El 29 de marzo se realizó el acto de inicio del ciclo lectivo en la cárcel de Bouwer, con la presencia de los internos que cursan sus carreras en la Universidad Nacional de Córdoba, autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y de la UNC.
El complejo carcelario “Reverendo Francisco Luchesse”, en Bouwer, fue el escenario del acto de inicio del ciclo lectivo 2016 en las carreras de las facultades de de Filosofía y Humanidades y de Derecho y Ciencias Sociales, dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba. Actualmente, alrededor de 80 internos son alumnos regulares de la Casa de Trejo y reciben el dictado de clases en las instalaciones del penal.
“Es para nosotros un orgullo poder decir que hace 16 años que seguimos sosteniendo un trabajo conjunto con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el Servicio Penitenciario y la UNC. Saben el compromiso que la Universidad tiene con la defensa y la garantía del derecho a la educación de todos los ciudadanos, y cuando decimos de todos, no tenemos que olvidarnos de aquellos que están en las cárceles. Por eso, hace 16 años la Universidad tomó la decisión de implementar programas de educación en contextos de encierro para el dictado de carreras de grado de distintas facultades y para la realización de diversas actividades de extensión e investigación”, señaló Magdalena Brocca, coordinadora del Programa “Universidad, Sociedad y Cárcel” de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC.
A continuación, Guillermo Lobos, estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, resaltó su anhelo de que “este proyecto siga con las próximas autoridades de la UNC porque es muy importante para todos nosotros y para ustedes también”.
“Me preguntaron por qué estudiaba una carrera universitaria. Si bien puede haber muchas motivaciones, todas son sinceras, válidas y movilizan nuestras vidas y nuestras situaciones actuales, pero quiero proponerles a mis compañeros estudiar para liberar nuestra mente y nuestro corazón en este lugar. Ir más allá de lo que se espera de nosotros, vencer el desánimo y la desesperanza, pero fundamentalmente vencer los límites que uno mismo se pone y hacernos responsables de nuestro futuro, por el bien nuestro y principalmente por nuestras familias”, finalizó Guillermo.
En el mismo tono, José María Paz, estudiante de la Escuela de Ciencias de la Educación de la FFyH, que actualmente ha retomado una tecnicatura a distancia en la Escuela de Ciencias de la Información, afirmó que la “función resocializadora de la institución se puede cumplir”. “Soy de los que creen que el origen para erradicar todo tipo de falencias que pueden tener las personas que estamos acá viene por el lado de la educación. Peleo por eso y aspiro a ser un futuro pedagogo recibido”, dijo.
José también interpeló a las autoridades de la UNC y del Servicio Penitenciario para que “vehiculicen los mecanismos para crear un Centro de Estudiantes en la cárcel” y ampliar la oferta de carreras que se dictan. “Queremos consolidarnos como grupo universitario y que se nos reconozca como grupo, con objetivos y fines en común y siempre desde el pensamiento colectivo. Se tendría que tener la visión general de que somos estudiantes universitarios que estamos presos y no que somos presos que estudian”.
El conocimiento como práctica de libertad
Después fue el turno del decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Diego Tatián, quien reconoció la labor sostenida del Programa Universitario en la Cárcel, y apuntó que “la universidad no es una entidad de beneficencia ni ustedes son objeto de beneficencia, sino sujetos con derechos y con deseos de aprender”.
En ese sentido, Tatián destacó el trabajo pedagógico pero también político de la Universidad “por garantizar derechos en general y garantizar el derecho a la educación de todas las personas”. “El espíritu de la Reforma es el tránsito de la universidad como privilegio a la universidad como derecho. Para algunos, un privilegio es sin otros, se sostiene contra otros y a costa de otros. Y un derecho es universal por definición. Los derechos no son reales por el sólo hecho de declararlos, significa manifestar la voluntad de trabajar para que ese derecho se haga realidad. Nuestra responsabilidad es cumplir con el derecho a la educación de todas las personas. Ustedes no son presos que estudian, son estudiantes que están en una cárcel. Todas las razones para estudiar son absolutamente legítimas y los ha movido a todos para estudiar bajo cualquier condición”.
Por último, resaltó que “el conocimiento es una práctica de la libertad y esa dimensión es muy importante en una circunstancia como la que están ustedes en este momento”.
Inmediatamente, José Piñero, secretario de Organización y Gestión Penitenciaria del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia, expresó el compromiso de esa cartera por el acceso “irrestricto” a los derechos humanos, incluyendo la educación “para quienes están privados de libertad y como actividad liberadora”. “La educación como meta dirigida a la resocialización es para nosotros una obligación fundamental y el Estado no sólo debe preservar las garantías individuales básicas sino también debe intervenir activamente para mitigar las diferencias sociales que el hombre genera, y esta es una de ellas”.
También garantizó que el Ministerio de Justicia “no sólo tiene decidido continuar con la política educativa que se viene realizando, sino afianzarla”. “Aquellos pedidos que nos hacían, háganlos llegar fuertemente para que los escuchemos. Porque tienen un Ministerio abierto a escuchar estos reclamos”.
Finalmente, el rector de la UNC, Francisco Tamarit, agradeció a los internos por haber confiado en la Universidad e indicó: “Ustedes son estudiantes de pleno derecho en nuestra institución. Y en estos años hemos trabajado fuertemente desde la universidad pública en tratar de garantizar el acceso a la educación superior a todos aquellos sectores que por uno u otro motivo se han visto marginados a lo largo de los 400 años de historia”.
“Estamos profundamente convencidos de que la educación superior es un derecho individual pero además es un bien social y colectivo, por eso nos sentimos abocados como institución a trabajar con diferentes sectores de la sociedad. Así, la educación superior no debe ser entendida como un privilegio, sino como un derecho. Es una manera de romper barreras y de superar obstáculos en su proceso de resocialización”, afirmó Tamarit.
El rector, que en poco tiempo dejará su cargo, dijo que volverá a ser profesor y que quisiera participar dando clases en la cárcel. “No es sólo la pared de una cárcel la que nos genera fronteras, las que nos pone límites o nos frustra, el conocimiento es una oportunidad que usamos todos en cualquier condición. Y esa aventura maravillosa de formarse tiene que ser un medio también de forjar un futuro mejor para ustedes, de facilitar el tránsito hacia una sociedad que los espera, a una familia que los espera”.
Además, en el acto estuvieron presentes, la vicerrectora de la UNC, Silvia Barei; la vicedecana de la FFyH, Alejandra Castro; la exdecana de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Marcela Aspell y el vicerrector electo, Pedro Yanzi Ferreyra; el jefe del Servicio Penitenciario, Juan María Bouvier; así como docentes, estudiantes y personal de la fuerza.
El Programa Universitario en la Cárcel de la FFyH
El PUC fue impulsado en 1998 por una iniciativa del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades, tomando como referente la experiencia de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA XXII), y se propuso al Consejo Directivo de la FFyH. Éste la aprueba y se formaliza al año siguiente, a través de la firma de un convenio entre la Facultad y el Ministerio de Justicia de la Provincia de Córdoba. Allí se instituye el marco legal de funcionamiento, instrumentándose la coordinación con el Servicio Penitenciario, y se establece una Comisión Mixta de apoyo, integrada por representantes de ambas instituciones, y conformada por la vicedecana de la Facultad, la coordinadora del Programa y representantes de los docentes, la Secretaría de Asuntos Estudiantiles y los alumnos de la FFyH y dos personas designadas por el SPC. Finalmente, en noviembre de 1999 se puso efectivamente en marcha y al año siguiente se empezaron a dictar los cursos de nivelación de las carreras de Letras, Historia y Filosofía a 15 internos y a 10 estudiantes de la Escuela de Psicología, que en ese momento dependía de la FFyH. Después de 2004 se agregan otras carreras y actualmente se dictan cinco: Letras, Filosofía, Ciencias de la Educación, Bibliotecología e Historia. Si bien el PUC se inicia con la docencia de carreras de grado, también abarca la investigación y la extensión. |
Texto y fotografías: Pablo Giordana
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