesaba hacer una formación en antropología y pensé en dos opciones: las universidades nacionales públicas de Buenos Aires o Córdoba. Terminé eligiendo Córdoba porque me parecía una ciudad que era más pueblo y que también sus paisajes son más cercanos a los que yo estoy acostumbrada”.
- Si bien en la tesis analizás los procesos de movilidad de algunas mujeres mapuce de Neuquén, también decís que tiene que ver con tu historia personal. ¿Cómo fue en tu caso ese proceso y por qué elegiste esa temática para hacer esa investigación para el Doctorado?
Yo vengo de Neuquén y específicamente soy mapuce picunche, es decir, del norte de la provincia, y soy la menor de 10 hermanos. Soy la primera de mi familia que ingresó al sistema universitario, inicialmente en la Universidad Nacional del Comahue, en el profesorado en Ciencias de la Educación y después hice algunas especializaciones en género y sexualidades y también en educación intercultural, cosas que yo vengo trabajando hace un tiempo ya en investigación y extensión, más o menos desde que soy docente también en la Facultad, desde 2008. De algún modo, digo que soy mapuce migrante y cuando hablo de emigrar entiendo que fue una obligación como parte de un pueblo que está en continuo despojo territorial y también de movilidad, y que desde el siglo pasado estas movilidades de los y las mapuces vienen siendo reguladas por las instituciones estatales y, también, por el mercado económico que se caracteriza actualmente por dinámicas extractivas, particularmente el fracking, en todo lo que es conocido como el área de Vaca Muerta. Cuando empecé mis estudios de posgrado pensé en dos opciones vinculadas al campo antropológico que básicamente me dieron algunas facilidades, más que nada económicas, porque en mi carrera de grado tuve que acceder a una beca de vivienda y viví los cinco años que duró la formación en la residencia universitaria porque era imposible costear un alquiler para mí y para mi familia.
Luego, Cristina se incorporó a un lof en la ciudad de Neuquén con personas mapuce que provenían de diferentes territorios y en su primera participación en una ceremonia al pie del volcán Lanin en 2008, advirtió “los lugares que con cierto esencialismo se nos adjudicaba como mujeres”, dice. “Entre ellos, el de ser quienes transmitíamos y resguardábamos el Mapuce Kimvn y la educación propia, a la vez que estábamos imposibilitadas de realizar determinadas acciones durante las ceremonias por nuestra condición de género”.
Uno de los objetivos de su trabajo de investigación es comprender el significado de las ceremonias y los territorios para las mujeres mapuce y cómo están mediados por afectaciones corporales y emocionales. “Observo que la ceremonia del Lanin es expresión unificadora de las experiencias de movilidad de las mujeres mapuce, así como también da cuenta de cómo el significado que el rol/lugar adjudicado a las mujeres al interior del Pueblo Mapuce es reforzado por las relaciones que, como Pueblo, se establecen con el Estado y con un agente de índole nacional como es la Administración de Parques Nacionales (APN)”, señala en su tesis.
“Las mujeres mapuce son reconocidas y legitimadas como transmisoras y poseedoras de Mapuce Kimvn el cual se pone en escena en las demandas y reivindicaciones territoriales. Son conocimientos vinculados al establecimiento de relaciones, intercambio y comunicación con los territorios, que se anclan a determinadas prácticas rituales, que incluyen ceremonias como las realizadas al pie del volcán Lanin anualmente, y son la forma mapuce de responder a las interpelaciones realizadas por el ambiente-territorio”, explica Cristina.
- En el trabajo hacés mucho hincapié en el ritual que se realiza en el volcán Lanin. ¿Cómo es la participación de las mujeres en los rituales mapuce y cómo se relacionan con los procesos de identidad y las cuestiones de género?
En la condición de migrantes en las ciudades las mujeres van a vivir de prestado, o como lo refiero en la tesis: vivir de allegadas, lo que de algún modo le va a imponer restricciones para vivir su identidad como mapuce porque van a estar imposibilitadas, por ejemplo, de realizar ceremonias y rituales, que se destaca en mi trabajo como la instancia o el lugar en el que las mujeres despliegan su participación y su activismo. Esto es muy relevante porque la concepción mapuce de territorio, que retomo en la tesis con la noción de Wallmapu, es algo más que pensar en una porción de tierra, y se vincula a lo espiritual y filosófico del pueblo mapuce. Así, en este sentido, el espacio ceremonial y ritual es el espacio de agenciamiento por excelencia de las mujeres mapuce. Yo retomo en la tesis la ceremonia del Pijan Mawiza (volcán Lanin) y focalizo en este evento que empezó a realizarse desde 2008 en lo que hoy es el territorio del Parque Nacional Lanin, observando algunas tensiones que tienen que ver con las relaciones de género y con cómo la esfera ceremonial ritual queda muchas veces despojada de su carácter político y contrahegemónico. Una de las observaciones que hago es señalar que es en ese espacio donde se recrean, se tensionan y además se cuestionan las formas habituales tradicionales de cómo son las cosas. De hecho, algunas de mis entrevistadas son mujeres que me han permitido llegar a estas reflexiones a partir de cuestionar determinadas prácticas.
María Cristina afirma que a partir de la realización de esta investigación, observó que son las mujeres mapuce quienes hacen los mayores esfuerzos para sostener la celebración anual de estas ceremonias, sobre todo quienes desempeñan un rol de autoridad filosófica y espiritual como pu pijañ kvse.
Los aportes de la tesis
Según el censo de 2010 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), había 40 mil habitantes indígenas en la provincia de Neuquén, lo que representaba un 7,9% de la población total. En ese marco, la investigación adoptó como área de estudio la provincia donde se ubican los territorios comunitarios de 64 comunidades mapuce, que se organizan en seis Consejos Zonales: Pikunce, Ragince Kimvn, Pewence, Wijice, Bahkehce y Xawvnko.
María Cristina cree que hay algunas miradas ingenuas alrededor de lo que significa ser mapuce y ser parte de una organización política, y que su trabajo ayudaría a “desromantizar” esas interpretaciones.
- ¿Cuál creés que es el aporte que hace esta tesis de doctorado?
El objetivo central fue reconstruir las trayectorias migratorias de las mujeres mapuces de la provincia de Neuquén y el modo en que en esos tránsitos estas mujeres transformaban sus identidades étnicas y de género. Durante el trabajo de campo y el proceso de análisis de los materiales, que fueron entrevistas autobiográficas, observaciones participantes y también fuentes documentales; se empezaron a articular esas interpelaciones iniciales con la historia de los territorios y el proceso de despojo y expropiación de los mismos, pero también de qué había pasado con los cuerpos y los conocimientos de las poblaciones que ancestralmente habían ocupado estos espacios. Yo destaco en mi trabajo las formas en que se dan las relaciones de género al interior del pueblo mapuce.
El interés de lo que trabajo vinculado a la ceremonia del Lanin y su reconocimiento como sitio natural sagrado, es aportar en la problemática de la separación entre naturaleza y cultura, que es constitutiva de la antropología a partir de la identificación de ontologías diferentes que son explícitas cuando se trabaja con pueblos indígenas y se recuperan sus conocimientos y categorías para repensar algunas discusiones propias de la antropología, como las que se vinculan a las relaciones entre territorio e identidad o entre conflictos ambientales y movimientos sociales. La antropología priorizó como objeto de estudio a la cultura, el aporte de las categorías indígenas, generalmente asociadas a la naturaleza, fue problematizar y cuestionar la pureza de este objeto. También considero que mi tesis puede pensarse como un aporte a pensar el campo metodológico. Cuando me refiero, por un lado a mi propia experiencia de parto y enfermedad, en la que ciertas perspectivas y sentidos van a tomar cuerpo en el trabajo de campo a partir de las propias experiencias y afectación, me permite llegar a determinados entendimientos que no hubiesen sido posibles de si no hubiese sido afectada. Creo que no hubiese sido posible llegar del modo en que llegué con mi posibilidad de comprender la noción de territorio y lo importante que es para las mujeres mapuces la práctica ceremonial.
Por otro lado, referido al pueblo mapuce abordo una dimensión que como mujer investigadora madre y antropóloga retomo, pero no desde un lugar condescendiente o indulgente, sino que lo hago desde un lugar crítico y comprometido. Reconozco que las dimensiones de género y todo lo que tenga que ver con las discusiones de género ha provocado un rechazo al interior del pueblo mapuce. Si bien esto va cambiando a partir de determinados trabajos que se hacen desde la perspectiva de género en las comunidades, o desde denuncia y expulsión de determinadas personas dentro de la de las comunidades mapuce, creo que esas transformaciones a través del tiempo no han logrado desestabilizar la profunda matriz patriarcal que asumen las dinámicas, las tomas de decisiones en algunas organizaciones y espacios de participación de las mujeres mapuce. En ese sentido, concuerdo con lo que por ahí me aportaba uno de los jurados de valoración y evaluación de esta tesis que era pensar que la gran contribución tiene que ver con hablar de las diferencias de género en el pueblo mapuce.
Por Pablo Giordana