Celebrar al Hotel Viña de Italia

“Dime algo cariñoso” es un recorrido por historias del Hotel Viña de Italia y sus alrededores a través de narraciones, fotografías, canciones y objetos. Este proyecto de la Escuela Superior de Colegio “Manuel Belgrano” y la Facultad de Filosofía y Humanidades, resultó ganador de la convocatoria Gestión de Actividades Artísticas y Culturales 2023 que Cultura de la UNC impulsó junto a la Mesa Permanente de Colectividades de la Secretaría de Extensión Universitaria. En esta nota, Jimena Garrido nos cuenta sobre la actividad que se presentó el 28 de octubre  en la Estación Mitre.

Dime algo cariñoso es el título de una canción que recordó una de las protagonistas del hotel, cuando le preguntamos cuáles sonidos asociaban al hotel. La canción demanda cariño, nuestras palabras intentan dar respuesta a ese pedido, continuamos una ofrenda de palabras con amabilidad, ‘cual canción sin fin’. Trabajar con cariño no es fácil, implica desafíos”, relata Jimena Garrido (Ieni Poett), directora del proyecto “Dime algo cariñoso”, y codirigido por Cristina Smargiassi, que se presentó el 28 de octubre de 2023 en la Estación Mitre.

Se trata de un recorrido por historias del Hotel Viña de Italia y sus alrededores a través de narraciones, fotografías, canciones y objetos, que se compuso a partir de un trabajo conjunto: realización de entrevistas y escrituras (Yeni Poett, Mariela Chervin y María Lucía Tamagnini); curaduría, digitalización y audiovisuales (Ana Cristina Smargiassi); instalaciones (Lorena Stricker) y producción general (Inés Ruiz, desde la Biblioteca Juana Manuela).

Las voces protagónicas son de Elena Ana María Oberti Tosco, Inés María Ruiz Oberti, Ana Esther Ruiz Oberti, Mónica Beatriz Casanelli Oberti, Susana Elena Ruiz Oberti, Nélida Felisa Oberti Boggione, junto a María Soledad Sassola y Ana María Calsina.

Como artistas invitades participaron Esteban Costilla Rossi en edición de audio y sonido, Daniel Marín en artes plásticas, Luciana Maltez como actriz, Cuqui en Tarot, Lucrecia Ortiz en piano y Julia Montich en fotografía.

“Como método de creación usamos la técnica de hilar los materiales que nos llegan, con la premisa de la permacultura de transformar lo disponible, no buscamos tener ideas, dejamos que nos lleguen los sonidos de una canción sin fin para seguir a tono, con cariño y singularidad. Abrimos cajas y valijas, compostamos con la ilusión de que la ternura es un camino pa recuperar terras dañadas y alivianar tempos cruentos de imaginaciones bélicas”, continúa Garrido.

Labrar un tiempo cariñoso, tal vez sin tanta cotidiana premura y pretensión;

Enlazar manos, mezclarnos en la recreación de universos comunes y hacernos amigues;

Abrazar un lugar con cariño, pedirle permiso para entrar, dejarle regalos;

Escoger palabras dulces o picantes y pensar narrativas inquietantes repletas de flores que nos despierten con su perfume;

Atender los detalles: el borde del sello, la cigüeña en la fuente, la caligrafía y tinta del recibo, dar lugar para que se luzcan;

Abandonar lo que queríamos decir arrastradas por el delirio de un piano y  un sol.

  • ¿Qué sucedió en la Estación Mitre?

El evento comenzó con el robo de dos valijas en las afueras del salón de eventos, una danza en la puerta de ingreso a los andenes y un ventoso recorrido guiado desde la explanada de la Estación Mitre, por emblemas del barrio (el Parque Sarmiento, Las Adoratrices, el Hospital e Iglesia San Roque, la Terminal de Ómnibus ex predio del Hospital Rawson, Molinos Río de la Plata, El Panal, el río Suquía y la Estación Ferroviaria). Luego de esta bienvenida de cara al barrio, el público ingresó al salón, una joya arquitectónica del estilo neoclásico, para recorrer instalaciones con mapas, objetos, documentos, fotografías que nos trasladaron por cien años de historias. Más tarde, se convidó a lxs visitantxs a compartir una conferencia polifónica con piano. El final fue un brindis con uvas.

Ofrecimos una historia hecha de retazos, palabras que cosemos como aquellos vestidos que María Tosco aprendió a hacer en la escuela.

María, mi mamá, trabajó siempre en el campo, ayudando a su familia, hacían la escuela y aprendieron a coser. A Rosita y a Ida les hizo el traje de novia. A Estela y a mí ya no. Yo no me casé con traje de novia ni nada. No podía irme a vivir a una pieza en Alemania y darme el lujo ese (Elena O.).

A veces me cosía un vestido mi abuela, me gustaba, de esos vestiditos que tienen el talle medio alto, telas escocesas, más bien oscuras, un escosés con rojo, verde, marrón. Y después los disfraces, a mí me cosió el de caperucita y a mi hermano el de mariposa, para carnaval (Susana R.).

  • ¿Cuál es el origen del hotel Viña de Italia?

Leyendo los documentos encontramos que Sebastián Oberti compra en 1921 una propiedad que parece ya funcionaba como pensión: Esta propiedad tiene como mejoras una casa habitación compuesta por once piezas, de material cocido, asentadas en cal y arena, techos de zinc y bovedilla. Corresponde este inmueble a la sucesión por compra que durante la sociedad conyugal hizo don Sebastián Oberti a Don Rafael Luchi, en 1921.

En 1927: se pacta la sociedad comercial Viña de Italia para el rubro restaurante: Que por documento privado de fecha 1ro de octubre de 1927, otorgado en la ciudad de Córdoba, celebraron un contrato de locación comercial para negociar en los ramos de restaurant, estableciendo al efecto el denominado “La Viña de Italia 

A partir de estos hitos inaugurales, el encuentro propuso pasear por la centenaria historia del hotel, narrando algunos de sus momentos:

  • la llegada y el hotel primitivo, desde 1920 a 1932;
  • la reforma y el esplendor de La Viña, desde 1933 a 1962;
  • el juego y la caída, desde 963 a 1969;
  • el resurgimiento y la prosperidad, desde 1970 a la actualidad.

Lo primero es el agua, las estelas que el barco provoca. Las voces que se dibujan y funden en mar, un arte efímero. ¿Qué sonido hace una Estela? La calle San Jerónimo nace en el río y nosotras sirenas cantamos .

  • ¿Cuándo te diste cuenta que se podía hacer un proyecto cultural con la historia del hotel?

Las historias que alimentaban la mesa de familia los domingos de infancia, tenían el sabor de los ravioles cocinados por la abuela Estela Italia Oberti Pollano, y tenían el sonido que salía sobre todo de la boca de ese gran narrador que fue el abuelo César, un orguioso crioio bisnieto de Justo José de Urquiza, quien fuera estanciero, presidente de la Confederación Argentina y uno de los inversores del ferrocarril que alimentó con sus pasajeros el hotel que hoy nos reúne .

Cuando salgo del internado, me dice la Nely: la estela está de novia, ya te va a decir a una determinada hora que la acompañes a caminar, para que la acompañes con el novio. Así efectivamente fue.

El Cesar era tan especial, me regalaba una tableta de chocolate con maní, de Nestlé, exquisita, la comía sola, ni les invitaba.

Ellos charlaban juntos y yo al lado de la Estela. Tu abuelo estaba en el Normal Superior de Profesor de Matemática, mientras estudiaba ingeniería. Estela estudió Cs Naturales, pero como no nos dejaba trabajar el abuelo, ayudaba en el hotel.

Él vivía a media cuadra por la calle Balcarce, alquilaban la casa con otros muchachos, ahí estaba el que había puesto la ley de educación libre o laica, era de Gualeguaychú, socialista o del PC. Salía con la Ida Chita.

Después yo no estuve más interna y salía con ellos todas las noches. Salíamos antes de cenar. A la hora de la cena, él la esperaba en la esquina, porque ella trabajaba, hacía las cuentas de los clientes que se habían ido o que iban a comer. Después volvíamos a salir y caminábamos por la Balcarce, ida y vuelta.

Escuchamos las Estelas de la historia, ese rastro silencioso que trae palabras, a veces más beias que el silencio.  Palabras que se dibujan en el agua, unas tras otra, de boca en boca, y nos llegan con forma de mariposas, rezos, vendavales.

A principios de este año cuando la tía Elenita organizaba la celebración de sus 90 años, Inés pensó en el tan querido hotel que la vio nacer y vivir durante 3 décadas. Los muebles y ánimas cambian y aquellas constelaciones vividas décadas atrás reverberan en nuevas figuras:

Entramos al hotel después de mucho tiempo, luego de conversar con la gente del bar para hacer el cumple ahí, nos asomamos al cuarto de la administración para ver si aún estaba la máquina registradora. Una mujer nos preguntó qué estábamos procurando, era Ana María. En aquella conversación se organizó la fiesta de Elenita y se afirmó este proyecto para trazar historias del viña que hoy compartimos (Inés R.).

La lectura astral de Cuqui también señala a Quirón en Tauro como otro protagonista en el surgimiento del proyecto. El Quirón del 13/5/1929 (fecha de renacimientos pa el hotel), y el quirón del 13/5/1980 (fecha de mi renacimiento personal), que además roza la luna y deja entremanos la tarea de mutar energías transgeneracionales.

  • ¿Cómo fue el proceso de convertir una historia familiar en este proyecto?

Una historia suena, capta la atención, conversamos. Extendemos un murmullo.

Esta vez escuchamos a las mujeres de las familias que administraban, eran propietarias y habitaban el hotel.

Un coro polifónico, nos sumamos, con estas enredadas letras.

¿Qué historia te llevás?

¿Vos también viajaste en barco?

¿Qué es lo primero que ponés en una valija?

¿Cómo atesorar una historia?

¿Cómo dejarla escapar para volver a contarla otra vez, para que el susurro que nos envuelve y sostiene continue?

¿Quién se fue?

A la vera del río los ruidos del tren, antes los pájaros  y pumas, antes puentes y vallas.

¿Cuál mapa?

¿Qué canción sigue sonando?

Si las paredes hablaran ¿qué dirían?

¿Podés escucharlos?

Para contar una buena historia hay que aprender a escucharlas (Benji), imitar cómo se mueven los labios y las manos. Voces trans indígenas afrocentradas irrumpen en la historiografía nacional, cómo acompañar esta danza para escuchar silbidos, cómo volver a narrar tantas tanas al son de este despertar, cómo contar historias para decir algo cariñoso, reparador.

Para contar buenas historias podemos recolectarlas en una canasta (Ursu), después escardarlas, ponerlas al sol y volverlas a armar (como hacían con los colchones del viejo hotel), rearmar las historias bien mullidas, para que también podamos descansar en ellas. Los cuentos, las canciones, circulan, se repiten, el tren vuelve a partir.

  • ¿Por qué eligieron el nombre de la canción de Luis Aguilé como título de la actividad?

Cuando Cuqui tiró el tarot a la performance nos dijo que teníamos que enredarnos en arreglos florales, fuimos a recolectar en los montes cercanos para no acudir a la industria extractiva y conseguimos, a pesar de la sequía, lindas apariciones. En una casual visita al cementerio San Jerónimo, en un puesto de flores una señora nos ofreció un ramo que también incorporamos. Ella nos contó que los campos de cultivo de flor en Córdoba hoy están ocupados por barrios cerrados y las que llegan vienen desde Bs As. ¿Cómo hacer un ramo cariñoso?

Los afectos aprendidos pueden modificarse con reflexividad, lo encarnado precisa muchas repeticiones para alterar  sentires, esperamos aparezcan otras performances cariñosas y que el cariño pueda pensarse como metodología también 🙂

  • Más allá del rescate emotivo por tu relación con las personas que fueron dueñas del hotel, ¿crees que esto también sirve para revalorizar un edificio o una zona estuvo mucho tiempo olvidada?

El proyecto que abraza las historias del Viña enlazado a otros íconos del barrio,  se integra al impulso de quienes se involucran en la zona para valorar edificios emblemáticos,  espacios verdes comunes y para contribuir al bienestar de quienes hoy habitan aquí. Hay deterioros contrastantes con las grandes inversiones gubernamentales que en los últimos años se realizaron a pocos metros como el panal, la ciclovía área y la legislatura.

Hacemos parches de historias y bosques, hacia una ciudad compartida y con lindos aires. Trazamos historias del Viña con relatos de mujeres que lo habitaron y administraron y con documentos que ellas atesoraron.  Invitamos a profundizar estas historias escuchando voces de trabajadores, huéspedes, comerciantes y amigues del hotel, que esta vez  no pudimos escuchar. Tiramos un hilo para tejer la historia del centro viejo de la ciudad y para que el río resuene.

La abuela Estela tenía máquina de coser y nos hacía algunas ropas. Repetimos el gesto y cosemos palabras en un canto, con ritmos, alzas, caídas, firuletes, inspiradas en lo que nos contaron con tanta sensibilidad. Volvemos a narrar, la historia de una ciudad de Córdoba, de un río suquía, de una familia oberti, del barrio centro, de un flan, una soda y una manteca, de una casa viña, de una industria viña, de muchas casas, de una iglesia, una sinagoga, un sol y una mezquita, de mozos y mucamas como sostén, de las amigas que nos reunimos a recrear juntas una historia común y públik, con educación y ciencias públicas, de un señor que criaba palomas mensajeras en un altillo y que aparecía de repente pa ver lo que sucedía en detalle y así poder contarlo. También taba la historia de la que contaba la historia del encargado de contar. Así se empujaban y salían a andar las historias, acompañadas, porque solas no podían. Los cuentos salían a pasear al azar, como en un juego de cartas, pa disfrutar las mieles de la dolce far niente y pa que las mariposas bailen en la caie.

En el marco del proyecto, se elaboró un archivo con entrevistas, documentos y fotos que se pueden ver aquí:  https://drive.google.com/drive/folders/1IIjpsTa2fgzI7f4PXDVBDyfwCi53gpqs

Por Pablo Giordana
Fotografías: Julia Montich

Acompañan:

  • Proyecto Culturas memoriales en la historia reciente local. Representaciones, sentires, prácticas. Área: Historia. CIFFyH. UNC.
  • Programa «Subjetividades y Sujeciones Contemporáneas». CIFFyH. UNC.
  • Proyecto de Extensión «Aportes etnográficos para la consolidación de personerías socio-político-culturales de colectivos artivistas». Facultad de Artes, Secretaría de Extensión Universitaria, UNC.

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