La frase corresponde al ex ministro cubano de Cultura y actual asesor presidencial, Abel Prieto, quien el 13 de julio de este año fue reconocido como “Visitante Distinguido” por la Universidad Nacional de Córdoba. Un gesto simbólico y de fraternidad, dirigido a fortalecer los lazos históricos y culturales generados entre los países de América Latina.
Prieto recibió el reconocimiento de manos del rector de la UNC, Francisco Tamarit, quien estuvo acompañado por Diego Tatián, decano de la FFyH; Patricio Echegaray, director del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor Agosti y secretario general del Partido Comunista de Argentina; Solana López, secretaria del mismo partido en Córdoba; y el embajador cubano Jorge Lamadrid.
La ceremonia se desarrolló en el auditorio Presidente Hugo Chávez, de la Facultad de Filosofía y Humanidades, y estuvo mediada por una charla amena donde el eje central fue “La cultura en la integración de Nuestra América”.
El rector de la UNC, Francisco Tamarit habló del necesario rol que deben asumir las universidades en el actual proceso de integración de Latinoamérica. En ese contexto ubicó al alumnado dentro de un papel protagónico y señaló que las universidades deben abordar todas las problemáticas que afrontan los pueblos. Además, entendió que la integración cultural no debe quedarse en el plano literario o artístico, sino que debe ir más allá. Se trata “de identificarnos a nosotros, todos, como parte una misma comunidad para afrontar los problemas, incluidos los que hoy afectan el ambiente”.
“La integración o es cultural o no es integración”
“Yo creo que la integración está asociada a la idea de la bicicleta, esa que si no avanza y pedalea, se cae” fue la primera metáfora que expresó Abel Prieto, tras agradecer, en nombre del pueblo de Cuba, por la distinción recibida esa tarde. Ante un público entusiasta que esa tarde colmó la capacidad del auditorio de Filosofía, el invitado de La Habana dijo que “tenemos que avanzar como una forma de defender lo que ya hemos avanzamos. Porque sin duda, en América Latina estamos en otro escenario. Se ha logrado la Unasur, el Alba, con la inspiración de ese líder extraordinario que fue Hugo Chávez, cuya pérdida ha sido incalculable para nuestra América y para el mundo”, dijo.
“Sentirnos latinoamericanos y caribeños, en cada uno de nuestros países, es un acto intelectual y de descolonización que tiene ver con la práctica revolucionaria”, afirmó. En ese contexto recordó al Che como un hombre “promotor del debate, de la discrepancia honesta, clara, transparente”. Una práctica necesaria que se debe asumir “para evitar la simulación, el oportunismo y para que nazca la verdadera unidad”. Y en ese sentido, más adelante, recomendó leer los conceptos de Guevara en el texto El socialismo y el hombre en Cuba.
“La integración o es cultural o no es integración” expresó convencido. “Los acuerdos comerciales o las alianzas políticas pueden ser coyunturales. Lo que no es coyuntural es cuando los pueblos se reconocen como parte de una misma familia espiritual y estructural. No es retórica cuando decimos que nuestros pueblos están emparentados desde el punto de vista de la cultura, de la a riqueza y la diversidad. Todos tienen un aire de familia” dijo. Y a modo de ejemplo citó a lo que sucede con la figura de Gardel y el tango. Comentó que en Cuba está lleno de seguidores de Gardel y de rincones donde se escucha y se baila el tango. “Tenemos mariachis negros en la isla que cantan muy bien. Y el danzón se baila más en Brasil que en Cuba que es donde nació” agregó.
También recordó que el propio Comandante Chávez era un amante de la canción latinoamericana. “El presidente Correa se sabe todo el repertorio de la nueva trova, de Silvio, de Pablo, de Víctor Jara. La nueva canción latinoamericana es un fenómeno que no pertenece a un país en particular, sino que es un patrimonio de todos nuestros pueblos”. También recordó: “aquí se escuchó Silvio, que estaba prohibido en la época de la dictadura y sus canciones, sobre todo las más políticas, formaron parte de la cultura de la resistencia antifascista”. Dijo que en Cuba el rock argentino es muy seguido desde siempre. “Cantinflas, que es mexicano, también es muy querido. Figuras como Libertad Lamarque, Hugo del Carril y todas aquellas películas argentinas de esa época fueron muy vistas en Cuba”.
Luego de sumar varios ejemplos más, Abel Prieto hizo hincapié en que “más allá de nuestras diferencias, con distintos matices, con nuestras singularidades, con más o menos presencia, en general somos parte de una misma familia espiritual”. Y en este sentido, añadió: “Si esa condición pudiera ser aventada desde las Universidades, desde los Ministerios Culturales, desde las instituciones de la cultura, si efectivamente el Alba cultural pudiera resolver una mayor circulación de las revistas culturales, de los libros que se producen en América Latina sería muy bueno. La literatura auténtica, el arte auténtico forma parte de la cultura de la emancipación”.
El intelectual cubano instó a combatir la banalidad, la frivolidad en la cultura y la mercadería mediática imperial que insisten en imponerse para mantenernos enajenados de las problemáticas que nos aquejan. “El primer paso para la integración debe ser la descolonización”, dijo y hacia el final subrayó: “No será mirando al norte que llegaremos al sur. Para integrarnos, debemos conocernos y reconocernos”.
Abel Prieto Jiménez: nació en la ciudad de Pinar del Río el 11 de noviembre de 1950. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad de La Habana y posteriormente ejerció como profesor de Literatura. Fue director de la Editorial Letras Cubanas. Nombrado después presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Desde 1997 hasta el 6 de marzo de 2012 , se desempeñó en el cargo de Ministro de Cultura de Cuba. Actualmente es Asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Dentro del terreno literario, es autor de la novela El vuelo del gato (1999) y de algunos relatos de ficción, entre los que se destacan Los bitongos y los guapos (1980), y Noche de sábado (1989). En el campo de la ensayística se distingue por sus estudios sobre José Lezama Lima.
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