Desde hace veinte años, profesores, egresados y estudiantes de la Escuela de Filosofía de la FFyH llevan adelante el proyecto Filosofar con Niñxs en distintas escuelas de Córdoba y otros ámbitos no escolarizados, con la idea de que esta disciplina sirva para “inquietar y estimular el desarrollo del espíritu crítico”. También advierten que en la escuela “estamos acostumbrados más a responder que a preguntar y eso va generando una conciencia de aceptar las cosas sin cuestionarlas”.
¿Qué es la filosofía? ¿Aporta al desarrollo intelectual de los niños y niñas? ¿Pueden niños y niñas hablar de filosofía? O todavía más: ¿Pueden filosofar, ejercitar la práctica misma de la interrogación e interpretación del mundo, de su mundo? ¿Por qué asociamos la filosofía con adultos? ¿La escuela nos ayuda a pensar? Estos y otros interrogantes se preguntaron hace tiempo un grupo de profesores, egresados y estudiantes de la Escuela de Filosofía de esta Facultad cuando decidieron poner en marcha el proyecto Filosofar con Niñxs, que se lleva adelante en diferentes escuelas de Córdoba y también en ámbitos no escolarizados, como bibliotecas populares y otros espacios de participación ciudadana.
Antes de entrar directamente en el proyecto, que se dicta como seminario en la Escuela de Ciencias de la Educación y también como equivalencia en la Escuela de Filosofía de la FFyH, bien podríamos hacernos una pregunta previa, necesaria para entrar en el tema: ¿Qué es la filosofía? Respuesta que llega de la mano de Sergio Andrade, profesor de Filosofía en la Escuela de Ciencias de la Educación, quien a mediados de los ´90 se animó a caminar con su objeto de estudio por escuelas del nivel inicial: “La filosofía es algo que trata de inquietar lo que está solidificado o naturalizado. Busca poner en cuestión eso, y no hace falta ser adulto para hacerlo. A su manera, con su lenguaje y razonamiento, los chicos se preguntan las mismas cosas que los grandes, y hay que estimular esa actitud, porque el pensamiento es acción y para que se desarrolle hay que entrenarlo”.
Según Andrade, uno de los organizadores de las primeras Jornadas Latinoamericanas: “Filosofía, educación e infancia” que se realizó en junio pasado, los chicos se hacen preguntas de todo tipo: “Existenciales, éticas, políticas, preguntas en torno al conocimiento. Y me encontré con que la escuela pensaba todo desde lo afirmativo, utilizaba a la pregunta como herramienta para obtener respuestas más que para generar interrogantes”.
Pero no fue tan rápido descubrir eso. Más bien consecuencia de transitar el terreno, conocer lo que pasaba puertas adentro del ámbito escolar y experimentar con alumnos de 6 y 7 años, que tenían más preguntas que los de 12 o 13. Un proyecto de investigación sería la semilla de lo que años después sería el Filosofar: “Cuando arranqué, en 1995, el eje eran las preguntas como vehiculizador, queríamos ver qué pasaba con los niños y niñas de nivel inicial, jardín y primaria, porque la escuela no lograba captar su atención. Y veíamos que la filosofía recién aparecía en el nivel medio, en quinto o sexto año. La hipótesis era que no se propiciaba la pregunta en el nivel inicial, porque se piensa la filosofía como apropiado a una persona madura. Y cuando trabajé la interrogación en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano con chicos de 12 años, me encontré con que estaba todo muy armado, que los chicos aprendían el oficio de alumno. Entonces me inquietó que las preguntas tenían que ver con eso y no con lo que ellos pensaban o se preguntaban, con preguntas que implicara a sus propios intereses”.
La filosofía es también cosa de niñxs
El proyecto de extensión creció y además de lo pedagógico se abrió la instancia investigativa, con la inquietud de saber “por qué en el camino se perdían las preguntas de los chicos. Me encontré con niños y niñas de 5 y 6 años con muchas preguntas, inclusive más que de los de 12. Entonces descubrimos que había autores que trabajaban la infancia y la filosofía, con una mirada de la infancia no tanto como una cuestión etaria, sino como algo que tiene que ver con un modo de vincularse con la realidad, con la vida, con las cosas. Giorgio Agamben era uno de ellos. La infancia trae la novedad, el hecho de reconocer que cuando nos interrogamos o miramos las cosas con los sentidos, estamos recuperando o aceptando nuestra dimensión infantil. Lo etario lo ancla a un momento, pero en realidad la infancia es una dimensión más amplia que el concepto de niñez”.
Andrade cuenta que al tiempo se fue sumando otra gente al proyecto y empezaron a trabajar más sistemáticamente en las escuelas de Córdoba con estudiantes y egresados de Filosofía, que lo llevaron a lecturas que vinculaban la infancia y la filosofía, como el mencionado Agamben, Matthew Lipman, Ann Sharp y Paulo Freire, entre otros. Sin embargo, “la diferencia con algunos de estos autores es que nosotros no hacemos filosofía para niños y niñas, sino que hacemos filosofía con niños y niñas. No adaptamos un corpus complejo sino que ejercitamos la filosofía, es una acción en la que ponemos en juego una práctica de filosofía”.
Para el grupo que lleva adelante el Filosofar con Niñxs en escuelas de Córdoba “la realidad social es una realidad construida que se naturaliza. Las instituciones naturalizan procesos, discusiones, normas, y lo que hace la filosofía es mantener ese estado de sospecha, que es algo muy sano, porque aporta un carácter crítico de la lectura de la realidad. A través de talleres que hacemos con niños y niñas, con profesores y con los padres, el proceso de trabajo muestra un desarrollo del espíritu crítico, que se tiene que desarrollar igual que el cuerpo físico. El pensamiento es movimiento, es lo que se sabe y no se sabe; y esa tensión es lo productivo-creativo”.
Conscientes de que venimos de una tradición fuertemente positivista-conductista, la experiencia del Filosofar confirma a sus integrantes que “a la escuela le cuesta relacionar el conocimiento con cada uno de nosotros, con la vida de cada niño o niña. La institución escolar debería ser un ámbito que genere el espacio político para que ellos y ellas puedan participar, puedan decir, puedan actuar como actores de ese proyecto político escolar y poder decidir algunas cosas que los afectan”.Es más, Andrade asegura que “la escuela no estimula ni potencia la actitud preguntona de los niños y niñas. Y la filosofía puede ayudar a eso, pero ojo, porque la filosofía también ha sido muy conservadora y ha ayudado a reproducir la historia oficial, lo establecido”.
A través de una fuerte influencia del pensamiento y la obra del pedagogo popular Paulo Freire, el entrevistado sostiene que “en la escuela estamos acostumbrados más a responder que a preguntar, y eso va generando una conciencia de aceptar las cosas como son, sin cuestionarlas. Se ofrece una acumulación de saberes que a esta altura no le sirven a nadie. Te pongo un ejemplo: ¿para qué acumulamos infinidad de datos históricos sino no discutimos qué significa la palabra revolución o independencia? Ahora, como decía Freire en su libro Pedagogía de la Pregunta, a las preguntas hay que darle tiempo en la dinámica institucional”.
Poner en práctica los derechos
En 1989, la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Convención Internacional por los Derechos del Niño, que sirvió de marco legal para que los distintos países miembros de la ONU adaptaran sus legislaciones nacionales a este nuevo paradigma sobre la infancia. Argentina lo convirtió en ley al año siguiente y en 1994 le otorgó rango constitucional. Pero recién en el 2005 se aprobó la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes que y crea el sistema que entiende a estos como sujetos de derechos, dejando atrás la Ley del Patronato del Menor y la mirada de control social de la infancia. Sin embargo, Andrade aclara que “aunque hemos avanzado mucho, el problema está en que los adultos proyectan lo que debería ser la infancia a partir de su propia mirada. Y si bien se entiende que los niños y niñas son sujetos de derechos, eso no significa que ya está. Hay que trabajar sobre el ejercicio práctico de esos derechos”.
Sin llegar a situaciones límites o que pueden ser cuestionables desde algunas miradas, como es el caso de la Ciudad de los Niños que plantea el pedagogo italiano Francesco Tonucci, Andrade dice que “si buscamos construir sujetos críticos tenemos que darle voz a los niños y niñas, y que puedan participar del diálogo en las instancias que sean posibles. Es importante que sientan que algo decidieron. No olvidemos que infante viene de sin voz, para los griegos los infantes eran quienes no podían participar de la vida política. Ahora si entendemos que la infancia es también una construcción histórica que va mutando, es hora de escuchar qué tienen para aportar los niños y niñas, y la filosofía puede jugar un rol interesante ahí”.
Por Camilo Ratti
Fotografías: Irina Morán y gentileza Sergio Andrade
“El arte tiene que abrir sentidos, no cerrarlos”
Frente a un mundo infantil que por múltiples razones consume todo tipo de productos audiovisuales, Alfilo consultó sobre qué aporte puede hacer la literatura en el desarrollo del pensamiento abstracto en una generación habituada a la pantalla, y cómo impacta este fenómeno en el desarrollo de la imaginación. “La tecnología es una herramienta, no es ni buena ni mala en sí misma”, dice Andrade, quien participó en la redacción de los guiones de “Renata y Nazareno” y “Antón”, dos producciones que se vieron por la Televisión Pública hasta el año pasado, en Canal Encuentro y Paka Paka. “Más que defender el formato libro, hay que defender la producción artística, defender la literatura, que existe antes del libro y existirá después de él”, sostiene. Por esta razón, en las primeras Jornadas Latinoamericanas de Filosofía y Niñxs que se realizaron en la FFyH los días 3 y 4 de junio pasado, una de las invitadas fue la escritora cordobesa María Teresa Andruetto, quien participó con Andrade de un conversatorio que abordó el tema de la literatura en el aula. “A nosotros nos parece que hay que defender la literatura interesante, la polisemia, que los textos no tengan una única posibilidad de lectura. El arte tiene que servir para abrir sentidos, no cerrarlos. Con las herramientas y tecnologías que hoy están al alcance de los niños y niñas, lo que tenemos que buscar son estímulos para ellos. Lo que no nos parece interesante es lo que viene digerido, porque eso sí es subestimar al otro”, dijo frente a un auditorio colmado de docentes y estudiantes.
Un proyecto que crece
El Proyecto Filosofar con Niñxs se desarrolla en Córdoba desde hace ya veinte años en diversas modalidades e instancias de encuentro que abarcan todos los niveles educativos -Inicial, Primario, Secundario y de formación docente- así como espacios de educación no formal. Arrancó en 1995 con niñxs de nivel inicial y primer grado, en el Colegio Joan Miró de la ciudad de Córdoba. Un año después se hizo una experiencia en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, con niñxs de 10 a 12 años y desde 1997 el Proyecto emprende una propuesta en Nivel Inicial y Primario en el Colegio San José de la ciudad de Córdoba, que continúa hasta la actualidad como parte del cursado regular de los niños.
El proyecto además se ha realizado en otros espacios no escolares como Bibliotecas Populares (B. P. República Argentina, Casa Popular Cienfuegos, y Julio Cortázar) y ha participado en la realización de la serie de animación Renata y Nazareno y el mundo de los sentimientos (coproducida por Paka Paka, el Centro Experimental de Animación y la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC). Se viene realizando en la Escuela pública Cadetes de la Fuerza Aérea Argentina (un barrio periférico de la ciudad de Córdoba). Desarrolló encuentros de formación con docentes de nivel primario en el marco de la capacitación Filosofar con Niñxs en Jornada Extendida, ofrecida por el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. A instancias de la Secretaría de Extensión de la Universidad, en 2015 se llevó adelante una experiencia de taller en la Escuela Sarmiento de Mendiolaza, con niños de 4to Grado, abordando la problemática de las inundaciones en las Sierras de Córdoba. Se coordinaron desde el Proyecto talleres en la IV Feria Literaria Infanto-Juvenil en el Sitio de Memoria Campo de la Ribera, en agosto de 2015, y en los últimos 5 años ha realizado un Seminario Taller en la FFyH.
El equipo está conformado por los siguientes docentes, egresados y estudiantes de Filosofía: Sergio Andrade, Matías Borrastero, Mariana Cruz, Alejo González, Magalí Herranz, Sandra Lario, Maximiliano Romero, Constanza San Pedro y Dana Van Der May.
ANTON Trailer from Rosario Carlino on Vimeo.
Muy interesante propuesta, me gustaría poder capacitarme, espero me puedan mandar información. Gracias
Me gustaría recibir mayor información de la propuesta e implementación. Gracias! Muy interesante!