Durante dos años se dictó un Taller de Escritura y Lectura de cartas en la cárcel de mujeres de Bouwer. La experiencia se desarrolló en el marco del Programa Universitario en la Cárcel (PUC) con el apoyo de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Del trabajo sostenido y colectivo surgió la publicación de un libro compuesto por las producciones de más de veinte mujeres privadas de su libertad. A través del financiamiento colectivo, Las del mundo al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel será presentado en el mes de noviembre.
Escribieron durante dos años. 2015 y 2016. Colectivamente y en soledad. Mensajes diferidos en el espacio y el tiempo, de eso se tratan las cartas. Cuando llegan a destino alguien recibe, lee y, con el sobre desgarrado en un extremo, el acto se completa, se cierra. A veces no, hay lugares y momentos donde las cosas suceden diferentes. En la cárcel los sobres cerrados contienen cartas vacías, esas palabras, aparentemente indelebles, ya se fueron. Casi en simultáneo, mientras alguien intenta plantarlos en papel, los escritos se escapan. Aquello que en principio no será leído por sus destinatarios/as, libera, caprichosamente, a las remitentes.
Más allá de lo propuesto por las docentes en las tres horas de encuentro semanal, Ángel dice que en el taller escribían sobre muchas cosas: “Era un lugar en el que podíamos expresarnos libremente, sin tapujos. No había nadie controlándonos. Si queríamos putear puteábamos y si queríamos llorar llorábamos. Los sentimientos estaban a flor de piel”.
La elección de los seudónimos también fue parte del trabajo en los encuentros. Cuenta Ángel que al suyo lo eligió su amiga Laura. Meses después, una carta se vació precipitadamente. Urgentes, las palabras, despidieron a “la Laurita” para siempre.
“Cometas de colores volando alto y libres. Dragones con su fuego saliendo como grito contenido, señal fabulosa de un interior destellante”
Inevitablemente, el afuera, el adentro, el antes, el durante y el después comenzaron a mezclarse con las planificaciones propuestas por Marcela Carignano, Flavia Romero, Julia Monge y Lucía Scoles, las responsables del taller. Sobre la base propuesta, que consistía en trabajar con cartas de personajes históricos y en torno a diferentes ejes temáticos, el taller abrió muchas otras posibilidades: “Al no haber una definición de cómo se hace una carta, el formato nos permitía trabajar la relación entre lo personal, lo político y muchas otras temáticas de manera descontracturada”, explican las coordinadoras, y cuentan que cada semana se encontraban con producciones mucho más potentes que lo propuesto en las consignas.
“Vivir es leer permanentemente el universo. Escribir es la otra cara de la misma moneda, por lo tanto, mientras vivimos, escribimos mentalmente, uno o varios momentos interminables”
Si bien la mayoría de las responsables del taller habían participado de experiencias educativas en situación de encierro, hacía varios años que la Facultad de Filosofía y Humanidades no se vinculaba con la cárcel de mujeres, y eso generaba un plus de expectativa. Sabían que una propuesta centrada en la escritura y lectura de cartas no era lo habitual. En relación a esto, Flavia recuerda que antes de presentar el proyecto conversaron con personas que habían trabajado en la cárcel de mujeres y el consejo fue unánime: “Tienen que dejarles algo. Algún objeto que ellas puedan regalar a sus visitas”. Las universitarias, premonitoriamente, tampoco se ajustaron a la consigna.
“Allá adentro hay pocas cosas que se esperan con ansiedad: la visita y todo lo que te saque de la rutina”, recuerda Ángel que hoy se encuentra en libertad. “Este taller era diferente porque las cartas nos permitían jugar con cosas que ahí adentro no podríamos haber dicho. Escribir es muy distinto a estar hablando. En un lugar donde está tan marcado el control físico, poner a jugar la mano era muy significativo para mí”, enfatiza.
“Acá es vivir el día a día y tratar de sobrevivir y esperar a que todo pasa, todo vuelve, todo llega”
El libro Las del mundo al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel está organizado en seis ejes que también fueron pensados en el espacio del taller: Cruzar el espejo de nuestra realidad / Presas pero no muertas. Sólo nos separa una reja / Mujeres dignas, lugar indigno / Anidar en una jaula / Desamor y amor tras las rejas. Cada uno de estos títulos reúne los escritos según las temáticas sobre las que hablan. A diferencia de otros libros, éste cuenta con tres índices. Uno general, otro con los seudónimos elegidos por las autoras y un tercero denominado “índice por lector/a”. Este último es un espacio en blanco que invita a responder las cartas de puño y letra. Ahora sí, las palabras que antes escapaban hoy enlazan el afuera y el adentro. Así como a las remitentes las modificó escribirlas, entre ellas y quienes lean estas cartas se estrechará un vínculo que, aunque invisible, permanecerá indeleble.
Para la compra anticipada a $180 comunicarse con Las del mundo al revés
Texto: Georgina Ricardi
Fotos: Marcela Carignano
Secretaría de Extensión – FFyH – UNC