Portarretratos familiar

Jerónimo Elías Maina

 

30 años más tarde

 

I

La voz áspera de Padre retumba en las paredes

el silencio de Madre es como una

criatura enorme

que se abalanza sobre uno y lo aplasta

hasta dejarlo sin aire

 

II

Mamá y papá alguna vez fueron hippies

iban a recitales de rock y volvían

con la camisa llena de sangre

los pantalones rajados

¿qué pasa con los hippies cuando pierden el pelo?

¿qué pasa con el tiempo cuando se desvanece

entre peleas estúpidas por las cuentas del mes

y titulares de asesinatos

en medio de la calle?

 

III

Mamá lava los platos con guantes de látex

solía insistirle en que no gastara tanta agua

pero es inútil

el detergente escupe nubes de espuma

y el tiempo se escurre entre sus manos

sin tocarle la piel

 

IV

Los ojos de Madre y los de Padre juegan al ajedrez

el peón celeste avanza y no puede

por más que quiera

dar marcha atrás

Mamá canta o se ríe en silencio

da igual

las piezas van cayendo de a poco

el Rey en su rincón se tambalea

decidido a ser parte

esperando el final

 

V 

Mamá y papá se casaron en Formosa

tenían un tocadiscos

dos platos de arroz y un ventilador que un día

se prendió fuego

echaron un balde de agua fría

pasaron la noche

aguantando el calor

 

VI

Algunos días sale el sol

se teje entre sus bocas una

tanza

de memorias

que sólo ellos comprenden

se acercan

la tanza se cae

los recuerdos se pierden

en medio de la tierra

 

VII

Mamá y papá cumplen 30 años de casados

van a pedir una docena de empanadas

brindar con copas de vino

hasta es probable

que hagan el amor

Papá va a querer abrazarla

Mamá va a decirle que salga

que hace calor

que no joda

de vez en cuando van a gritarse

aunque no haya nadie para escuchar lo que dicen

es necesario

levantarse a la mañana

resignarse a alimentar la rutina

mantener activo el engranaje que gira

imperceptible

hasta que alguien decide saltar de él

o destruirlo por completo

gira casi tan rápido

como las agujas del reloj de cocina

o las alas de un ventilador

consumido por el fuego

 

 

Febrero

 I / Mi hermano nació

un 6 de febrero de 1996

sus ojos son verdes con la luz del sol

sus ojos son grises

cuando se hace de noche

 

II/ cada noche

antes de acostarse

mi vieja agarra el portarretratos

de su mesa de luz

besa el vidrio que divide

el pasado y el presente

a veces

cuando no está en casa

entro a su pieza

y hago lo mismo

 

III/ el calor de febrero

congelado

en el disparo de una Canon

mi vieja un poco más joven

mi hermano en sus brazos

durmiendo

para su única foto

 

IV/ cuando tenía 12 años

acompañé a mi vieja

por primera y única vez

a visitar a mi hermano

el viento y la lluvia

eran tarde de sol

40 grados

sin vistas de tormenta

 

V/ febrero:

llové

sólo eso

VI/ un plato más en la mesa

una figura invisible

que al principio

sólo molesta un poco

tapando el tanteador

poco a poco va creciendo

su cuerpo obliga

a mi viejo

a apagar la tele

 

VII/ mi hermano murió

un 7 de febrero de 1996

mi tía escondió la cuna

mi hermana decapitó

gritando

dos barbies princesas

febrero se fue

mi vieja me pidió que cierre

las ventanas

para que no entre el frío.

 

 

Mientras hablás con tu viejo

te das cuenta que sus ojos están caídos

los párpados más grandes que la pupila

celeste gastado

lo mirás de frente aunque tu altura

supere por poco su metro setenta

escuchás la historia de las copas de aluminio en segundo plano

pensás el poema

cómo escribir que tu viejo despierta el recuerdo

de tu abuelo materno

o que tus brazos son más fuertes que los suyos

si es él quien lleva la valija grande

se sienta al frente del televisor en una mesa redonda

que pide elementos externos para crear jerarquías

está cansado

lo esconde entre palabras que no logran tapar los surcos

que aparecen de a poco

a lo largo de su frente

mira a tu vieja y recuerda

existió un momento

en que no importaba que no hubiese ventilador

en una habitación de 40 grados al norte de Formosa

o que la mesa fuese tan baja que los obligara a cenar

de rodillas en el piso

dejaban platos sucios para el día siguiente

hacían el amor hasta que el sol se quejara

llegaban tarde al trabajo

subían el volumen del tocadiscos

hasta que tapara por completo el del reloj de pared

ahora tu vieja salió a fumar al patio

tu viejo bosteza aunque el sol ilumina

el espacio que hay entre ustedes

te preguntás si cogió con su novia de adolescencia

o si alguna vez se calentó con un hombre

y si fue así

en qué instancia lo devolvió de una trompada

a la negrura de su inconsciente

seguís ahí

parado al frente de tu viejo

un poco más alto que él

descubrís que su empujón fue tan fuerte que tomaste

un envión inesperado

él ya empezó a frenarse hace tiempo y ahora tus pasos

son más largos que los suyos

tanto que su cuerpo se hace cada vez más chico

su voz cada vez

más lejana

está agitado y te pide que lo esperes

pero vos corrés con una fuerza que no es tuya

concentrado en la línea de llegada

un punto fijo en el horizonte que tu viejo

atravesó hace años

te grita que esperes, que no hay nada

pero tu punto es tu enchufe y tenés que llegar

cada vez más lejos

su voz se convierte en un susurro imperceptible

se apaga

vos sabés que los viejos divagan

y se vuelven

sordos con el tiempo

vas a visitarlo una vez por semana

lo llevás al médico

escuchás la historia de las copas de aluminio en segundo plano

escribís poemas que nunca vas a leerle

los años pasan como el viento que arrasa hojas en otoño

por más que brindes el año nuevo

y él te llame cada tarde en la hora del almuerzo

va a llegar un día en que el teléfono no suene

vas a darte cuenta por tu hijo que dice:

el abuelo no llamó

tu hermana va a tomar el primer avión desde Buenos Aires

vas a apagar el celular como un último intento desesperado

de mostrarle que es él tu ocupación más importante

un golpe va a asestarte por sorpresa

cuando tu hijo te pregunte dónde queda

el lugar al que se fue tu viejo

un escalofrío va a atravesar tu cuerpo

como el trueno en medio

de la tormenta eléctrica

vas a dejar caer una lágrima sobre tu camisa

va a bajar despacio por el algodón hasta encontrar

el punto en tu horizonte

al que corrías desesperadamente

va a rodearlo en su transparencia

acariciarlo

y borrarlo por completo.

 

 

Jerónimo Elías Maina resultó ganador del primer premio del  VII Concurso Nacional de Poesía “Taller latinoamericano de poesía Fundación Neruda 2017”.

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