“Los viajes de Viggiano Esaín” es una colección fotográfica puesta en valor a partir de un trabajo conjunto entre la Reserva Patrimonial y Archivo del Museo de Antropología y la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Tomadas en la década del ’40, las fotos reflejan un interior cordobés lleno de expresiones y modos de vida que forman parte de nuestra identidad.
Hace alrededor de 70 años, el primer director del Instituto de Antropología, hoy Museo de Antropología, Antonio Serrano, consideró necesario realizar un resguardo, aunque sea académico, de las expresiones populares de las culturas de las regiones cordobesas. Esta decisión permitió que comenzaran en esta entidad los estudios y el coleccionismo folklórico con el objetivo de contar con registro de las diversas expresiones que Serrano temía se pierdan ante el avance de la modernidad.
Junto a él, trabajó el musicólogo Julio Viggiano Esain quien dejó un legado fotográfico y registro sonoro que hoy se conserva en la Reserva del Museo de Antropología y en la sección “Estudios Americanistas y Antropología” de la Biblioteca “Elma K. de Estrabou” de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
En aquellas excursiones -primero el noroeste de la provincia de Córdoba, el departamento Cruz del Eje y zonas adyacentes y luego a otras regiones provinciales y nacionales – la idea era relevar las costumbres, la cultura material y la música de los pobladores de las sierras cordobesas, comúnmente conocidos como “criollos”, quienes eran vistos como portadores aún vivientes de las tradiciones que irremediablemente se perdían no sólo por la modernidad sino por los cambios que generaba el ingreso masivo de inmigrantes europeos al país.
Viggiano Esaín, además de registros sonoros dejó un importante legado fotográfico, fotos tomadas en sus trabajos de campo, viajes al corazón de las culturas cordobesas en la década del ’40, que conforman un aporte fundamental a nuestra memoria y hoy son parte de un proyecto para ponerlas en valor. Soledad Ochoa, historiadora y responsable de la Reserva del Museo de Antropología junto a la bibliotecaria María Luz Chávez de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades, son las encargadas de conservar y difundir la colección llamada “Los viajes de Viggiano Esaín”. Este compendio se compone de 277 fotografías en blanco y negro, montadas sobre cartulinas, artículos periodísticos y un listado de guitarreros y bailadores.
Trabajos de conservación y preservación
Tanto desde la Reserva del Museo de Antropología como en la Biblioteca de Filosofía y Humanidades, las tareas de conservación y preservación son fundamentales para asegurar que los documentos, testigos del pasado, no se deterioren y puedan ser utilizados para investigaciones y consultas de la comunidad científica y de la sociedad en general. Tarea a veces silenciosa y escasamente difundida, es esencial para construir memoria, indagar sobre la historia y aportar nuevas miradas.
En el caso de la colección Esaín, se realizaron acciones para controlar el deterioro y prolongar su longevidad. La colección fue digitalizada para preservarla y facilitar la consulta y acceso público.
El préstamo y consulta de la versión digital puede solicitarse tanto en el Museo como en la Biblioteca. Este trabajo fue presentado en las Jornadas de “Conservación preventiva – acceso abierto. Experiencias de digitalización de fotos”, en la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Grabar la cultura
Como “folklorista musicólogo” Esaín, no sólo estaba interesado en la fotografía sino que consideraba que el elemento musical tradicional corría serios riesgos de perder vigencia e inclusive estaba destinado a desaparecer por el avance de la radio y de los bailes populares modernos. Por esa razón se encargó de registrar esa música y relevarla.
En 1944 la Universidad compró un costoso equipo de grabación portátil, el segundo existente en el país, que fue utilizado por Esain para grabar la música tradicional de las Sierras de Córdoba. Esta tarea produjo una vasta colección de registros musicales en discos de pasta y partituras que forman parte de la colección del Museo y complementan sus fotos.
Viggiano Esain creó una extensa colección de piezas musicales, las cuales describía como “unidades literarias” y las catalogaba en sus informes cada vez que llegaba de una excursión. Esas unidades eran cuentos, coplas, relaciones, romances, destrabalenguas, desconciertos, acertijos, contrapuntos, poesías diversas, adivinanzas, fábulas, refranes, relatos, leyendas, juegos, juegos infantiles, oraciones, villancicos, cantos de cuna, medicina empírica y mágica, cocina y dulcería criolla, vocablos, cantos, supersticiones, creencias, etc.
En un informe al director Serrano en abril de 1948, Viggiano Esain proporciona una serie de resultados de sus varios años de trabajos y sucesivos viajes de recolección: “He recolectado 60 especies musicales de diversas zonas regionales, 86 piezas museológicas variadas, 3000 especies literarias folklóricas cordobesas y 157 fotografías”. Esta línea de coleccionismo institucional sería la única que seguiría en aumento hasta fines de 1950, fundamentalmente debido al impulso dado por Viggiano Esain y por el sostén económico aportado por la Universidad.
Por Área de Comunicación del Museo de Antropología, FFyH – UNC.
Hay fotografías de las lloronas en los velatorios, de «velorios del angelito», etc.