Bruce Bradley, arqueólogo y profesor emérito de la Universidad de Exeter (Inglaterra), está de visita en la FFyH. Propone una nueva teoría sobre el poblamiento del continente americano desde lo que actualmente es el territorio de Francia y España. Entre 17 mil y 21 mil años atrás, grupos de personas llegaron en embarcaciones hasta la costa este de los Estados Unidos, siguiendo el borde de una placa de hielo marino.
A fines de los 90, el arqueólogo Bruce Bradley, profesor emérito de la Universidad de Exeter (Inglaterra), junto con su colega Dennis Stanford, curador del Instituto Smithsoniano (EE.UU.), comenzaron a postular una nueva teoría sobre el poblamiento de lo que hoy es el continente americano. Bradley y Standford sostienen en su hipótesis, bautizada como “La Travesía del Hielo Atlántico”, que se produjo una migración desde el norte de lo que actualmente es el territorio de Francia y España, viajando en embarcaciones hasta la costa este de los Estados Unidos, siguiendo el borde de una placa de hielo marino que conectó Europa y América durante la última Edad de Hielo, entre 17 mil y 21 mil años atrás.
En su visita a la Facultad de Filosofía y Humanidades, dio el curso de posgrado “Prácticas de talla: comprensión y aplicación de los principios de la manufactura lítica” y el jueves 20 de septiembre, a las 18:45 hs, en el Museo de Antropología (Av. Hipólito Yrigoyen 174) brindará la conferencia «Rocking the Boat. Flaked stone assemblages as indicators of historical connections: The case of the Solutrean hypothesis».
En este marco, Bradley conversó con Alfilo sobre sus trabajos de investigación.
- En 1998 empezó a postular una nueva teoría sobre el poblamiento de América, ¿cuáles son los riesgos que corre un investigador al presentar una nueva hipótesis sobre este tema, que siempre fue bastante controvertido?
Después de hacer una larga carrera es cuando vos podes hacer esto de proponer una nueva idea. Es mucho más dificultoso y peligroso cuando sos joven. Nosotros presentamos una hipótesis y todo el tiempo le decimos a la gente, que es sólo eso: una hipótesis que necesita ser testeada. Desde esa época nosotros continuamos testeando esa hipótesis y solamente en los últimos años otra gente comenzó a ayudarnos. Hubo mucha resistencia a esta idea.
- ¿Por qué cree que hay mucha resistencia?
Es una muy buena pregunta, pero es bastante compleja. Como profesionales nosotros decidimos qué es lo que sucede, aunque no se base fuertemente en evidencias y, en general, se vuelven dogmas. Casi en un sistema de creencias, en una ideología, que fue muy atractiva porque los nativos americanos eran muy parecidos a los asiáticos y la idea de que la gente haya venido de Europa es muy políticamente incorrecta. Lo que pienso es que si uno acepta esa idea de que la gente venía de Europa eso podría políticamente cambiar los derechos de los nativos americanos y eso es culpa del colonialismo.
Según Bradley, su teoría también tuvo muchas críticas porque atrajo a los grupos que defienden la supremacía blanca, que sostienen que los pueblos originarios norteamericanos serían posteriores a estos migrantes europeos. “Esto es una ridiculez, porque genéticamente no eran blancos”, dice el reconocido arqueólogo.
La cultura Clovis y el período solutrense
En 1929, un muchacho de 19 años encontró unas piezas arqueológicas cerca de una localidad de Nuevo México, llamada Clovis. En excavaciones posteriores, se descubrieron nuevos restos que pertenecían a un asentamiento humano que databa de entre el 11500 y el 10600 A.C. Esto lo convertía en la cultura más antigua del continente americano, anterior a la migración asiática por el estrecho de Bering.
La cultura Clovis, como se la conoció después, es la que dio origen a la teoría que sostienen Bradley y Stanford. Ellos sugieren que la confección de los artefactos descubiertos en distintos sitios de la costa este de los Estados Unidos, México, e incluso Venezuela, coincide con la desarrollada por la cultura solutrense, que se ubicó al norte de Francia y España hace 20 mil años.
Según los arqueólogos, estos hallazgos demuestran que los antepasados de la cultura Clovis llegaron a América hace 18.450 años atrás en pequeños botes procedentes de Europa.
- La hipótesis surge a partir del encuentro de unas tallas líticas en Clovis que son similares a las del periodo solutrense de Europa, ¿con eso alcanza para sostener una teoría?
No, porque hay 40 mil años entre el solutrense y Clovis. Y a esa diferencia hay que explicarla. Mucha gente que se resistía a esa idea, propone que Clovis fue lo primero, y nuestra hipótesis justamente descansa en que sugerimos que hay evidencias entre el solutrense y el inicio de Clovis en todo ese periodo. Y para los 90, la mayoría de los arqueólogos, creían que Clovis era lo primero. En este momento, han aparecido muchísimas evidencias que llenan ese agujero que se da entre el fin del solutrense y el inicio de Clovis. Ahora la mayoría de los arqueólogos acepta que había gente antes de Clovis. No todos. Pero si nosotros miramos la evidencia entre el fin del solutrense y el inicio de Clovis, donde está esa evidencia es lo más fuerte. Está toda en la costa este de Norteamérica, no en el oeste.
- La hipótesis sostiene que desde Europa fueron bordeando una capa de hielo hasta llegar a América, ¿se trataba solo de exploradores o de personas que se instalaron en esas tierras?
Hacia el final del solutrense la gente comenzó a reconocer cómo utilizar esos bordes de la zona con hielo y eventualmente fue llegando a lo que hoy es América, y utilizaban eso como un territorio de caza e iban y venían. No fue una migración. Es muy difícil de testear esa hipótesis porque esa zona está debajo del océano hoy en día. Iban y venían, y se convirtieron en personas adaptadas. Debido a que fueron cambiando las condiciones climáticas, la gente iba y venía y cada vez volvía menos. Hasta que llegó un momento en que ya no pudieron volver. No fue posible porque era demasiado riesgoso. Y, a su vez, también se fueron dando cuenta que había gente de un lado y del otro y podían elegir entre volver a un lugar donde había mucha más gente o quedarse en un territorio donde no había casi nadie. Así es como podemos empezar a encontrar el registro arqueológico en las américas y el fin del solutrense en Europa. Todo termina de forma relativamente abrupta y es reemplazada por la tecnología del gravetiense temprano, que es completamente diferente.
La idea que proponemos no es que los solutrenses fueron los primeros, puede haber habido otros. Sólo decimos que los solutrenses estuvieron en América. A su vez, es muy claro que mucha gente vino de Asia. No es una cosa o la otra. Son las dos. La hipótesis de que la gente vino de Asia es correcta, hay evidencia fuerte, pero no es la que está antes de Clovis. Ahora hay evidencias de que en Brasil y en México han encontrado ADN humano de 30 mil años de antigüedad. Hay otro sitio en San Diego (EE.UU.), que tiene 130 mil años.
Prácticas de talla lítica
Bradley, reconocido como un experto tallador de piedra, es especialista en arqueología experimental y estudios líticos a nivel mundial. Nació en Wiscosin (Estados Unidos) en 1948. Su llegada a la arqueología fue casi sin querer. Mientras vivía en Tucson (cerca del desierto de Arizona, en Estados Unidos), en la década del 60, encontró cerámicas y puntas de proyectiles. Así, realizó sus estudios de grado en la Universidad de Arizona, graduándose como Licenciado en Antropología en 1970. En 1977 finalizó su Doctorado en Arqueología en la Universidad de Cambridge.
Actualmente, se desempeña como Profesor Adjunto en la Universidad de Exeter (Inglaterra) y en Augustana College en Dakota del Sur (Estados Unidos). También es investigador Asociado en Smithsonian Institution, en el Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh y en la Universidad de Texas (Estados Unidos).
Antes de ir a la universidad, Bradley ya había comenzado a tallar en piedra. “Esa combinación de salidas al campo y talla me llevó a estar interesado en todo lo que encontraba. Simplemente pensaba que si los indios podían hacer puntas de proyectil, entonces yo podía hacer puntas de proyectil. Por mucho tiempo lo hice bastante mal, pero fui descubriendo cosas por mí mismo y, luego, también aprendí de otras personas”, contaba en una entrevista de 2011.
Durante su estancia en Córdoba, Bradley dictó el curso del Doctorado en Antropología “Prácticas de talla: comprensión y aplicación de los principios de la manufactura lítica”, acompañado de Nora Flegenheimer, investigadora de CONICET y miembro del Área de Museos de Necochea, una reconocida especialista en docencia sobre talla lítica experimental.
“El primer objetivo del worskshop fue introducir a los arqueólogos y estudiantes de arqueología a cómo se fabrican instrumentos de piedra y, para poder analizar los materiales de piedra, tenes que poder saber cómo se hacen”, dice Bradley. “Si vos sos un crítico de cine, tenes que ver películas. En la mayoría de los lugares uno no tiene la posibilidad de ser entrenado por alguien que es un experto”.
Este trabajo que lleva adelante Bradley con la talla lítica está íntimamente relacionado con la teoría que sostiene sobre el poblamiento de América. “Para poder testear este tipo de hipótesis que compara dos tecnologías, tenes que irte a detalles muy profundos. Nosotros estamos tratando con colegas que piensan de una manera muy general la tecnología, en términos de fase, puntas, y estas similitudes pueden ser un accidente en un nivel muy simple. Eso puede ser verdad, pero cuando vas en lo profundo del análisis de los detalles, las chances de que eso haya sido una casualidad no se dan. Ese es nuestro argumento».
Entrevista y fotos: Pablo Giordana