Daniela Domínguez escribe su tesis de Licenciatura en Antropología sobre las memorias de los pobladores de Santa Lucía, donde funcionó el ingenio y la base militar durante el Operativo Independencia. Para llevar adelante este trabajo, obtuvo una Beca de Iniciación a la Investigación en 2015. En un momento de crisis para la ciencia por los recortes anunciados por el gobierno nacional, la FFyH abrió una nueva convocatoria para estudiantes avanzados de todas las carreras de la Facultad.
“Memorias entre cañaverales. Un abordaje antropológico sobre las memorias del Operativo Independencia en Santa Lucía. Tucumán”, es el nombre del trabajo de tesis de Licenciatura en Antropología que Daniela Domínguez encaró en 2014, y que tomó un nuevo impulso al año siguiente, cuando fue seleccionada para recibir una Beca de Iniciación a la Investigación, que todos los años entrega la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. La nueva convocatoria para presentar proyectos está abierta desde el 1 de diciembre hasta el 24 de febrero de 2017.
“Fue un incentivo a lo que ya venía haciendo, no sólo por el estipendio económico, sino porque ese dinero me ayudó a solventar viajes a Tucumán y comprar material”, cuenta Domínguez sobre la beca, y subraya no sólo los efectos económicos tangibles de este estímulo a la investigación: “Fue importante para tener un margen de tiempo a la hora de escribir la tesis”.
Bajo la dirección de Mariana Tello Weiss, docente del Departamento de Antropología e investigadora del Espacio para la Memoria “La Perla”, Domínguez señala que la beca le permitió “aprender mucho y poner en crisis lo que venía haciendo. Formarse sobre la marcha te sirve para bajar a tierra lo que venís investigando, leyendo, escribiendo, y fundamentalmente te obliga a organizar el trabajo de investigación. Para mí fue un aprendizaje profesional”.
En el mismo sentido, se refirió al Foro de Iniciación a la Investigación que se realizó en el Pabellón Residencial de esta Facultad el pasado 27 de octubre: “Estuvo bueno para no sentirte tan solo en la investigación, fue un ámbito de discusión muy valioso, y en lo personal me sirvió para ver la diversidad temática que existe en la FFyH”.
Candelaria de Olmos, secretaria de Investigación, Ciencia y Técnica de esta Facultad, resaltó que “este primer Foro buscó generar un intercambio entre estudiantes y egresados que ya habían finalizado sus becas y aquellos que, habiéndola obtenido para el período en curso, recién comenzaban el desarrollo de sus investigaciones. Unos y otros dieron cuenta de hasta qué punto la tarea de investigar, que está asociada a la producción de conocimiento, requiere a su vez de conocimientos específicos”.
De Olmos también destacó que “el intercambio fue enriquecedor para los que nunca habían postulado a una beca, y para los que quieran hacerlo en esta nueva convocatoria, así como para los docentes e investigadores que, de una u otra manera, acompañamos a nuestros estudiantes a dar los primeros pasos en la tarea de investigar”.
El proyecto
Domínguez define su investigación como “un trabajo sobre memorias, que a diferencia de la historia oral parte desde el presente. El eje está en cómo recuerdo hoy lo que pasó, y qué se hace con esos recuerdos”, aclara, para luego resaltar que en la elección de su trabajo “fue determinante haber nacido y crecido en San Miguel de Tucumán en los ´90, es un factor que atraviesa y configura mi mirada acerca del tema que elegí”. Sobre este punto, añade que “en 2014 tuve la oportunidad de conocer Santa Lucía, un poblado ubicado en el departamento de Monteros, al sur de la provincia, y en esa primera visita, en la que conversé con algunos pobladores, quedé completamente deslumbrada con este lugar y con las historias que estas personas tenían para contar”.
Para la ex becaria, “Santa Lucía generó una fascinación total. Es un poblado muy pequeño localizado en una zona periférica de la provincia y sin embargo ha sido epicentro de algunos de los eventos más relevantes de la historia reciente de Tucumán: fue uno de esos pueblos que nacieron, crecieron y giraron en la órbita del ingenio azucarero, una actividad que tuvo un rol central en la historia, en la política y en la economía tucumana. A su vez, el pueblo se transformó en sede de una base militar y de un Centro Clandestino de Detención, en el marco del Operativo Independencia en febrero de 1975”. Como advierte Domínguez, “esto no es casual, sobre todo si se lo entiende desde su ubicación geopolítica: Santa Lucía estaba dentro del monte tucumano donde se ubicaba un campamento de la famosa Compañía del Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP”.
Lo que Domínguez se propuso indagar fueron las memorias que se construyen en torno al Operativo Independencia en el pueblo de Santa Lucía: “Me pregunto sobre las continuidades que existen entre los eventos represivos que caracterizaron la década de los ´60 y ´70 y en particular el Operativo Independencia, y las prácticas, subjetividades, y relaciones sociales y políticas que se fundamentan en las memorias que construyen los habitantes del pueblo en torno a esa época”.
Como ella misma aclara al principio de su investigación, los interrogantes giran en torno a la sociedad santaluceña, tucumana y argentina del presente, “entendiendo que las relaciones de poder no sólo suprimen, censuran y castigan, sino que también producen, seducen y generan, como sostiene Michael Foucault, uno de los autores que utilizo en mi análisis”.
Son esas memorias locales las que permiten “dar cuenta de las maneras en que la gente concibe, a la luz de ese pasado, la política y la violencia, las relaciones con el Estado y su propia comunidad”, sostiene Domínguez, quien para abordar su proyecto apela a los estudios que indagan sobre las tecnologías clandestinas de represión política, con autores como Pilar Calveiro y Eduardo Duhalde, los trabajos sobre memoria y Derechos Humanos que hicieron Elizabeth Jelin, Ludmila Da Silva Catela y Emilio Crenzel y aquellos que abordan la experiencia de lucha armada y el debate sobre la violencia política, como Calveiro y Tello, su directora.
Mirada etnográfica
Para abordar el objeto antes planteado, Domínguez se propuso un abordaje de tipo etnográfico: “Me pareció el enfoque adecuado ya que la investigación apunta a indagar acerca de diferentes significaciones y prácticas que se dan en torno al pasado reciente. La aplicación de métodos y técnicas cualitativas como la entrevista etnográfica, la observación participante y el análisis de documentos, fueron las herramientas principales de indagación”.
Así, el enfoque etnográfico que da preeminencia al punto de vista nativo, contribuyó a rescatar aspectos que no estarían representadas en los documentos, estadísticas o en los discursos oficiales sobre la época. A través del registro de nueve testimonios con pobladores de distintas edades –inclusive de algunos que no vivieron el período analizado-, Domínguez reconstruye las memorias de un lugar atravesado por la lucha obrera, la violencia política, el terror y la organización popular, con algunos ejes comunes que se repiten: “Lo primero que salta a la vista en las entrevistas es un pasado glorioso del ingenio. Hay una nostalgia de aquella época, aún en aquellos que no fueron trabajadores del ingenio, que sigue siendo parte de la memoria. Son relatos de tres generaciones”.
Otro aspecto llamativo para Domínguez, es que el terror empieza mucho antes del Operativo Independencia, y está directamente relacionado a otra decisión castrense, aunque más política que militar: “El quiebre, el comienzo del horror es el cierre del ingenio, no la puesta del Operativo Independencia. Es el cierre de los ingenios decididos por Onganía entre el 66 y el 69 lo que genera pobreza, desesperación, supervivencia. Por eso la represión viene de mediados de los 60, cuando se produce el asesinato de Hilda Guerrero de Molina, que se convierte en heroína de la resistencia obrera- campesina”.
Tan naturalizada estaba la violencia y la represión, que en las entrevistas que la investigadora realizar con los pobladores santaluceños, el 24 de marzo de 1976 “se vivió como un día más, porque Santa Lucía ya estaba militarizada. Lo más importante es la instalación de la base, mucho más que el Operativo en sí. La base habla del aislamiento, la inseguridad y la impunidad que provocan los militares. Nadie en Santa Lucía explicaba nada de lo que estaba pasando y vivían sometidos a la violencia”.
De todas maneras, fue tan feroz la represión ilegal que pone en marcha el Operativo, que eso está presente en quienes estuvieron secuestrados: “Ese es el motivo y eje central de los relatos de las personas que padecieron eso. Y son relatos bien puntillosos, que luego sirvieron como prueba documental para armar los juicios que se están llevando a cabo en Tucumán. Por ejemplo, muchos hablan del “sótano”, que era una de las bodegas del ingenio, que estuvo sellado durante décadas. Es más, está el mito de que ahí están los desaparecidos, porque muchos de los desaparecidos de Santa Lucía eran obreros”.
Recuerdos de la muerte
A partir el método de la entrevista etnográfica, los entrevistados evocan un pasado atravesado por la violencia y la represión: “Las figuras que están muy presentes en los recuerdos y el imaginario del pueblo son las de los ex generales Acdel Vilas y Antonio Bussi, que son los jefes del Operativo Independencia. Y Bussi sobre todo, porque fue quien siguió al mando de la represión, tanto en el plano militar como político, y luego, ya en democracia, como gobernador de Tucumán. De él se conserva una imagen terrible, porque pensaba, y así lo transmitía por todos los medios, que estaba en Vietnam”.
Aunque para muchos otros argentinos pueda resultar un dato anecdótico, o reservado a especialistas en la temática represiva, para los pobladores de Santa Lucía está muy presente la visita que hizo Isabel Perón en su carácter de presidenta, quien viajó en jeep hasta la base militar instalada en el ingenio, como un gesto político fuerte de acompañamiento a la decisión de haber dado luz verde a la represión en esa provincia. “Acá vino a declararnos la guerra”, cuenta Domínguez que dicen los pobladores de Santa Lucía.
Para la investigadora, otro dato importante que surge de sus entrevistas es que “la base militar reemplazó la figura y el rol que tenía el ingenio en la comunidad, y toda la vida social del pueblo giraba en torno a ésta”.
También le impactó la mirada que tenían los pobladores, los campesinos, sobre la guerrilla: “Para ellos los guerrilleros eran como `gente de afuera´. Y no lo dicen de manera despectiva, porque valoraban que eran personas con ideales, pero había una clara diferenciación visual. Es notable que se refieran a ellos o ellas como `blancos, lindos o lindas´”.
La posibilidad de viajar a Tucumán a partir de la beca, permitió a Domínguez profundizar la relación con sus entrevistados. Y desde una relación de confianza, llegar al fondo en los relatos: “En la relación con la guerrilla se produce un quiebre luego de un ajusticiamiento que hizo el ERP con dos personas, uno era policía y el otro obrero. Se genera mucha indignación por la muerte de Zaraspe, que para ellos `era un vecino nuestro´. No así con el comisario, porque alguna manera podía justificarse al ser miembro del aparato represivo”.
De todas maneras, la investigadora cuenta que “en general la historia de la guerrilla está en el imaginario, forma parte del paisaje tucumano, porque existe una tradición de lucha en Tucumán que no es reivindicada hoy ni siquiera por la militancia. Esta fue una provincia donde el gremio de los peones azucareros, la Fotia, te podía parar económicamente la provincia. Y fue el primer territorio en el que se eligieron diputados nacionales obreros que no respondían al peronismo, si no que eran marxistas. Son experiencias olvidadas, y creo que es el aporte que pueden hacer las investigaciones sobre la memoria. Lo mismo que con los ingenios, que son parte de nuestro presente, de la vida urbana, aunque estén cerrados. El ingenio era el Estado, a su alrededor giraban todas las instituciones y fuerzas vivas de la sociedad de Santa Lucía. Y tanto los cierres de los ingenios primero, como la implementación del Operativo Independencia, fueron proyectos disciplinadores. Y es fuerte constatar cómo hasta el día de hoy se mantiene la precarización laboral”.
La prueba piloto de la represión ilegal en la Argentina
El Operativo Independencia fue una incursión militar que se realizó en febrero de 1975 a partir de la firma del decreto 261/75 en la provincia de Tucumán, bajo la presidencia de Isabel Martínez de Perón, quien terminó aceptando el procedimiento represivo por presión de los jefes del ejército, su ministro López Rega y algunos sectores de su propio partido.
El ejército se instaló en el sur de la provincia con base en el Ingenio de Santa Lucía, y su metodología principal fue el secuestro, la reclusión de los detenidos desaparecidos en Centros Clandestinos de Detención, el uso de torturas y posterior asesinato y desaparición de los cuerpos de las víctimas o liberación de los detenidos. También se multiplicaron los mecanismos de control sobre la población civil y se emprendieron campañas destinadas a legitimar la acción de las fuerzas armadas.
“Es importante remarcar que el Operativo Independencia no inaugura la represión en Tucumán, sino que se monta sobre una serie de hechos previos como el asesinato de luchadores populares, las prácticas de torturas, la desaparición de activistas, y la legitimación de la figura del subversivo”, sostiene Domínguez citando el trabajo “Las prácticas sociales genocidas en el Operativo Independencia en Famaillá, Tucumán. Febrero de 1975 – Marzo de 1976”, de Margarita Cruz, Ana Sofía Jemio, Ezequiel Monteros y Alejandra Pisani.
“En definitiva, el Operativo modifica la metodología y la intensidad de prácticas represivas que ya venían siendo practicadas hace tiempo en la provincia. Implicó, asimismo, la estigmatización y persecución de los sectores en lucha así como la construcción de un consenso con la sociedad civil que avalara la represión. El Ingenio no era sólo la principal fuente de trabajo de los pobladores sino también el núcleo de la actividad política y social del pueblo. A partir del Ingenio funcionaban servicios tan básicos como el hospital, la recolección de la basura, el almacén local, el club social, el club deportivo, todo”.
Por Camilo Ratti
Fotos Santa Lucía: Gentileza Daniela Dominguez.
Dejar una contestacion