Lic. Dayami Rodríguez López[1].
Los estudios de la Historia local constituyen un recurso de inestimable valor para reconstruir la historia e Identidad nacionales. Estos también se han abierto paso para dar respuestas a interrogantes planteadas a la historiografía cubana como resultado de su incisión en temas relacionados con la llamada Historia Social y que tienen que ver con la cotidianidad, modos de vida, costumbres, creencias, formas de asociación, reunión, en fin, con aquello que observa las interioridades y prácticas de los diversos grupos, más que la política y la economía.
En este ámbito se insertan los fenómenos de sociabilidad, entendida esta como “la aptitud de vivir en grupos y consolidar los grupos mediante la constitución de asociaciones voluntarias, fenómeno que puede variar en los medios sociales, tal vez con el país, ciertamente con las épocas” [1]. La inserción de la sociabilidad como campo de estudio en la historiografía[2] debe mucho a las contribuciones de Maurice Agulhon, autor que además de definirla le concede una perspectiva historicista e integradora. Para ello el académico francés examina, no sólo el entorno temporal en el que se tejen los diversos tipos de sociabilidad, sino también sus variables geográficas y locales. La propuesta de Agulhon incluye tanto la llamada sociabilidad informal (de carácter espontáneo) como la formal. Esta última, agrupa a todas aquellas instituciones constituidas voluntariamente y al margen del estado.
A este andamiaje teórico le concedemos importancia para la reconstrucción de asuntos tales como la dinámica social, el comportamiento colectivo y las prácticas ordinarias de los cubanos en diferentes entornos. Dentro del amplio espectro asociativo cubano hay que enmarcar instituciones creadas para diversos fines dígase benéficos, cooperativos, comerciales, cívicos, espiritistas, deportivos, musicales, fraternales, laborales, de recreo e instrucción y otras, sobre todo después de 1878,-cuando en la Isla se comenzaron a aplicar algunos artículos de la Constitución española- y que toman auge durante el siglo XX.
Dicha perspectiva enriquece el ángulo de análisis sobre los modos en que se instauran y evolucionan las conexiones sociales en Cuba, puesto que el énfasis de nuestra historiografía alrededor del tema de las asociaciones e instituciones radicaba en la reconstrucción positivista de la historia de tales entidades y no en el nivel de intervención de estas (y de los sujetos que la conforman) en la edificación de un nuevo universo simbólico, así como de nuevas realidades.[3]
Un estudio que recoja todo el comportamiento de la vida asociativa cubana, es realmente un empeño demasiado ambicioso. Por ello, consideramos de mucha importancia realizar investigaciones regionales, con casos concretos, – sin desestimar la inherente conexión con un contexto más global- para analizar la evolución de este fenómeno asociativo en estrecho vínculo con las condiciones económicas y sociales. Estas acciones permitirán develar el lugar real de estos espacios en la conformación de regiones muy marcadas por el accionar de sus moradores, a través precisamente de las redes institucionales que crean.
Con el propósito de evidenciar el lugar de la sociabilidad en la conformación de la cotidianeidad de las regiones, emitimos en estas páginas algunas consideraciones sobre la ciudad de Bayamo[4]. En relación a ésta, ha primado en la historiografía nacional una visión parcializada de su realidad con posterioridad a 1869. Esta parcialidad se ha dado por el énfasis en cuestiones relativas al lugar de la región en la gesta emancipadora cubana,- incluido el acto de inmolación que realizaron sus pobladores en ese año, cuando decidieron prenderle fuego ante la llegada de las tropas españolas- y el desconocimiento del acontecer social y cultural con posterioridad a la fecha.
Con esta óptica pudiera pensarse en una “retirada” de la ciudad de los procesos que siguieron dando curso a la construcción nacional. Es en este punto que nuestro estudio de historia local cobra significación, en tanto pretende desentrañar desde la sociabilidad y la opinión pública, cuestiones que pasan por los complejos sistemas relacionales que se manifestaron en la sociedad bayamesa de fines del siglo XIX y los primeros años del XX y que dan cuenta de su contribución a la dinámica nacional cubana. Desde este particular podrían observarse las prácticas de los españoles radicados en la ciudad de Bayamo durante el período seleccionado, en su devenir cotidiano, y así visualizar fenómenos que van a la historia de las formas de relacionarse, de resolver la vida cotidiana, y de representársela de acuerdo a sus intereses.
Nuestras consideraciones sobre las prácticas de este grupo apuntarán a observar sus modos de inserción en la vida social bayamesa entre dos momentos históricos concretos. Iniciamos en 1871, con la creación del Casino Español, luego se analizan otras Instituciones de carácter cultural y benéfico como la Colonia Española; desde el punto de vista comercial la Cámara de Comercio. Desde estas sociabilidades y los estados de opinión pública que durante la vigésima centuria, se generaron en relación a este grupo, podemos percibir hacia los años 20, -período en que cerramos nuestro estudio-, una creciente inserción en la vida social bayamesa.
Los espacios de sociabilidad entre el siglo XIX y el XX…
La creación de los Casinos españoles respondió a una marcada tendencia política dentro de la sociedad colonial cubana. Ante las condiciones beligerantes de la Isla se erigieron como un centro alternativo del poder[5], situación a la cual Bayamo no estuvo ajeno. La contienda bélica propició que los españoles fueran ocupando un lugar de preponderancia dentro de la estructura socioclasista local. En este sentido la investigadora Idelmis Mari Aguilera apunta:
La ruina económica de los productores criollos adquirió un carácter masivo, mientras un sector de comerciantes españoles se enriquecía y comenzaba un proceso de apropiación; no solo de las propiedades, sino también de los cargos políticos y administrativos. Del control del sector mercantil pasaron a la apropiación de las fincas rústicas, principalmente ganaderas, conformando la embrionaria burguesía mercantil ganadera, alrededor de la cual se fue nucleando el nuevo grupo de poder. [6]
De este modo, al poseer un importante peso dentro de la vida económica tuvieron la posibilidad de establecer formas asociativas que les permitieron lograr mayor proyección dentro de la ciudad. Luego, hacia los años 80 se advertirá la coexistencia de nuevos sectores en el ámbito público, debido a la reorganización que experimentó la sociedad civil. Dentro del entramado asociativo, estarían entonces españoles junto a cubanos, sobre todo los miembros de las capas populares.
El año 1871, en plena guerra de los Diez Años, los españoles radicados en la ciudad fundaban la Institución que le daría representación en sus propósitos de mantener la “integridad de la Isla” aunque matizadas por intereses de recreo e instrucción, nos referimos al Casino Español de Bayamo.[7].
En torno a los que allí se agruparon se encontraban los mayores contribuyentes, los dueños de fincas rústicas y urbanas, los miembros con mayores nombramientos del Cuerpo de Voluntarios y los miembros de las dos tendencias partidistas que se enarbolaron en la década del 80 en la ciudad: el Partido Unión Constitucional y el Liberal Autonomista.
La fundación del Casino… corrió por una treintena de hombres miembros de esta burguesía, que asumieron la condición de fundadores por haber sido los que más aportaron. Sin embargo, la cifra total completa las 98 personas. [8] A pesar de inscribirse con fines de instrucción y recreo, estuvo más marcada por una finalidad política que evidencia las ansias de mantener, según sus discursos, la integridad de la Isla. Al respecto planteaba el acta funcional del Casino de Bayamo:
El sentimiento de más puro patriotismo y lealtad que anima a los buenos españoles que hoy se hallan en esta desgraciada población al lado del gobierno, les ha hecho superar cuantos obstáculos pudieron haberse opuesto a la realización de un proyecto de instalar aquí un Casino Español, aquí donde no se cuenta con recursos de ninguna especie, ni siquiera elementos productores que brindaran medios de allegar los primeros fondos que son indispensables para la instalación, pero como nada es capaz de contrarrestar a una decidida voluntad de individuos que solo desean propender a cuanto tienda a la defensa de sus patria se ha alcanzado ya aquel objeto y se cuenta con ese Centro Español, símbolo de unidad de ideas de todos los que se interesan en mantener la integridad del territorio. [9]
Y más adelante avisando al Casino Español de la Habana la apertura del Plantel , recaban ayuda “a favor de este nuevo hermano que se levanta enérgicamente en medio de las cenizas de la ciudad de Bayamo que apenas ha adquirido un soplo de vida”, no quieren quedar atrás en dar pruebas de los patrióticos sentimientos que germina en el corazón de sus vecinos que están siempre dispuestos a sacrificarse en aras de la Patria”[10]. Así pues, este plantel, “Círculo de españolismo que desde luego se acoge(sic) a los nobles auspicios de ese, cuenta con que su fraternal protección y con los esfuerzos de sus socios, ha de salir airoso e sus empresas y alcanzar los nobles fines de institución ”.[11] En este sentido de “sacrificio” por la Madre Patria llama la atención en 1880 una extensa lista publicada en documentos de la época con los nombres de las personas del Ayuntamiento y particulares que habían brindado su apoyo incondicional a ésta, y en ella habían incluso pardos y morenos[12].
La fundación del Casino… y el Batallón de Voluntarios acontecieron en septiembre de 1871, por lo que no es casual que los fundadores del primero fueran los miembros del segundo, incluso con mayores jerarquías. Así tenemos como Primer Jefe del Batallón a Gerardo González Longoria, Comandante Vicente Mas, alférez abanderado Manuel Álvarez Rubidar. Luego para Capitanes de las Compañías José Estrada Álvarez, Hilario Choren y López, Lorenzo Soto Fernández, Casimiro Álvarez Rubidar. Los demás cargos del Batallón, dígase alférez y teniente, los ocupaban otros fundadores y contribuyentes a la fundación del Casino. También se perciben coincidencias con los miembros de la Directiva del Casino Español por los que se nos advierte, desde estas relaciones de sociabilidad, una tendencia a erigiese como el grupo detentador de poder, tanto en el orden económico como político- social, lo que le otorgaba una mayor legitimación dentro de la estructura socio- clasista local, garantizándole un lugar hegemónico.
El Casino presumiblemente desapareció al finalizar la dominación española para luego sus miembros enrolarse en otras formas asociativas adaptadas a las nuevas condiciones que se creaban en la Isla, como las Colonias Españolas o bien para imbricarse en otras creadas por los cubanos salidos de las filas del Ejército Libertador. Es así que encontramos en la fundación y directivas del “Círculo Bayamés” creado en 1898, luego “El Liceo”, nombres de españoles como José Fernández Alonso, Delmiro Catasús, Luis Carbonell, Rafael y Enrique Lavernia, Grato González Longoria,[13] Enrique Almirall, José Aymerich, Alfonso Alert, José Sabater, Primitivo Causilla, Bernardo Astray, Lorenzo Soto, Teodoro López, Ignacio de Cárdenas, Francisco Selva, José Choren, y otros, que años más tarde decidieron fundar la Colonia Española de Bayamo(1909).
De modo que a fines de la centuria decimonónica se observa una presencia notoria de los españoles en la vida política social y económica de la ciudad, que había sido propiciada entre otras causas por las condiciones beligerantes que predominaban. Se produjo un interesante fenómeno sobre todo en lo vinculado a esta concepción tan común por aquellos años, que esgrimía la defensa a ultranza de la “Madre Patria”, tanto por los españoles como por aquellos cubanos que deseaban mantener el régimen y solo conformarse con algunas reformas. Dichos elementos resultan útiles para poder entender luego, cómo cambian las dinámicas en la ciudad dando lugar a una compleja interrelación en la que cubanos y españoles debieron estar unas veces en contradicciones, otras de consenso pero bajo la égida de una nueva Metrópolis: Estados Unidos. Se vuelve entonces la sociabilidad un vehículo de inestimable valor para entender la manera en que nuestros sujetos históricos concebían y resolvían su vida cotidiana.
Los españoles tras finalizar la dominación colonial…
Las condiciones que se generaron en Cuba a raíz de la intervención norteamericana, que puso fin al dominio colonial español, propiciaron un discurso que propugnaba la unión entre cubanos y españoles basta leer, por citar un ejemplo, las Memorias Anuales de la Colonia Española de Bayamo en el año 1910 y 1916 para percibir dichas intenciones.
Un primer elemento que demarcamos importante dentro de la nueva panorámica que se vislumbra para los españoles, tiene que ver con el establecimiento de una “interrelación asociativa”. Esta se evidencia en su participación en asociaciones gremiales, recreativas, comerciales y en la amplia red de comercios que establecieron. Desde estos últimos, la sociabilidad informal, condicionó todo un imaginario que destacó el lugar de los españoles en este ámbito, de lo que deja constancia la opinión pública reflejada en la prensa local. Todo ello tiene como finalidad evidenciar una presencia hispana con renombre y representación en la ciudad.
Esta motivación por la sociabilidad estaba delineada hacia puntos clave como el recreo, la beneficencia así como su participación en la vida comercial A la vez no fue más que la respuesta a una decisión de establecerse en el entramando social. Ahora bien ¿cómo se produce el hecho en cuestión?
La ciudad de Bayamo se caracterizó por una presencia hispánica que si bien no fue significativa desde el punto de vista numérico, en relación al número de cubanos si lo fue dentro del elemento extranjero y sentó pautas que hoy permiten hablar de españoles en Bayamo. Fue una inmigración que estuvo en consonancia con las oleadas migratorias generales que sucedieron en la Isla, llegada a la ciudad después de haberse instalado en otras localidades del país, con predomino de la masculinidad. El análisis de los Censos de población muestra la notoriedad de los españoles dentro del resto de las migraciones que llegaron a la ciudad durante la República.
El lenguaje de cifras predominantes, unido a ciertas prerrogativas logradas por la ascendencia que en el giro del comercio venían obteniendo desde fines del XIX, la vinculación a sociedades formales como los gremios de Bodegas, de Tiendas Mixtas, la Liga Agraria(1905), La Benéfica Española(1907), Colonia Española (1909), la Cámara de Comercio e Industria(1917)- esta última no solo estaba integrada por ellos, sino por todos los que en el Término practicaban el comercio y los hacendados[14]– denotan una imbricación social española significativa durante el siglo XX, que no debemos olvidar tuvo su génesis en la estructuración socioclasista que se configuró en las postrimerías del decimonónico.
Uno de los sitios desde los que se generó mayor representación de los españoles nació de la reunión en abril de 1909 de hombres como los señores Dn. Blas Redondo, Dn Antonio Villar y López, Antonio Traviz y Montillet y José Rodríguez y Suárez. A los mismos se vincularon otros como Magín Just, Primo Iglesias, Ramón Iglesias, José Alonso Fernández, Antonio Queipo, Hermenegildo Sabater, Ramón Sinobas, Gumersindo Haedo para integrar la lista de fundadores. En aquella ocasión se organizarían colectas, se crearían estados de opinión favorables a “la idea”, reunirse y concertar cuanto estuviera relacionado con la constitución de la Institución, que el 8 de septiembre, en junta general quedó establecida. Su nombre: Colonia Española de Bayamo, la misma dio inicio oficial a las actividades el 31 de octubre, sería Enrique Villar su primer Presidente.
La cita convocada se prestigió con asistencia de las autoridades locales, venerables de logias, presidente de otras sociedades y fue un acto muy elocuente por aquellos predios. A gritos de Viva Cuba y España, con la exaltación a la unión entre cubanos y españoles y a convertir la Colonia en un fiel exponente del progreso de Bayamo estuvieron dirigidos los discursos inaugurales.
El discurso del Coronel Manuel Plana y Rodríguez del Rey, Alcalde local ante el agradecimiento por haberle cursado invitación para el citado acto expresaba: “Emblema es y debe ser en una sola conjunción de los nombres de “CUBA y ESPAÑA” para que simbolice para los hijos de esta y aquella noble y generosa tierra, lazos de unión y concordia de pueblos hermanos por al sangre, religión, idioma y costumbres. Por eso yo abrigo en mi corazón de cubanos vivísimas corrientes de simpatías por ese pedazo de tierra de la culta Europa”.[15]
Manifestaba sentirse muy orgulloso de recibir la invitación pero a la vez exaltaba valores de una nación contra la cual se había luchado por más de treinta años para alcanzar la independencia la cual además había sido frustrada, entonces cómo entender la actitud del alcalde. Razones tenía para que fuese de esa manera y no de otra, ahora los españoles que habían decidido quedarse en la Isla y los que luego llegaron comenzaban a ser parte de la nación que se aspiraba a construir y por tanto, era obvio su inclusión y las frases apologéticas hacia ellos. Esto además formaba parte de los discursos y estrategias en las que se movió el mambisado cubano a inicios de la República cubana. Concluía diciendo: “Por esa grande idea felicito con alentadoras frases á los que la concibieron y prohijaron y á todos los miembros de esa institución, exponente de adelanto y cultura de los españoles que se cobijan bajo estas nuestras veneradas ruinas” […][16]
El llamado estaba también encaminado a lograr un punto de reunión mercantil de españoles y cubanos, en su curso se cumplió esta idea, pues allí se reunían esencialmente a disfrutar en sus horas de ocio, el sector de la burguesía comercial bayamesa, mayormente constituido por los españoles. Era, sin lugar a dudas un nuevo espacio desde el que se proyectarían acciones para los propósitos modernizadores de los bayameses.
En la citada memoria aparece un tópico muy interesante, en tanto ofrece la visión desde el propio discurso de los españoles. Se apuntaba a que en el poco tiempo de constituida la Sociedad se había logrado borrar diferencias que los años habían ahondado, sin lugar a dudas se está refiriendo a la guerra y a las contradicciones que habían persistido ente la Colonia y la Metrópolis. Resaltaba que en aquel momento había un gran número de cubanos en la Institución, la contribución de todos para la construcción de la obra y la satisfacción para ellos de haber logrado una acción que estaba “a la altura de todo el valor que encerraba Bayamo”.[17]
Pero detrás de ese aparente discurso de unidad había delimitaciones muy precisas en el seno de aquella institución y que tenían de trasfondo la selectividad de los asociados, y la finalidad de mostrar a la Colonia como centro de españolismo. Así se observa un estricto control de las directivas, donde los cargos principales estaban en manos de los españoles y tenían la posibilidad de reelección, estatuida en el Reglamento; bajas constantes por falta de pago, en estos casos sólo se hacían concesiones en situaciones muy particulares, en dependencia de la persona, si era de “buena posición” no se dejaba perder con facilidad, en tanto luego podía hacer alguna que otra donación que saldara sus deudas y reportara beneficios a los fondos sociales.
Es sabido que la junta directiva era el órgano desde el que se establecía y regía la normatividad institucional, por tanto, pertenecer a ella era tener el control de aquel espacio y lo que al mismo concernía, no en vano se dieron enconadas disputas por la cuestión de los cargos directivos.
Las disputas tuvieron como centro además polémicas económicas. Entre estas hubo dos elementos de mayor implicación; la actividad benéfica y recreativa. En torno a ellas se discutía, se consensuaba – no siempre- lo que era más loable a los fines de la mayoría. Esto obedece a que eran sus esencias sociales, su forma más explicita de inserción dentro de la vida social citadina y de lograr legitimarse.
Hubo un debate constante en lo que respecta a la situación económica de la Sociedad, sus fondos estuvieron viciados por el alto grado de dependencia de préstamos e hipotecas y la morosidad de los asociados, que propició una fluctuación en el número de socios. La citada Memoria de 1910 refería que el momento fundacional se efectuó con 99 socios y en 1910 tenía 150. Sin embargo en 1915 habían causado la baja de 84 socios por falta de pago, pero ya para 1916 habían vuelto a crecer a 149.[18] Si atendemos a que una de las principales entradas para los fondos de la Sociedad era por concepto de cuotas sociales podremos entender las estrategias que en muchos casos debieron asumir para tratar de poseer un número saludable de miembros, máxime si estos eran de cierto prestigio y prosperidad económica. Esto explica las reducciones del monto a pagar para el ingreso, la aceptación de socios de los barrios rurales del Término Municipal y de otros cercanos, así como de aquellos que hubiesen causado baja en algún momento, pero que estuvieran dispuestos a ofrecer “bondades” a la Colonia…, se percibe además en las negativas de aceptar renuncias de socios que consideraban “aportadores para la Sociedad”.
Detrás de esas polémicas que se manifestaban en las Juntas Directivas se evidencia cierta desestabilización social, pero a la vez la búsqueda de alternativas para no dejar caer la institucionalidad que se habían construido, o sea, recurrieron a “dinámicas de supervivencia” que tenían desde este espacio de sociabilidad dos metas esenciales: la de otorgar recreo y beneficencia a sus asociados, para lograr un lugar distintivo – en la sociedad cubana en general y bayamesa en particular-, desde la producción, apropiación y consumo de estas prácticas, en sentido de Pierre Bordieu.
No es desvirtuada entonces la importancia otorgada a la actividad benéfica, desde los primeros años de existencia de la Colonia…. Se contrataron los servicios de un médico que recayó, por largos períodos, en la figura del Dr. José Grave de Peralta, este asistía a la Sociedad para atender a los socios que lo necesitaran; se concertaron acuerdos con las Colonias españolas de Santiago de Cuba y Manzanillo para atender los casos más graves. Pero ya hacia 1917 durante la presidencia del señor Bernardo Astray se hizo evidente la necesidad de poseer un Sanatorio propio.[19]Comenzaron así todas las gestiones necesarias, y en acto solemne el 30 de mayo de 1920 fue inaugurado el Sanatorio, bautizado con el nombre Nuestra Señora de la Caridad. Contaba con salón de operaciones, salas para pensionistas y a pesar de sus reglamentaciones, se mantuvo al servicio de españoles y cubanos erigiéndose como un significativo centro de salud en la localidad ante la ausencia de un hospital adecuado para dichas funciones. Su funcionamiento estuvo vigente hasta el año 1948, razones económicas motivaron su cierre.
Por su parte la vida cultural de la sociedad, de conformidad con la situación económica, tenía períodos de altas y bajas. Dentro de las principales preocupaciones de la Junta Directiva, estaba la de preparar actividades para el disfrute de los socios y sus familiares. Para ello contaban con servicio de cantina, salas de juegos con billares, trisillo y dominó, barajas españolas y ajedrez así como salones de reunión y biblioteca, esta última fue fundada a inicios de 1915 con un considerable número de volúmenes de los más disímiles géneros y donados por varias personalidades tanto de la nación, la provincia como la localidad.[20]
Las festividades de Reyes y Santiago Apóstol, patrono de España eran espacios importantes para el recreo social. Cada cinco de enero, amenizados por orquestas de la localidad como la “La Ronda Lírica” y la “Hermanos Avilés” de Holguín, se agasajaba a los Reyes. Por su parte el mes de julio el Patrono de España era el centro de atención de los inmigrantes, quienes además de hacer un baile en la Institución celebraban una misa en la Iglesia.
En otro orden de cosas no es menos cierto que la Colonia logró convertirse en un sitio para los comerciantes en Bayamo, españoles y algunos cubanos- lo que reafirma el discurso de la Memoria Anual de 1910 al referirse a la Institución convertida en punto de “reunión mercantil”, – sin embargo, no podemos ver su actividad aislada de las redes que establecieron sus socios con otros sitios de sociabilidad. De esta manera logró articular el accionar de importante hombres de negocios en la ciudad, que homologaban sus cargos con los de la Directiva de la Cámara de Comercio e Industria y de toda Institución que le propiciara reconocimiento social.
Estamos hablando de comerciantes, propietarios de importantes negocios de ropa y calzado, tiendas mixtas, se significan la tienda El Rey de la Colmena propiedad del Sr. Primitivo Causilla; este señor era además representante de la firma de Agua mineral Isla-Pinos y de la cerveza de la marca Dog Hear del agente Claudio Conde; del Sr. Lavernía e hijo: La Fortaleza, especializada en ropa, tejidos y sombrerería; de Gumersindo Haedo La Gran Vía con almacenes de ropa, sedería, perfumería, ferretería; Francisco Revuelta[21] dueño de la compañía de su mismo nombre especializada en vinos y licores; Manuel y Andrés Landrove y hermano dueño ferretería El Llavín, Pedro Almirall Almirall dueño de la Tienda Mixta El Edén; Bernardo Astray de la bodega El Amparo; Pedro Zulueta de la Ferretería El Siglo, La Casa Verde de Manuel Lorenzo Soto, el Nuevo Mundo de José Berchí y otros [22] .
No fue casual que la Cámara de Comercio fuese constituida en los salones de la Colonia Española en fecha 20 de noviembre de 1917. Esta presentaba una composición heterogénea en sus integrantes, pero se nota la preponderancia de un sector español, interesado en darle carácter oficial a la actividad que durante años habían venido desarrollando. Así lo plantean al hacer uso de la palabra los Srs. Causilla, Rafael Lavernia e Isaac Cuñado aprobando la iniciativa de fundar la sociedad porque la consideraban necesaria y de fructíferos resultados en pro del comercio que hasta ahora estaba carente en la ciudad de “ostentación oficial para cualquier caso que le ocurriere”
En la institución estuvieron representados los giros de tejidos, víveres, peletería, ferretería, industria, mueblería, librería y joyería. La presencia de socios vinculados a la actividad comercial, fue de las más notables, lo que en buena medida explica la presencia notoria de españoles en ese Centro. Esta situación es perceptible si tomamos en cuenta que- a pesar algunos de estos se dedicaron a realizar labores agrícolas, otros eran Hacendados, propietarios- de los 534 españoles registrados en los Libros de Ciudadanía, 287 eran comerciantes.
De manera que serían tres elementos esenciales lo que dejarán una impronta muy significativa en el Bayamo del siglo XX en relación a la presencia hispánica y sus formas de inserción en la vida social; la fundación de la Colonia Española y un Sanatorio anexo, así como el mantenimiento de una activa vida comercial, respaldado también en la creación de Instituciones como la Cámara de Comercio e Industria.
Los españoles ante la opinión pública.
Las lectura de los textos que con fines comerciales publicaba Oriente Contemporáneo, deja entrever la ascendencia que iban alcanzando los españoles en la localidad haciéndose eco de sus relaciones familiares con mujeres bayamesas, de la prosperidad de sus negocios, de su vinculación en varios espacios asociativos lo que ubicaba como un elemento de prestigio local, se destacaban personajes como Agustín Mayor Seisdedos, Pedro Rebustillo Céspedes, Andrés Landrove López, Fidel Fernández Rodríguez. [23]
Por su parte la prensa local se hizo eco de la amplia gama de ofertas de los comerciantes. Destacado lugar tenían Señores como Primitivo Causilla, Haedo, Blasco, Almirall, Zulueta, Rafael Borges. Representaban agencia de negocios de la Habana, poseían un gran surtido de efectos de ferretería, sombrererías, ropa, calzado, víveres. El diario La Regeneración, reaparecido en 1910 como parte del ansiado progreso bayamés fue en ocasiones disímil portador de un discurso con estos fines, dedicaba páginas completas a anuncios comerciales en los que el elemento español tenía preponderancia. Así describía por ejemplo la apertura de un hotel, bajo el título de Mejora Necesaria decía:
Se ha dotado a Bayamo de un Hotel que nada tiene que envidiar á los que mejores condiciones reúnen en la capital. El Hotel “Cuba “ del que es propietario nuestro querido amigo Señor Rafael Blasco ha sido establecido en la casa de huéspedes de doña Pupa Milanés mostrándose con todos los adelantos que requiere esta clase de establecimientos: comida la carta y por abonos a todas horas, espaciosas amplias y bien ventiladas habitaciones […] Y todo ello sin contar con la excelente cocina y el gusto exquisito de sus variados menús, en una palabra Blasco no ha perdonado medios ni reparados sacrificios para poner en esta ciudad un hotel[24]
Lo cierto es que los diarios tenían una amplia acogida del tema, a pesar de que en ocasiones se suscitaban problemas debido a los desacuerdos de los directivos y socios en general ante situaciones que ponían en descrédito la actividad de la Colonia o que minimizaban su labor y la de los españoles en la localidad.
La sección Crónica Elegante del diario “El Combate” de 1912 con fecha 31 de julio explicaba a los miembros de la Colonia no haberse reseñado los detalles del baile de Santiago Apóstol, festividad más importante de la colectividad por haberlo hecho el Sr. Rafael Valero en la revista Hojas y Flores. El articulista que aparece en el anonimato les recalcaba que no había pasado inadvertida “la hermosa fiesta que en honor del Apóstol Santiago patrocinaron los entusiastas y dignos españoles residentes en esta población”. Sin embargo contradictoriamente siete días más tarde publicaba un artículo firmado además por un seudónimo de Liborio y que por momentos contradecía todos los elogios que pudieron haber tenido para con la Colonia en la anterior crónica y luego al final trataba de exaltar sus méritos.
Lo interesante está dado a nuestro modo de ver en el ¿por qué sacar a flote algo que ya había pasado? Esto conduce a varias lecturas que pueden estar relacionadas con problemas personales, con contradicciones regionales o quizás sencillamente con la intención de revertir estados de opinión que existían en la población o de reanimar otros. Es probable que Liborio haya sido miembro incluso de la sociedad y al estar dentro de la misma fuera partícipe de las dinámicas que allí acontecían signadas por un trasfondo económico que la sociedad quería ocultar, pero que era inevitable, porque constantemente afloraban los problemas, lo que es perceptible incluso en la lectura de los Libros de Actas. El segmento periodístico refleja:
Se dice por estos trigos, que el baile que tuvo efecto el día de Santiago, Patrón de España, en los salones de la Colonia Española, se hizo por colecta entre socios. Esto es, la fiesta oficial de los españoles se costeó por suscripción entre españoles, cubanos y no se sabe de alguna otra nacionalidad. […] No tomen esto mal nuestros amigos, como censura insidiosa y mal intencionada, no primero porque no nos consta que la colecta se hiciera con carácter oficial y segundo porque de cualquier modo que fuere no vamos más allá del amistoso reproche, porque lamentamos que el día del Santo patrono do hayan podido sentirse dichosos al recordar el querido suelo donde vieron la luz.[25]
Otras reflexiones daban cuenta de citaciones para Juntas Directivas y Generales, tomas de posesión, de la trayectoria y las actividades de la Institución, de la actividad social de algún miembro de la comunidad hispana. Este fenómeno no solo es palpable desde este diario, sino desde la gran diversidad que hubo durante el período republicano dígase El Bayamés, La Regeneración, Heraldo de Bayamo, El Derecho, La Voz, Hatuey por solo citar algunos.
Concluyendo la cuestión…
De modo general es perceptible que el ambiente creado en la ciudad al calor de las guerras del siglo XIX creo las condiciones para que los españoles ocuparan puestos claves en los ámbitos socio- económico y político, siendo los espacios de sociabilidad una vía de inestimable valor para esos fines. Esta situación al finalizar la dominación colonial española en 1898 e iniciar la condición neocolonial cubana, se vio favorecida por la ampliación hacia nuevas tipologías de sociabilidad. En busca del reconocimiento y representatividad social en el entorno social bayamés, los españoles fueron conducidos al establecimiento de redes de sociabilidad, donde debieron ser olvidadas las rencillas de largos años de lucha. El hecho de estar asociados en varias sociedades, incluso con designaciones de cargos en sus directivas, así como las posibilidades de establecer importantes redes, no sólo en la región sino fuera de ella, fue un camino expedito para esos objetivos.
Mientras, la prensa, -pasando por el tamiz de las filiaciones políticas que representaran- sirvió para generar estados de opinión pública, unas veces para criticar y otras para exaltar la actividad de los españoles y de su centro Colonia Española y a la vez hacerse portavoz de la propaganda del surtido que expendían en sus establecimientos comerciales.
Estas consideraciones pueden ser las primeras aproximaciones a un singular campo de investigación que se asoma al reconocimiento del amplio carácter relacional de la sociedad bayamesa. Para darle curso, la perspectiva de la sociabilidad ofrece un campo muy valorativo que permite encontrar respuestas a interrogantes que contribuyen a la construcción de nuestra verdadera historia.
[1] Doctoranda en la Universidad de La Habana, Cuba. Investigadora de la Casa de la Nacionalidad Cubana en Bayamo
[1] Maurice Agulhon: Clase Obrera y Sociabilidad en: Historia Vagabunda, México, Colección Itinerarios Instituto Mora, 1994, p.55.
[2] La historiografía cubana muestra una producción reciente abierta a este tipo de estudios. Existen investigaciones sobre las diversas tipologías asociativas, entiéndase profesionales, científicas, benéficas, culturales, regionales, deportivas, étnicas. Así se muestran las publicaciones de El Directorio Central de Sociedades de la Raza de Color (1886-1894) de Oilda Hevia Lannier(1996), de Miriam Herrera Jerez y Mario Castillo Santana: De la memoria a la vida pública. Identidades, espacios y jerarquías de los chinos en La Habana republicana 1899- 1968(2002). El Ateneo de Matanzas: su historia y trascendencia (1874-1968) de Mireya Cabrera; Sociedades Negras en Cuba (1878-1960) de Carmen Montejo (2004), Reynaldo Funes Monzote, (2005) Despertar del asociacionismo científico en Cuba (1876-1920); Legado Social de los españoles en Cuba de Dolores Guerra (2008), constituyó su tesis doctoral y aborda las sociedades benéficas fundadas por los españoles en Cuba. Han aparecido además artículos en revistas especializadas entre ellas citamos Las asociaciones de recreo de tipo Yatch Club en el trazado sociourbanístico de la Habana, publicado en la Revista Revolución y Cultura No.2 de 2008, de Maikel Fariñas; de Dayami Rodríguez López: Las sociedades de recreo en la cultura bayamesa en la revista Ventana Sur, No,4 de 2007; Aurea Matilde Fernández: Evolución de las sociedades españolas en Cuba a lo largo del siglo XX. En: Debates Americanos, No. 12, enero- diciembre, 2002.
Existen además trabajos realizados por historiadores de diversas regiones del país. Deben apuntarse los del investigador holguinero Dr. José Vega Suñol que ha incursionado en la temática de las sociedades de instrucción y recreo en Holguín, este resultado se publicó en el texto Región e Identidad (2002). Por su parte Yoel Rodríguez Ochoa se ha concentrado en las sociedades para negros y mulatos de esta misma región. Cienfuegos exhibe la tesis doctoral de María Victoria Sueiro: Cienfuegos 1840-1898: vida y cultura en las sociedades de instrucción y recreo (2001). Por su parte en Camaguey se han estudiado sociedades de diversas tipologías, uno de estos resultados fue de Irma Falcón Fariñas: Lecciones de sensatez. Sociedad Lyceum de Camagüey (2006). En la provincia de Santiago de Cuba asociaciones como la sociedad Luz de Oriente para negros y mulatos, y de la elite santiaguera agrupada en el Club San Carlos también han sido abordadas. En Granma por su parte la autora de este artículo, realiza un estudio de las instituciones de recreo tanto de las elites como de las capas populares, del que aparecen algunos resultados en el artículo Sociabilidad y Cultura en las asociaciones del Bayamo republicano, en Voces de la República V.6., 2008.
[3] En este sentido debe destacarse la obra de la Dra María del María del Carmen Barcia Zequeira: Capas Populares y Modernidad en Cuba (1880-1930) (2005). Esta incluye una interesante visión de las formas en que se tejen sociabilidades tanto desde lo formal como informal, para dar muestras de las complejas construcciones que experimentó la sociedad cubana en el tránsito al capitalismo. La autora utiliza una perspectiva en la imbrica a los que se conocen comúnmente como “gente sin historia”, estas razones hacen de su obra un punto de partida importante para este tipo de registros de la historia, tanto por la temática que analiza como por la metodología empleada para describir otras formas y contenidos de la historia. Otra mirada del fenómeno, en tanto registra la cotidianeidad de la elite habanera, la ofrece Maikel Fariñas Borrego en su trabajo: Sociabilidad y Cultura del Ocio: las elites habaneras y sus clubes de recreo (1902-1930) (2009). Este texto ofrece una perspectiva de análisis que nos lleva por los caminos de una historia del poder desde la sociabilidad que establecieron las elites. Ofrece por tanto una visión de cómo estos sectores se constituyen en hegemónicos desde centros que no estaban declarados oficialmente para estos fines. Ambas obras analizan la región occidental de la Isla.
[4] Segunda Villa fundado en Cuba en el año 1513 por Diego Velásquez. Se encuentra ubicada en la región oriental de la Isla. En 1836 se le concedió la condición de ciudad. Durante los siglos XVII, XVIII y primera mitad del XIX se mantuvo como una Villa próspera dentro de la Isla, sustentada esencialmente a través de su comercio de contrabando, el cultivo de la tierra y el ganado en la hacienda ganadera. La exacerbación de las contradicciones con la Metrópolis llevó a sus principales propietarios a alzarse contra el dominio colonial español en 1868 y dar inicio al proceso emancipador cubano de la mano de Carlos Manuel de Céspedes y otros revolucionarios bayameses.
[5] Para más detalles Vid. Áurea Matilde Fernández: España y Cuba 1868 -1898. Revolución burguesa y relaciones coloniales. La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1988.
[6] Idelmis Mari Aguilera: Fuego y Ocaso Bayamo, Ediciones Bayamo, 2005. p.42.
[7] En ese año la revista habanera La Quincena publicaba la relación de los demás Casinos existentes en la Isla que sumaban la cifra de 24: Así había instituciones de este tipo en La Habana, Santiago de Cuba, Puerto Príncipe, Trinidad, Cárdenas, Cienfuegos, Santa Clara, Remedios, el Recreo, Manzanillo, Limonar, Isla de Pinos, Guanajay, Gibara, Colón, Bemba, Caibarién, Bejucal, Baracoa, Alacranes, Santiago de las Vegas, Santi Spiritus, Nuevitas y Sagua. Aquí no se incluye el de Bayamo pues este se fundó en septiembre de 1871 y la lista databa del mes de abril. La Quincena, La Habana, No 6, año III, 30 de abril de 1871, p199.
[8] Casa de la Nacionalidad Cubana: Fondo Colonia, Leg. 49, Exp.420- 421.
[9] Ibíd. Exp.420, s.folio.
[10] Idem.
[11] Idem.
[12] La lista esta fechada el 21 de enero de 1880, Casa de la Nacionalidad Cubana. Leg. 82, Exp. 768.
[13] Muchos de ellos podían ser hijos de los españoles que habían estado en la fundación del Casino Español y en el Batallón de Voluntarios. Un ejemplo fue el de Grato Longoria quien seria uno de los mayores hacendados de la región, era hijo de Grato González Longoria y Carvajal natural de España formó el Cuerpo de Voluntarios, Teniente gobernador político de Bayamo, Capitán del Bon de Voluntarios. Luego de retirarse del ejército se dedicó a la ganadería y la agricultura.
[14] Esta clasificación fue incluida por acuerdo de la sesión del día 15 de enero de 1918, luego de fundada al parecer debido las características propias de la región que tenía un alto peso la hacienda ganadera. Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba. Fondo Gobierno Provincial, Leg. 2471, Exp. 9.
[15] Memoria Anual de la Colonia Española. 1910, p.20
[16]Idem.
[17] Idem.
[18] Memoria Anual de la Colonia Española, 1910, p.7 y del año 1916, p.5.
[19] El 1ro de diciembre de 1918 reunidos en un terreno ubicado en la carretera de Guisa (actualmente se encuentra la Pasteurizadora El Alba), local destinado para el Sanatorio el Sr. Astray colocó la primera piedra de lo que sería la Casa de Salud. El espacio tenía una superficie de 70m² y fue donado por el Sr. Grato Longoria rico hacendado bayamés, lo que le valió para que en la ocasión se le concediera el Título de socio de Mérito de la Sociedad.
[20] La biblioteca poseía tomos de literatura, historia, idioma, medicina, de formación para el hogar y familiar. Por su misión instructiva nos parece meritorio mencionar algunos títulos: Instrucción moral y cívica, Discursos políticos y parlamentarios, Don Quijote, Romeo y Julieta, Hamlet, Diccionario de la Lengua Castellana, Eduquemos, Vida y trabajo, El Ama de Casa, Después del Divorcio, La Alegría de Vivir, Diccionario de Hogar y Colegio Ingles, El Deber, El Carácter, Biblioteca internacional de Obras famosas , Napoleón, Roma, Colón en España, Cartas sobre Galicia, Geografía Universal, La Reconquista de América, Los secretos del Anarquismo, y otros que incluían revistas y prensa periódica de la época.
[21] La Cía Revuelta era propiedad de los señores Gonzalo y Francisco Revuelta. Gonzalo quien era su Presidente había sido además miembro de la Colonia Española, de la Cámara de Comercio y eran dueños de Tiendas Mixtas, una panadería y una ferretería. Alusiones como estas aparecen en la Revista Oriente contemporáneo
[22] Oriente, la Suiza de Cuba (libro).La Habana, Editorial Cuba Atlas Co, 1927-1928. p.182, Revista Hojas y Flores Nos 6, 8, 12 15. El Director de esta revista fue Francisco Lavernía Betancourt. Estas referencias se completan con nombres como Alfonso Alert, Luis Soler Zambrano, Gonzalo Revuelta, Enrique Colet, Jaime Pellicer, Rafael Garcés Garcés, Valentín Herrán Callejas, Ricardo Cid Doval, Joaquín Collada, Gumersindo Haedo, José Sabater Licea, Odon Carbonell, López y Fernández, Celedonio Martínez, Francisco León.
[23] Tenían negocios de ferretería, de ropas y tejidos, representaciones y agencias comerciales como de la General Motor, J.Z.Horter Company, productos Delco, y otras. Pedro Rebustillo no era natural de España pero si miembro de al Colonia… Se destaca en las crónicas que eran miembros distinguidos de la Colonia Española, El Liceo, El Círculo Bayamo, la Cámara de Comercio.
[24] La Regeneración (Diario local) 16 de septiembre de 1910, año 1, No 6.
[25] El Combate, 7 de agosto de 1912, No. 4, Año 1 En: Archivo Histórico de Granma, Fondo Gobierno Municipal, Leg 1, Fuera de Caja, Ex 1.