Del 25 al 31 de marzo se realizó el primer viaje de estudios de la carrera de Antropología de la FFyH al noroeste argentino. Participaron 76 estudiantes de segundo y tercer año, que visitaron museos, sitios arqueológicos y comunidades indígenas.
“Esto forma parte de la integración de los alumnos, que no pasa simplemente por sentarse en un aula y verse dos horas por día. Ahí estabas compartiendo un tiempo con los que van a ser tus colegas en el futuro”, dice Andrés Robledo. “Además de compartir las problemáticas como estudiantes, podemos ver que entre 80 personas que estábamos arriba del colectivo había un sentimiento común y una pasión en común, no solamente con la arqueología y la antropología. Será un recuerdo histórico para el que termine la carrera”, completa Emilia Torres. Ellos son dos estudiantes de tercer año de Antropología que fueron al primer viaje de estudios de la carrera a las provincias de Tucumán y Catamarca a fines de marzo pasado.
La actividad se planificó desde hace un año y se pudo llevar a cabo con el apoyo del Programa de Apoyo y Mejoramiento a la Enseñanza de Grado de la Secretaría de Asuntos Académicos de la UNC y de la Facultad. Con eso, se solventó el gasto de los colectivos.
Así, los 76 estudiantes de segundo y tercer año, junto con dos docentes -Mirta Bonin de Arqueología Pública y Andrés Laguens de Problemáticas dela Arqueología-y Soledad Ochoa, secretaria de la carrera, recorrieron parte del noroeste argentino. Los tres ejes principales del viaje fueron conocer sitios arqueológicos (algunos abiertos al público y otros no), museos y comunidades indígenas, donde conversaron con sus representantes y caciques, además de investigar sobre otros aspectos como el paisaje, la vegetación y las problemáticas sociales.
Tucumán
Aunque el viaje empezó en el momento que subieron al colectivo frente a la plaza Vélez Sárfield, cerquita del Museo de Antropología, la primera parada “oficial” fue en Tafí del Valle, en la provincia de Tucumán. “Allí fuimos a hablar con una arqueóloga local, que se llama Bárbara Amarante, quien les explicó a los estudiantes qué tipo de arqueología hace con las comunidades e hicimos un día de ejercicios arqueológicos”, cuenta Laguens.
Emilia agrega que esta actividad les sirve para “ver cómo es la realidad y los aportes al desarrollo profesional en los distintos campos que tiene de actuación” un antropólogo. “No sólo encerrados académicamente, sino también como sujetos políticos o miembros de la comunidad”, dice. “Otro aspecto que pensaba es también la construcción de conocimiento desde otra perspectiva, no de lo áulico y cerrado, con un orador y un receptor, sino también en este ida y vuelta a partir de la experiencia, con sensaciones como pueden ser escalar una montaña o ver otro tipo de construcciones”, indica.
El próximo destino fue Amaicha del Valle, también en Tucumán. Allí visitaron la única comunidad indígena del noroeste que tiene un reconocimiento sobre las tierras desde el siglo XVII, cuando el rey español le otorgó una cédula real. “Se produjo un diálogo muy interesante, estuvimos varias horas charlando sobre las luchas actuales, sus problemas y cómo se gestó el movimiento indígena de Amaicha”, agrega el docente y coordinador del viaje.
Por otro lado, Andrés, el estudiante, señala: “Los lugares que estuvimos visitando tienen problemáticas sociales actuales y complejas, como en Catamarca con la mega minería y en Tafí del Valle con los problemas inmobiliarios, y nos vimos influenciados directamente, porque estábamos caminando por esos mismos lugares”.
El recorrido siguió por las ruinas de Quilmes, uno de los sitios arqueológicos más importantes del noroeste. El símbolo de la resistencia calchaquí. El lugar está gestionado por una comunidad indígena local y un representante los recibió para contarles sobre su situación actual.
Catamarca
Del Jardín de la República el colectivo cruzó a una provincia que a muchos argentinos les falta descubrir: Catamarca. El primer rincón fue Santa María, donde visitaron el museo arqueológico y los recibió un funcionario dela Dirección de Antropología de la Provincia. “Él contó lo que significa hacer arqueología localmente, además de los problemas políticos y administrativos que significa gestionar el patrimonio”, relata Laguens. Ahí también fueron hasta un sitio arqueológico muy difícil de acceder y que no se encuentra recuperado para el público, llamado Loma Rica.
El itinerario siguió por Punta de Balasto, donde se encuentra la comunidad Ingamana y dialogaron con el cacique sobre sus problemas, sobre todo con el agua, y visitaron su museo. Después se dirigieron al museo y a la capilla histórica de Hualfin. Allí se enteraron del fallecimiento de Alberto Rex González, uno de los pioneros de la antropología en Argentina. Justamente, ese lugar fue uno de los tantos donde trabajó el maestro de numerosas generaciones de arqueólogos, que tenía 93 años.
En Belén, los estudiantes tuvieron un fructífero diálogo con Darío Iturriza, quien hace arqueología comunitaria y trabaja con las comunidades locales. Finalmente se dirigieron al sitio “El Shincal”, la última fortaleza inca. “Lo bueno de haber estado ahí es ver el día a día de esos antropólogos, con sus dificultades y relaciones con las otras personas y entre los mismos académicos, en cuanto a qué es lo que se construye y cómo se hace”, afirma Emilia.
Cabe destacar que en cada lugar se llevaban a cabo charlas de cómo trabajar y de historia local, más una pequeña clase con la bibliografía que habían leído antes de ir. “Es una experiencia que sirve para vivir todo lo que se está enseñando en clases. Ver sitios arqueológicos, dialogar con las comunidades y observar los problemas locales, ya que cada una de ellas tiene los suyos y su propia historia, es una experiencia muy buena porque cambia la idea de la arqueología”, dice Laguens.
Andrés estudiante concuerda con el profesor. “El viaje nos sirvió para ver una parte práctica y concreta de lo que serían los contenidos de la carrera. Tener un contacto más directo con las comunidades e ir visitando sitios arqueológicos y compararlos. No es algo que uno termina de entenderlo en un texto o viendo en una foto, sino que está ahí y lo podés interpretar en el lugar”.
Finalmente, Laguens asegura que la idea es repetir el viaje todos los años. “Como un viaje de fin de primer año, para vivir la experiencia de lo que empezaron a ver en las cátedras. Es un tipo de aprendizaje único”.
Galería de imágenes
Videos
Fotografías y videos: Gentileza Andrés Laguens.
Qué bueno! Me encantó recordar este hermosísimo viaje con los estudiantes de antropología, Soledad y Andrés! Fue un gusto haberlos podido conocer y tratar más a todos/as, espero que podamos repetirlo en el 2013!
Con afecto,
Mirta