“El instante”
Con todas las fotos, del día de la lectura de la sentencia de la “Megacausa la Perla” en Córdoba, ante mis ojos, reviví el instante mismo del aplauso posterior a conocer la resolución del tribunal.
Esa ovación hermanada por una mezcla de dolores y alegrías compartidas, que habían sido silenciadas y retenidas durante más de 40 años de espera, se expresaban abierta y libremente. Instante interminable, inolvidable…eterno!.
Palabras
Cuando volví a las fotos mi memoria recreó aquel sentimiento de gratitud que sentí durante el aplauso y que hoy quisiera convertir en palabras de agradecimiento a todos los que hicieron posible ese momento, a mis compañeras de lucha que lucen en las fotos con sus pañuelos blancos, a todos los sobrevivientes de los terribles campos de concentración y de las cárceles del terrorismo de estado, que dieron su irremplazable testimonio en el juicio, a todas las personas de bien que declararon lo que sabían y aportaron una contribución importantísima en el conocimiento de la verdad de los hechos aberrantes que se juzgaban, a todos aquellos que con su ciencia, profesión, arte, esfuerzo, compromiso y determinación, contribuyeron decididamente a que el juicio se realizara y se lograra justicia, a los jueces del tribunal Federal Oral N° I de Córdoba que escucharon respetuosamente durante 4 años, las torturas, las muertes, las desapariciones, a las que fueron sometidas las víctimas directas, los padecimientos de las familias que los buscaban y buscan, los sufrimientos de buena parte de nuestra sociedad, ante las medidas represivas de los dictadores, ante el silencio implantado, ante la ruptura de las redes de contención y solidaridad social y política y que comprendiendo que la justicia, no puede ser sorda, ni ciega, ni indiferente, ante tamaño sufrimiento, DECIDIÓ conforme a la normas vigentes…al necesario respeto a la condición humana y a los derechos de todas las personas implicadas en la causa, el veredicto que el presidente del tribunal LEYÓ ante los presentes y que hizo estallar el aplauso que aún resuena en mí.
Agradecer también a las autoridades y funcionarios de Córdoba que tuvieron el valioso gesto de acompañarnos en ese momento tan especial, a las autoridades y funcionarios nacionales que estuvieron presentes y que definieron y llevaron adelante el concepto de que el respeto por los derechos humanos es una cuestión de estado, a los miles y miles de personas que nos esperaban en la puerta del tribunal y en especial a todos los jóvenes que con su alegría y creatividad hicieron de ese día un verdadero día de fiesta.
A todos aquellos que no participaron directamente de la lectura de la sentencia o del acto, pero que desde el lugar donde se encontraban nos mandaban mensajes de apoyo, y también…a los que no pudieron o no se animaron a estar presentes, pero que sin embargo, sintieron alguna lágrima resbalar por su rostro al saber de los padecimientos sufridos, algún temblor en su cuerpo como signo de aprobación a la decisión judicial, algún signo de esperanza para nuestra limitada e indefensa humanidad.
Y por supuesto…a los que no están…pero que desde sus fotos que hoy son levantadas por otros jóvenes como una bandera de verdad, de memoria y de justicia, nos alientan.
Reflexiones
Hicimos bastante y es bueno festejarlo unidos, pero aún nos falta mucho, sobre todo en este momento en que aparecen nuevamente los negacionistas que pretenden volver atrás las conquistas y derechos fundamentales alcanzados internacionalmente.
Los que se rascan solos y pretenden una república para pocos, donde queden sin protección los humildes, los trabajadores, las mujeres, los niños, los pueblos originales, etc, etc, nos deben poner en alerta, nos deben incentivar a reflexionar y trabajar todos los días para NO DAR NI UN PASO ATRÁS.
Por último quiero contarles que pensarme con otros y actuar también con otros fue una enseñanza que aprendí de mi hija Silvina, y hoy veo que fue la mejor enseñanza que me regaló la vida.
Por Sonia Torres
Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo Filial Córdoba