Con el objetivo de visibilizar la situación de lxs 27 estudiantes de la UNC procesadxs por la ocupación del Pabellón Argentina en defensa de la educación pública en 2018, el 1º de julio se llevó a cabo el segundo encuentro del ciclo de conversatorios contra la judicialización de la protesta estudiantil. “Criminalización de la protesta y vulneración de la democracia universitaria” fue el título del panel, en el que participaron Rosario Badano, María Pía López, Nora Cortiñas y Ana Mohaded.
El primer conversatorio del ciclo convocado por el Consejo Directivo y el Programa de DD.HH. de la Facultad de Filosofía y Humanidades se tituló «La toma del Pabellón Argentina, el proceso judicial hoy”, y se realizó el miércoles 5 de mayo con la participación de la Decana Flavia Dezzutto, el abogado militante de Derechos Humanos, Carlos Orzacoa, algunxs de lxs estudiantes procesadxs y Francisca Mattoni, en representación de la Secretaría General de la FUC.
Así que el segundo encuentro fue organizado con el objetivo de visibilizar y dar a conocer más allá de Córdoba la situación de lxs 27 estudiantes de la UNC que están procesadxs por la Justicia Federal a raíz de la toma pacífica del Rectorado en 2018, llevada a cabo en el marco de un proceso de lucha en defensa de la educación pública frente a los recortes presupuestarios realizados por el entonces gobierno de Mauricio Macri. Por ese motivo, se invitó a referentes intelectuales, del campo de los derechos humanos y la academia para conversar sobre las circunstancias que atraviesan estxs estudiantes.
El conversatorio “Criminalización de la protesta y vulneración de la democracia universitaria” se realizó el jueves 1º de julio de manera virtual y participaron Rosario Badano, de la Red Interuniversitaria de Derechos Humanos del CIN; la socióloga y escritora María Pía López, también docente de la UBA y la Universidad Nacional General Sarmiento; Ana Mohaded, Decana de la Facultad de Artes de la UNC y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y símbolo de la lucha por los derechos humanos en nuestro país. Además, estuvo coordinado por César Marchesino del Programa de Derechos Humanos de la FFyH y María Martinez, secretaria de Asuntos Estudiantiles.
Antes de que arrancaran las invitadas, la Decana de la Facultad, Flavia Dezzutto, resaltó que esta actividad “se inserta en un camino muy largo de lo que no solamente son las luchas universitarias, sino sobre todo las luchas sociales y las luchas políticas”.
“Las luchas que pueden dar cuenta de ese camino que, en el caso de la institución universitaria (vale decir de la universidad pública), ha determinado el modo en el cual esa universidad ha llegado a conquistar derechos, a adquirir una fisonomía que la transforma en una actriz política capaz de libertades, capaz de igualdades y capaz de tener una voz y una presencia pública y no meramente una suerte de esta institución o de nicho menor dentro del esquema del Estado o algún tipo de nicho mercantil dentro del esquema de un estado mercantilizado como fue aquel de 2018 en el cual se dieron estas luchas”, señaló.
Dezzutto destacó también que esas luchas se dieron más allá de la Universidad Nacional de Córdoba y que se extendieron a lo largo y ancho del país, y que no difieren de otras que se adoptaron en diferentes momentos de la historia en que se quisieron hacer recortes presupuestarios en la educación pública.
De hecho, ese año se cumplían 100 años de la Reforma Universitaria y en ese contexto se tomaron varios pabellones de la Universidad Nacional de Córdoba, entre ellos algunos de la Facultad de Filosofía y Humanidades y de la Facultad de Artes, cuya Decana, Ana Mohaded, participaba del conversatorio. Sin embargo, en el único caso que actuó la Justicia Federal fue en la toma del Pabellón Argentina. “Ahora estamos cerca de la elevación a juicio de 27 estudiantes y para nosotros como comunidad universitaria y como comunidad de la Facultad es un hecho de una gravedad enorme, es un hecho que amerita reflexión, acción y palabras claras, que amerita actuar y pensar en este asunto colectivamente”, continuó la Decana de la FFyH.
El neoliberalismo desconoce la otredad
La primera de las invitadas en tomar la palabra fue Rosario Badano, de la Red Interuniversitaria de Derechos Humanos del CIN, quien celebró “poder estar con estas mujeres pensando un rato y tratando de reflexionar juntas”. “Celebrar también estos espacios de reflexión y diálogo para poder narrar de tantas maneras y perspectivas que posibilitan una comprensión más compleja de lo que nos acontece”.
Badano, en su intervención recalcó que después de muchos años, todavía “buscamos ideas y propuestas de cómo hacer una universidad decolonial, inclusiva, feminista, popular, en clave de derechos humanos”. “Desde el advenimiento de la democracia hasta hoy he recorrido distintas instancias académicas y espacios imaginables trabajando para que esas convicciones se puedan concretar”.
Con respecto a la toma del Pabellón Argentina en 2018, subrayó que “no puede ser analizada por fuera del contexto de la lucha socio política en que se realiza, en la secuencia de las 57 tomas universitarias a lo largo y ancho del país. Inscribirla en el contexto permite tomar nota de la densidad de los reclamos en cuanto a la fuerte amenaza de la educación pública”.
Badano también afirmó que la toma del Pabellón es una marca en la historia de la Universidad y con esta situación se quiere marcar quien es el “dueño” de ese hito y de ese espacio público. De aquí se desprende otro punto central: “la criminalización de la protesta estudiantil”. “La criminalización de la protesta nace bajo el signo del neoliberalismo para sofocar reclamos, en los que se intenta falsamente contraponer derechos de propios y extraños. El neoliberalismo exacerbado anula y desconoce la otredad, no la soporta”.
“Decididamente estamos ante la vulneración del derecho a la protesta, que está prevista en nuestra Constitución. Nuestra memoria histórica remite a la ocupación del espacio público como una interpelación al poder. La expresión en las calles es una manera en que nuestro país habla, se pronuncia, interpela, lucha. No es algo extraño, es parte de nuestra identidad. Protestar, manifestarse, es un componente básico de la democracia que involucra derechos fundamentales como a peticionar a las autoridades y expresarse con libertad. Los logros y conquistas en nuestro país están asociados a la acción de la calle”, completó Badano.
Dijo también que en este caso, la criminalización y judicialización de la protesta tiene un carácter “disciplinador” y que esxs 27 estudiantes “son elegidos como muestra” “Seleccionador y arbitrario el número y los nombres. Individuos aislados de un cuerpo colectivo. Esta individuación rompe con la solidaridad orgánica que implica el movimiento estudiantil, fragmenta el sujeto político del movimiento estudiantil” para que parezca un “problema de particulares”.
Garantizar el derecho a la protesta en la universidad sin criminalización
A continuación siguió Ana Mohaded. De reconocida trayectoria en los movimientos de Derechos Humanos de Córdoba, la Decana de la Facultad de Artes reconoció que este tipo de intervenciones de la Justicia la “interpelan” en su fuero íntimo. “Las situaciones en las cuales hay conflictos, tensiones, luchas y la intervención de la justicia en relación a esas luchas siempre me interpelan, me interpelan en la universidad y me interpelan en la vida, porque también estuve presa durante la dictadura”.
Luego, Mohaded se refirió a la autonomía universitaria como “un espacio de disputa permanente” y que también fue “un espacio de violentación también permanente” en todas las dictaduras. “Siempre hubo que recuperarla poniendo el cuerpo y luchando por ello”, resaltó.
En el marco del conflicto universitario de 2018, Mohaded fue una de las autoridades que participó activamente para que el levantamiento de la toma se realice pacíficamente, sin represión y con garantías para lxs estudiantes, que luego fueron vulneradas por la Justicia Federal. “Hubo una apuesta desde un sector importante de la universidad a que el conflicto se resolviera en términos de diálogo, a que la universidad garantizara que el derecho a la protesta esté planteando. Incluso una conexión permanente con los estudiantes que estaban en la toma para poder recoger sus demandas y revisar cuáles eran las cuestiones que estaban planteando para ir asumiendo una dinámica de resolución dialogada del conflicto, y me parece que eso es lo que para nosotros sigue siendo la base de una respuesta democrática de la universidad”.
“Es un deber de la universidad y del espacio democrático de la universidad de reclamar la necesidad de garantizar espacios en los cuales la protesta tenga un lugar sin judicialización, sin criminalización, y eso para nosotros es un deber y un derecho a trabajar dentro de la universidad. Esa vulneración y esa interpretación respecto de que esta norma no debe violentarse en la universidad es una garantía, no sólo en relación a los 27 imputados, sino que es una garantía en relación a la universidad toda y su vida democrática”, concluyó Mohaded.
La universidad como zona de conflicto
A su turno, la socióloga y escritora María Pía López recordó que en 2018 se dieron muchísimas movilizaciones en defensa de la universidad pública y gratuita en distintos lugares del país. En ese marco, dijo que las tomas fueron también “parte de una defensa de algo que para muchos y muchas de nosotras es un dispositivo democrático fundamental y un dispositivo de justicia social en la Argentina que son las universidades públicas”.
“En ese momento, gran parte de las luchas que dimos desde las universidades públicas fueron luchas fuertemente defensivas. Es decir, la toma se inscribe en un proceso con todos los conflictos que implica de defensa general del estado de la universidad pública, que diría que tiene tres momentos fundamentales en Argentina en términos de ampliación de derechos: uno de esos momentos es por supuesto la Reforma del 18, la segunda instancia de fuerte democratización me parece que tiene que ver con la gratuidad durante el primer peronismo y la tercera en la ampliación extraordinaria del sistema universitario argentino, que se da antes de la primera década del siglo XXI. Me parece que esos tres momentos son claves porque lo que sucede en cada uno de ellos es que se abren las puertas de la universidad pública”, prosiguió la ex directora del Museo del Libro en la Biblioteca Nacional hasta 2015.
En ese sentido, destacó: “Me parece que cuando se ataca el presupuesto de nuestras universidades públicas también se ataca ese corazón democrático. Por eso decía que es el de la justicia social. Permitir que una hija y un hijo de obreros puedan hacer estudios universitarios en el país es un núcleo muy potente para pensar. Uno de los hilos interesantes e igualitarios que tiene la Argentina es ese”.
Esta situación que se dio en 2018, durante el centenario de la Reforma Universitaria, es paradójica y para López, “la memoria es muy compleja”. “Aún quienes intenten recuperar esa memoria del modo de legitimación desde posiciones de poder anti igualitaristas o conservadoras, iconográficamente la construcción en la memoria sigue siendo la de unos estudiantes subidos a un techo, que además rompieron bastante dentro del edificio tomado y que los seguimos considerando, de algún modo, héroes de la universidad pública argentina. Lo que significaba esa lucha anterior era una especie de cofre, una especie de tesoro del cual podríamos sacar hilos para seguir peleando por la ampliación de derechos en el presente y no una forma sacralizada de liturgia de algo que sólo deberíamos respetar”.
Para finalizar, María Pía retomó el concepto de Mohaded sobre que la universidad es “siempre un disputa” o una “zona de conflictos”. “Algo que hacemos en la universidad es transitar el conflicto, yo diría que eso es lo que nos define. Los modos de hacer política adentro de una universidad nos da marcos para ejercer el conflicto, y transitar los conflictos con que hacen a la propia heterogeneidad de la vida universitaria, de los actores y actrices que entramos allí. Por eso, diría que la posición desde la paz y de la lógica más universitaria es transitar el conflicto, agenciarlo y saber que cada conflicto puede ser una disputa por la ampliación de derechos”.
La lucha de las Madres como ejemplo
Finalmente, Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, se dirigió a las numerosas personas que seguían la transmisión en vivo por YouTube y a las otras interlocutoras, quienes esperaban su palabra como un faro, esa luz que irradian las Madres y que guían a lxs que escuchan en tiempos de oscuridad.
En una breve pero firme alocución, Norita brindó su apoyo a lxs 27 estudiantes procesadxs y se refirió a esta situación, dándoles fuerza para afrontar este injusto proceso judicial: “La transformación en la educación universitaria tiene que ver con luchas populares que llevan muchos años. Hay que crear, inventar de qué manera peleamos, de qué manera nos ponemos como vanguardia y mostramos que Argentina no se queda atrás”.
Por Pablo Giordana