El regreso a la patria financiera

Silvia Morón, profesora titular de Economía Política en la Escuela de Historia de la FFyH, presenta una reseña del libro «Endeudar y Fugar, un análisis de la historia económica Argentina de Martínez de Hoz a Macri«, una investigación que analiza en profundidad los cambios que produjo la dictadura de 1976, y cómo ese modelo de valorización financiera que reemplazó al de industrialización por sustitución de importaciones sigue vigente y recobró vitalidad a partir de 2015.

El gobierno de la alianza Cambiemos ha puesto en marcha, desde diciembre de 2015, una reconfiguración del modelo económico-social. Como lo expone Endeudar y Fugar se están trazando los contornos de lo que podemos llamar una nueva hegemonía neoliberal basada en la profundización de un régimen de acumulación por valorización financiera.

El aumento de la deuda y la fuga de capitales a un ritmo sin precedentes, los déficit crecientes en la balanza comercial, el fuerte desequilibrio en las cuentas públicas -fundamentalmente por la disminución de ingresos del Estado que gravaban a sectores concentrados del capital- y una fuerte suba de la carga de intereses de la deuda, la reducción de subsidios a servicios básicos que dan por resultado los tarifazos y la reforma tributaria a favor de los que más tienen, son algunos de los efectos de este proceso de acumulación.

A esta lista debemos agregar la continua expulsión de trabajadores del sector industrial y de servicios, el debilitamiento de la red de protección social y la pérdida de derechos por parte de amplios sectores de la población por el cierre de programas, la persistente reducción del salario real que profundiza la regresividad en la distribución del ingreso, anuncios de reforma laboral en contra de los trabajadores, un disciplinamiento y desprestigio a los sindicatos, la persecución política, el encarcelamiento arbitrario y la desaparición forzada de una persona por parte de las fuerzas llamadas de seguridad.

Todos y cada uno de estos aspectos de nuestra realidad se nos presentan de manera predominante como aspectos desvinculados, como si se tratara de asuntos que no guardan relación alguna. Sin embargo,  luego de la lectura de los trabajos contenidos en este libro, podemos resaltar que constituyen un entramadado esencial para imponer un régimen de acumulación que tiene como resultado una profunda y cada vez más amplia exclusión social.

Endeudar y Fugar es un trabajo imprescindible, necesario para comprender la actualidad en Argentina, no solo desde una dimensión económica, sino también política. Es un análisis profundo, riguroso y a la vez accesible, que pone en cuestión al saber económico como un lenguaje accesible a unos pocos expertos. Los trabajos aquí presentados muestran con claridad que “lo económico” no es un ámbito desincrustado del resto de la vida social, cultural, política; que no se trata de un ámbito autónomo e independiente, regido por sus propias leyes inmutables. El inicio del prólogo nos indica: “La problemática de la deuda externa y la fuga de capitales locales al exterior han signado, de una forma u otra, el comportamiento económico, social y político de las últimas cuatro décadas en nuestro país”.

El texto está estructurado en seis capítulos que siguen una línea cronológica y tienen como clave de análisis al sistema financiero como eje ordenador de las relaciones económico-políticas. La categoría central en estas investigaciones es la de régimen de acumulación, cuya potencia analítica radica en que permite discernir estrategias de acumulación y proyectos hegemónicos en períodos específicos del desarrollo histórico. Esta categoría nos posibilita establecer la articulación entre, por un lado, las variables económicas y la estructura económica que se conforma como resultado de luchas políticas y sociales; por otro, la forma de Estado y la hegemonía política; y, finalmente, identifica y analiza la composición de bloques de clases que devienen dominantes e imponen un sendero de acumulación acorde a sus intereses.

A través del recorrido que realizan los autores es posible advertir los diferentes bloques de poder que juegan un papel central en el devenir del régimen de acumulación, así como las transformaciones de las formas del Estado que se expresan, entre otras cosas, en sus intelectuales orgánicos y los lugares que ocupan en las esferas de decisión política.

Reviste particular interés  la relación entre el primer capítulo que analiza la deuda externa y la fuga de capitales entre 1976 y 2001 y el último capítulo que se concentra en la primera etapa del gobierno de Macri. En estos trabajos se analiza el inicio de este régimen de acumulación por valorización financiera con la dictadura cívico-militar y su profundización con el gobierno de la alianza Cambiemos. Sin embargo y tal como nos advierte Eduardo Basualdo, no es acertado  analizar las diferentes etapas como “una réplica” de otros momentos. Sería equivocado plantear que la dictadura, los 90 y este gobierno “son lo mismo”, es necesario, y este libro lo hace, mostrar las características propias de la dinámica de acumulación de cada etapa sin dejar de inscribir esa dinámica en un proceso histórico que debe tomar en consideración no solo las especificidades de nuestro país, sino también los condicionantes que tienen las economías dependientes en el marco de los procesos de acumulación del capitalismo global.

Desde 1976 Argentina tomó deuda con un objetivo prioritario: favorecer la fuga de capitales de los grandes conglomerados económicos. La relación directa entre deuda y fuga es lo que atraviesa a todos los capítulos que analizan diferentes momentos de los últimos 40 años. Mostrar esa relación e identificar las características propias de cada período es lo que logra hacer con solidez este equipo de investigadores del Área de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales encabezado por Eduardo Basualdo.

Es con la dictadura cívico-militar, sostienen Basualdo y Bona, que se produce un cambio del patrón de acumulación de capital que interrumpe la segunda etapa de industrialización por sustitución de importaciones. Este proceso, según los autores, se basó en una profunda reorganización productiva a nivel internacional que acabó con la fase económica y social surgida con la posguerra. Se destaca el aumento de la integración productiva a escala mundial debido a la expansión de la inversión extranjera canalizada a través de las trasnacionales, cuyos alcances se subordinaron al peso de la internacionalización financiera a niveles inéditos: “El sector financiero absorbe y asigna el excedente económico y produce cambios revolucionarios en el comportamiento de las grandes firmas y la economía en su conjunto”.

Esta interrupción forzada del proceso de industrialización se impone con represión y disciplinamiento social y con medidas que producen una profunda regresividad  socio-económica. La deuda externa, sostienen los investigadores, dejó de ser una manera de financiar la expansión de actividades productivas y “pasó a vincularse a la apropiación de una enorme renta financiera: las fracciones del capital dominante contrajeron deuda externa y colocaron esos recursos en activos financieros en el mercado interno (títulos, bonos, depósitos) para obtener un excedente a partir de la diferencia entre la tasa de interés local e internacional y luego fugarlos al exterior”.

Es de fundamental importancia subrayar en este análisis la necesidad de indagar sobre la naturaleza y características del estado que posibilitó esto, por ejemplo con la sanción de la Ley de Reforma Financiera en 1977, el papel central en la fijación del nivel de las tasas de interés y la facilitación de la fuga de capitales al proveer las divisas necesarias a través del endeudamiento externo. En suma, una completa subordinación de la dinámica estatal a los intereses de algunos grupos económicos.

Resulta imprescindible analizar, también los destacan los autores, que ese excedente que comienza a circular en el sistema financiero no surge de la expansión económica sino por la regresiva redistribución del ingreso: los salarios reales sufren una caída del 40% en los dos primeros años de la dictadura, lo que ocasiona una marcada reducción de la participación de los asalariados en el ingreso nacional que va del 45% al 30%. En la década de los 90, dicho excedente se generó, fundamentalmente, a partir del profundo aumento de la desocupación.

Con este marco de análisis podemos observar que tanto la deuda externa como los procesos de redistribución regresiva del ingreso, esto es, redistribución en contra de los trabajadores, no son efectos “no deseados” de políticas económicas implementadas de manera ineficiente o tienen como causa el gasto excesivo del estado, las llamadas “políticas populistas” o los procesos de  corrupción, tan destacados por los organismos internacionales vinculados al desarrollo económico. Resultan ser una condición para la implementación de un régimen de acumulación por valorización financiera que requiere que el eje ordenador de las relaciones económicas y también políticas lo constituya el sistema financiero y no el productivo. El aumento de la pobreza y la indigencia son el correlato de este proceso; la represión y el disciplinamiento social y político, así como la reforma laboral, son requisitos ineludibles para consolidar esta dinámica de acumulación que excluye a amplios sectores de la población de la vida social, política, económica y cultural del país.

En los capítulos 3, 4 y 5, Manzanelli, Basualdo, Wainer, Bona  y Barrera,  hacen una revisión del “ciclo de los gobiernos kirchneristas” analizando los aspectos económicos, políticos y sociales de estos gobiernos. Sostienen los autores que la primera etapa se centró en la “cuestión nacional”: se impulsó el crecimiento de la economía real, dejando en un segundo plano la valorización financiera. Se encaró con éxito un canje de la deuda externa con una quita inédita de capital e intereses. Esto estuvo acompañado por medidas que permitieron mejorar la participación de los trabajadores en el ingreso y por lo tanto redujeron significativamente la pobreza y la indigencia.

 

La segunda etapa de este ciclo se centró en la “cuestión nacional y popular”: el gobierno profundizó la participación estatal y la defensa de los intereses de los trabajadores, que dio inicio a “un conflicto social de magnitud con ciertos sectores dominantes. Los procesos inflacionarios hay que analizarlos en este marco: expresaron la pugna entre las distintas fracciones del capital por apropiarse y recuperar el excedente que perdieron por el avance de la participación de los trabajadores”.

De la lectura de estos capítulos puede inferirse que a partir de la aplicación de numerosas medidas económicas y sociales se abrió otra dinámica del proceso de acumulación, no se logró dejar atrás la valorización financiera. Asunto que debe seguir siendo objeto de investigación por las implicancias teóricas, sociales y políticas que tiene para nuestro pueblo.

El libro finaliza con un capítulo de suma importancia y actualidad, escrito por Pablo Manzanelli, Mariana González y  Basualdo, que lleva por título “La primera etapa del gobierno de Cambiemos”, etapa que aún está en marcha. En él se destaca que se produjo una “profunda mutación del régimen de acumulación”, cuyos objetivos son “asegurar el funcionamiento estatal mediante un masivo endeudamiento externo”, pero también “garantizarle al capital oligopólico una mayor tasa de ganancia mediante la valorización financiera, tanto externa como interna”. Solo en 2016, se fugaron del país 11.666 millones de dólares. Durante el primer año de Cambiemos la deuda externa creció 43 mil millones de dólares, más del doble de la deuda contraída por el gobierno nacional cuando llegó a su auge histórico, durante la Guerra de Malvinas.

En este último capítulo los autores analizan el impacto de las políticas actuales no solo sobre la relación entre capital y trabajo sino también entre las distintas fracciones del capital. Se indaga la manera en que está conformado el bloque de poder que ejerce la conducción del proceso político, económico y social que reemplazó al gobierno nacional y popular de Cristina Kirchner. Analizan los intelectuales orgánicos que cumplen funciones en el gobierno, tomando en consideración la distribución de los funcionarios de acuerdo con su procedencia laboral. Se destaca que casi el 40% tiene una procedencia que representa directamente al capital, sobre todo los bancos internacionales y empresas extranjeras: JP Morgan, Shell, HSBC, Telecom, Pan American Energy, DirectTV, Techint, entre otras. Un 33,7% son funcionarios que provienen de sectores indirectamente vinculados al capital: cámaras empresariales, fundaciones y consultoras y estudios jurídicos, contables y financieras.

De este análisis resulta contundente la preponderancia de quiénes están al mando de la conducción del Estado: ya no se trata de grupos terratenientes y de capitales locales, sino de otro sector del bloque dominante que es el constituido por el capital financiero internacional. Estamos en presencia de algo inédito en la historia argentina, porque nunca antes se había desdibujado con tanta nitidez los contornos que separan, por lo menos en apariencia,  el estado y el mercado.

La conclusión a la que arribamos luego de la lectura de estos estudios es esclarecedora y fundamental. La deuda externa es una herramienta destinada a facilitar los negocios financieros de los grandes grupos económicos, cuya cara visible es la fuga de capital. Existe una relación directa entre deuda y fuga, y, como hemos mostrado luego de la lectura de este texto, también hay una relación directa entre este proceso y la exclusión social.

Los condicionantes económicos de los procesos políticos latinoamericanos, tanto en las dictaduras, en las transiciones a la democracia de los 80, las reformas estructurales de corte neoliberal de los 90, así como la visibilización de los grupos de poder económicos que confrontaron de modo directo con los diversos proyectos nacionales-populares en nuestra región en los últimos años -en complicidad con los medios de comunicación corporativos y la justicia-, nos obliga a centrar la mirada en un aspecto fundamental para toda construcción de una democracia en serio: la dimensión económica. Esto hace imprescindible la lectura de Endeudar y fugar. Sin duda dentro del conjunto de preocupaciones que tenemos como sociedad debemos intentar reflexionar también con y contra las categorías de la economía política, solo así será posible avanzar en la construcción de un proyecto colectivo nacional popular y regional.

Por Silvia Morón
Profesora titular de la cátedra de Economía Política de la Escuela de Historia de la FFyH

Fotos: Irina Morán


El 11 de octubre en el Sindicado de Luz y Fuerza se llevó a cabo la presentación del libro «Endeudar y Fugar. Un análisis de la historia económica argentina de Martínez de Hoz a Macri«, a cargo de Pablo Manzanelli, uno de los autores del libro, Silvia Morón y Pablo Carro (Docente y Secretario General de la CTA Córdoba). Este libro, editado por Eduardo Basualdo, reúne artículos de Mariano Barrera, Leandro Bona, Mariana Gonzáles, Andres Wainer y Pablo Manzanelli.

La actividad fue organizada por la Escuela de Formación Política «Obregón Cano» y la Secretaría de Derechos Humanos del Sindicado de Luz y Fuerza, con la participación de la FFyH.