Hacia el mar de carbón

muestra-microscopio-zoomEn su tesis de Doctorado en Ciencias Antropológicas, Henrik B. Lindskoug analiza, a través del estudio de partículas de carbón, los regímenes de incendios forestales en el Valle de Ambato (en Catamarca), para determinar qué incidencia tuvieron estos fenómenos en la desaparición de la cultura Aguada, que habitó ese lugar hace más de 1500 años.

Durante su formación como Licenciado en Arqueología en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, Henrik B. Lindskoug (más conocido como Quike) llegó a la Argentina en 2001 para trabajar en un sitio arqueológico en Tucumán, en el marco de un proyecto binacional entre la casa de estudios sueca y la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). En 2004 finalmente se radicó en Argentina y, en esa época, trabajó en la zona de Tafí del Valle, realizando arqueología de rescate y haciendo unas materias de especialización en el campo de arqueología en la UNT.

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Quike es investigador del Museo de Antropología y vive en Argentina desde 2004.

Después, en 2007, mientras cursaba una maestría en Museología de la Universidad de Gotemburgo, hizo una pasantía en la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología de la FFyH, relacionada con el manejo y conservación de la colección von Hauenschild. Ese mismo año se sumó al Proyecto Arqueológico Ambato, que reúne a un grupo de investigadores que trabajan en el Valle de Ambato (en la provincia de Catamarca) y abarcan distintas áreas temáticas y problemáticas. Entre ellas, las relaciones entre la construcción de las identidades sociales y la cultura material, las influencias de los procesos culinarios en la estructuración de la vida social, la relación entre los pobladores y el ambiente, las representaciones iconográficas y las prácticas productivas vinculadas a la agricultura y el pastoreo. El laboratorio del Proyecto se encuentra ubicado en el Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.

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Los microcarbones sólo se pueden observar mediante un microscopio.

En ese marco, Quike se dedica a la investigación del clima en el pasado, a través del análisis de microcarbones en perfiles geológicos, con el objetivo de observar los regímenes de incendios forestales para “sumar datos al estudio e interpretación de los contextos de abandono de sitios vinculados con la cultura Aguada en el Valle de Ambato”, lo que dio como resultado su tesis del Doctorado en Ciencias Antropológicas de la FFyH “Cenizas de Desintegración. Análisis de Residuos de Combustión de Contextos Finales de Aguada de Ambato”, dirigida por Bernarda Marconetto con la codirección de Antonio Martínez Cortizas, que defendió en octubre 2013 y que pudo hacer a través de becas doctorales de FONCyT, CONICET y SECyT-UNC.

¿Cómo pasaste de trabajar con la colección von Hauenschild a este tema?

– Fue un paso medio raro. Mientras hacía la pasantía en la Reserva sobre la colección, me presenté a una beca FONCyT para trabajar sobre la cultura Aguada, en el proyecto Ambato. Queríamos saber que pasaba en la época final de esta cultura, porque en el Valle de Ambato hace mil quinientos años atrás vivía este pueblo que desaparece alrededor del 1000 después de Cristo. Ahí me sumé y empezamos a trabajar con esto y para mí fue todo nuevo, porque era una nueva zona de estudio, otra época temporal, una temática distinta a la que venía trabajando, con nuevo material, que son los microcarbones, y una nueva cultura.

En Suecia había hecho un par de cursos sobre arqueología ambiental, más relacionada con las ciencias naturales, y siempre quise hacer algo sobre arqueobotánica, así empecé a trabajar con cenizas y microcarbones.

– Esta disciplina a la que te dedicás se llama pedoantrocología y no es muy conocida.

– La antracología es el estudio del carbón arqueológico que se encuentra en las excavaciones. A veces se encuentran maderas quemadas en los sitios incendiados y se clasifica para ver que tipo de material es. La pedoantrocología, que es el tema que yo trabajo, se refiere al estudio de los microcarbones recuperados en el suelo, en sedimentos. Es una disciplina bastante nueva y poco conocida. Hay muy pocos investigadores que se dedican a esto. El término aparece a fines de los ´70 por un grupo de investigadores franceses, actualmente los únicos lo usan esta expresión son ellos y los españoles. Si no, se habla del estudio de microcarbones directamente. En Argentina hay unos estudios previos en el sur, pero no aplicados a la arqueología.

La celebración del fuego

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Imagen de un incendio actual en la zona de Ambato. Gentileza Henrik B. Lindskoug

El proyecto de Lindskoug apunta a “desarrollar técnicas vinculadas a la recuperación y determinación de microvestigios ligados a eventos de combustión (intencionales, naturales o accidentales)” para “analizar los regímenes de fuego durante la etapa final del ocupación Aguada en el Valle de Ambato, con el objetivo de reconstruir el contexto paleoambiental y establecer posibles relaciones entre incendios forestales y el abandono” de los sitios en el área.

Para esto, Quike se centró específicamente en los restos de microcarbones que fueron recuperados a través de 230 muestras tomadas en el interior y exterior de los sitios arqueológicos. “Sólo se ven a través de un microscopio”, aclara y explica que poco después de los incendios forestales que se produjeron en Córdoba en octubre de 2009, fueron a tomar muestras para usar como referencia. “Entonces cuando empezamos a analizar el antiguo, ya tenemos el nuevo para ver como quedan después de un incendio forestal”.

¿Cómo se elige el lugar para tomar la muestra?

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Quike junto a un geólogo toman muestras en el suelo que después servirán para analizar la presencia de microcarbones. Gentileza Henrik B. Lindskoug

– Después del incendio forestal, el microcarbón pasa por muchos lados antes de quedar en el lugar en donde se toma la muestra. El viento o el agua hacen que ese microcarbón se mueva y quede en lugares que funcionan como “trampas”. Tiene que ser un ambiente relativamente estable, que no tenga demasiadas alteraciones o erosión porque lo que queremos obtener es una depositación cíclica, donde cada año queda un estrato, por eso muestreamos en terrazas geológicas donde se van depositando. Este trabajo lo hacemos con un geólogo. Muestreamos cada 10 centímetros del perfil geológico, después en el laboratorio se hace un preparado para ver en el microscopio y se hace un conteo de cuantos microcarbones aparecen en ella. Mientras haya más microcarbones en la muestra quiere decir que hubo más fuego.

¿Qué nos dicen esos microcarbones?

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En estas muestras se pueden observar los microcarbones. Gentileza Henrik B. Lindskoug

Una de las conclusiones puede ser que en el Valle de Ambato hace 4500 años había incendios forestales recurrentes, porque encuentro microcarbones en las muestras en todos los niveles con diferente frecuencia. Esto nos demuestra que el fuego es parte del ecosistema. Si no es el hombre que produce el fuego de forma intencional o accidental, puede ser un rayo u otros fenómenos naturales. También podemos ver que había épocas donde había mucho más incendios porque en la muestra hay muchos microcarbones. Son ciclos, puede haber habido más incendios por alguna sequía por ejemplo. Pero los microcarbones son muy pequeños para ver de qué tipo de madera se trataba. Sabemos que es material orgánico, digamos vegetal carbonizado, que puede ser pasto, hojas o madera.

¿Qué papel cumple el fuego en el ecosistema?

– Nosotros siempre vemos al fuego como algo malo, pero el fuego también puede ser purificador porque renueva el paisaje, el ambiente. Algunas especies vienen mucho más fuertes después de un incendio. El problema es lo que tenemos acá en Córdoba, por ejemplo, porque hay muchas especies introducidas que no forman parte del ecosistema “original”. Quizás hace 4000 años un monte nativo se recuperaba mucho más rápido que uno actual donde hay especies introducidas, como los pinos que tienen resinas altamente inflamables, por ejemplo. También tiene que ver con la percepción que tenemos del fuego como algo destructivo, pero el monte se recupera. Es horrible que se quemen las casas y los animales, pero ese es un ecosistema hecho por el hombre. Hay que separar esto con la cuestión del dinero, de la inversión que hace la gente, pero la naturaleza no se pierde, sigue después. Todo va a recuperarse. Hay que darle tiempo nomás, aunque claro, mi posición es un poco diferente porque yo lo estoy viendo todo eso en el pasado.

Por Pablo Giordana

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