Rosana Guber estuvo en la FFyH y dictó un curso donde vinculó la investigación etnográfica con la experiencia aeronáutica militar durante la guerra de Malvinas. En su libro “Experiencia de Halcón” revela el desempeño heroico de los escuadrones de la Fuerza Aérea Argentina que, a pesar de su escasa experiencia y desventajas tecnológicas, lograron poner en jaque a la Royal Task británica durante el conflicto bélico de 1982. “Las guerras son hechos significativos para los pueblos. Si no las abordamos, nos perdemos la posibilidad de reflexionar sobre lo que nos sucedió” asegura en esta entrevista.
Antropóloga y escritora, especializada en el tema de Malvinas, Rosana Guber ha declarado que “la guerra es una actividad netamente cultural”. Subraya que de todas las especies, la humana es la única capaz de generar guerras. “Puede haber muerte de congéneres en otras especies. Pero la organización social y material para extinguir congéneres es propia de los humanos. Entonces lo que hay es un vasto espectro de cultura material aplicada a la guerra. Lo mismo hay en todas las civilizaciones: los campos de batalla son sitios arqueológicos. Las puntas de flechas son rastros de culturas, de grupos humanos”, asegura.
Desde esta perspectiva, en su último libro –“Experiencia de Halcón” –, Guber aborda un trabajo etnográfico profundo, donde no sólo revela el desempeño heroico de los escuadrones de la Fuerza Aérea Argentina en el único conflicto bélico en el que participó Argentina, durante todo el siglo XX. Guber pone el acento en conocer el lado humano de esta guerra.
Fiel a su profesión es observadora y precisa al responder. Además, cuestiona las miradas estereotipadas o reduccionistas que pretenden analizar la historia sin matices, o términos absolutos de blanco o negro. Bajo esta línea, opina que dentro de la academia, de los intelectuales, aún falta mucho por investigar sobre el tema de Malvinas. “Existe cierto tipo de tabú”, dice. “Quizás porque sobre Malvinas gravita una gran paradoja: Haber sido una guerra decidida bajo un régimen de facto, impopular, pero que sin embargo, en su momento, la sociedad argentina, en un amplio espectro, la respaldó por tratarse de la recuperación de nuestro territorio, que sigue estando bajo la dominación colonial de Inglaterra. Las paradojas no suelen tener una solución, pero si no las abordamos nos perdemos la posibilidad de reflexionar sobre lo que nos sucedió”.
- Dada su experiencia, ¿cuáles han sido los aspectos más positivos de emprender esta investigación, mediante un proceso etnográfico?
Nunca lo pensé en términos de positivo o ventajoso. Pero de hecho, si uno practica y promueve este tipo de conocimiento es porque cree en él, no sólo para reproducirse y para ocupar un lugar en el campo académico. En todo caso, considero que la investigación antropológica con base etnográfica produce un tipo de conocimiento mucho menos mediado y menos estereotipado o estandarizado que el que producen otras ciencias sociales. La mediación, claro está, es teórica y metodológica pero la instancia del trabajo de campo tal como lo concebimos y, sobre todo, como lo practicamos los antropólogos (que hacemos investigación) es crucial para abrir, para sorprenderse, para descubrir.
- No fueron muchas las investigadoras que abordaron Malvinas. ¿Qué la llevó a escribir un libro de las características de “Experiencia de Halcón”?
Corrijo. No son muchos los científicos sociales que han abordado el tema. En verdad, creo que la primera persona que conocí que trabajó el tema fue una mujer. Se llama María Isabel Menéndez y fue en 1984; lamentablemente después dejó el tema.
Yo empecé en 1988-89 estando en Estados Unidos cursando mi doctorado. Uno de los resultados de aquella primera etapa (1989-1999) fue un artículo sobre qué había hecho la Fuerza Aérea Argentina con Malvinas (con, no durante; me refería a la memoria institucional). Me llamaba la atención que era tan distinto de lo que habían hecho la Armada y el Ejército. ¡Y había sido la misma guerra!
En base a mi trabajo de campo con historiadores aeronáuticos, un extraordinario piloto/pintor que vive aquí en Córdoba, Exequiel Martínez, y algunos pilotos de caza, escribí un artículo académico, «Bautismo de fuego, gracia de Dios» que publiqué en la revista colombiana de antropología Tabula Rasa. De allí, fue levantada por Pablo Calcaterra, un argentino que estudia la guerra de Malvinas y sobre todo sus misiones aéreas, que reproduce en aeromodelismo y en presentaciones históricas de cada avión; es un biógrafo de aviones. A Pablo le encantó el artículo y por él llegó a Antonio ‘Tony’ Zelaya, quien había sido capitán de escuadrilla en 1982. A Tony se le ocurrió que yo podría escribir sobre su experiencia y la de los que allí quedaron. Esto sucedió en 2008. La investigación terminó a mediados de 2015 y mandé el libro a la editorial en agosto.
- Teniendo en cuenta que la guerra de Malvinas se produce bajo los mandos de la última dictadura cívico-militar, ¿cómo logró rescatar la actuación heroica de la Aeronáutica?
Tony me encomendó que rescatara «la parte humana de la guerra». Como antropóloga que soy no demoré en darme cuenta que lo humano no es ni subhumano (kamikazes) ni sobrehumano (héroes). La actuación fue desmedida, es cierto, pero lo interesante es decir con respecto a qué: a qué estándares y a qué expectativas. Una desmesura no sólo humana sino entrenada y absolutamente profesional. En cuanto a «bajo los mandos de la última dictadura cívico militar» yo más bien diría que lo que hicieron los soldados (todos: conscriptos, suboficiales y oficiales) en la guerra y en los distintos frentes fue muy distinto que lo que hizo la conducción política. Quizás los militares son las principales víctimas de su propio régimen y orden de cosas. Saber combatir, estar entrenados para ello y, sin embargo, carecer de una conducción hábil, efectiva y comprometida una vez que la guerra se planteó como inevitable.
Como antropóloga, Guber no deja de reflexionar en relación a la guerra. Considera que son hechos sociales significativos para los pueblos. “A lo largo de la historia, los Estados se han configurado alrededor de las guerras”, explica. “Guerras territoriales, guerras de independencia. Y al igual que el capitalismo, en la actualidad, las guerras se flexibilizan, adquieren nuevas formas. En ellas se ponen en juego causas colectivas. Muere mucha gente”.
- En el caso de Experiencia Halcón, ¿cuáles fueron los aspectos que más la conmovieron?
Descubrir, descubrir siempre. Como contemporánea de la guerra, pero contemporánea civil, del medio universitario y sin relación con el mundo militar salvo el que tuvimos y sufrimos todos los argentinos, esta investigación, empezando por Calcaterra y el Tony me dieron la oportunidad inmensa de aprender y de saber.
Como te decía, Malvinas es, por su centralidad política y por su carácter eminente-y aparentemente-castrense, una caja negra para los argentinos. Incluso para muchos familiares de los veteranos. Jamás olvidaré cómo lloraba un suboficial de Villa Reynolds, la localidad donde está la V Brigada Aérea de donde salieron los pilotos de A-4B Skyhawk que se llamaron originalmente «halcones» (por eso Experiencia de halcón). Digo, cómo lloraba porque un sobrino que iba a la Universidad (la UNC) le había dicho que aquello había sido una guerra absurda de los dictadores.
Es verdad: las guerras son absurdas porque consisten en matar a congéneres de manera organizada y planificada (eso lo saben principalmente los que participan en una guerra, no hay que aclarárselos). Entonces, lo que este suboficial lloraba era que en su propia familia él no pudiera transmitir su experiencia; era verse no reconocido por un pariente; él, que se había pasado las noches remendando los aviones dañados en la misión de la jornada, para poder volar otra misión el día siguiente; él, que se había pasado las noches de casi dos meses a la intemperie en Río Gallegos, en el otoño más frío de los últimos tiempos; él, que había visto volver a los sobrevivientes desencajados por ver, para siempre, despedazarse a sus camaradas. Él, que había puesto todo, quedaba reducido a la nada. Él y muchos otros lloran abiertamente o en silencio, en voz baja y a los gritos haber peleado en una guerra cuya causa (digo causa, no guerra) apoyaron todos los argentinos dentro y fuera del país, de entonces.
Desde el 14 de junio él y muchos otros quedaron pegados al absurdo, a la dictadura, a la conducción político-estratégica. Los que hicieron bien las cosas quedaron del lado malo de la historia. Y nosotros, todos nosotros, nos quedamos sin su extraordinaria experiencia. Este libro, que es en verdad una investigación, trata de ayudar a recuperarla.
En la misa que se llevó a cabo en la iglesia del Vicariato Castrense, en la ciudad de Buenos Aires, el domingo 10 de julio, después del desfile de los veteranos de Malvinas –añade Guber –el párroco Padre Martin Braj me conmovió cuando terminó su sermón diciendo: “Debemos ser sensibles al dolor del prójimo, no sólo al nuestro. A los dolores de todos”.
Texto y fotos: Irina Morán
Rosana Guber
Investigadora del CIS-IDES/CONICET, directora del Centro de Antropología Social del IDES (Instituto de Desarrollo Económico y Social) y de la Maestría en Antropología Social IDES-IDAES/Universidad Nacional de San Martín. Ha desarrollado sus inquietudes en tres libros sobre Malvinas: De chicos a veteranos (2004/2010), ¿Por qué Malvinas? (2001), y Experiencia de halcón (2016). Además, es autora de libros como El salvaje metropolitano (1991); La etnografía, método, campo y reflexividad (2001); La etnografía método, campo y reflexividad (2001); entre otros. Este año ha sido distinguida con el premio Premio Konex, en la disciplina de Arqueología y Antropología.
Del 5 al 9 de septiembre de 2016, dictó en la FFyH el Curso de Posgrado “La experiencia aeronáutica militar y la experiencia etnográfica: reflexividades en reciprocidad” y la charla abierta «Tengo conciencia metodológica, no soy metodóloga», organizada por el Departamento de Antropología.
Yo lo lei es un muy buen trabajo logro llegar a la profundidad del pensamiento de un soldado
Que puedo comentar yo que amo alabo a nuestra fuerza aérea desde mi esposo y familiares que dentro de la fuerza se jugaron la vida DIOS BENDIGA a los combatientes y a toda la fuerza .Con mis casi 90 años moriré con mis bendiciones para todo lo que la Aeronáutica me dió